PENSAMIENTO CRITICO VIRTUAL No 2,
Semana, 21-27 mayo 2006
Director: Humberto Vélez Ramírez Codirector: Gabriel Ruiz,
humbertovelez@andinet.com gaboruizar@hotmail.com,
http://ecopais-atisbos.blogspot.com/2006/05/pensamiento-critico-virtual-no.html
Director: Humberto Vélez Ramírez Codirector: Gabriel Ruiz,
humbertovelez@andinet.com gaboruizar@hotmail.com,
http://ecopais-atisbos.blogspot.com/2006/05/pensamiento-critico-virtual-no.html
TEMAS
Paredes Alcibíades, Profesor Universidad Santiago “Votar en Conciencia por la Paz”, en, ATALAYA, No 130, mayo 13/ 2006, asisi50@hotmail.com,
Alejo Vargas, Director del Programa de Ciencia política de la Universidad Nacional, “Caudillismo, Presidencialismo y Efecto Teflón”, en, El País, Cali, http://elpais-cali.terra.com.co/historico/may32006/OPN/opi6.html, crvargas@andinet.com ,
Francisco Vignolo, Profesor de Historia de la Universidad Nacional, “Muerte accidental de un Profesor Comunista“ , en, Actualidad Colombiana, No 429, mayo 15 a mayo 30 , www.actualidadcolombiana.org
Roberto Serpa, Profesor Universitario, “Poder fáctico y Despotismo”, en, osdelgad@urosario.edu.co , Vanguardia liberal , mayo 14 2006 , robserpaf@gmail.com,
Cristina Castro, Estudiante Universitaria, “Uribe y el Universitario”, en, Semana.com, 14 mayo 2006,
Rafael Rincón, Director del Consultorio de Derecho y Gobernabilidad HABEASCORPUS, "EL PASADO COMO FUTURO", EN,EL YESQUERO NO 8. Columna de Análisis y Crítica política, Medellin, 9 de marzo de 2006
Roberto Jesús Camargo Payares; EL PAIS DE LOS FAVORES. Director: PUBLIENSAYOS.COM
Roberto Jesús Camargo Payares; RAZONES DEL VOTO URIBE. Director: PUBLIENSAYOS.COM
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FRIVOLIDADES
FRIVOLIDADES
Si esto sucede en plena campaña, cuando aún hay apariencias que guardar,
podrán imaginarse cómo será su segundo gobierno
Por Daniel Coronell
podrán imaginarse cómo será su segundo gobierno
Por Daniel Coronell
Cada vez que alguien se atreve a preguntar sobre los posibles nexos del Presidente o de alguno de sus allegados con el narcotráfico y el paramilitarismo, termina señalado, estigmatizado y algunas veces amenazado.
Sus ataques de los últimos días contra el columnista Ramiro Bejarano, contra la revista Cambio y contra SEMANA, confirman la intolerancia del mandatario frente a la prensa independiente.El Presidente cree que la mejor defensa es un buen ataque. Mientras pone en la picota pública a quienes preguntan, evade los cuestionamientos de fondo.
De esta manera la atención se desvía de la responsabilidad de Álvaro Uribe, hacia la pretendida mala intención de quien hace públicas sus dudas.
En sus extensas entrevistas de radio de Semana Santa, el presidente Uribe respondió sólo lo que él quiso, y como él quiso. Con sus "espéreme termino", "propongo que empecemos por esto" o "dejemos así ese tema", eludió con maestría las preguntas incómodas.
Cuando le preguntaron por las conexiones entre narcotraficantes y el DAS, contestó que ha extraditado a 400 a Estados Unidos. ¿Qué tiene que ver? Nada. ¿Cuál es el mérito? Ninguno. Uribe ha extraditado los que le ha pedido la justicia americana -con excepción de los paramilitares- como el gobierno Pastrana envió a los que le pidieron, y sin excepciones.
Cuando le hablaron de los fraudes municipales localizados en la Costa, respondió que el Consejo Electoral y la Registraduría han estado en manos de la oposición. ¿Qué relación tiene eso con jurados comprados en los pueblos, que según uno de los autores, pusieron a votar a los que no fueron a las urnas? Nada.
Gastó mucho tiempo, para asegurarse de que ninguna duda quedara resuelta. Hablando mucho y diciendo nada. Él se preguntaba y él se respondía.
Aprovechó las intervenciones para vender la idea de que de las dos revistas más importantes de Colombia hacen parte de una "maniobra política" en su contra, a un mes y medio de las elecciones.La pugnacidad verbal del jefe de Estado ha ido en ascenso. Se declaró perseguido por un "circulito social" de Bogotá que odia a la gente de la provincia. No menciona que precisamente los miembros de ese "circulito" fueron quienes, hace cuatro años, lo presentaron al país como su redentor.
Tachó a SEMANA de frívola y graciosa. Según su parecer, sólo es profundo quien lo halaga y repite las cifras de su propaganda.
A juicio del Presidente, hacen mal las revistas en preguntar por los recursos oficiales que terminaron beneficiando a los cabecillas paramilitares. No es lícito que investiguen por qué unas personas que figuran en listas negras del DAS, aparecieron asesinadas. Ni sobre las actividades de ese organismo de seguridad en Venezuela.
Tampoco deben indagar sobre la intervención paramilitar en las elecciones parlamentarias y presidenciales del año 2002.
De acuerdo con el Presidente, los medios pretenden sustituir la justicia cuando investigan por ellos mismos los hechos. Deben limitarse a esperar las absoluciones de la Fiscalía, en cabeza de su antiguo viceministro de Justicia.
Absoluciones que ya están en camino, de acuerdo con las primeras señales del vicefiscal Otálora, más preocupado por descalificar al testigo que por investigar las denuncias.
Dice el Presidente que quebranta la Constitución quien publica asuntos incómodos. Que la revista SEMANA debería estar agradecida por sus buenos resultados financieros. Que abusa de la libertad de prensa quien indaga. Que atenta contra el "superior interés nacional" quien plantea dudas. Que se ha puesto en riesgo "la bonanza de confianza" y el futuro económico del país. Que la legitimidad de su gobierno está cuestionada por las publicaciones y no por la probable ocurrencia de los hechos denunciados.
Las críticas a él son críticas a la patria.
Y si esto sucede en plena campaña, cuando aún hay apariencias que guardar, podrán imaginarse cómo será su segundo gobierno.
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CAUDILLISMO, PRESIDENCIALISMO Y "EFECTO TEFLÓN"
Actualidad. Por: Alejo Vargas
EL PAIS (Cali), Mayo 13 de 2006
http://elpais-cali.terra.com.co/historico/may132006/OPN/opi6.html
Una pregunta recurrente entre los analistas se relaciona con las razones que explicarían el denominado ‘efecto teflón’, o dicho de otra manera, ¿por qué la imagen del presidente Uribe no es afectada por hechos que en otras administraciones serían motivo de afectación de la imagen presidencial? Sobre el particular es necesario hacer unas consideraciones más allá de la coyuntura.
