PENSAMIENTO CRÍTICO VIRTUAL
No. 5
No. 5
JUNIO 2 al 9 de 2.006
Una sección semanal de ECO PAIS. Compilación de textos pertinentes.
Se actualiza todos los Viernes antes de las 6:00 PM.
Se actualiza todos los Viernes antes de las 6:00 PM.
CONTENIDO:
1.- EL PLEBISCITO DE LA REELECCIÓN. Por: Ricardo Sánchez Ángel* rsangel49@hotmail.com, rsanchezan@unal.edu.co Profesor asociado Universidad Nacional de Colombia, Profesor titular Universidad Externado.
2.- UN ANALISIS DE LAS ELECCIONES DEL 28 DE MAYO DE 2006
Elecciones no-competitivas por falta del factor incertidumbre
Por OSCAR DELGADO* osdelgad@urosario.edu.co (Perfil de O.D. Clic allí )
3.- URIBE Y GAVIRIA: LOS GANADORES. Por Alejo Vargas Velásquez (Profesor Universidad Nacional) atm@cidan.net , Ex senador, profesor universitario El Espectador; mayo 31, 2.006
4.- LA RECONFIGURACIÓN DE LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA . "Otro mundo comienza a ser posible" [1] Gabriel Bustamante Peña [2] capribustamante@gmail.com
5.- NUESTRA AMERICA: A 180 AÑOS DEL CONGRESO ANFICTIÓNICO DE PANAMA: LA UNIDAD LATINOAMERICANA, ¿UTOPIA BOLIVARIANA O POSIBILIDAD REAL?
Por Olmedo Beluche. organizacion2@congresobolivariano.org Congreso Bolivariano de los PUEBLOS. Boletín Informativo N 122. 31 de mayo de 2006
6.- AHORA, ¿UN CONSERVATISMO LIBERAL? Oscar Robledo Hoyos*, oro@telesat.com.co , http://www.lalocadelacasa1.blogspot.com/ Manizales, junio 1 de 2006. Especial para ECO PAIS.
7.- EL CAMBIO EN LATINOAMÉRICA DESATA EL DEBATE . 20 INTELECTUALES LATINOAMERICANOS DEFINEN SU FUTURO. Desde la crítica o el apoyo, los intelectuales buscan explicaciones a la transformación política y social
Por WINSTON MANRIQUE - Madrid EL PAÍS - Cultura – Mayo 21, 2006
1.- EL PLEBISCITO DE LA REELECCIÓN. Por: Ricardo Sánchez Ángel* rsangel49@hotmail.com, rsanchezan@unal.edu.co Profesor asociado Universidad Nacional de Colombia, Profesor titular Universidad Externado.
2.- UN ANALISIS DE LAS ELECCIONES DEL 28 DE MAYO DE 2006
Elecciones no-competitivas por falta del factor incertidumbre
Por OSCAR DELGADO* osdelgad@urosario.edu.co (Perfil de O.D. Clic allí )
3.- URIBE Y GAVIRIA: LOS GANADORES. Por Alejo Vargas Velásquez (Profesor Universidad Nacional) atm@cidan.net , Ex senador, profesor universitario El Espectador; mayo 31, 2.006
4.- LA RECONFIGURACIÓN DE LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA . "Otro mundo comienza a ser posible" [1] Gabriel Bustamante Peña [2] capribustamante@gmail.com
5.- NUESTRA AMERICA: A 180 AÑOS DEL CONGRESO ANFICTIÓNICO DE PANAMA: LA UNIDAD LATINOAMERICANA, ¿UTOPIA BOLIVARIANA O POSIBILIDAD REAL?
Por Olmedo Beluche. organizacion2@congresobolivariano.org Congreso Bolivariano de los PUEBLOS. Boletín Informativo N 122. 31 de mayo de 2006
6.- AHORA, ¿UN CONSERVATISMO LIBERAL? Oscar Robledo Hoyos*, oro@telesat.com.co , http://www.lalocadelacasa1.blogspot.com/ Manizales, junio 1 de 2006. Especial para ECO PAIS.
