viernes, mayo 26, 2006

PENSAMIENTO CRÍTICO VIRTUAL NO 3,
21-27 de mayo 2006

Director, Humberto Vélez Ramírez, Codirector, Gabriel Ruiz
humbertovelez@andinet.com, ntc@andinet.co

Secretario Ejecutivo: Alberto A. Villamizar Asistente de Dirección: Andrés Hernandez
alma@cable.net.co

CONTENIDOS:



1.- “EL PRESIDENTE QUE NECESITAN LOS COLOMBIANOS”, Saramago, Lunes 22 de mayo 2006

2.- “VOTAR POR GAVIRIA, IMPERATIVO DEMOCRÁTICO, Alcibíades Paredes, Profesor USACA, en Atalaya No 131, mayo 18 2006, asisi50@hotmail.com,
aparedes@telesat.com.co ,

3.- “EL RESCATE DE L0S PARTIDOS”, Francisco Leal Buitrago, Profesor Universidad de los Andes, en, El Tiempo, mayo 19 2006, frleal@uniandes

4.- “LA DERROTA DEL BASILISCO”, Fernando Garavito, mayo 24 2006, garavito@unm.edu ,

5.- “VIDAS PARALELAS Y DESTINOS CRUZADOS”, Hernando Llano, Profesor de La Javeriana-Cali, en, Calicanto, abril 10 2006, ellano@puj.edu.co ,

6.- “IV CUMBRE”, Juan Diego García, Sociólogo Investigador, España, jgaciam@fundaciontripartita.org ,

7.- “NUEVO MAPA POLÍTICO”, Fabio Velásquez, Sociólogo Investigador, en, El País- Cali, mayo 22 2006,

8.- “UN EJERCICIO DEMOCRÁTICO, LIBRE Y A CONCIENCIA”, Tiberio Bermúdez, Miembro del Equipo de PCV, MAYO 21 2006, charlemos@hotmail.com,

9.- “LA CONSTITUCIÓN EN SERIO”, Rafael Rincón, Director del Consultorio de Derecho y Gobernabilidad, en, El Yesquero, No 103, Medellín, mayo 23 2006, Columna de Análisis y Crítica política, elyesquero@gmail.com,

10.- “¿CUÁL CLASE DIRIGENTE?”, Eduardo Gómez, Profesor de la Universidad de los Andes, mayo 21 2006, egomez@uniandes.edu.co ,

11.- “CARTA ABIERTA DEL PROFESOR CAMILO ANTONIO PATIÑO AL DIRECTOR DE El MUNDO”, MAYO 21 2006, gentileza osdelgad@urosario.edu.co

12.- “LA NOSTALGIA URIBISTA”, Alvaro Forero Tascón , en, semana.com , mayo 21 2006

13.- TESTIMONIOS: “CARTA ABIERTA DEL TENIENTE CORONEL ® AUGUSTO LORA RAMÍREZ AL MAYOR GENERAL MARIO MONTOYA, mayo 5 2006, gentileza osdelgad@orosario.edu.co,

14.- TESTIMONIOS: “COMUNICADO DE LA MESA CENTRAL DE DIRECCION NACIONAL DE LAS EXAUC; COMUNICADO DEL COMANDO NORORIENTAL DE LAS AUC”, mayo 25 y mayo 16 2006 respectivamente, gentileza de Columnistas Libres, columnistas-libres@googlegroups.com,




1.- "CARLOS GAVIRIA, EL PRESIDENTE QUE NECESITAN LOS COLOMBIANOS''

''Me sentiría feliz si una mayoría estuviera de acuerdo conmigo'', expone el escritor José Saramago
Texto de José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, que leyó ayer Laura Restrepo en la Plaza Simón Bolívar de Santafé de Bogotá, durante el mitin que cerró la campaña de Carlos Gaviria.
Dicen los timoratos y los que hacen de la prudencia la regla de oro de una vida tranquila, dicen también los que se asustan con la idea de que un soplo de verdad derribe la arquitectura de los intereses creados, que es inadmisible interferir en los asuntos internos de países que no sean los propios.
Pueden hacerlo los políticos (a veces hasta el descaro, como en el caso de Bush), pero no los ciudadanos comunes. Ha sido así, como ciudadano común, como he despertado recientemente las iras oficiales en Chile por haberle pedido, en público, a la presidenta Michelle Bachelet que defendiera al pueblo mapuche de los atentados de que históricamente y en el presente viene siendo víctima.
Metí los pies en el plato, como suele decirse en mi tierra. Espero que ahora de Colombia no me lleguen reacciones del mismo calibre.
Porque, tras examinar con la mayor de las atenciones la lista de los candidatos a las elecciones presidenciales que allí se van a realizar este mes, e imaginándome colombiano (en el caso de Chile ya me había imaginado mapuche), decidí que votaría por Carlos Gaviria.
Este antiguo magistrado de la Corte Suprema, demócrata íntegro y sin mancha, con una visión ética de la vida y de lo que tendría que ser la política, es, según mi opinión, el presidente que Colombia necesita. Me sentiría muy feliz si una mayoría de colombianos estuviera de acuerdo conmigo.


2.- VOTAR POR GAVIRIA: IMPERATIVO DEMOCRATICO
Por: Alcibíades Paredes

Tradicionalmente, en Colombia, los comicios presidenciales se realizan para decidir si en los próximos 4 años vamos a ser gobernados por un presidente liberal, o por uno conservador. Siempre se trató de una pugna dentro del bipartidismo. Como los dos partidos tenían similar naturaleza oligárquica,, es apenas obvio que no presentaran programas radicalmente opuestos. Más que todo, lo que había era una feroz rebatiña por los puestos públicos. Precisamente, esta especial circunstancia hizo posible el acuerdo del Frente Nacional. Con el reparto milimétrico de la burocracia, la guerra a muerte entre cámbulos y gualandayes perdió toda razón de ser. Desde luego, ello no significó el retorno de la paz a los campos colombianos La violencia intrabipartidista cedió el paso a la violencia social, a la abierta lucha de clases. El presidente Uribe inventó la leyenda de una supuesta invasión terrorista a “la Patria”, para tratar de ocultar el conflicto clasista, pero su cuento más parece un capítulo olvidado de Cien años de soledad, que una real referencia histórica.

Pues bien, la contienda electoral del 28 no sigue los parámetros tradicionales. No estamos ante una pugna entre liberales y conservadores para ver quién se queda con la presidencia de la república. Por esta razón, podemos afirmar que estas elecciones son atípicas. Los dos partidos históricos ya no son los protagonistas del debate. No porque hayan desaparecido del mapa político, sino porque ahora juegan un papel secundario. El partido conservador quedó convertido en un sacamicas del uribismo. Su gran aspiración es recibir una buena tajada burocrática si Uribe gana. El Partido liberal, por su parte, busca la presidencia con fines crematísticos, por la vía de la corrupción administrativa.

Otras fuerzas políticas han aparecido en el escenario electoral. Ahora tenemos un auténtico partido de la derecha, liderado por el presidente Uribe. No es la unión de distintos retazos ideológicos, sino una compacta organización neoliberal y antidemocrática. Tiene un monolítico carácter reaccionario. Es posible que acuse ciertas contradicciones internas, pero en ningún caso serán expresión de que en su seno haya alguna tendencia democrática. En el fondo, la lucha interna es por las posiciones burocráticas, nunca por motivos ideológicos. En realidad, el uribismo es como un pulpo con 7 tentáculos, cada uno tratando de agarrar la mejor presa.

En la orilla opuesta tenemos el Polo Democrático Alternativo, el Partido de la izquierda colombiana. Es lo nuevo en la política nacional. No pretendemos afirmar que en el pasado no hayamos tenido partidos de izquierda. Sabemos que desde 1930 hay un Partido Comunista, con una historia de destacadas luchas populares. Y posteriormente, emergieron otros partidos de izquierda, que también han participado en las batallas contra las oligarquías opresoras Pero lo cierto es que con el P.D.A: aparece por primera vez una izquierda masiva, con real posibilidad de ser una alternativa política al dominio oligárquico.

Aparentemente, estamos ante un fenómeno histórico que no tendría explicación. ¿Cómo es posible que siglo y medio de hegemonía bipartidista esté en trance de derrumbarse? A veces se nos mete a la cabeza una visión metafísica de la historia, que no nos permite percibir los cambios que están ocurriendo bajo nuestros pies. Caemos, entonces, en la ilusión de un fin de la historia. Pero de pronto nos sacudimos del pesado sopor en que estamos, y quedamos, con la conciencia despierta, ante la realidad. Nos damos cuenta de que el viejo topo de la historia no ha dejado de hozar. La estructura bipartidista, anacronismo legado por el siglo XIX y conservado en el siglo XX, ha sido carcomida por el paso del tiempo. Los cambios sociales sucedidos en el pasado siglo – aparición de una sociedad capitalista, y surgimiento de nuevas clases sociales – lenta pero inexorablemente fueron socavando la secular estructura oligárquica. Además, de los países hermanos de nuestra América vienen soplando vientos huracanados de transformaciones democráticas. En Venezuela, la podrida oligarquía mantuana , hermana de la nuestra, es derrotada por el movimiento bolivariano que dirige el presidente Chávez. En Brasil, Uruguay, Chile y Argentina los pueblos despiertan e inician la marcha de su emancipación. En Bolivia, una tempestad revolucionaria barre con los privilegios de las transnacionales. En Perú y Ecuador los pueblos se han puesto de pie, para emprender su propio camino.. En Nicaragua, la victoria popular es inminente. Tantos vientos renovadores, soplando en los ámbitos abiertos de Colombia, abrieron profundas brechas en las arcaicas estructuras sociales y políticas del país. No podíamos ser la excepción. El Polo Democrático Alternativo es el portador de los cambios democráticos, en nuestro país. Ya se oyen los claros clarines.