Hay una tendencia histórica en Latinoamérica hacia el caudillismo, la búsqueda permanente de un líder o una especie de salvador o Mesías que vaya a solucionar los problemas; por ello la historia de la región está poblada de caudillos de todo tipo –civiles y militares, populistas o autoritarios, de izquierda y de derecha-; esto se acompaña con una débil credibilidad en la organización, entre ellas la partidista –por ello el caudillo no se presenta como representante de ningún partido político-. Esto explica, por lo menos en parte, porque el régimen político presidencialista encaja tan bien en esa tradición política y cultural de la región, por cuanto el presidente, con los extraordinarios poderes de que dispone en este régimen político, es percibido a los ojos de muchos como la concreción del caudillo.
En este sentido Álvaro Uribe va a llenar en buena medida esa expectativa caudillista, pues por su personalidad y estilo político los colombianos lo vieron en el 2002 como quien es capaz de ‘pararle la caña’, como dicen coloquialmente, a la guerrilla, sobretodo después de la fatiga en muchos sectores de la sociedad colombiana por la experiencia del Caguán y la percepción de que no iba para ninguna parte; lo cual hace que se conecte el desencanto con la negociación, y la fatiga con la violencia de los colombianos, con el discurso de mano dura que planteó el candidato Uribe en su campaña. El discurso de la seguridad, con su espectacularidad, apela a la emotividad del votante y no a su racionalidad; un discurso que en lo fundamental tiene como destinataria la clase media, que con frecuencia actúa como anticuerpo frente a ‘elementos extraños’ que puedan poner en cuestión el sistema social. La construcción de la percepción de seguridad va a ser fundamental para que el discurso tenga un correlato de ejecución. Todo lo anterior se fortalece por el contraste con los anteriores primeros mandatarios, con pocas cualidades caudillistas y bajo carisma.
Su estilo de Gobierno, que busca ‘acercarse’ al ciudadano a través de los consejos comunitarios, refuerza la imagen del caudillo aproximándose a su pueblo, utilizando un lenguaje cercano al usado cotidianamente por amplios sectores sociales y esto, sumado a su peculiar manera de enfrentar problemas de manera ‘frentera’, especialmente en lo que toca con las Fuerzas Armadas y la seguridad democrática, tomando decisiones que si bien afectan la institucionalidad, son de buen recibo en sectores sociales, como la destitución de generales –la imagen del Presidente que es capaz de enfrentar a los militares e imponer su autoridad-. Ciertas invocaciones recientes al unanimismo, a sumarse al proyecto del caudillo, tienen también un cierto sabor corporativo.
Adicionalmente ha sido un Presidente consentido por los medios de comunicación, que lo presentan como el líder comprometido que se necesitaba –es funcional para ello el eslogan y la práctica del ‘trabajar, trabajar, trabajar’-.
Todo lo anterior es lo que lleva a construir ese llamado ‘efecto teflón’ que aparentemente protege la imagen positiva del Presidente, a pesar de las crisis o controversias que se generan alrededor de su Gobierno.
Sin duda, más que un ‘efecto teflón’, lo que parece existir es una especie de encantamiento que no es claro hasta cuando resistirá.
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ATALAYA 130
Por Alcibíades Paredes
VOTAR A CONCIENCIA POR LA PAZ
El acto de votar, si se realiza de manera responsable, es una operación complicada. Hay que escoger entre distintos candidatos. Pero lo complicado es, precisamente, esta misma escogencia. ¿Por qué elijo votar por el candidato X, y no por Y? Lo justo sería que cotejara los programas de uno y otro, y decidiera por el que respondiera mejor a mis expectativas. Pero esta es una operación racional compleja. Desde luego, todo ser humano tiene la inteligencia requerida para ello. Solo que en la sociedad capitalista, la enajenación política que en ella impera distorsiona el juicio Las ideologías dominantes – en nuestro caso, el liberalismo y el catolicismo – influyen el voto del ciudadano. Por esto, el interés de las clases dominantes por mantener bajo su control los “aparatos ideológicos del Estado” . En la sociedad contemporánea, el sistema de comunicaciones es decisivo para la formación de la conciencia política. Pensemos en los efectos que produce en las mentes el escuchar, desde las 6 a.m. hasta la 12de la noche, los mensajes reaccionarios de Caracol y RCN. Por algo la burguesía colombiana mantiene el monopolio total sobre el aparato mediático. Pero lo que no puede impedir es la lucha de clases. Y su consecuencia: la formación de una conciencia revolucionaria. De modo que a pesar del férreo despotismo mediático, las pretensiones de imponer un pensamiento único resultan fallidas. Y avanza la penetración de las ideologías democráticas y revolucionarias en las conciencias de cada vez más colombianos. El presidente Uribe, ante el evidente avance del Polo Democrático, saca del basurero de la historia el guiñapo del anticomunismo, con el propósito de detener el ascenso de las izquierdas. Vano y torpe anacronismo, pues la época de las dictaduras reaccionarias ya es pretéritas. Intentar montar en el poder un nuevo Pinochet, sería tan iluso como buscar el restablecimiento de la dictadura del proletariado. La democracia, como elemento dinámico y progresivo es lo que está en el orden del día. Las derechas – lideradas, en Colombia por el presidente Uribe – tratarán de mantener y fortalecer el régimen autoritario imperante. Por su parte, las izquierdas luchan por avanzar a la conquista de más democracia.
En este antagónico contexto se libra la lucha electoral por la presidencia de la República. Los dos campos se encuentran bien delimitados. A la derecha están los que no solo defienden el statu quo, sino que, inclusive, tratan de imponer un gobierno más autoritario y reaccionario. A la izquierda se agrupan los que además de oponerse a las pretensiones uribistas, buscan a través de la transformación democrática de nuestra sociedad, crear otra Colombia con más equidad y menos injusticias. Esto es lo real, que Alvaro Uribe simula desconocer cuando con sobrado cinismo proclama que derechas e izquierdas no existen, y que, por lo menos el se halla por encima de esas distinciones. ¿Cómo la ven? El líder máximo de las derechas del país, autoproclamándose más allá del bien y del mal. El Presidente suele decir muchas tonterías, pero esta es ya una estulticia mayor.
En la contienda electoral se debaten propuestas tendentes a enfrentar cuestiones de primera importancia. Sin duda, en la política colombiana la que podemos denominar cuestión clave tiene que ver con el conflicto armado. Ello porque es la problemática central en torno a la cual giran los demás asuntos. Por ejemplo, está lo relativo a la democracia. La izquierda busca que en esta materia haya un avance significativo. Sin embargo, ¿será posible lograr este objetivo en medio de nuestro conflicto armado? Pensamos que no. Sobre todo porque la misma guerra conlleva medidas antidemocráticas. El “Estatuto de seguridad” que Uribe pretendió imponer contenía normas violatorias de las libertades y derechos. El habeas corpus desaparecía, y en su lugar se entronizaba la más absoluta arbitrariedad de la fuerza pública. Desde luego, un esperpento jurídico de esa naturaleza jamás podría asomar si quiera como proyecto en una sociedad en la que no hubiera conflicto armado. Lo cierto es que la guerra reclama y justifica los atropellos a la democracia. Por esta razón, mientras no le pongamos fin a nuestro conflicto armado, es ilusorio esperar “más democracia”.