7.- EL CAMBIO EN LATINOAMÉRICA DESATA EL DEBATE . 20 INTELECTUALES LATINOAMERICANOS DEFINEN SU FUTURO. Desde la crítica o el apoyo, los intelectuales buscan explicaciones a la transformación política y social
Por WINSTON MANRIQUE - Madrid EL PAÍS - Cultura – Mayo 21, 2006
Fuente original El País
(El artículo que usted busca es de pago. Nota de EL PAIS)
8.- CULTURA Y LIBERTAD ... . PARA TODOS, TODO... . CULTURA Y LIBERTAD PARA SIEMPRE.... Por Gilberto Gil, cantautor y ministro de Cultura del Brasil en la sesión inaugural del 8 INTERNET GLOBAL CONGRESS (IGC2006) Innovación y conocimiento en la Sociedad digital http://www.igcweb.net/default.php Barcelona Mayo 29 - Junio 1, 2.006
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1.- EL PLEBISCITO DE LA REELECCIÓN
Por: Ricardo Sánchez Ángel* rsangel49@hotmail.com, rsanchezan@unal.edu.co
Ha terminado la movida de la reelección presidencial inmediata con un plebiscito a su favor. Se le torció el cuello a la supérstite separación de poderes, la cual se mantiene sólo como apariencia. El Congreso y la Corte Constitucional se sometieron a la disciplina bonapartista de reelección o catástrofe, en que la democracia quedaba señalada como subversiva. El señor presidente puso a circular contra Carlos Gaviria, la invectiva de comunista disfrazado que entregaría el país a las Farc.
La ley de garantías fue bendecida por la Corte Constitucional, en una sentencia que extendió las garantías de manera amplia pero imposible de cumplir. Un acto de demagogia jurídica para ocultar el vergonzoso fallo a favor de la reelección presidencial.
El señor presidente encontró en las mayorías de la Corte y del Congreso el traje jurídico, a su medida, sin importar que fuese obsceno, para sus propósitos. Era el apoyo que necesitaba finalmente, al lado del de las fuerzas armadas y la jerarquía de la iglesia católica.
Los medios de comunicación encabezados por El Tiempo y RCN radio y televisión, hicieron la propaganda y saturaron a la opinión pública del mensaje tramposo de reelección o catástrofe. En este escenario las encuestas se presentaron no para informar sino para presionar la votación. La incorporación masiva a la legalidad espúrea de las capas de nuevos ricos provenientes del narcotráfico y de la violencia, le dieron a la reelección un apoyo decisivo. Se concluía el sometimiento del Estado de Derecho al paramilitarismo.
En las elecciones parlamentarias se había avanzado en este proceso y las mayorías a favor del proyecto reeleccionista, dimensionaron un reacomodo de las derechas, como un partido del orden, de los de arriba, en el que tantas caras como caudillos reclamarán su primacía. El plebiscito reeleccionista consagró el presidencialismo, ungiéndolo con un respaldo de 7,363,421 de votos, con una reglas de juego electorales a su favor, pero aceptadas como las reglas de juego.
El plebiscito para reelección era el as bajo de la manga para darle continuidad al presidencialismo mediático, instalado en el bonapartismo. Es consustancial a este régimen acudir a los plebiscitos diseñados a su medida. Al igual que al contacto permanente con el pueblo, a través de los consejos comunitarios como escenificación de un diálogo vertical y paternalista que encuentra su ampliación en lo mediático.
Se ha dado un proceso simultáneo durante el gobierno del señor presidente, crecimiento económico por la vía de reducir los salarios reales y demás ingresos conculcados a los trabajadores, por la especulación financiera, la circulación ampliada de los capitales ilegales, la monopolización a sangre y fuego de más de un millón de hectáreas de primera calidad.
Se acentúa la subordinación a los intereses geopolíticos y económicos de los Estados Unidos, por medio del Plan Patriota y el Tratado de Libre Comercio. El conjunto de la militarización de las relaciones internacionales hacen de Colombia un país satélite, neocolonial y constituyen un complemento de la mayor importancia para la continuidad del bonapartismo criollo. Se ha dado un fortalecimiento material y político durante estos años en curso. El plebiscito expresa igualmente esta realidad que tienen innegables connotaciones en la región andina y el Caribe.
Un punto sobre el partido liberal. Colapsó en la alternativa presidencial aunque eligió una buena representación parlamentaria. Quedó como la tercera fuerza con 1,401,173 de votos, a distancia significativa del Polo y con heridas y contradicciones internas del mayor alcance. No era previsible tal disminución en el liberalismo, lo cual benefició, con el trasteo de apoyos, al señor presidente, aunque desde la izquierda deseamos y luchamos por ganar la segunda posición en las elecciones.
Esto incidió en que el plebiscito se consolidara como realidad, clausurando la buscada segunda vuelta. ¿Qué se hicieron los votos de la consulta a favor de los otros precandidatos, Rivera y Pardo? Debe ser el interrogante que desvela al candidato Horacio Serpa.