Por tanto, los comicios del próximo 28 no serán la repetición de la repetidora. No vamos a escoger entre un presidente “rojo” o uno “azul”, que a la hora de la verdad resultan ser “los mismos, con las mismas”, que diría Gaitán. Lo que explicaría, parcialmente, la elevada abstención. El dilema electoral, ahora, es este: o votamos por el mantenimiento del statu quo, o votamos por la construcción de una sociedad nueva. La primera opción está representada por la candidatura de Uribe; la segunda, por la de Carlos Gaviria. El triunfo de Alvaro Uribe significaría – para los de abajo seguir hundidos en el pantano de la guerra, del hambre, de la miseria generalizada, de la desocupación, de los desplazados; y también que los de arriba permanecerían en su paraíso de riquezas gozando de la dolce vita. Por el contrario, la victoria de Carlos Gaviria sería el comienzo de una nueva vida para nuestro pueblo. No decimos que mágicamente vayan a desaparecer todos los males sociales heredados del dominio oligárquico, pero sí aseguramos que estaremos iniciando la marcha emancipadora hacia otra sociedad sin las desigualdades del presente, más justa y más humana. Con Uribe, pues, prolongamos el pasado; con Gaviria entramos al futuro. Ciudadano: lo uno o lo otro depende de tu voto!

Las argucias electoreras de Alvaraco El presidente Uribe tiene distintos disfraces para presentarse en público. Todo depende de la ocasión. Naturalmente, para el no cuentan los principios, sino la conveniencia, la ventaja del momento. El más crudo y elemental pragmatismo es su personal filosofía. Y desde luego, está blindado con un cinismo a toda prueba. En su primera campaña presidencial se presentó como el campeón en la lucha contra la corrupción y la politiquería. Las dos consignas colmaron las esperanzas de miles de compatriotas. Y no era para menos. Todavía estaba vivo el recuerdo del proceso 8.000, que destapó la olla podrida de la política nacional. Alvaraco, político astuto, aprovechó esta circunstancia para difundir la idea de que en su gobierno la corrupción sería reducida a 0. Era como si a partir de su posesión, Colombia sería gobernada por funcionarios-ángeles. Hoy sabemos que el de Uribe es el gobierno de la corrupción sin límites. Con una peculiaridad : que extendió sus tentáculos a las ramas legislativa y judicial. La compra de parlamentarios, para asegurar mayorías, se hizo sin tapujos. Y hasta la Corte Constitucional – que parecía ser una fortaleza inexpugnable de la virtud democrática – a raíz de las maquinaciones uribistas quedó convertida en una cortesana del Palacio de Nariño. Si el legendario rey Midas convertía en oro todo lo que tocaba, su homólogo Alvaraco convierte en podredumbre todo lo que está en el ámbito de su poder.

Pero además de la corrupción, el gobierno de Uribe ha sido el imperio de la politiquería más desenfrenada. El reparto de prebendas es su arma favorita. Recorre el país celebrando unos consejos comunales, en los que promete solución a todos los problemas, terrenales y celestiales. Desde luego, no se confía de los partidos que lo apoyan. Personalmente, realiza estas actividades politiqueras. Sus edecanes electoreros – los Juan Manuel Santos, los Pardo Rueda, y demás - permanecen en la sombra. Alvaraco solo confía en sus propias dotes politiqueras. Eso sí, pone a todos sus áulicos a quemarle incienso a toda hora y en todas partes. Como carece de escrúpulos, no tiene ningún problema moral en presentarse, a pocos días de los comicios presidenciales, como el campeón del intercambio humanitario, y hasta de un acuerdo político con las FARC, para ponerle fin al conflicto armado. El lobo feroz que durante su cuatrenio presidencial mantuvo su grito de “guerra total” a los “terroristas” de las FARC, ahora, a contados días de los comicios presidenciales, resuelve disfrazarse de oveja. Angel exterminador durante los 4 años de su mandato, ángel de la paz, en vísperas de las elecciones. Definitivamente, Alvaraco sí es el colmo de la politiquería y del cinismo. Sin ningún pudor declara que si las FARC “llegaren a aceptar un cese de hostilidades no tendría inconveniente en aceptar una zona de ubicación más extensa que la misma zona que se había definido con los tres países de Europa para el acuerdo humanitario”. ¿Cómo la ven? Y como a estas alturas de lo que se trata es de pescar votos sin escatimar la carnada, el presidente de la “guerra total” no solo se muestra partidario de un acuerdo humanitario, que también extiende su propuesta electorera a un…acuerdo de paz con las FARC! Como un arrepentido cruzado, dice: “…si ganamos la reelección, en una de las primeras declaraciones de esa misma noche voy a invitar a las FARC a que revise(sic) sus procedimientos terroristas, a que se prepare a hacer la paz”. La pregunta del millón es esta: ¿cuánto tiempo le durará a alvaraco esa supuesta calentura pacifista? Porque lo cierto es que sigue considerando que los guerrilleros son “terroristas”, lo que hace que negociar la paz con ellos sea más que complicado. La razón de por qué prefiere llamarlos “terroristas” en vez de “insurgentes”, es de una profundidad filosófica excepcional. Dice: “porque ellos asesinan la democracia” Desgracia-damente, Alvaraco no da mayores detalles sobre este terrible “asesinato”. Pero su aporte al derecho penal es valiosísimo, ya que encontró la cabal definición del delito de “terrorismo”. Aquí está: “Comete el delito de terrorismo el que asesine la democracia”, Desde los tiempos del divino Carrara, la ciencia penal no tuvo un pensador de tantos quilates.

En resumidas cuentas, si Uribe gana las elecciones estaríamos, según el, no solo liberando a todos los secuestrados y prisioneros en poder de las FARC, sino también iniciando negociaciones de paz para ponerle fin a nuestro crónico conflicto. Como quien dice: en este supuesto segundo cuatrenio Uribe estaría realizando una política contraria a la de su primer cuatrenio. ¿Cómo comprender esta voltereta? Que su segunda administración sea la antítesis de la primera, ¿tendrá lógica? Aquí hay gato encerrado. Nosotros pensamos que estas aparentes “contradicciones” en la política del presidente Uribe, solo son resultado de sus argucias politiqueras. Eso de aparecer como una oveja es solo un disfraz para engañar ingenuos electores, pero en el fondo de su alma sigue siendo el mismo lobo feroz que hemos conocido durante los cuatro años de su gobierno. Es que, como dice el adagio popular, aunque se vista de seda…

En contraste con este volátil personaje, el candidato Carlos Gaviria representa la honestidad política. Su vida como catedrático y magistrado es absolutamente limpia y transparente. De el no podemos esperar volteretas, ni conductas esquizofrénicas. No es hombre de disfraces. Cuando sostiene que en su gobierno va a ”construir” democracia , podemos estar absolutamente seguros de que no se va a venir con un “estatuto antiterrorista”. Cuando afirma que negociará con las guerrillas un acuerdo político para ponerle fin al conflicto armado, no lo vamos a encontrar renovando con los gringos el Plan Colombia”. Durante su Gobierno, Colombia no será la oveja negra de los gringos en sus conspiraciones contra los Estados democráticos de nuestra América. Con Gaviria, no hay que dudarlo, tendremos un presidente dedicado a resolver los graves problemas sociales del país. No será un instrumento de las Oligarquías. Ni mucho menos de la política que se urde en Washington. Gaviria será un promotor de la unidad de los pueblos latinoamericanos.

En fin, entre Alvaraco y Carlos Gaviria no cabe comparación alguna. El primero representa la vieja politiquería con la que los de arriba se han enriquecido, a costa de la explotación de los de abajo. Gaviria representa la nueva política, la que se propone construir una democracia que liquidará las abismales desigualdades sociales, y nos pondrá a vivir en una Patria en la que cada colombiano sentirá el orgullo de ser un ciudadano libre y digno. Será otra sociedad, de ello no tengamos dudas.

VOTAR POR URIBE ES PROLONGAR EL PRESENTE
VOTAR POR GAVIRIA ES CONSTRUIR UN FUTURO


3.- EL RESCATE DE LOS PARTIDOS

Por Francisco Leal Buitrago
EL TIEMPO
Mayo 19 de 2006

Si el Polo supera la dispersión, el país podrá acabar con el mercado persa en que se convirtió la política.
El debilitamiento de los partidos en las sociedades democráticas ha aumentado la fragmentación, la corrupción y el clientelismo. El mercado, que desplaza a los Estados como eje de la política, y la inestable opinión pública han sustituido en parte a los partidos. Así, la política depende cada vez más de las encuestas, y estas se manipulan.
Muchos países se han esforzado por mantener vivos sus partidos para conservar y acrecentar sus logros democráticos. El camino adecuado es la defensa de las instituciones, el Estado de Derecho y las reglas de juego establecidas para el juego limpio y transparente en la vida pública.
La esperanza que despertó en Colombia la reforma política de 2003 se está diluyendo tras las pasadas elecciones. Y no se vislumbra que vaya a ocurrir algo distinto en las que vienen. La mayoría de los dueños de votos que participaron en los reagrupamientos partidistas para sobrevivir en política lo hicieron con la visión pragmática de mantener o ganar el favor del Presidente. Fue así porque Uribe no ha hecho el menor esfuerzo para fortalecer un sistema de partidos que acabe con el mercado persa en que se ha convertido la política.
Al contrario, le propinó un golpe certero al Partido Liberal, oxigenó al Conservador para manipularlo y estimuló alianzas transitorias sin cohesión ideológica, cuyo interés es congraciarse con quien ha buscado personalizar el poder a costa de la relativa fortaleza de las instituciones.
En medio de este panorama, sobreviven grupos subversivos que se nutren de la larga historia nacional de inequidades y se reproducen mediante la violencia y la economía de la droga.
Además, han emergido grupos que amasaron fortunas con el narcotráfico, las actividades paramilitares, la violencia y las prácticas mafiosas. Con el beneplácito de sectores oficiales y privados, avanzan en la penetración de negocios legales e ilegales e instituciones representativas, con actos fraudulentos y criminales que desvirtúan aún más el cuestionado sistema electoral.
Contra esta corriente dominante surgió una amorfa pero visible oposición, compuesta por el Partido Liberal, el Polo Democrático y multitud de grupos sin anclaje definido. Es el resultado de la arrogancia de quienes detentan el poder oficial y rechazan la crítica a sus dogmáticas posturas y sus decisiones improvisadas.
El Polo no ha logrado liberarse de la dispersión. No sólo por ser un agregado de jefes con aspiraciones y visiones segmentadas, sino porque repite vicios politiqueros propios de empresas electorales. Con ello se ha disgregado su capital político y afectado la necesaria cohesión de partido. En este contexto, el popular Lucho Garzón ha sido más que el Polo y el liberal doctrinario Carlos Gaviria ha sobrepasado a su partido, fenómenos que brindan hoy un potencial político invaluable para el país.
La esperanza de lograr un nuevo sistema de partidos que cultive los precarios logros democráticos alcanzados es obstaculizada por el heterogéneo bloque de intereses que apoya la reelección presidencial.
Pero aparece ahora una alternativa para darle forma y contenido a la vasta oposición. Si el Polo reduce las prevenciones y ambiciones disgregantes y se somete a la disciplina de los liderazgos construidos, puede producir un hecho político promisorio.
Para ello habría que continuar el manejo responsable del poder local en Bogotá, afinando la planificación.
Lo fundamental es que Gaviria se convierta en el pivote de un partido unificado y no sólo de una gesta electoral, y que surja como cabeza visible de una oposición disciplinada en la bien posible segunda vuelta. Sólo así, quienes no comulgan con el unanimismo recuperarán la esperanza de tener los partidos que Colombia necesita para promover la democracia. Lo contrario sería avanzar más hacia el culto de lo personal.
4.- DERROTA DEL BASILISCO
Por:Fernando Garavito
Mayo 24, 2006