Ahora bien, en esta materia hay dos propuestas. La derecha plantea que la solución está en la derrota militar de las guerrillas. Lo que supone intensificar la guerra. Esto implica más gastos militares, más pié de fuerza, más intervención gringa. Más violencia. La política de “Seguridad democrática” consiste, en realidad, en echarle más leña al fuego. La tesis es la de que por esta vía está siendo derrotada la guerrilla. Se dice que sus golpes a la fuerza pública serían sus últimos “aletazos”. Se siembra la ilusión de que gracias a la firmeza de Uribe, la paz está a la vuelta de la esquina. Antes, hasta se ponían plazos, de seis meses, de un año, etc. Todos resultaron ser plazos traicioneros”. El fracaso de esta política los obligó a cierta prudencia. Ya no ponen plazos, pero mantienen viva la ilusión de que con la “seguridad democrática” están avanzando hacia la derrota de la subversión. Por supuesto, estamos ante un sartal de mentiras que se repiten una y otra vez, solo para engañar, para mantener la ilusión de una inminente paz. Lo cierto es que por este camino, tendremos guerra para otros cuarenta años.
Las izquierdas proponen otra vía. La de las negociaciones políticas encaminadas a lograr un acuerdo de paz. No diremos que sea un idílico sendero de rosas. Está lleno de espinas, de dificultades y obstáculos de toda clase. Pero es la única salida. Hay que abandonar los calificativos arbitrarios, que presentan a los alzados en armas como bandas de narcotraficantes y de terroristas. Y hay que verlos como lo que son: guerrilleros que llevan 40 años luchando contra el régimen político, y por una sociedad distinta a la que existe. Por tanto, con ellos hay que conversar, ante todo, de reformas políticas. La agenda común que resultó de las negociaciones del Caguán, en el gobierno de Pastrana, podría ser un buen punto de partida en unas negociaciones con las FARC. Pero pretender que con esta agrupación guerrillera se trataría de lograr su reinserción bajo los auspicios de una “ley de justicia y paz”, es una pretensión idiota, por decir lo menos. Es meter en un mismo costal una agrupación de revolucionarios, y una banda de paramilitares al servicio del régimen. Sería bueno que los que así piensan se bajen de esa nube, y pisen tierra firme. Con las guerrillas, la paz será a otro precio. Tantos años de lucha para salir al mismo llanito, no tendría sentido. Una paz que deje las cosas como están, sería una absurda claudicación. La única paz justa es una paz democrática. ¿Y qué se entiende por tal? Una paz asentada sobre profundas reformas democráticas, que transformen nuestra sociedad. Este presupuesto político de la paz, es necesario que las izquierdas lo comprendan, y lo integren – explícitamente – a su programa político. Sí, somos partidarios de avanzar hacia la paz a través de negociaciones políticas, que abran el camino a profundas reformas democráticas. Así, las guerrillas quedarán integradas al proceso de luchas políticas por la conquista de “más democracia”. Podríamos afirmar que los guerrilleros seguirán librando la lucha democrática, SOLO QUE AHORA DE MANERA PACÍFICA.
En conclusión, el dilema crucial de la política colombiana es este: firmamos un acuerdo político de paz democrática, o prolongamos el conflicto armado indefinidamente. Lo primero es la propuesta de las izquierdas, lo segundo, el proyecto de la derecha uribista. Es un dilema categórico, que no admite esguinces. Salir con la tesis de que la política de “seguridad democrática” sí ha dado buenos resultados, pero que lo que se requiere es complementarla con “inversión social”, es solo una apologética vergonzante de la guerra. El Polo Democrático Alternativo no puede hacerle el juego a estos belicistas camuflados. Su posición tiene que ser clara: estamos contra la guerra, y por un acuerdo político de paz democrática. Es preciso que el pueblo vea en el Polo el partido de la paz.
Nuestro conflicto armado ha producido múltiples efectos negativos. El peor, sin duda, ha sido un desplazamiento masivo de campesinos pobres. Después del Sudán, somos el país con más desplazados en el mundo. Pero en Colombia, esta terrible situación pasa casi inadvertida. Cuando se la ve, será con mirada de caridad cristiana. Pero es obvio que estamos ante un monumental problema político. Los desplazados fueron brutalmente despojados de sus tierras y de sus bienes. Esta terrible circunstancia plantea una cuestión ineludible: ¿esos desplazados perdieron sus derechos patrimoniales, o el Estado está obligado a restablecérselos? Lo primero no tiene cabida en una sociedad jurídicamente organizada. Que la violencia sea fuente de extinción del dominio, es inaceptable. Solo queda, entonces, que el Estado asuma la obligación de restituirles sus derechos. ¿Será que el Estado colombiano está cumpliendo con este deber jurídico. Ni de lejos! El gobierno de Uribe está comprometido en resolverle la situación a los paramilitares “reinsertados”. Para ellos hay muchos programas, y partidas presupuestales. Podemos afirmar que no están abandonados. Inclusive, la ley de “justicia y paz” les garantiza que no tendrán que devolver los bienes que les arrebataron a los campesinos. Paradojas de la política uribista: las víctimas de la violencia, los desplazados, viven en total desamparo oficial, mientras los victimarios, los paramilitares, reciben del Estado toda la atención requerida. Es como si los desplazados estuvieran pagando, en la ciudad por cárcel, una condena, en tanto que los paracos genocidas son generosamente “indemnizados” por las criminales masacres que cometieron.
El Polo Democrático no puede permanecer indiferente ante esta absurda situación. Con mucha decisión tiene que plantear que es punto fundamental de su programa político el asegurar el retorno de los desplazados a sus parcelas, la restitución de sus bienes, y si esto ya no es posible, una justa indemnización. Y, sobre todo, tiene que denunciar la infame política oficial que pretende resolverle la situación a los paramilitares a costa de los desplazados. Nada distinto es permitirles el disfrute de los bienes arrebatados a los campesinos mediante la violencia.
Otra aberración, producto del conflicto armado, es la formación de una red de sapos al servicio de la inteligencia militar. Es algo similar a la institución de los cazarrecompensas de los filmes de vaqueros. Ante todo, esto implica meter a población civil en el conflicto armado. En efecto, un sapo es como un agente de la inteligencia militar. Que permanezca vestido de civil no es lo decisivo. Lo real es que ejerce una función castrense en el conflicto armado. Por tanto, se le está convirtiendo en objetivo militar de las guerrillas. ¿No hay aquí una violación flagrante del derecho internacional que prescribe no involucrar la población civil en el conflicto armado?