La verdad es que el liberalismo carece de credibilidad y lo sustancial de su programa de apoyo a los de arriba con un rostro amable para los de abajo se encuentra en otro lugar.
El partido bonapartista absorbió al liberalismo y lo que de él queda, gravitará en torno a sus designios. El director de este partido, César Gaviria ya manifestó el carácter de la oposición que adelantarán, y que traducido a nuestro franco lenguaje será: más colaboración, menos confrontación.
Las realidades sociales no se esfuman en las confrontaciones partidarias, en las justas electorales, en los discursos político culturales, aunque si se dinamizan, porque expresan el campo de lucha de los intereses contrapuestos.
El plebiscito de la reelección del señor presidente expresa una correlación de fuerzas favorable a las derechas del partido bonapartista, que confirmará con sus propósitos el programa de guerra, libre comercio, privatizaciones, traslado de la crisis a los trabajadores y recorte de las libertades con el alineamiento a los dictados del gobierno de Estados Unidos. Pero hay una audiencia y movilización popular creciente, una política de democracia e internacionalismo cada vez mejor comprendida y unas oscilaciones económicas desfavorables al crecimiento que presentan unos espacios de luchas intensas entre los de arriba y los abajo.
De nuevo, esa constante histórica del apartidismo y la no participación electoral se hizo presente con una abstención del orden del 56%. El abstencionismo sigue expresando una marginalidad, social, cultural y política.
Las izquierdas y el movimiento popular
El otro proceso es el del desarrollo de la movilización de los trabajadores, que alcanzó un punto alto durante el pasado primero de mayo, unitario e internacionalista. Donde se expresó una correspondencia entre lo social y lo político y se amplió considerablemente la imagen y aceptación para la candidatura de Carlos Gaviria y el Polo Democrático Alternativo, con un programa que se sintetiza en el aserto: la democracia es el camino, y en una política de unidad de los trabajadores, sin ambigüedades, ni sectarismos. Con ideas y confrontación política, sin odios, ni capitulaciones.
Ampliando el horizonte de un partido pluralista, democrático de los trabajadores, que sintetice los cambios democráticos con los objetivos socialistas. Los trabajadores han ido entendiendo que es un falso dilema el oponer la democracia con el socialismo, ya que la primera no es posible de manera plena sin el socialismo y este no es concebible y aceptable sino como democracia.
Unos buenos resultados parlamentarios con 11 senadores y 8 Representantes, le permitieron al Polo cohesionarse mejor en torno a la candidatura presidencial de Carlos Gaviria, garante de la unidad y quien ha representado con solvencia y carácter el programa radical-democrático y los intereses del pueblo colombiano, que los respaldó con 2,609,412 votos.
La movilización de los trabajadores ha venido en aumento en los últimos años, un proceso de huelgas, protestas indígenas, estudiantiles, campesinas, de pueblos y barrios populares, de afrocolombianos, acompañado del renacer de una opinión pública libre y crítica, inclinada lealmente en defensa de la ampliación de las libertades y los cambios sociales, al igual que rechaza la interferencia norteamericana.
Este buen suceso se sintoniza con el auge popular en los distintos países de América Latina. Reactivación del movimiento popular, todavía no generalizado y con retraso en relación con América latina, avances de las izquierdas organizadas, todavía como cohabitación pero con propósitos unitarios amplios en el partido Polo Democrático Alternativo. Existen problemas reales, no insolubles y desafíos apasionantes que con la regla de oro de: sin ambigüedades ni sectarismos, se deben enfrentar.
A manera de ilustración: ¿Existe el dilema entre democracia auténtica y socialismo emancipador? ¿Gobernar para administrar la crisis capitalista o como avance democrático con amplias redes de autoorganización popular y reformas verdaderas? ¿Posibilismo frente a las realidades inmutables versus creatividad frente a las encrucijadas? ¿Partido de tendencia y de organización o partido federado o federación de partidos? ¿Cómo avanzar en la unidad más allá de la cohabitación? ¿Partidos en un frente o frente de partidos? ¿Partido con estructura de movimiento, con primacía de las bases o partido de notables? ¿Partido mediático y de opinión o partido de bases, organizado democráticamente con apelación al mundo de la cultura popular sin subordinación a la influencia manipuladora de los grandes medios, las encuestas y al marketing político? ¿Partido con vocación de secta, de caudillos o con vocación de pueblo trabajador para las reformas y la revolución de nuestra época?