El proceso que culmina en Colombia el próximo domingo es mucho más que un proceso político. Es un proceso ético.
Hasta el año 2002 nuestro sistema de gobierno estuvo lleno de perversiones y de equívocos, pero de alguna manera mantuvo un respeto mínimo por un comportamiento colectivo que buscó marginar al delito como un mecanismo para la acción del Estado. Sobra decir que no siempre se logró ese objetivo. El exterminio de la Unión Patriótica es un crimen que no puede prescribir y que no se ha investigado. El ?Estatuto de Seguridad? es el cáncer que inició la destrucción de las Fuerzas Armadas. La conformación de grupos paramilitares se remonta a 1950, y debe entenderse como un delito que busca la consolidación del régimen de propiedad vigente en el país desde la conquista española. Pero nunca antes el delito se había convertido en una herramienta sistemática y totalizadora de cualquier gobierno. El que ahora busca reelegirse ha agudizado nuestras confrontaciones hasta el punto de legitimizar a una organización criminal para que sea ella la que ordene a su acomodo los asuntos colectivos. En cualquier estado de derecho eso sería inadmisible. Pero como nosotros no somos un estado de derecho, asistimos a esa situación como podríamos asistir a una anécdota cualquiera.
El propósito de las elecciones del próximo domingo es demostrarle al mundo, pero ante todo demostrarnos a nosotros mismos, que en Colombia puede resucitar todavía el comportamiento ético que el gobierno arrastró por el suelo en los últimos cuatro años. El país necesita enfrentar ese desafío y darle de alguna manera una respuesta positiva.

Ahora bien, un individuo secundario como Álvaro Uribe no es ni puede ser la cabeza de la hidra: él es, quizá, su aliento venenoso. La cabeza de la hidra es el sistema, y es el sistema el que debe ser modificado a fondo. Para avanzar hacia ese objetivo, Colombia necesita darse a sí misma? y ojalá ahora mismo?, la opción democrática que jamás ha tenido.
Desde ese punto de vista en este proceso electoral se decide algo mucho más de fondo que en cualquiera de los que hemos protagonizado en los últimos años. No se nos puede ocultar que jugamos en terreno enemigo. La democracia que preside Uribe es una democracia de cartón, un retablo en el que maese Pedro interpreta la ficción de que aquí se respetan los derechos fundamentales. Pero no. Aquí no se respeta nada. En Colombia los derechos fundamentales son un hazmerreír, son una pantomima. El que a comienzos del tercer milenio estemos peleando todavía por el derecho a la vida indica hasta qué punto nuestra organización no ha dejado de ser primitiva.
En esta última circunstancia juegan múltiples factores: la manipulación de las encuestas es uno de los más perversos. El simple fraude electoral, que se denunció con pruebas sin que llegara siquiera a investigarse, es otro, casi secundario. Otro, la desinformación. Otro más, el miedo. Y todo eso contribuye a mantener la ignominia en que hemos vivido a lo largo de décadas.Sin embargo, en cualquier pantomima hay siempre algo positivo. Por ejemplo, el hecho de que se represente. En esta representación de una democracia que no es democracia, lo positivo es la presencia de un candidato que está llamado a convertirse en una ruptura con lo establecido. Ese candidato es Carlos Gaviria.No quiero abundar en consideraciones acerca de lo que él constituye frente a la cerrada doctrina que nos agobia, pero sí desearía señalar, así fuera de paso, que el espíritu libertario que lo distingue es la mejor garantía de que el país puede optar por un esguince que lo lleve hacia una salida. Votaré por Carlos Gaviria en las elecciones del domingo con la seguridad de que su gobierno no defraudará las esperanzas, evidentes o secretas, de millones de colombianos.El futuro es incierto. Por ahora, frente a la manipulación y al desconcierto que conlleva, vamos a conquistar una segunda vuelta. Si en ella el candidato que deba enfrentar al basilisco es Gaviria, refrendaré con mi voto la decisión que ahora tomo. Pero si es Horacio Serpa, hombre íntegro y político respetable como el que más, me propongo estar con él con igual entusiasmo.
Lo cierto es que necesitamos salir de esta caverna sórdida a la que la delincuencia organizada nos han llevado de cabestro, y que dentro de ese propósito cualquier duda sería una enorme equivocación. Este es un llamado, mínimo y anodino, para que el domingo trabajemos, todos, por un país en el que nos sea posible vivir.

5.- VIDAS PARALELAS Y DESTINOS CRUZADOS.
(Carlos Gaviria y Álvaro Uribe.)

CALICANTO
(Abril 10 de 2006)
Hernando Llano Ángel.

Por primera vez en nuestras vidas vamos a tener en Colombia la oportunidad de elegir entre la política o la barbarie; la vigencia de la ética o el imperio del crimen; la instauración de la justicia o el reinado de la ignominia y la impunidad. En fin, por primera vez nos encontramos frente a una encrucijada irreversible que se debate entre la democracia o la cacocracia. Podemos optar responsablemente por construir democracia o caer irreflexivamente en manos de una cacocracia, que es el gobierno de aquellos cacos que roban con destreza la confianza ciudadana, como lo estamos presenciando bajo la actual administración y sus numerosos escándalos de politiquería y corrupción. No termina de revelarse la trama de crímenes y delitos en la que aparecen atrapados altos funcionarios del DAS, desde su ex director general Jorge Noguera y el ex director de informática Rafael García, en connivencia con los paramilitares, cuando estalla la olla del Ministro de Agricultura y FINAGRO, para sólo mencionar los más recientes.

Semejantes escándalos, bajo la administración de quien prometió en el punto 25 de su “Manifiesto democrático” derrotar la corrupción y en el 26 una “seguridad democrática para proteger a todos: al trabajador, al empresario, al sindicalista, al periodista, al maestro, frente a cualquier agresor”, bien ponen de presente que vivimos en una autentica cacocracia, que no sólo ha defraudado la confianza de millones de colombianos, sino que además ha puesto el DAS, la propia “Central de Inteligencia” de la Presidencia, al servicio de conspicuos criminales como Jorge 40 y Diego Montoya, para sólo mencionar los más conocidos.

No es, pues, una exageración tal encrucijada, sobre todo cuando tenemos la opción de elegir entre dos candidatos que representan destinos cruzados. Carlos Gaviria: la democracia y Álvaro Uribe: la cacocracia. Ambos encarnan vidas paralelas y proponen a toda la nación destinos contrarios y alternativos. Vidas paralelas, porque Carlos Gaviria no sólo fue maestro de Derecho Constitucional de Álvaro Uribe, sino que además ha continuado ejerciendo en forma coherente su magisterio desde la Corte Constitucional y el Senado. Ahora aspira a hacerlo desde la Presidencia de la República.

Por el contrario, Álvaro Uribe, su destacado discípulo, se ha dedicado paciente y ladinamente a socavar el consenso nacional en torno a la necesidad de construir un Estado social de derecho, para suplantarlo por un imaginario Estado Comunitario, que cada vez se sitúa más en la antípoda del primero. Para ello empezó por diseñar un Estado al tamaño de su proyecto, que asegure su reelección personal e inmediata, así arrase con toda noción de derecho y mínimo respeto hacia la precaria institucionalidad construida desde 1991. Un Estado cacocrático en lugar de comunitario, pues está protegiendo y dando albergue, bajo el paraguas de una ilusoria y mediática “seguridad democrática”, a personajes como “Don Berna”, Mancuso, José Vicente Castaño, Jorge 40 y un largo etcétera. Irónicamente Álvaro Uribe está siendo el mejor albacea del testamento de Pablo Escobar, pues no sólo está poniendo a salvo de la extradición a semejante generación de sucesores, sino que además les ha dejado a toda Colombia por cárcel. Quizá por ello aparecieron en Medellín afiches anunciando a Pablo Escobar como Presidente. Sin duda, su espíritu gobierna en cuerpo ajeno.

En la otra orilla, Carlos Gaviria, nos convoca a construir democracia y defender sus fundamentos: los derechos humanos y la autonomía ciudadana. Entre tanto, Álvaro Uribe invita a “linchar a los corruptos”, “incrementar el impuesto de guerra” para que lo pagan los “riquitos” y morir por la “patria” a los “pobrecitos”, que bien podría ser la versión coloquial de su “seguridad democrática” y el “Estado comunitario”: “dedicado a erradicar la miseria, a construir equidad social y dar seguridad”, según lo consignado en el punto 5 del “Manifiesto democrático”. A la vista de todos está lo que significa erradicar la miseria: el Dane cambia la metodología para calcular los ingresos de los pobres y el Ministro de hacienda asimila el aumento en el gasto militar a inversión social. Sin duda, de un tiro Uribe mata dos pájaros: erradica pobres y aumenta la seguridad para la inversión de los “riquitos”. Tal es el significado real de Estado Comunitario en la semántica de la seguridad democrática.

Pero también ambos candidatos tienen sus destinos cruzados por la violencia, aunque difieren radicalmente en el horizonte que nos ofrecen para su superación. Carlos Gaviria, al ser candidato por el Polo Democrático Alternativo, está acompañado por una pléyade de ex guerrilleros, como Antonio Navarro y Gustavo Petro, para citar los más representativos. Pero hay que reconocer que Gaviria no ha contemporizado con ninguna justificación de la violencia y ha sido radicalmente civilista y especialmente crítico con la guerrilla a quien le atribuye “haber inhibido el nacimiento de movimientos poderosos de izquierda democrática”, pues “la opinión confunde izquierda con guerrilla y por eso es necesario hacer un ejercicio para separar las dos cosas”. Seguramente por ello, el electorado en la consulta del Polo premió su pasado pulcro e intachable frente al violento y escabroso de Navarro.