Por último – aunque desde el punto de vista político es lo primero - en nuestro conflicto armado se presenta una situación de extrema gravedad: la intervención militar de EEUU. Ya desde la época del gobierno de Pastrana está en vigencia el Plan Colombia , que so pretexto de combatir el narcotráfico, permite la intervención del gobierno gringo en el conflicto armado. En el mandato de Uribe, se ha incrementado esa participación. ¿Hasta dónde puede llegar esta arbitraria intervención yanqui en un conflicto interno de los colombianos? Nadie lo sabe. Lo cierto es que en Viet Nam la participación americana en la guerra interna empezó con el envío de algunos “asesores militares”. Y es sabido como terminó.
El Polo Democrático debe tener una posición firme al respecto. No queremos la vietnamización de Colombia. Por tanto, nos oponemos radicalmente al Plan Colombia.
CIUDADANO: VOTE A CONCIENCA. VOTE POR LA PAZ. VOTE POR CARLOS GAVIRIA
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URIBE Y EL UNIVERSITARIO
El Presidente-candidato ha sido bien recibido por los estudiantes.
Ahora que está en campaña, lo mínimo que le pedimos
Ahora que está en campaña, lo mínimo que le pedimos
es que nos respete cuando pensemos diferente a él.
Por Cristina Castro
SEMANA.COM
14 DE MAYO DE 2006
Por Cristina Castro
SEMANA.COM
14 DE MAYO DE 2006
El viernes 5 de mayo, la comunidad estudiantil vivió una escena inusual. En un foro con el presidente Álvaro Uribe, un joven le preguntó al primer mandatario que por qué con el TLC había regalado una parte del Amazonas.
El Presidente no lo dejó terminar: ?Esas distorsiones son las que crean polarización. Yo estudiaba en una universidad pública oyendo a mis profesores marxistas crear esta polarización y ¿qué lograron?: cuatro generaciones de colombianos perdidos?, le respondió el Presidente.
Mientras tanto, el joven le decía? Déjeme terminar. Esto es una falta de respeto?. Uribe le preguntó el semestre y luego, en tono de regaño, afirmó: ¿el que le haya enseñado a este joven que el TLC vende la selva amazónica, no merece ser profesor?, el auditorio entero lo acompañó con sus aplausos?
El presidente Uribe se ha dedicado a recorrer las universidades privadas de Bogotá. La semana pasada visitó la Javeriana, El Rosario, Los Andes, La Católica, la Universidad Nueva Granada, El Politécnico Grancolombiano y la Universidad del Sinú en Montería.
En condición de Presidente o de candidato siempre ha hecho campaña. En Cartagena, por ejemplo, no sólo habló de la educación superior, el tema del foro y para el cual había asistido la Ministra, sino también se refirió a los logros de la política de seguridad democrática, de las carreteras, del programa de Familias en Acción e incluso de los cultivos de palma africana. Uribe no tendría de qué quejarse, casi siempre es recibido con aplausos. El Presidente se toma fotos, abraza a las jovencitas y reparte picos a lo estrella de Hollywood. Los universitarios lo reciben con cariño, lo escuchan y hasta le regalan ocasionalmente cosas. El Presidente se ve feliz caminando por nuestros pasillos. Lo mínimo que le pedimos es que nos respete cuando pensemos diferente a él.
No deja de sorprender la actitud del primer mandatario con el joven de la Universidad Javeriana. Probablemente su respuesta fue producto de la presión. Pocas veces se ha visto enfrentado con los estudiantes. Un grupo de jóvenes le estaba gritando desde afuera ¡Dictador¡. Lástima que la actitud de su respuesta no les haya contribuido a despejar sus críticas. Si el Presidente continúa atacando a quienes respetuosamente critican sus políticas, seguramente en el próximo foro serán muchos más los que vistan camisetas que digan "No soy un terrorista, soy un estudiante".
Preocupa que sea el mismo Presidente quien venga a nuestros espacios de aprendizaje a atacar la libertad de expresión y la libertad de cátedra, que son los pilares sobre los cuales se construye no sólo la universidad, sino la democracia moderna. Probablemente Uribe no quería dejar ese mensaje. Pero es peligroso que nos mande señales confusas.
Mirando los registros de prensa, el Presidente acababa de decirle al país que debía elegir entre la seguridad democrática y el comunismo disfrazado. Coincidencialmente, el candidato al que se refería fue su profesor. Cuando el Presidente responsabiliza a sus ¿profesores marxistas? de haber creado una generación de jóvenes perdidos y luego cuando afirma que un profesor que diga que el TLC pone en peligro la selva amazónica no merece ser profesor, a los estudiantes nos queda muy difícil entender si está descalificando a su competidor o si está emprendiendo una cruzada contra los profesores de ¿izquierda? Además, porque no se ve el contenido marxista en la opinión de un estudiante que critica el efecto del TLC en el medio ambiente colombiano, sobre todo cuando ha existido tan poca claridad en el tema de patentes, biodiversidad y conocimiento tradicional indígena, tema que ha despertado preocupación inclusive en el Congreso de la República.
Como estudiantes sólo podemos pedirle al Presidente que debata con argumentos. Uribe no está lejos de hacer lo que tanto critica. Calificar a todos los que se oponen a sus políticas como ¡comunistas! no sólo polariza, sino que fragmenta una sociedad que no necesita crecer en medio del odio. Los jóvenes queremos un Presidente que nos escuche, que nos convoque, pero también que nos respete cuando pensemos diferente a él, que entienda que le haríamos un mal al país si nos conformáramos con la triste realidad que vivimos, que dejaríamos de ser jóvenes si prefiriéramos quedarnos callados. Un estudiante crítico no debería ser motivo de enfado para ningún mandatario. En un país en el que los jóvenes hemos crecido en medio del conflicto, es una buena noticia que las nuevas generaciones entiendan que es por medio de las palabras como podemos construir y ser libres.
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PODER FACTIVO Y DESPOTISMO
Roberto Serpa Florez
robserpaf@gmail.com
14/05/2006
El Poder Fáctico ¿se ejerce en la sociedad al margen de las instituciones legales en virtud de la capacidad de presión o autoridad que se posee?.
El Presidente de Colombia llevado por la vanidad, la soberbia, por la adulación de sus áulicos y la prensa palaciega, puede perpetuarse en el mando respaldado por el Poder Fáctico de los grupos de presión si los ciudadanos no reaccionan en las urnas.
Su personalidad mesiánica y autoritaria le impide aceptar las derrotas políticas (como la del Referendo), lo lleva a no tolerar las críticas adversas, aún las de sus cortesanos, lo inhibe para aceptar disentimientos y discrepancias.