En síntesis, partido político como correa de transmisión de los intereses establecidos, con maquillaje democrático o partido de los trabajadores para la democracia radical, que represente los intereses históricos del pueblo y la nación colombiana y en solidaridad internacionalista, sin cartas escondidas sobre la lucha armada, con vocación pacifista, democrática en que el pueblo trabajador es lo principal en las orientaciones de la praxis política.
Estos y otros interrogantes están al orden del día, y el justo medio que aproxime posiciones y las revisite, debe ser un criterio metodológico a tener en cuenta. Claro está que el justo medio no nos espera, no está allí como un tesoro a encontrar; hay que crearlo con enfoque científico, imaginación de artista, ternura de mujer, sabiduría popular y experiencia internacional.
Si algo mostró la campaña del Polo en sus dos fases fue espíritu y práctica de la Unidad, donde merece mención especial el papel como símbolo de la unidad y trayectoria histórica de lucha democrática y por el socialismo raizal el Maestro Orlando Fals Borda, sin capitulaciones ni coacciones para nadie, al igual que con un horizonte a favor de la movilización en la plaza, calles, universidades, medios de comunicación, foros de todo orden.
La presencia activa de los trabajadores por decenas de miles es un factor educativo para el cultivo de este espíritu y de esta política. Dicho de otra forma, la Unidad es una pieza central del engranaje programático y como tal debe prevalecer en los propósitos. Para ello, la democracia interna en las deliberaciones y decisiones de la organización y de sus dirigentes debe estar presente de manera indisoluble.
Tengo para mí, y lo he oído de compañeros, que una síntesis conceptual que articula en una praxis creativa las acciones e ideas del Partido se enunció por Carlos Gaviria así: La democracia es el camino y el propósito es la igualdad. Este sencillo enunciado contiene una honda reflexión sobre el lugar que corresponde situarse en el campo de lucha por superar la ofensa, la humillación, la exclusión y la explotación.
Las diferencias en el Polo
La postura errática del Alcalde de Bogotá Luis Eduardo Garzón, que manifiesta en público, días antes de los comicios, su agradecimiento a jefes de la coalición derechista que lo apoyaron a propósito de un paro de transportes, cuya problemática había dejado al garete y agradece superlativamente el apoyo del señor presidente, en contraste con sus críticas ácidas e injustas al Polo.
Su no reconocimiento explícito a los resultados favorables del Polo en las elecciones parlamentarias y el significado de la candidatura de Carlos Gaviria, pudo incidir en un resultado ampliamente favorable, no esperado, para el candidato-presidente en Bogotá, alcanzando 1,391,381 votos frente a los 501,813 depositados por Carlos Gaviria.
La verdad es que el señor alcalde no pudo disimular su sintonía con las orientaciones de El Tiempo, sobre que candidatos deberían encabezar las listas y que política debe guiarlos. No desmintió nunca su participación en esa política.
Habrá que evaluar este notable error y buscar que con persuasión, diálogo, pero con la firmeza tranquila por el respeto al Partido, sus métodos y programas, nuestro ‘llanero solitario’ se sume al propósito colectivo.
El Polo no puede ser una pasarela, expresiones como la del señor alcalde: hoy en el Polo, mañana en Macondo, dicha con descalificativos hacia las izquierdas, merecen una reflexión de fondo sobre el porvenir de nuestra política.
El secretario de gobierno, el conservador Juan Manuel Ospina, reafirmando sus convicciones ideológicas, expresó, días antes, en reportaje a El Tiempo su repudio a la izquierda del Polo.
El Polo Democrático Alternativo no se equivocó, acertó ampliamente en su política, el alcalde de Bogotá se equivocó en materia grave. Contrasta su actuación con la asumida por los otros dirigentes y organizaciones: desde Antonio Navarro y Patricia Lara, Jorge Robledo y Gloria Inés Ramírez, Gustavo Petro y Luis Carlos Avellaneda, Jorge Guevara, Jaime Dusan, Parmenio Cuéllar, Venus Albeiro Silva y tantos otros representativos del pluralismo y amplitud de la campaña y el Polo.
Las relaciones en el Polo y por fuera de él, deben guiarse por el aforismo popular: lo cortés no quita lo valiente. El alcalde abusa de la buena educación, serenidad y comprensión del Polo. Antonio Navarro con habilidad para capotear el tema, ha dicho: “Lucho es Lucho”. Si ésta es una postura de cortesía en la campaña, hoy es necesario completarla con la valentía del diálogo franco.