Por el contrario, Uribe ha sido un contemporizador con la violencia de las Autodefensas y un promotor del armamentismo de los civiles, a través de las famosas “Convivir”, reconociendo en la práctica que hay una violencia buena, la del paramilitarismo, que defiende la propiedad y las inversiones, frente a una violencia mala y funesta que ataca la propiedad y aleja a los grandes inversionistas, la de la guerrilla. Bajo esta lógica ha despreciado la ética de la democracia y el respeto por los Derechos Humanos y ha promovido una “realpolitik”, totalmente ausente de principios y valores, que se refleja de cuerpo entero en la ignominiosa e inconstitucional ley de “Justicia y Paz”, clara expresión del perverso refrán “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”. Por ello, no impidió que el DAS se convirtiera en una especie de cuerpo de seguridad de los principales cabecillas del paramilitarismo, pasando por alto el préstamo a Jorge 40 de un vehículo asignado a la Presidencia de la República, como si éste fuera propiedad personal de Álvaro Uribe y lo facilitara Jorge Noguera a uno más de sus amigos. Al respecto ¿en dónde está el control disciplinario de la Procuraduría y el político del actual Congreso? o ¿Será que ya dejaron de existir y ni siquiera sesionan? Esperemos que resuciten y vuelvan a cumplir sus funciones en la semana de Pascua, pues la independencia y competencia de la Fiscalía deja mucho que desear.

Por último, el horizonte para la superación de la violencia que cada uno de estos candidatos nos propone, es también expresión de sus vidas y concepciones paralelas, absolutamente divergentes, que cada uno de ellos tiene sobre la democracia. Para Carlos Gaviria se trata de empezar a construirla entre todos y todas los colombianos, pues como bien lo dice “si la democracia es el gobierno de las mayorías y representa el triunfo del interés general, ¿cómo es que esas mayorías hayan decretado el infortunio en que se encuentran?” Y ¿cómo es posible entonces que pueda hacer parte del interés general el que en Colombia haya pobres, haya miserables y que la riqueza esté tan mal distribuida?”. Por el contrario, Álvaro Uribe promueve a sangre y fuego la defensa de una “democracia en profundidad” que lucha contra el “terrorismo”, por eso no duda en anunciar más impuestos para intensificar la guerra. Es claro que no solo estamos ante dos vidas paralelas, en lo personal, sino ante horizontes colectivos diametralmente opuestos, que ponen en vilo la vida, seguridad, libertad, dignidad y equidad de toda Colombia. Es decir, se trata de una elección entre la democracia o la cacocracia. Es lo que está en juego el próximo 28 de Mayo y todos somos responsables de lo que acontezca.

6.- LA IV CUMBRE

(por Juan Diego García)

Los motivos que han producido tan escasos resultados en la IV cumbre entre la UE, Latinoamérica y el Caribe son en realidad los mismos que le han impedido a los Estados Unidos y sus aliados criollos hacer realidad el ALCA, un tratado empantanado que va mucho más allá del comercio (es un verdadero plan de integración colonial) y que debería haber entrado en vigor ya en 2005.

Los motivos no son otros que la oposición generalizada de la población pobre del continente y de un creciente número de gobiernos a las políticas neoliberales que han tenido tan nefastos resultados para la ciudadanía y han llegado a desmantelar en gran medida el mismo estado nacional. El ALCA y tratados similares sintetizan esta política de moderno colonialismo. No han funcionado para los Estados Unidos; no van a funcionar para la UE.

Méjico y Chile que han suscrito tratados de libre comercio y se ofrecen como ejemplos para justificar estas políticas arrojan más dudas que certezas. Ni uno ni otro consigue erradicar una pobreza que afecta al menos a la mitad de su población, buena parte de su bonanza se debe los precios del petróleo y del cobre- excepcionalmente altos pero inestables como se sabe- y ambos siguen compartiendo el status de países dependientes cuya suerte está en función de la demanda metropolitana.

No es pues por azar que el ALCA tenga tantos detractores y que Estados Unidos haya tenido que cambiar su táctica, negociando tratados país a país. Sin embargo no ha podido someter a Brasil, una potencia media que le compite en el área y que es el eje del MERCOSUR (una alternativa al ALCA); tampoco consigue avances significativos en los Andes pues Bolivia se desmarca, con Ecuador se rompen las negociaciones, Colombia y Perú aún deben refrendar estos tratados en sus parlamentos con resultados inciertos y Venezuela los rechaza tajantemente además de impulsar su propio proyecto de integración regional, el ALBA. A los Estados Unidos les queda el consuelo de Centroamérica, la misma área menor con la cual la UE ha conseguido el único avance destacable de la IV Cumbre.

En el fondo se trata de un resurgir del nacionalismo como respuesta a los efectos devastadores del neoliberalismo, una política cuyos objetivos de explotación y saqueo sin medida apenas logran ocultarse. Sin ser muy suspicaces cualquiera podría pensar que todo el discurso neoliberal que sostiene la necesidad de disminuir el papel del estado no tiene otra finalidad que dejar las manos libres a las multinacionales y entregar las decisiones soberanas de los gobiernos al Fondo Monetario Internacional; o que la insistencia de los nuevos profetas del liberalismo sobre la rigurosidad en el gasto público y las política de “ajuste” solo buscan asegurar el pago de la deuda externa.

Cuando Kirchner, Morales o Chávez nacionalizan recursos o recuperan empresas públicas que habían sido privatizadas a precios de saldo y sobre todo cuando devuelven al estado nacional funciones claves como controlar precios, renegociar la deuda externa o realizar programas sociales de consideración están ejerciendo sin duda un nacionalismo claro y contundente. Poco importa que a los ojos de alguno esas políticas se consideren “populistas”, “demagógicas” y un regreso al pasado. Sobre todo cuando las críticas vienen precisamente de los mismos que ayer no tuvieron reparos en promover en el área el neoliberalismo más feroz (más inclusive que en los propios países metropolitanos). ¿Molesta ahora que Lula y sobre todo Kirchner tomen drásticas medidas relativas al pago de la deuda? ¿Molestó acaso cuando la banca internacional dio préstamos a manos llenas a dictadores civiles y militares que los dilapidaron o sencillamente se los apropiaron, endeudando por generaciones a toda la población?.

Sin considerar todos estos factores no es posible comprender por qué la IV Cumbre no llegó al puerto deseado y por qué no fue posible que como en épocas mejores, en lugar de Morales, Chávez o Kirchner se destacaran los Foxes, los Uribes o los Toledos. ¡Hasta el moderado Lula, en nombre de la poderosa burguesía de su país recordó que MERCOSUR no firma nada en condiciones desventajosas!. No es aceptable la política Europa de subvenciones (una forma clara de dumping que los pobres no pueden financiar) mientras se presiona a brasileños, argentinos y uruguayos para que abran sus mercados a los productos de la UE.

Muchos gobiernos del área, en mayor o menor medida van optando por políticas nacionalistas que incluyen por ejemplo nacionalizaciones, control de tarifas de servicios públicos, defensa del trabajo nacional y búsqueda de nuevos socios comerciales pues si se trata de jugar al capitalismo puro y duro China e India son clientes más prometedores que Europa.

Por otra parte, el nacionalismo de los llamados gobiernos de izquierda que tanto preocupa a los europeos es un “mal” que estos últimos practican con fruición. El actual proceso de Constitución Europea lo pone de manifiesto no menos que las dificultades para conseguir una política energética común, un debate en donde cada país defiende con tesón sus propios monopolios nacionales (para no citar sino dos ejemplos). En lo que si parece existir una cierta unanimidad es en la política exterior, arriando todas las banderas de la Vieja Europa mediante el sometimiento evidente a la política estadounidense. De la política europea de ayer, que se opuso a la agresión contra Irak quedan solo retazos.

Si los europeos practican el nacionalismo (igual que los estadounidenses) deberían aceptar entonces que del otro lado del Atlántico también se practique y si su política es semejante a la estadounidense no debe sorprenderles correr la misma suerte de éstos. ¡Qué lejos están aquellos días en los cuales para Latinoamérica y el Caribe Europa significaba una alternativa diferente al capitalismo salvaje de los gringos! ¡Qué lejos aparecen Willy Brandt, Olof Palme y el Diálogo Norte-Sur mediante el cual Europa ofrecía una política que reemplazaba el viejo y el nuevo colonialismo por intercambios equilibrados, compartir avances tecnológicos y caminar juntos hacia cotas mayores de democracia y bienestar común!.

Pero ni los socialdemócratas de hoy defienden ya tales alternativas y a estas cumbres en lugar de los políticos lúcidos y progresistas de ayer asisten básicamente legiones de empresarios eficaces en el arte de vender caro y comprar barato, funcionarios expertos en asegurar para sus países áreas de influencia y no pocos especialistas en intercambiar abalorios baratos por oro puro.

Evo Morales fue sin duda una de las figuras centrales del evento de Viena. Algunos de los asistentes debieron echar de menos a un Sánchez de Losada, quien con su acento nasal de medio gringo creaba esa atmósfera tan propicia para la compra ventajosa de empresas, de pozos de gas y de petróleo y para la administración rentable de aeropuertos y planes de pensiones privatizados. El nuevo vocero del pueblo boliviano también tiene acento, su lengua materna no es el castellano pero tiene muy pocas dificultades para comunicar que antes que dueños extranjeros de la riqueza de su país desea socios honestos.

¡En la memoria quedan los días en que los mineros bolivianos, aprovechando la intimidad de los socavones que les protegían de la represión del dictador de turno coreaban…¡Bolivia libre si, colonia yankee no!. Ahora no solo lo pueden gritar a voz en cuello y al aire libre sino que pueden convertirlo en realidad.

La Europa “americanizada” tendrá que hilar muy fino si quiere recuperar espacios y demostrar a las gentes del otro lado del Atlántico que sus propuestas no son una nueva versión del ALCA. ¿También en esto se comportarán los europeos como comparsa de los gringos?.