El y su campaña presidencial recurren al macartismo: acusan de comunistas a sus adversarios, callan ante las graves escándalos propiciados por sus altos funcionarios gerentes de instituciones (DAS &) nombrados por el señor Presidente; callan ante los fraudes electorales denunciados; nadie responde por sus exabruptos de ¿Linchar a los terroristas? y ¿aplicar microchips? a sus compatriotas que entren sin visa a EE.UU.
Pretenden imponer la reelección del Presidente - Candidato con ¡realitys! de T.V. (Consejos Comunales), con amañadas encuestas de intención de voto, con estadísticas torticeras y sesgadas que presentan supuestas realizaciones de la administración e inculcan a los ciudadanos la ideología uribista.
Así se desvirtuó el mandato legítimo que el gobernante había recibido del pueblo que lo eligió, confiando en su programa de 100 promesas que no cumplió.
Aliándose con los ¡congresistas corruptos¡ logró que se acercara la reelección inmediata (do ut des). Los colombianos, antes de votar irreflexivamente el 28 de mayo, deben informarse.
En sus 4 años de administración el candidato Presidente ha gobernado para beneficio de las grandes empresas y empresarios, ha aumentado la brecha entre los ricos y los pobres, las ganancias de los bancos y las Corporaciones han crecido enormemente, el ingreso de los trabajadores ha disminuido, el desempleo y el subempleo han aumentado. El Presupuesto Nacional se gasta en pagar la Deuda Exterior y el gasto militar.
El señor Presidente de la República ha sido sumiso, obsecuente e incondicional servidor del Poder Imperial de EE.UU.
Le entregó en el TLC la independencia alimentaria de los colombianos y arruinó la agricultura nacional. Ha vendido a menosprecio las Empresas del Estado al Gran Capital Internacional.
Los escándalos y la corrupción en el Congreso Nacional y en las instituciones dirigidas por funcionarios nombrados por el señor Presidente de la República, la falta de resultados de sus políticas bélicas con las guerrillas y apaciguadoras con los paramilitares deben tener un precio político.
El Candidato a la Reelección sigue servilmente las políticas agresivas de Mr. GWB: narcotráfico productor y exportador (no contra los ¡USA consumers!). La consigna del candidato don Carlos Gaviria dice: ¿Somos muchos, no sólo dos - Mr. Bush y Mr. Uribe? ¿Cuántos?
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Derechos Humanos
MUERTE ACCIDENTAL DE UN PROFESOR "COMUNISTA"
[Paolo Vignolo ] Ver artículos de este autor
Profesor asociado de la Universidad Nacional
"En cualquier otra democracia del mundo el hecho de que el asesor personal de una de las principales figuras de la oposición desapareciera en plena campaña electoral hubiera desatado un terremoto político... Pero acá no, acá ya estamos acostumbrados, saturados, narcotizados por tanta violencia".
"El país - dijo el presidente Uribe la semana pasada - deberá escoger entre la Seguridad Democrática como camino a la paz, o retroceder para que con el comunismo disfrazado le entregue la Patria a las Farc".[1][1] Y, enfurecido frente a algunas inesperadas contestaciones en la Universidad Javeriana, encaró la dosis, arremetiendo en contra de ciertos "profesores comunistas que con sus enseñanzas entregaron cuatro generaciones de colombianos en las manos de las FARC."[2][2]
El blanco de sus señalamientos era desde luego Carlos Gaviria, ex profesor del mismo Uribe en la Universidad de Antioquia y ahora su principal opositor en las elecciones presidenciales. Carlos Gaviria no se considera comunista, pero jamás se ha avergonzado de su activismo en las filas de la izquierda democrática del país, ni ha ahorrado críticas a las políticas de seguridad del actual gobierno. Hasta ahora ha tomado con ironía esos violentos ataques (que tienden a deslegitimar la creación de una oposición democrática, ajena a toda forma de lucha armada) sugiriendo a su ex alumno volver a repasar bien las clases sobre Estado Social de Derecho.
En otro país el asunto podría archivarse como un problema de falta de estilo por parte del candidato-presidente y nada más. Al fin y al cabo, en casi todo el mundo, tonos macartistas y violentas acusaciones son pan de cada día.[3][3] Pero resulta que estamos en Colombia, y que el vehemente ataque a los "profesores comunistas" tiene algunos efectos colaterales que valdría la pena mencionar. La rabia y la indignación de muchos de los asistentes al encuentro en la Javeriana, al oír las palabras del candidato-presidente, más que a la contienda electoral, estaban relacionadas al caso de Jaime Gómez.
El historiador y politólogo de esa misma Universidad, dirigente social y político, asesor de la Senadora Piedad Córdoba y miembro de la campaña Serpa Presidente, desapareció el pasado 21 de marzo, durante su caminata matutina por los cerros del Parque Nacional, en pleno centro de Bogotá. Yo me enteré por rumores de corredor. "¿Supiste? desaparecieron a un colega de la Javeriana", me comentó alguien en la cafetería de la Universidad Nacional, donde trabajo como profesor de historia (pues si, lo confieso, yo también soy profesor: ojalá que a nadie se le ocurra algún día acusarme de entregar las jóvenes generaciones a las guerrillas). El asunto no hubiera ido más allá de unos comentarios preocupados y de un comunicado de solidariedad, si no fuera por la estremecedora coincidencia de que Diana, la hija de Jaime, es estudiante nuestra en la maestría de Historia.
La familia, con Diana a la cabeza, se lanza de inmediato a organizar la solidaridad y la movilización alrededor de la misteriosa desaparición, en un valiente y desesperado intento de romper la cortina de miedo e indiferencia que suele rodear a ese tipo de situaciones. Por mi parte, busqué en vano más noticias, profundizaciones y comentarios. En cualquier otra democracia del mundo el hecho de que el asesor personal de una de las principales figuras de la oposición desapareciera en plena campaña electoral hubiera desatado un terremoto político, poniendo a temblar el gobierno, a correr a la policía, a gritar al escándalo a la opinión pública. Pero acá no, acá ya estamos acostumbrados, saturados, narcotizados por tanta violencia.
Cuando por fin los medios deciden abordar el caso, lo hacen para difamar a la victima. La revista Cambio y El Tiempo, difunden el inverosímil rumor según el cual la desaparición del profesor podría tener algo que ver con una vieja cuestión de deudas. Insinuaciones a toda luz bastante rebuscadas, aunque efectivas en enturbiar las aguas y en sembrar dudas sobre la reputación de Jaime.