Lo del plebiscito por la reelección hay que asimilarlo en todas sus consecuencias. El voto no fue sólo de las clases altas, sino de sectores de opinión, en donde lo sucedido en Bogotá es decisivo. Aquí se jugó la suerte de la segunda vuelta porque la alta votación por el señor presidente cambió el escenario. Una ciudad “libre e ilustrada” le dio un espaldarazo a una gestión reaccionaria.
Una realidad y sus discursos respectivos ha sido la demostración de la izquierda de la importancia del pluralismo y la democracia, acentuando las fronteras entre izquierdas y derechas, refutando el centro, como expresión de una neutralidad social, política y mediática para la competencia. La política sin fronteras es una quimera como el supuesto universalismo que la sustenta.
Una breve caracterización del tipo de oposición a desarrollar por el Polo. La oposición está para evitar el mal gobierno, la legislación que conculca derechos, los atropellos de la justicia, está como su nombre lo indica para oponerse.
Para ello debe ejercer la crítica documentada, razonada y frontal. Debe ser propositiva, con soluciones distintas en beneficio claro de lo ciudadano y popular. Y debe proyectarse como alternativa de poder para una sociedad mejor que reemplace el capitalismo salvaje por la vía del Estado Social de Derecho y la Democracia desde abajo, con fuerte articulación regional y nacional. Hay que proponer una sociedad distinta y mejor, ello es necesario, urgente y posible.
Se deben realizar balances amplios, autocríticos pero con alto espíritu de fraternidad, hacer circular libremente opiniones y organizar con la planeación requerida el Congreso partidario que se tiene programado para diciembre de este año.
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* Profesor asociado Universidad Nacional de Colombia, Profesor titular Universidad Externado. Autor de: Bonapartismo presidencial en Colombia. El gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Bogotá (2005)
* Ricardo Sánchez Ángel
El autor es profesor asociado de la Universidad Nacional. Doctor en Derecho y Ciencias Políticas, Universidad Santiago de Cali. Asesor Presidencial en la Política de Paz en calidad de miembro de la Comisión de Verificación Nacional, durante 1983-1985. Miembro del Comité Permanente de Derechos Humanos en Colombia, durante 1979-1985, entre otros cargos de importancia para organizaciones como la UNESCO, la OEA. Algunos de sus libros son: Lecturas Colombianas (1996), Política y Constitución. Colección 30 Años, Universidad Central, Bogotá, (1998), Crítica y Alternativa. Las Izquierdas en Colombia, editorial la Rosa Roja. Dos ediciones, Bogotá, (2001), El demonio del ensayo en la obra de Otto Morales Benítez, editorial del Instituto de cultura, Manizales, (2001) De la memoria a la acción. Crítica Histórica (2003), estos últimos editados por el Fondo de publicaciones de la Universidad del Valle.
Otra información sobre RSA:
BURUNDÁ NO HA MUERTO
BONAPARTIAR ES EXHIBIRSE, como mediando entre todos, cuando en verdad se favorece a unos pocos. Existen varios bonapartismos, de acuerdo a circunstancias de época y lugar.
https://www.uis.edu.co/portal/catedra_libre/noviembre2005/libros.html
http://www.universia.net.co/libroabierto/cienciassociales,derechoycienciaspoliticas/bonapartismopresidencialencolombia.html
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Ha terminado la movida de la reelección presidencial inmediata con un plebiscito a su favor. Se le torció el cuello a la supérstite separación de poderes, la cual se mantiene sólo como apariencia. El Congreso y la Corte Constitucional se sometieron a la disciplina bonapartista de reelección o catástrofe, en que la democracia quedaba señalada como subversiva. El señor presidente puso a circular contra Carlos Gaviria, la invectiva de comunista disfrazado que entregaría el país a las Farc.
La ley de garantías fue bendecida por la Corte Constitucional, en una sentencia que extendió las garantías de manera amplia pero imposible de cumplir. Un acto de demagogia jurídica para ocultar el vergonzoso fallo a favor de la reelección presidencial.
El señor presidente encontró en las mayorías de la Corte y del Congreso el traje jurídico, a su medida, sin importar que fuese obsceno, para sus propósitos. Era el apoyo que necesitaba finalmente, al lado del de las fuerzas armadas y la jerarquía de la iglesia católica.