7.- NUEVO MAPA POLÍTICO

Por: Fabio Velasquez

Las elecciones de este año y seguramente las del próximo serán muy importantes para dibujar el nuevo mapa político del país, en un contexto de reforma de las instituciones que ha modificado sustancialmente el régimen político colombiano, especialmente a través de la incorporación a la Carta Política de la reelección inmediata del Presidente.
Y lo son por una sencilla razón: porque muestran la ruptura del esquema tradicional del sistema político colombiano que perduró por más de un siglo, un sistema bipartidista en el que los partidos liberal y conservador mantuvieron el control del electorado y fueron definiendo, a través de acuerdos políticos como el Frente Nacional, reglas de juego que les aseguraran el monopolio del poder político.
La recomposición que viene ocurriendo tiende a marcar linderos ideológicos más claros entre los bloques partidistas que seguramente definirán el espectro de posibilidades que los electores tendrán ante sí en los próximos diez o 20 años.

En efecto, el nuevo mapa político muestra unos partidos de derecha que por el momento ?y quién sabe hasta cuándo- giran alrededor de la figura de Álvaro Uribe Vélez.

Este bloque muestra un perfil basado en la idea de ejercicio de una autoridad supuestamente perdida para evitar el caos, en el rescate de valores católicos como principios orientadores de la conducción del Estado, en la defensa del neoliberalismo como modelo ideal de desarrollo y en una fuerte alianza con el Gobierno de los Estados Unidos para adelantar la lucha contra el fantasma terrorista en Colombia y en el mundo.

Este sector comparte una cierta incomodidad con la Constitución Política de 1991, especialmente por la defensa que esta última hace del Estado Social de Derecho y del equilibrio entre los poderes públicos como pilar de las instituciones democráticas. En el lado opuesto se ubica la izquierda democrática en ascenso, representada por el Polo Democrático Alternativo, muy heterogénea desde el punto de vista de sus orígenes ideológicos y políticos, pero que comparte la idea de que la Constitución de 1991 es el resultado de un pacto que responde al anhelo de la mayoría de los colombianos de fortalecer la democracia y consolidar la paz y que, en consecuencia, hay que respetar. Este sector se la juega por la justicia y la equidad, por darle prioridad a la cuestión social y por buscar la paz de una manera negociada. En el centro se colocan los partidos tradicionales, que pasan por un crucial momento de definiciones ideológicas y políticas y que han sufrido la deserción de una buena parte de sus dirigentes y de su electorado, especialmente en el caso del partido liberal.

Estos partidos, que manejaron a su antojo el Estado colombiano durante décadas, tienen el reto de tratar de encontrar un lugar en el espectro político del país. En esa tarea, el Partido Conservador parece haber optado por colocarse a la sombra de Uribe para evitar la desbandada y obtener algunas garantías de supervivencia. Lo que esperan los colombianos es que esta reconfiguración del sistema político permita consolidar la democracia. De lo contrario, estaríamos dando un peligroso paso hacia atrás.

8.- UN EJERCICIO DEMOCRÁTICO, LIBRE Y A CONCIENCIA

Por: Manuel Tiberio Bermúdez
Charlemos

El próximo domingo 28 de mayo los colombianos acudiéremos a las urnas para, en un ejercicio democrático libre y a conciencia (eso dice la teoría) elegir al presidente de éste país que cada día se hunde más y más en la desesperanza y al que desde todos los puntos cardinales lo aterrorizan los tiros de la guerra.

El día de elegir llega antecedido de una campaña sosa, simplista y de poca animosidad y fervor ciudadano, con un candidato que evitó el debate y la confrontación de ideas, y frenó la que hubiese podido ser una campaña movida.

Las multitudinarias expresiones ciudadanas de otras épocas quedaron en el pasado pues la gente ya es poco permeable a los discursos gastados y tantas veces escuchados, casi las mismas de lo no cumplido. El acompañamiento real se da en la urna, en el apoyo que se ofrece con el voto depositado.

Con opciones de alguna votación importante tenemos solamente a tres de los nombres que estarán en la voluntad colectiva: el del candidato presidente, Álvaro Uribe; el del exmagistrado, Carlos Gaviria y el del insistente Horacio Serpa.

En la elección ciudadana del domingo y en uno de esos tres nombres, recaerá el llamado “primer cargo de la nación”. Según los que trabajan día y nochemente por el candidato presidente dicen que los vaticinios y encuestas apuntan a que los colombianos reelegirían a Uribe; …eso dicen ellos.

Con Carlos Gaviria, se está acrecentando el fenómeno de la cohesión de la gente que tiene conciencia social, una multitud consecuente con el cambio del país, que cada vez se agrupa más y más en una sola fuerza. Aquí como en todo el continente también se siente el cambio.

Y el señor Serpa, a quien hay que abonar su indeclinable insistencia por aglutinar un liberalismo escindido, descreído, desperdigado que parece que poco creyera en el triunfo.

Con este panorama al frente nos presentaremos los ciudadanos colombianos el próximo domingo a las urnas: los reeleccionistas convencidos de su triunfo a la sombra de las encuestas.

Los que queremos una patria nueva y mejor para todos donde vivir dignamente convencidos de la posibilidad del cambio.

Y los desencantados que van a tratar de resarcir la dignidad de un partido.

Ninguno ha ganado aún. El domingo lo sabremos.


9.- LA CONSTITUCIÓN EN SERIO

Por: Rafael Rincón (*)
Medellín, 23 de mayo de 2006

El ex presidente Andrés Pastrana Arango, hoy embajador de Colombia en Estados Unidos, ganó las elecciones presidenciales en 1998, después de haber auspiciado una intensa campaña contra el presidente liberal Ernesto Samper Pizano, quien lo había derrotado en las elecciones de 1994. La semana antes de los escrutinios el candidato Pastrana Arango posó para la prensa en compañía del comandante máximo de las FARC, Manuel Marulanda Vélez y sembró la ilusión de paz negociada en Colombia; éste episodio fue definitivo para ganarle la presidencia al candidato Horacio Serpa Uribe.

Con el primer hecho –conocido como el Proceso 8.000– el ex presidente Pastrana logró configurar a su adversario como corrupto y de contragolpe erigirse él como el as moral de la baraja; y con el segundo evento, la foto Pastrana/Tirofijo, embaucó al electorado con la promesa de solución política negociada al conflicto armado, y así logró la presidencia. Con el primer hecho Estados Unidos certificó los esfuerzos del Estado colombiano en materia antidrogas, y con el segundo las FARC obtuvieron una enorme zona de despeje e inmunidad.

La propuesta de Álvaro Uribe Vélez de seguridad democrática se levantó sobre el fracasado modelo personal y moralista de Andrés Pastrana. La consigna electoral fue “mano firme y corazón grande”, para enterrar la solución negociada desaprovechada y darle prioridad a la intervención armada y así sofocar la arremetida violenta de las FARC contra la población civil.

Ni Pastrana Arango, ni Uribe Vélez se tomaron en serio la Constitución de 1991 para encarar las violencias, la violación a los derechos humanos, la corrupción, la iniquidad y la desigualdad. Los dos gobiernos coincidieron en acudir más a los Estados Unidos para lograr sofocar los problemas comunes, como el narcotráfico, que a la voluntad general de los colombianos para mejorar las condiciones de vida. Ambos presidentes mostraron sin tapujos el temor reverencial y sonrieron ante los halagos certificados de la metrópoli imperial.

Ambos gobiernos consideraron la Constitución como un obstáculo de la democracia para luchar contra el terrorismo y como una amenaza a los privilegios de los sectores que capitalizan la riqueza; ella, la Constitución, es calificada, por un lado, como una forma romántica e ineficaz para erradicar la “agresión terrorista”; y por el otro lado, como una amenaza subversiva para quienes ilegítimamente ejercen el poder.

Una Constitución garantista impide el desarrollo de la seguridad democrática que es la seguridad de las restricciones a los derechos, la de las capturas masivas, la de las ejecuciones extrajudiciales, la que se opone al intercambio humanitario, la de la impunidad al paramilitarismo, la de las recompensas, la que no admite controles, la que persigue a los defensores de derechos humanos, la que niega el sindicalismo, la que controla a la prensa y apabulla al periodismo.

La acción de tutela, la Defensoría del Pueblo, la Corte Constitucional, la Carta de Derechos, la prohibición de la reelección y de la extradición hacen parte de la voluntad del constituyente primario de 1991. La prohibición de extradición de colombianos fue revocada por las presiones de Estados Unidos con sus ilegales certificaciones, y la reelección presidencial fue consagrada con la “metodología Teodolindo” de compra burocrática de votos en el Congreso.

Colombia tiene la oportunidad, en los comicios de mayo, de elegir un presidente que se comprometa con la Constitución de 1991 para tomarse en serio la dignidad humana, para trabajar por la equidad, para reconocer tanto las causas de las violencias como la capacidad de la nación para orientar y resolver, de manera soberana, los conflictos armados y sociales que obstaculizan la realización de Colombia como un estado social de derecho.

Colombia necesita un presidente que se comprometa a lograr que la mayoría más humilde pueda decidir su futuro; un país gobernado más por el derecho que por la fuerza; un presidente convencido de que otra Colombia, más justa es posible.

(*) Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus.



10.- ¿CUÁL CLASE DIRIGENTE?

Por: Eduardo Gómez

En Colombia la “clase dirigente” no existe; esta expresión sería idónea (como sucede en Europa) para nombrar a una burguesía moderna, es decir a una clase dueña de los medios de producción más avanzados, que fomenta la creatividad cultural y la productividad económica, que estimula la investigación científica y técnica y que aspira a competir a escala mundial y a ampliar sus mercados y su esfera de influencia internacional, para todo lo cual necesita apoyarse en un pueblo que tenga acceso a la educación especializada y a un alto rendimiento en el trabajo.

Casi nada de esto es propio de nuestra clase alta porque no tenemos una burguesía , sino una oligarquía , una clase que apenas se percibe en el umbral de la modernidad, enraizada en el latifundio, en la especulación financiera, en los negociados con el estado corrupto y las mafias, y que promueve con desgano, en el mejor de los casos, una débil industria ligera y una reducida productividad agrícola; amiga, por añadidura, de los métodos militaristas y represivos y favorecedora de una cultura ornamental y de la superstición religiosa. Una clase que ha perdido casi del todo la voluntad empresarial de crear riqueza y bienestar, que pudo animarla en los comienzos, y su aspiración es medrar como gran rentista a costa de la pobreza y la miseria del 60% de la población y de la frustración psicológica y humana que, en diversas modalidades, aqueja al confuso y atrasado conglomerado que se llama Colombia.