Frente a las infamias, Diana reacciona de manera ejemplar: con amarga y desgarradora ironía pone a circular cartas y mensajes en donde cuenta cómo hubiera sido ese día 21 de marzo con su familia, si no hubieran desaparecido a su padre. Con conmoción, pero sin sentimentalismos ni ingenuidades, nos recuerda a que lo privado es también político, y nos invita a interrogarnos sobre lo que está pasando en "el país que nos tocó": "¿Son legitimas unas elecciones presidenciales, en las cuales previamente desaparecen a activistas de la oposición?, ¿está en capacidad el actual gobierno de garantizar la seguridad de la ciudadanía?, ¿de qué tipo de seguridad estamos hablando?, ¿acaso la seguridad que con intimidación, muerte, desapariciones y vulneración a los derechos humanos pretende construir otro país, uno cada vez menos humano?, ¿funciona la Seguridad Democrática?"[4][4]
En las semanas sucesivas, amigos, familiares y colegas de Jaime organizan manifestaciones y actos simbólicos: un desfile en la inauguración del Festival Iberoamericano de Teatro, reuniones semanales en la plaza donde él actuaba como sindicalista, caminatas por los cerros donde lo desaparecieron, momentos de reflexión en la Universidad donde se había desempeñado como estudiante y como profesor.
Todo esto en vano. El domingo 23 de abril de 2006 aparecen los restos del cuerpo de Jaime Gómez en las montañas del Parque Nacional. "Una columna pelada, sin nada de carne, sin brazos, ni manos, no tenía extremidades superiores, tenía una pierna unida a la columna vertebral, al lado la cadera sin el maxilar inferior, había unas ropas intactas al lado y alrededor parece como si hubieran quemado": según el testimonio de quién encuentra fortuitamente al cadáver.[5][5]
La sensación es de profundo dolor, pero a la vez de alivio: por lo menos se abre para la familia la posibilidad de elaborar el duelo, saliéndose de la angustias de los miles de colombianos que quedan años sin saber si sus seres queridos, desaparecidos o secuestrados, están vivos aún. Pero los atropellos están lejos de haber terminado.
Las autoridades, contra toda evidencia, se niegan a avalar la pista del homicidio. El señor General de la Policía Nacional declaró que " Jaime Enrique se había caído en los cerros y había muerto como consecuencia de los golpes sufridos en dicha caída".[6][6] El informe de medicina legal va inclusive más allá, ¡atribuyendo el lamentable estado del cuerpo a las fuertes lluvias de invierno y a los animales de los cerros! En otras palabras, según la versión oficial de los hechos, Jaime Gómez no había sido desaparecido ni asesinado, sino que simple y sencillamente se había resbalado.
Empiezan entonces a salir a la luz una serie de graves irregularidades en el proceso de levantamiento, sospechosas demoras en la llegada de los restos a Medicina legal, inexplicables atrasos en informar a los medios y la familia. Sin embargo, la macabra danza de contradicciones, descuidos e increíbles ineficiencias por parte de las autoridades alrededor del cuerpo destrozado, sacude la conciencia de quienes, por una u otra razón, están enterados del caso.
Por fin alrededor de la muerte de Jaime Gómez se abre un debate público. A los funerales concurre una multitud inusual. Junto a amigos y ciudadanos de común, asisten todos los principales representantes de la oposición, pero para asombro mío, nadie por parte del gobierno. Nada más que un silencio aturdidor. La senadora Piedad Córdoba, en nombre del movimiento Poder Ciudadano, denuncia: "Para nosotros la conclusión es absolutamente clara: la detención y desaparición de Jaime Enrique Gómez Velásquez y su posterior ejecución es un crimen de Estado y una prueba más de la forma como se trata en este sistema a los opositores políticos."[7][7]
El primero de mayo, Diana es invitada a hablar desde la tarima de la Plaza de Bolivar: "Señor Presidente, de nuevo me dirijo a usted, espero que estando más cerca de Palacio sí me escuche (...) ¿Quién mato a mi padre, opositor del gobierno y quién debía contar con garantías para su ejercicio deliberativo como corresponde ocurrir en la democracia menos democrática del planeta? Jaime Gómez no es un desaparecido y un asesinado más, tiene que ser el último desaparecido y de quién además de recibir sus restos conoceremos la verdad, se aplicará justicia y habrá reparación."[8][8]
La campaña de difamación sin embargo sigue. La editorialista Salud Hernández, (prontamente contrastada por su colega Florence Thomas) no encuentra nada más apropiado a las circunstancias que declararse "envidiosa" por los funerales de izquierda, cuyas victimas a su juicio serían más aclamadas que las de derecha. Marcela Monroy Torres, en su afán por alabar “la eficiencia con que (…) procedieron los organismos competentes”, ni nombra a los informes, evidencias e investigaciones que no cuadran con la versión oficial. Pero el articulo más descarado es el de Maria Isabel Rueda, que arranca con la siguiente afirmación: "Total, como Jaime Gómez era sindicalista, de izquierda, asesor de Piedad Córdoba y opositor del gobierno, no tenía derecho a morirse de un resbalón en el Parque Nacional."[9][9] Le contesta Diana: "Mi padre tenía derecho a morir de un resbalón, más cómodo para todos nosotros, no tendríamos que enfrentarnos a este tedioso proceso, no tendríamos que tratar de evitar borrar de la mente las torturas de las que fue objeto, ni exponernos a que nos hagan daño en un país en la que la vida no vale nada".
Llegamos así al episodio de la semana pasada en la Universidad Javeriana. En la misma sesión en que Uribe arremetió en contra de los "profesores comunistas" que, a su juicio, entregan el país a las FARC, el candidato-presidente contestó a otra pregunta sobre el caso de Jaime Gómez, sosteniendo sin vacilaciones la dudosa tesis de la muerte accidental. Una vez más es Diana quien asume la responsabilidad de escribirle: "Señor Presidente. Por tercera vez, luego del hallazgo de los restos de mi padre, asesor de Piedad Córdoba, me dirijo a usted sin recibir respuesta. Tengo que decirle que estoy muy impactada porque me contaron que usted visitó la Universidad Javeriana y allí le preguntaron por el caso de mi padre y usted afirmó que es un accidente. Señor Presidente, quiero saber cuáles son las evidencias para plantear esto y porqué se desconoce todo lo que permite afirmar categóricamente que fue un homicidio."
Hace tres días una comisión de forenses independientes declararon que, según toda evidencia, lo de Jaime Gómez fue un asesinato. Me parece que es tiempo de que el señor Presidente se tome la molestia de contestarle a la hija de Jaime, para pedirle disculpas a nombre del Estado colombiano. Nosotros los profesores "comunistas", nos sentiríamos profundamente aliviados.
Correo de Contacto: pvignolo@unal.edu.co
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el yesQuero No. 101
COLUMNA DE ANÁLISIS Y CRÍTICA POLÍTICA
Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus
Dirección electrónica: elyesquero@gmail.com; Medellín, Colombia
EL PASADO COMO FUTURO
Por
Rafael Rincón (*)
El Presidente Uribe monta a caballo muy bien y evoca con su carriel, sombrero aguadeño y poncho paisa, el campo amenazado del latifundista. Sorbe café sobre una sillada bestia trochadora, y no derrama gota, para admiración de quienes lo cortejan. Sin duda esta es la representación de la casta belicosa con la que sueña el uribismo, imagen que desplazaría a Bolívar y Córdova de las plazas centrales de los municipios.
Es que la Colombia institucional de Uribe Vélez es la de la Constitución Nacional de 1886. Es la Colombia de Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, aquella que busca la restauración de los principios centralistas y prologa la Carta Política con Dios, gobierna en nombre del Corazón de Jesús y se sustrae al cumplimiento de la Ley en aplicación de los reconocidos permanentes estados de sitio. El proyecto político de la U intenta reparar lo perdido dos décadas atrás.
La Constitución Política de 1991 es para el nuevo partido un "arlequín que hay que destruir" según decía el ex Ministro del Interior y de Justicia de este gobierno, antes de haber sido ungido para el cargo. Este gobierno que con la mano derecha en el corazón juró defender la Constitución, sin advertir la de qué año, pretende ser reelegido haciendo una U de retorno al espíritu restaurador del siglo XIX.
La democracia para los decimonónicos de la U es un adjetivo que se acomoda a cualquier palabra, incluso al orden que ellos llaman seguridad. No gustan de la democracia como sustantivo porque les toca compartir el poder y eso es para los románticos y mansurrones que no saben en qué país viven y desconocen, dicen ellos, los desafíos de la patria. Las ideas liberales son comunismo disfrazado. Para ellos la democracia es un discurso europeo que no aplica en Colombia, la fórmula para estas comarcas es la fuerza, el sometimiento y la pacificación.
El Estado que quieren construir es uno que llaman "comunitario" en donde la nación, la patria, el orden, la seguridad, la religión de unos cuantos son las de todos. Un país en donde no hay derechos, sino bien común o interés general, que no es más que el interés de los propietarios; con más orden que libertades; un país en donde los valores de la minoría propietaria y financiera están garantizados y de ellos se derivarán los beneficios del resto. Porque en la Colombia real más del 50% de los habitantes vive en la pobreza, y una minoría vive en el más exacerbado lujo.
En un país así pensado el desarrollo es un don del señor Uribe Vélez, un predestinado, según el áulico líder gremial Fabio Echeverri; la democracia no es un proyecto de todos o una construcción colectiva sino una fórmula de sometimiento providencial para disminuir los riesgos del imperio. Los ciudadanos llamados de bien, es decir de bienes, proveen su propia seguridad mediante grupos armados de autodefensa, la compra de armas ligeras o un sistema rentado de vigilancia privada.
Es inconcebible para ellos que un Estado esté fundado en la dignidad humana y no en el orden, por eso no tienen empacho en proponer a los senadores norteamericanos un implante de microchips (pequeños adminículos dispuestos en los equipos electrónicos para que realicen determinadas funciones) para poderlos monitorear en todo tiempo y lugar sin importar su libertad, su intimidad, su integridad, su autonomía.
Este gobierno, que se ha caracterizado por llamar las cosas por lo que no son, desde las Convivir que son empresas para la guerra, hasta la Ley de Justicia y Paz que es una ley de impunidad, llama a su campaña reeleccionista "Adelante Presidente". En la práctica será Atrás Presidente, porque cuando el camino es una U un paso adelante es un retorno al pasado.
Medellín, 9 de mayo de 2006
(*) Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus
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EL PAIS DE LOS FAVORES*
Roberto Jesús Camargo Payares
Director PUBLIENSAYOS.COM
En una cena con un político de la región, a la cual asistí por invitación de un familiar, tuve la oportunidad de escuchar una disertación propia de la clase política tradicional acerca del sentido del voto de un ciudadano cuando en su calidad de empleado, su patrón, un familiar o amigo de éste, es candidato a algún cargo de elección popular.
La hipótesis general de la mesa consistía en que el trabajador debía sufragar por su patrón, familiar o amigo de éste; al punto, incluso, de “no ser ni siquiera necesario pedirle el voto”, en signo de “agradecimiento” por el simple hecho de tenerlo empleado.
Grosera postura a la luz de la Constitución y la ley laboral en donde el ius variandi, es decir, la facultad de impartir ordenes que deben ser acatadas por el trabajador en razón a la subordinación o dependencia consagrada en el num. 2º del art. 23 del CST, no trasciende a la esfera política.
Esta hipótesis pareciera tener validez en el campo cultural. La costumbre política tradicional tolera estos comportamientos ilegales, al interior de los cuales se conocen casos de grandes almacenes de cadena en los que obligan a sus trabajadores a votar por los dueños, quienes se candidatizan a las distintas instancias del poder público. Además, no basta con lo anterior; les entregan listas con un mínimo de votos por empleado, exigiéndoles el certificado electoral que entregan los jurados al momento de votar. Técnicamente es una tarea más.
Otro ejemplo mas del país de “favores” que ha construido la clase dirigente tradicional. Los funcionarios públicos no ejecutan sus funciones: nos hacen el favor; no pavimentan las calles porque deben: nos hacen el favor de pavimentarla; no nos contratan por tener el perfil y las capacidades para el empleo: nos hacen el favor de darnos un puestico para ayudarnos; no votamos porque nos identificamos con las posturas del candidato: le hacemos el favor de votar por él a cambio de un puesto, un bulto de cemento, un par de tejas, o miserables pesos. Y está tan arraigado en la conciencia del colombiano común que es socialmente válido, a pesar de ser inmoral e ilegal.
En efecto son prácticas tan comunes en nuestro medio que los ciudadanos se han olvidado que los “favores” prometidos se harán a cargo del presupuesto público derogando de facto los fines esenciales del Estado consagrados en el art. 2º de la Constitución Política.
Es el abismo, que me manifestaba en una entrevista un candidato al Senado por visionarios con Antanas Mockus, entre la ley, moral, y costumbre; o sea, entre lo que se debe hacer, lo que se dice que se hace, y lo que efectivamente se hace. Imaginemos una sociedad en donde todos hagamos y digamos hacer lo que la ley demanda, porque consideramos que es lo correcto. Que los funcionarios hacen lo que deben porque es su obligación, que votemos por quien nos parece lo mejor y actuemos en el marco de la ley; que elijamos por políticas en beneficio de la educación, la salud, los niños, las mujeres, las minorías y no a cambio de unos pesos o un empleo.
El resultado del ejercicio es posible. Depende de Usted y de mí.
* Editorial de la revista PUBLIENSAYOS.COM, ed. 19, mayo de 2006. www.publiensayos.com
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RAZONES DEL VOTO URIBE*
Roberto Jesús Camargo Payares
Director PUBLIENSAYOS.COM
A pocas semanas de las elecciones de Presidente de la República, las encuestas y los resultados de los escrutinios al Congreso muestran a un ganador rotundo: el candidato-presidente con 64.1% de intención de voto, según la mas reciente encuesta de medios realizada por Invamer-Gallup. Todavía no está escrito nada, y en política todo puede ser posible. Por eso me he tomado la tarea de relacionar cinco hechos que justifican el por qué la gente debe votar por el candidato que lidera en las encuestas, quien aspira a hospedarse otros cuatro años en la Casa de Nariño con su voto, Sr. Lector.