Porque no es verdad (como dice cierta izquierda ingenua y superficial) que “los de arriba” viven bien y sólo “los de abajo” se frustran. Desde un punto de vista humanista más complejo, todos en Colombia (y con las diferencias y matices del caso) vivimos en malas condiciones: las clases altas porque su parasitismo, su miedo al cambio y su individualismo feroz, generan tedio, frivolidad, vicios, aislamiento, inseguridad, que se intentan compensar con el consumismo y el lujo; las clases bajas porque el hambre y la ignorancia las bestializa y las clases medias porque tienen que caminar por el filo de la navaja y , con frecuencia, caer en la bancarrota o desgastarse en la sobrevivencia apenas decorosa. Pero el consuelo de las clases altas (el consumismo refinado y el lujo) enervan paulatinamente, atrofian la sensibilidad y la inteligencia, rebajan la cultura a una condición ornamental y de distracción, banalizándola y destruyéndola paulatinamente. La simple sensualidad en la posesión y uso de cosas no puede ser criterio para evaluar la calidad de la existencia porque la economía se vive integralmente. La adquisición y el uso de una misma cosa cambia radicalmente según la manera peculiar como su poseedor se relacione con los demás, lo cual implica necesariamente su situación de clase y, por tanto, su concepción tácita o consciente de la historia. Los pretendidos “triunfos” a costa de la frustración de la mayoría son logros corroídos por dentro por la soledad, la mezquindad y un egoísmo monstruoso y, tarde o temprano, generarán violencia y odio clasista, reivindicatorio o revanchista. Por eso la oligarquía colombiana tiene que gastar cada vez más, y en forma extravagante, en su seguridad; debe apoyarse cada vez más en grupos criminales a sueldo, (los cuales, a su vez, la chantajean y la desplazan progresivamente en el poder político, en la tenencia de la tierra y en los negocios), por eso se ve obligada con frecuencia a exilarse del país, a reforzar las cárceles y a gastar sumas exorbitantes en delatores y espías, convirtiendo el país en un campo minado por contiendas estériles y bárbaras.

Debido a ese miedo al cambio democrático, Colombia ha entrado en una involución que abarca la mayoría de los campos de la vida nacional y que nos acerca a muchas de las características del ciclo de las dictaduras conservadoras de Mariano Ospina Perez, Laureano Gómez y Urdaneta Arbelaez con sus criminales a sueldo (que entonces se llamaban “Pájaros”) con su policía corrompida (que entonces se llamaba, “Chulavita”) con sus amenazas y crímenes contra toda oposición democrática (descalificándola como “comunismo” diabólico) con sus negociados turbios y su tráfico de influencias, con su persecusión y aniquilamiento del sindicalismo libre, con sus presiones sobre la prensa y su censura solapada, con su invalidación de las elecciones mediante presiones, amenazas , masacres y compra de votos, con su manipulación cínica de la Justicia, con su abyección (ahora incluso mayor) ante el imperio del norte y su traición a las luchas democráticas de los países latinoamericanos con dignidad. Ahora como entonces, se pretende conformar un frente de la oligarquía más retardataria que, por todos los medios que se consideren necesarios, pretende empantanar la historia. Pero hoy como entonces, todo ese despilfarro infame de energía de dinero y de vidas, será a la postre, inútil y redundará en una pérdida de tiempo precioso y en una prolongación de la agonía de un sistema sin salidas. Hasta que despierte el pueblo.

11.- CARTA ABIERTA DEL PROFESOR CAMILO A. PATIÑO AL DIRECTOR DEL DIARIO EL MUNDO DE MEDELLÍN

Señor director:
Respeto, como seguro muchos lo harán, su decisión de votar por Alvaro Uribe. Con este editorial de hoy viernes 19 de mayo, muchos que todavía dicen profesar el liberalismo, también lo harán por Uribe.
En mi caso, que soy Liberal, académico, profesional, de 45 años de edad, casado, con un buen empleo, con vehículo y una pequeña parcela, que pude estudiar en una universidad con muy pocos recursos, sé lo que es ser liberal, sé lo que es ser conservador, sé lo que es ser de derecha, sé lo que es ser de centro y sé lo que es ser de izquierda.

El liberalismo, está situado en centro izquierda y lo único que les puedo asegurar es que gobiernos de derecha como lo son los de Uribe y los grupos áulicos que lo secundan jamás cambiarán un país que requiere de cambios fundamentales y no simples paños de agua tibia como las reformas que favorecen a los gremios de la producción, empresarios y terratenientes.

Qué pena que el único periódico de la región también se alinee en el Uribismo y en el derechismo.

Nosotros los que aun conocemos los orígenes, que no se nos olvidara la historia y que no nos apegamos al poder ni a la riqueza, votaremos por Serpa, Gaviria o en Blanco.

Se equivocan ustedes al direccionar a los votantes y nos seguimos equivocando nosotros al seguir líderes de papel, que fácilmente cambian la mentalidad como si aun los colombianos fuéramos borregos o masa fácil de desviar y alinear según los intereses de una minoría.

No será ahora, de pronto dentro de 4 años tampoco, pero el cambio lo daremos.No continuaré con la suscripción al periódico que tanto he querido y mis votos por sus familias se desvían por otros lados. Compraré el periódico los domingos par leer a Ramon Elejalde, mientras siga escribiendo como escribe y mientras siga siendo liberal.Cordial saludoCamilo Antonio Patiño
12.- LA NOSTALGIA URIBISTA: LA DEBILIDAD DE URIBE ES EL FUTURO. NO TIENE NUEVA PROPUESTA NI NUEVO MANDATO

Por Álvaro Forero Tascón
Semana.com
21 de mayo de 2006
El uribismo habla del presente, pero siempre comparándolo con la época de la crisis colombiana del cambio de siglo. Habla de recuperar el pasado, pero no menciona el futuro. Tanto en su concepción como en su finalidad, el uribismo es nostálgico.
En 2002, Álvaro Uribe no fue elegido para hacer avanzar a Colombia, porque los colombianos creían que la paz con las Farc no era posible, y sólo con ella el país avanzará verdaderamente.

Se le eligió para devolver el país a las condiciones cómodas y prósperas de mitad de los años 90, al pre Caguán. Prueba de ello es que nadie reclama por las promesas incumplidas. Ni siquiera por la lucha contra la politiquería, que junto con la seguridad eran las promesas fundamentales de Uribe en 2002. Esto explicaría por qué los análisis sobre el éxito político del Presidente no coinciden. Quienes esperan verdaderas transformaciones para superar la tragedia colombiana, consideran mediocre a la administración Uribe.

Sus electores la encuentran exitosa, porque eligieron a Uribe no para reducir la pobreza ni para hacer la paz, sino para borrar a la fuerza la ansiedad y el sacrifico que dejaron los gobiernos Samper y Pastrana.

El mandato austero que recibió Álvaro Uribe es fruto de su propuesta electoral, que caricaturizó los males nacionales atribuyéndoselos todos al Caguán, y de su habilidad política para convencer a los colombianos que debemos dejar seguir la tragedia colombiana a cambio de pequeños avances en materia de seguridad, y de mejoramientos del ciclo económico.
Uribe cree que Colombia requiere fundamentalmente de una buena gestión presidencial. No de cambios profundos. Cree en corregir y en administrar, más que en cambiar y en avanzar. Por esa razón, Uribe es un gran continuista de los lineamientos estructurales de las administraciones anteriores.

Quince años después, profundiza la parte más discutida del gobierno Gaviria, la apertura. Lo hace igualmente con el gobierno Pastrana. Con la excepción de la política de paz, ha conservado todos los grandes ejes de esa administración ?el económico, el de política internacional y, qué ironía, el de seguridad?. Porque los creadores del modelo de seguridad que se aplica actualmente, del Plan Colombia, son Bill Clinton y Andrés Pastrana.

Aun en materia política, Uribe ha mantenido la estrategia pastranista de lentejo-clientelismo a ultranza para la formación de sus mayorías legislativas.
Aunque Uribe se esfuerza por mostrar lo contrario, es continuista porque el pensamiento político de derecha tiende a ser nostálgico.

La pregunta es si Colombia va a dejar atrás sus problemas así, con nostalgia. Los colombianos saben que no, pero idealizan el presente y asumen los problemas del país con cierto cinismo.

Están endurecidos por el conflicto, y ya no sueñan con un país mejor. Se consuelan con mano dura y crecimiento económico, la receta histórica del colombiano para escapar a su bochornosa realidad.

Aunque no saben para dónde va Uribe en un segundo período y perciben nubarrones, prefieren, nostálgicamente, la seguridad de lo conocido, a las promesas mal comunicadas de los opositores del Presidente. Porque los colombianos intuyen, además, que hacer realidad esas promesas es difícil, porque requiere enfrentar los verdaderos problemas de Colombia. Esos a los que se han hecho adictos, al punto de hacerlos verdaderas culturas ?la de la violencia, la del narcotráfico, la del clientelismo, la de la ilegalidad y la de la insolidaridad?.

Y al peor problema de todos, el que engendra los anteriores, que hace parte de nuestra nacionalidad ?esa especie de perrenque del colombiano, difícil de establecer pero que lo destaca para bien y para mal?, la pasión por el resultado rápido, cueste lo que cueste. Sin darse cuenta de que los beneficios de ese tipo de resultados son al final un espejismo. Bastaría mirar alrededor.
Pero como nuestra sociedad no ha encontrado cómo salir adelante, se resigna a la cómoda y mediocre nostalgia. Porque ésta tiene una característica sutil que la hace atractiva ?el querer cambiar para atrás?.

Muy útil en materia política, porque permite cambiar solamente lo inmediatamente anterior, lo superficial, para retornar al pasado. Es decir, no cambiar verdaderamente. Por eso los ideólogos de derecha insisten en que ya no hay distinciones entre izquierda y derecha. Porque les molesta que se les vea la avara nostalgia, frente a la fe de la izquierda. Pero, sobre todo, frente a la ecuanimidad del centro político.

Ese que tristemente está desapareciendo en Colombia, de la mano del pragmatismo de Uribe, de la coherencia de Carlos Gaviria, de la moralidad de Antanas Mockus y de la ceguera de Horacio Serpa. Y de la crueldad de las Farc. Y eso que la verdadera polarización aún no se siente, porque los buques de la oposición feroz de Gustavo Petro, y del intervencionismo de Hugo Chávez, aún no zarpan.
La gran debilidad de Uribe es el futuro, su segundo período, porque los colombianos no le han conferido un nuevo mandato, y él no ha propuesto nada importante hacia delante.

Como sabe que no puede prometer la paz ni crecimiento sostenido, habilidosamente deja que sus seguidores se ilusionen con supuestas mejoras incrementales.

Por eso acude al engañoso lema ?Adelante Presidente?, que no quiere decir nada, que confirma la ausencia de propuesta, pero que enciende ilusiones nostálgicas. Porque el gran secreto de Álvaro Uribe es que no es capaz de salvar al paciente. Que sólo sabe aplicarle calmantes: algo de pan y algo de bala, que adormezcan los síntomas y generen esta ?exhuberancia irracional?, como denominó Alan Greenspan la actitud de los inversionistas durante la burbuja especulativa de la bolsa en los años 90, que confiaban ciegamente en la expansión ilimitada del mercado, sin aceptar que no existían condiciones objetivas para ello. Hasta que la burbuja estalló.

Aunque los colombianos no queramos aceptarlo, calmar los síntomas sólo consigue que las enfermedades sigan creciendo silenciosamente.
Por eso la obsesión de Uribe es convencer a los colombianos de que no es suya la culpa de que el país no avance verdaderamente, sino de las Farc. Porque el Presidente es un magnífico administrador, un trabajador incansable, un buen comunicador y un gran ministro de defensa.

Pero no es un estadista capaz de cambiar el terrible curso de su Nación. Se parece demasiado a sus compatriotas para entender que la sociedad colombiana requiere cambios profundos.
Su condición de halcón puede inclusive generar problemas nuevos y grandes, como la de George Bush a su país.

Porque Uribe carece de la decisión para contener la expansión mafiosa, de la mesura para enfrentar la guerra con sabiduría, de la visión para evitar que Colombia se convierta en el epicentro de la confrontación Bush-Chávez, de la grandeza para aliviar la crisis humanitaria del desplazamiento y del secuestro, de la responsabilidad para no profundizar la polarización, de la claridad para reconocer la necesidad urgente de someter esta sociedad a una regeneración moral, pero sobre todo, de la honestidad para reconocer el peligro de aniquilar el centro político y los partidos políticos verdaderos, sometiendo a esta pobre Nación, azotada por tantos males, a otro terrible ?la ruleta rusa del caudillismo?, en beneficio exclusivo de los intereses políticos del Presidente.
De lo que no carece Uribe es de la habilidad política para asegurarse de llegar a la elección presidencial sin competidores que sean mejores alternativas que él.

Porque a Rafael Pardo lo sacó del juego con los votos uribistas a favor de Serpa, y Antanas Mockus se sacó solo porque dejó que los electores descubrieran que iba a obligarlos a cambiar, y esta sociedad no quiere mirarse en el espejo, prefiere seguir pareciéndose a Álvaro Uribe.

13.- CARTA ABIERTA A MI COMPAÑERO EL COMANDANTE DEL EJÉRCITO NACIONAL

Del Teniente Coronel (r) Agusto Lora Ramírez al Mayor General Mario Montoya Uribe en solicitud de una solución dialogada al conflicto armado


Bogotá, D.C., mayo de 2006
SEÑOR MAYOR GENERAL
MARIO MONTOYA URIBE
COMANDANTE DEL EJÉRCITO NACIONAL
E.S.D.
Estimado compañero y apreciado General:
Le ruego que acepte el afectuoso saludo con el cual le manifiesto mi lealtad y mi incondicional amistad; asimismo, admitir mi sincera congratulación por su designación para tan honroso cargo. Mi General, además de ser el Comandante del Ejército, es el representante de los 182 jóvenes que en la Escuela Militar de Cadetes, en 1969, juramos con usted defender la Patria.
Ante el desconcierto que hoy padece la Nación, tanto por el malestar reinante en la sociedad y los hechos de corrupción detectados en diferentes instituciones gubernamentales, como por la polarización del país en vísperas de los próximos comicios electorales, e interpretando el sentir de oficiales, suboficiales y soldados que conformamos la reserva de la Institución Armada, además de actuar comovocero de un considerable número de colombianos, considero como una imperiosa obligación moral y patriótica la remisión de la presente en forma abierta, con el fin de evitar suspicacias, para que como Comandante del Ejército tenga usted a bien analizar, reflexionar y decidir respecto a la actitud que nuestro Ejército debe asumir frente a esta crisis y en beneficio del país.
Comencemos por decir que los ejércitos del mundo son garantes de la salud de las Repúblicas, y nuestro Ejército no ha sido la excepción. Uno de los propósitos del señor General Gustavo Rojas Pinilla en 1954 fue poner fin a la lucha guerrillera, que, como hoy, afligía a muchas regiones del país.
En este propósito, la tarea que se propusieron los militares era estratégica pero nunca política. Los logros obtenidos por alcanzar la paz fueron considerables. De ahí que uno de los más famosos jefes guerrilleros manifestara sobre dicho proceso que ?en Colombia la amnistía más directa, concreta y práctica por varias razones fue la del General Rojas Pinilla?. La herencia del Ejército Libertador y la credibilidad que nuestra Fuerza Pública genera en la sociedad colombiana hacen de ella una verdadera luz en las tinieblas y un faro en la tormenta.
Nuestra preocupación, como creemos que es la suya, hoy como ayer sigue siendo la Patria. Al militar de carrera, a partir de su retiro del servicio activo por la razón que sea, se le descorre un velo que ha ocluido su pensamiento.
Comienza entonces a palpar la realidad nacional, a entenderla e identificarse con ella, puesto que en la Escuela Militar, cuando se nos adiestraba en el arte de la guerra, no nos enseñaban el vínculo de la Patria con los intereses del pueblo y la defensa de una verdadera democracia y una verdadera soberanía, y antes, por el contrario, nos inculcaban con todo rigor que quien actúa contra el sistema atenta contra la Patria.
Por eso, nuestro Ejército ha estado más cerca de las clases privilegiadas que del pueblo.
Hoy, la Nación se encuentra en crisis. De gobernabilidad, de legitimidad y de credibilidad.
Los graves hechos de corrupción detectados en el DAS, en la Superintendencia de Vigilancia, en Finagro y en Incóder, donde sus directivos mantenían vínculos directos con paramilitares y narcotraficantes que por su carácter consideran que las instituciones mencionadas deben estar a su servicio; la presencia en el Congreso de la República de personas y dineros pertenecientes al narcotráfico, la impunidad en la Ley de Justicia y Paz para los jefes paramilitares; la conmoción creada por la posible firma del TLC, en contra del querer nacional, y la censura y los reclamos amenazantes del Presidente contradirectivos y columnistas de revistas y periódicos hacen que se viva una crisis de gobernabilidad de grandes proporciones.
El escándalo de una institución como el DAS, relacionada con un fraude electoral a favor del Presidente Electo en 2002, cargo por el que su ex director Jorge Noguera es llamado ante la Fiscalía para que rinda indagatoria; la estigmatización que afecta a quienes se atreven a denunciar conductas aviesas o nexos de funcionarios con paramilitares y narcotraficantes, la presunta campaña de exterminio de activistas de izquierda y la posible participación de miembros del DAS en la desestabilización del gobierno de un país vecino hacen visible la presencia de una grave crisis de legitimidad gubernamental.
Además de lo anterior, las posiciones intolerables ante determinados actos de la oposición, la actitud asumida por el Presidente de la República en defensa de los directivos acusados de corrupción, lo mismo que la pretensión de minimizar escandalosos hechos publicados en diversos medios llevan a la extensión de un manto de duda sobre la credibilidad y confianza en el actual gobierno.
Alguien afirmaba irónicamente en estos días que ?lo bueno de la democracia colombiana es que aquí no gobiernan los militares sino los paramilitares?
Esta aseveración parece valedera. La posición de defensa asumida por el Jefe de Estado con el ex director del DAS, tanto como su actitud con los ex directores de la Supervigilancia, Finagro e Incóder, contrastan con su posición exageradamente injusta e intolerable con las Fuerzas Militares al destituir en forma fulminante y sin formula de juicio a trece generales de la República y un sinnúmero de coroneles y mandos medios.
¡Ningún gobierno en la historia de Colombia había destituido en forma injustificada a tantos generales como el actual!
Además de lo expuesto, dos flagelos que visceralmente atraviesan la Nación preocupan profundamente a todos los colombianos: el conflicto interno y el narcotráfico.
La solución de esta problemática pasa por la órbita de sus responsabilidades, señor General, como Comandante del Ejército. Si Colombia logra resolver estos dos problemas, podremos construir un nuevo país, más justo y más igualitario.
Hoy, debido a los próximos comicios electorales, el país se encuentra enfrentado en dos radicales posiciones: reelección o un nuevo Presidente; en otras palabras, o continuar la guerra o buscar una solución negociada. He ahí la disyuntiva y el quid de la situación nacional. De la deliberación y decisión que con su Estado Mayor usted tome y que debe conocer el país, dependerá el futuro de la Patria.
Concebimos la deliberación de la que le estoy hablando como un concepto amplio en el sentido de debatir, reflexionar y decidir acerca de un tema tan fundamental como es si vale la pena continuar la guerra y qué necesita el Ejército para lograr la victoria sobre los flagelos expuestos, o si es mejor para el país y para todos los colombianos una solución negociada, un cambio en la visión estratégica de las Fuerzas Militares.
La deliberación que aquí planteo no es la restrictiva y restringida, condenada en la Constitución Nacional. En pleno siglo XXI, la Fuerza Pública debe constituirse en una institución con capacidad deliberante y conciencia suficiente sobre su responsabilidad con el Estado y con su población, para impedir, como hasta ahora, que sea utilizada y manipulada para beneficio de unos pocos y en detrimento de las mayorías.
Si por un instante usted detiene sus pensamientos y observa el momento coyuntural que vivimos, se dará cuenta de que algunos hechos, como la confianza que tiene el pueblo en el Ejército, según las encuestas; la polarización del país, la actitud de los candidatos a la Presidencia, los llamados a dialogar formulados por el estado mayor de las FARC a los militares, la intromisión de otros países en nuestros asuntos y la posición de Colombia en Latinoamérica obligan a las Fuerzas Militares y principalmente al Ejército a mostrar una actitud, actitud pública que se convierte en el fielde la balanza y en la guía de todos los colombianos.
A mediados de 2004, el señor Jan Egeland, funcionario de las Naciones Unidas y experto en asuntos humanitarios, manifestó algo terrible sobre Colombia:
1. ?La clase dirigente vive como la europea, y la miseria es similar a la del Congo Africano? y
2. Colombia es la mayor catástrofe humana del hemisferio occidental?
Estimado General y compañero de curso:
La fidelidad que juramos en la Escuela Militar hace 37 años es a la Patria, a la razón, al pueblo. No basta con tener puesto un uniforme militar, también debemos ponernos un uniforme de dignidad, un uniforme de valor.
El Curso Francisco de Paula Vélez, con nuestros 17 compañeros fallecidos pero presentes espiritualmente y ?¡qué casualidad!? los 17 compañeros que alcanzaron el grado de General, confiamos en usted.
Las circunstancias lo obligan a ocupar el puesto que la historia le tiene reservado. Cumplir el deber constitucional de defender la Nación y su soberanía, y velar por la seguridad de todos los colombianos son misiones que contienen acciones no cumplidas hasta hoy. El Ejército, que usted honrosamente comanda, debe ser capaz de romper el círculo vicioso de la continuidad de esta guerra que nos avergüenza y nos aflige. La Patria es Primero. Con respeto y consideración, su amigo,
TC (r) AUGUSTO GUILLERMO LORA RAMÍREZ
CÓDIGO MILITAR 6948542
PROMOCION 1971