1. Seguridad Democrática. Se ha logrado la política bandera del actual gobierno. Los colombianos, que antes lo hacían y ahora tienen para hacerlo, pueden viajar tranquilamente. Los hacendados pueden visitar sus fincas, los propietarios de automóviles pueden salir en vacaciones y semana santa por carretera custodiados por un fuerte operativo militar. De día –porque después de 6 p.m. cierran la carretera-, pero se viaja. Ahora estamos mas seguros; por ejemplo, en Barranquilla, así la gente sienta lo contrario, se disminuyeron los delitos de impacto (Informe de cifras delictivas 1er trimestre 2006, Cámara de Comercio de Barranquilla). En efecto, la política de seguridad democrática del candidato presidente consiste única y esencialmente en dichos índices. No obstante, será que con el alto grado de necesidades básicas insatisfechas puede lograrse una seguridad a punta de represión? o la pobreza y el hambre no tiene impacto en la seguridad? Aunque, en realidad, bajar los delitos conlleva a la sensación de seguridad? la gente pobre se siente mas segura ahora? Los invito a preguntarles.
2. Desempleo. Contra viento y marea –econométrica- el desempleo durante los cuatro años del gobierno ha disminuido. Lo recibió en 16.8% en 2002, hasta llevarlo a 13.2% a febrero de 2006. Qué será lo que pasó?. Si es cierto que la gente se inactivó como lo sugiere el DANE –Departamento Administrativo Nacional de Estadística-, es decir, se cansó de buscar empleo, se puso a estudiar, o se dedicó a los oficios del hogar. Los expertos informan otra cosa: los resultados son amañados para favorecer al gobierno. La renuncia del anterior Director del DANE aumenta la preocupación además de justificar el bien llamado “país virtual”, en oposición del “país real”. Es decir, los datos de desempleo presentados a la opinión pública caen en el vulgar descredito. Pero… Se cansa la gente de buscar empleo? Permite que su familia se muera de hambre? Con qué plata estudia? En realidad, la gente pobre se siente mas empleada ahora? Los invito a preguntarles.
3. TLC. Se negoció el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Vendrán ríos de leche y miel, todo será color de rosa y creceremos económicamente. Las empresas se localizarán en la Región Caribe, habrá mas empleo, etc. Mas o menos lo mismo que se vendió en la apertura económica de principios de los 90’s y en menos de 10 años sufrimos la mayor crisis de los últimos años. Tal vez sea en teoría cierto lo que se dice, esperemos a ver.
4. Reforma Tributaria. Propone un impuesto de guerra que lo pagarán los que mas tienen, para ejecutarlo…no se sabe cuando porque aunque su periodo se vence el 7 de agosto de este año, tal vez esté dando por hecho que Ud., en efecto, lo reelegirá; sin embargo, Sr. Lector, su voto por el candidato presidente también extenderá la base del IVA a los productos de la canasta familiar, reducirán la tarifa al impuesto de renta –del cual seguramente Ud. no se beneficiará por no ser contribuyente; o sea, no está obligado a pagarlo- y mantendrán las exenciones a las empresas. En esta materia no se sabe por qué votar por nuestro presidente, porque su ministro de hacienda dice algo y al día siguiente lo desautoriza el candidato. De lo que se ha escuchado, no cabe duda lo beneficioso que será para los sectores populares estas medidas (¡!).
5. Reforma Justicia. Nuestro candidato propone: 1o) restringir las tutelas y acciones populares, 2o) la eliminación del Consejo Superior de la Judicatura (entidad encargada de la administración del Poder Judicial), y 3o) la creación de nuevas cárceles. Lo primero es grave; eliminar la posibilidad de promover los mecanismos constitucionales de protección a sus derechos no es para nada democrático. Lo segundo fue una propuesta de la campaña anterior (2001), que durante el gobierno se quedó sospechosamente en amenaza. Lo primero relacionado con lo último es infausto. Cercenar la tutela y crear mas cárceles no deja de tener una absurda lógica: abolimos los medios democráticos, en consecuencia se acudirá a los violentos; mas violencia genera mas crímenes; a mas crimen mas cárceles. Además la inversión en justicia, del candidato-presidente la hará, eficientemente asignada, en la construcción de nuevas cárceles, según su Ministro del Interior y Justicia durante un debate ante la plenaria de la Cámara de Representantes.
En definitiva, ¿¡un candidato presidencial que solucionará los flagelos que aquejan a los mas pobres de este país!?, y las propuestas innovadoras, que asombrosamente se le ocurren a menos de cuatro meses de acabar su periodo, ¿por qué no las ejecutó en su actual gobierno?. Será que gobernaba la República de Colombia de algunos o de todos? Sr. Lector, ¿lo va a ayudar a acabar con este país?
* Editorial de la Revista PUBLIENSAYOS.COM, ed.
[1][1] EL Tiempo, editorial, 6 de mayo 2006. En cambio, el incidente en la Javeriana, por alguna misteriosa razón fue totalmente ignorada por los medios, con excepción del programa radio Hora Veinte de Caracol, dirigido por Nestor Morales, al cual hay que reconocerle el merito de haber abierto el debate.
[2][2] Hora 20, Radio Caracol, 5 de mayo 2006. Este programa, dirigido por Néstor Morales, fue el primero en ocuparse del asunto. Como escribe el Nuevo Siglo del 8 de mayo 2006: “Es sorprendente que las duras confrontaciones y rechiflas que vivió el Presidente Candidato en varias Universidades bogotanas, en días pasados, no hubieran tenido publicidad alguna.”
[3][3] Hace poco en Italia, solo por hacer un ejemplo entre muchos, el entonces primer ministro Berlusconi llegó a acusar a un adversario político de portarse como “aquellos comunistas que a los tiempos de Mao hervían los niños para producir abonos químicos’’, llevando el país al borde de una crisis diplomática con China!
[4][4] ”Masporjaime”, comunicado difundido a través de Internet, 15 de mayo de 2006
[5][5] http://www.piedadcordoba.net/ipw-web/portal/cms/index.php, 14 de mayo 2006
[6][6] http://www.dondeestajaime.com/, 14 de mayo 2006
[7][7] http://www.dondeestajaime.com/, 14 de mayo 2006
[8][8] Homenaje a Jaime, 1 de mayo 2006
[9][9] Rueda, Maria Isabel. El abuso político de un cadáver. Semana. 6 de mayo de 2006
1 Comments:
Muy interesante su revista los temas de actualidad y sin apasionamientos,pero realiles y con analisis, sobre todo escritos por gente muy joven adelante.
quiero referir algunas direcciones para el envio de su revista.
afrocolombiano2000@yahoo.com
fenavipant@epm.net.co
viclopez918@hotmail.com
angelajimenez2006@yahoo.com
muchos e3xitos, gracias.
Angela Jimenez Castaño.
ditectora de Ciudad Oculta Revista ,www.publiensayos.com
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