14.- O ESTAN CON NOSOTROS DE ESTE LADO DE LA DEMOCRACIA VERDADERA ....O USTEDES BIEN SABEN QUE LES ESPERA POR AQUI EN LOS CAMPOS COLOMBIANOS.

ABAJO EL COMUNISMO DISFRAZADO FUERA SERVILES ARRODILLADOS ¡VIVA COLOMBIA LIBRE DE IZQUIERDA¡

COMUNICADO DEL COMANDO NORORIENTAL

Invitamos a organizaciones sociales y comunitarias a hacerse parte activa de este nuevo proceso para favorecer la democracia en nuestra sagrada patria, le invitamos a estar de este lado y no del equivocado en el que estan de hace rato, tenemos presencia activa en 23 departamentos (area rural y urbana) colombianos y en los estados fronterizos de Venezuela - que con nuestra accion dejara de ser bobo...livariana-.

Somos actores participantes de la politica de seguridad programa bandera de nuestro presidente elegido legitimamente en las urnas Doctor Alvaro Uribe Velez, mismo a quien reelegiremos mas de 40 millones de Colombianos que tambien tenemos el corazon grande.

ABSTENGANSE de continuar con sus acciones de supuestas capacitaciones en liderazgo ciudadano, comunitario, derecho humano, indigena, sindical, social, o como ustedes lo quieran llamar y hecer ver, Colombia no necesita seguir siendo engañada con esos programas que resultan ser un disfraz mas de la insurgencia izquierdista.

Somos una NUEVA GENERACION de colombianos mamados ya de las ideas y el actuar comunista camuflado en supuestos favores contra la desigualdad social, cual desigualdad si aqui lo que hay es que ponerse a trabajar de lado de la democracia, de lado de las politicas estatales, aqui somos y seremos nosotros los autenticos lideres que la gente si quiere de verdad, somos la unica verdad.

ESTAN TODOS ADVERTIDOS no toleramos aqui a supuestos abogaduchos de pacotilla... lideres... defensores de derecho humano... que solo vienen es a ALINEAR al pueblo al pensamiento comunista retrogrado y subversivo de la guerrilla, cuando precisamente hemos logrado limpiar de nuestro territorio a arrodillados e idiotas serviles de tal proposito, NO RESPONDEMOS por la integridad de nadie que venga con tal proposito.

NO MAS ya ustedes todos vivieron su epoca y no hicieron nada por dar seguridad democratica a nuestro pais, perdiendole tiempo valioso a las guerrillas en dialogos improductivos, nada novedoso de resultado para la poblacion que si quiere la paz, ustedes ya pasaron su rato y aqui no paso nada es mejor que se pierdan todos de nuestro mapa.

AHORA nosotros hemos llegado a reclamar ese lugar que nos pide la historia, somos presente y futuro es el turno de ser nosotros los que desarrollemos este pais bello, CON O SIN USTEDES.

APOYAMOS abiertamente la reeleccion del presidente Doctor Alvaro Uribe como unica via de salvacion para nuestro pais, no queda otro camino, y su politica de seguridad, su estado comunitario, mas no comunista, ni chavista, ni castrita, ni arrodillado, ni nada que se le parezca.

O ESTAN CON NOSOTROS DE ESTE LADO DE LA DEMOCRACIA VERDADERA ....O USTEDES BIEN SABEN QUE LES ESPERA POR AQUI EN LOS CAMPOS COLOMBIANOS.

ABAJO EL COMUNISMO DISFRAZADO FUERA SERVILES ARRODILLADOS VIVA COLOMBIA LIBRE DE IZQUIERDA.


MESA CENTRAL DE DIRECCION NACIONAL
COLOMBIA LIBRE DE COMUNISTAS
BRAZO ARMADO DE LAS EX-AUC
COMPATRIOTAS:
ES EL MOMENTO DE ELEGIR DE VERDAD EL PRESENTE Y EL FUTURO DE NUESTRA SAGRADA PATRIA.

NOSOTROS EL GRUPO COLOMBIA LIBRE ESTAMOS ATENTOS A CUALQUIER PASO QUE USTEDES PUEDAN DAR EN FAVOR DE LA AUTENTICA DEMOCRACIA

EL UNICO CAMINO QUE NOS QUEDA A TODOS LOS COLOMBIANOS ES APOYAR INCONDICIONALMENTE LA POLÍTICA DE SEGURIDAD DEMOCRATICA DE NUESTRO CANDIDATO-PRESIDENTE DOCTOR ALVARO URIBE VELEZ.
DE NINGUNA MANERA VAMOS A PERMITIR QUE OTRO SEA EL RESULTADO DE LA ELECCION QUE SE AVECINA EL PROXIMO DIA DOMINGO.

EL SEÑOR PRESIDENTE Y SU SELECTISIMOGRUPO DE COLABORADORES SABEN MUY BIEN QUE TIENEN TODO NUESTRO RESPALDO.
EN ESE SENTIDO LES QUEREMOS ADVERTIR A USTEDES POR UNA ULTIMA VEZ MAS QUE:
DADAS LAS ACTUALES CIRCUNSTANCIAS EN QUE SE VE EL PAIS ESMOS EN PIE DE LUCHA A SANGRE Y FUEGO (subrayado de PCV) CONTRA CUALQUIER INTERES QUE NO SEA EL DE LA CONTINUIDAD DEL PERIODO PRESIDENCIAL DE NUESTRO LEGITIMO LIDER.
NO PERMITIREMOS QUE SEA OTRO EL RESULTADO, Y ASI PAREZCA EL DOMINGO QUE LA MAYORIA SEAN CAMISAS AMARILLAS NOSOTROS NOS ENCARGAREMOS DE TEÑIRLAS CON OTRO COLOR, ESE MISMO QUE LA INSURGENCIA Y EL LIBERALISMO ARRODILLADO USAN SIN NINGUN RESPETO, EL ROJO SANGRE! (SUBRAYADO DE PCV)SUS CONTINUAS PATALETAS Y DENUNCIAS NO TIENEN LA EFICAZ SERIEDAD QUE SE NECESITA PARA DAR REVERSA A LA CONSOLIDACION DEL ESTADO COMUNITARIO, DEFENDIDO EN ADELANTE POR LAS LEGITIMASEN ESTE MOMENTO TENEMOS VARIOS DE SUS LIDERES EN LA MIRA Y TAN SOLO ES CUESTION DE TIEMPO PARA QUE USTEDES COMPRUEBEN QUE TODA ESA CARRETA QUE MANEJAN SOBRE UNA MANERA DISTINTA DE DEMOCRACIA SE LES IRA DE LAS MANOS, VEREMOS CAER A ESOS FALSOS COMUNISTAS QUE AHORA SE DISFRAZAN POR LA CAMPAÑA ELECTORAL Y POR ESE CUENTICO DE LOS DERECHOS HUMANOS.ESTAMOS CON EL PRESIDENTE URIBE HASTA EL TIEMPO QUE EL LO CONSIDERE NECESARIO, ESO SI DEJANDO BIEN EN CLARO QUE NUESTRA VERDADERA DESMOVILIXACION OCURRIRA SOLO CUANDO EXTERMINEMOS AL ULTIMO HIJUEPUTA REVOLUSIONARIO DE LAS FARC Y EL ELN, Y A TODOS LOS ARRODILLADOS SERVILES CAMUFLADOS EN LA VIDA CIVIL, A CADA UNO DE USTEDES POR MENTIRLE TODA UNA VIDA AL PAIS SUS PLANES DE HACER DE ESTA PRECIOSO PATRIA OTRA CUBA RETROGRADA.

NOS DECLARAMOS EN GUERRA ABIERTA TOTAL Y DE FRENTE CONTRA TODA ESTA PARTIDA DE REVOLTOSOS, CONTRA TODO EL QUE NO ACEPTE LA LEGITIMIDAD DEL SEÑOR PRESIDENTE ALVARO URIBE VELEZ. SON NUESTRO PROXIMO OBJETIVO MILITAR
NO LO PERMITIREMOS
EN PIE DE GUERRA A SANGRE Y FUEGO
FUERA DE COLOMBIA COMUNISTAS DISFRAZADOS
MUERTE A LOS ARRODILLADOS SERVILES DE LA IZQUIERDA ARRIBA COLOMBIA LIBRE DE COMUNISTAS
VIVA LA REELECCCION DEL DOCTOR ALVARO URIBE VELEZ.
COLOMBIA LIBRE POR SIEMPRE DE COMUNISTAS