Los medios de comunicación encabezados por El Tiempo y RCN radio y televisión, hicieron la propaganda y saturaron a la opinión pública del mensaje tramposo de reelección o catástrofe. En este escenario las encuestas se presentaron no para informar sino para presionar la votación. La incorporación masiva a la legalidad espúrea de las capas de nuevos ricos provenientes del narcotráfico y de la violencia, le dieron a la reelección un apoyo decisivo. Se concluía el sometimiento del Estado de Derecho al paramilitarismo.
En las elecciones parlamentarias se había avanzado en este proceso y las mayorías a favor del proyecto reeleccionista, dimensionaron un reacomodo de las derechas, como un partido del orden, de los de arriba, en el que tantas caras como caudillos reclamarán su primacía. El plebiscito reeleccionista consagró el presidencialismo, ungiéndolo con un respaldo de 7,363,421 de votos, con una reglas de juego electorales a su favor, pero aceptadas como las reglas de juego.
El plebiscito para reelección era el as bajo de la manga para darle continuidad al presidencialismo mediático, instalado en el bonapartismo. Es consustancial a este régimen acudir a los plebiscitos diseñados a su medida. Al igual que al contacto permanente con el pueblo, a través de los consejos comunitarios como escenificación de un diálogo vertical y paternalista que encuentra su ampliación en lo mediático.
Se ha dado un proceso simultáneo durante el gobierno del señor presidente, crecimiento económico por la vía de reducir los salarios reales y demás ingresos conculcados a los trabajadores, por la especulación financiera, la circulación ampliada de los capitales ilegales, la monopolización a sangre y fuego de más de un millón de hectáreas de primera calidad.
Se acentúa la subordinación a los intereses geopolíticos y económicos de los Estados Unidos, por medio del Plan Patriota y el Tratado de Libre Comercio. El conjunto de la militarización de las relaciones internacionales hacen de Colombia un país satélite, neocolonial y constituyen un complemento de la mayor importancia para la continuidad del bonapartismo criollo. Se ha dado un fortalecimiento material y político durante estos años en curso. El plebiscito expresa igualmente esta realidad que tienen innegables connotaciones en la región andina y el Caribe.
Un punto sobre el partido liberal. Colapsó en la alternativa presidencial aunque eligió una buena representación parlamentaria. Quedó como la tercera fuerza con 1,401,173 de votos, a distancia significativa del Polo y con heridas y contradicciones internas del mayor alcance. No era previsible tal disminución en el liberalismo, lo cual benefició, con el trasteo de apoyos, al señor presidente, aunque desde la izquierda deseamos y luchamos por ganar la segunda posición en las elecciones.
Esto incidió en que el plebiscito se consolidara como realidad, clausurando la buscada segunda vuelta. ¿Qué se hicieron los votos de la consulta a favor de los otros precandidatos, Rivera y Pardo? Debe ser el interrogante que desvela al candidato Horacio Serpa.
La verdad es que el liberalismo carece de credibilidad y lo sustancial de su programa de apoyo a los de arriba con un rostro amable para los de abajo se encuentra en otro lugar.
El partido bonapartista absorbió al liberalismo y lo que de él queda, gravitará en torno a sus designios. El director de este partido, César Gaviria ya manifestó el carácter de la oposición que adelantarán, y que traducido a nuestro franco lenguaje será: más colaboración, menos confrontación.
Las realidades sociales no se esfuman en las confrontaciones partidarias, en las justas electorales, en los discursos político culturales, aunque si se dinamizan, porque expresan el campo de lucha de los intereses contrapuestos.
El plebiscito de la reelección del señor presidente expresa una correlación de fuerzas favorable a las derechas del partido bonapartista, que confirmará con sus propósitos el programa de guerra, libre comercio, privatizaciones, traslado de la crisis a los trabajadores y recorte de las libertades con el alineamiento a los dictados del gobierno de Estados Unidos. Pero hay una audiencia y movilización popular creciente, una política de democracia e internacionalismo cada vez mejor comprendida y unas oscilaciones económicas desfavorables al crecimiento que presentan unos espacios de luchas intensas entre los de arriba y los abajo.
De nuevo, esa constante histórica del apartidismo y la no participación electoral se hizo presente con una abstención del orden del 56%. El abstencionismo sigue expresando una marginalidad, social, cultural y política.
Las izquierdas y el movimiento popular
El otro proceso es el del desarrollo de la movilización de los trabajadores, que alcanzó un punto alto durante el pasado primero de mayo, unitario e internacionalista. Donde se expresó una correspondencia entre lo social y lo político y se amplió considerablemente la imagen y aceptación para la candidatura de Carlos Gaviria y el Polo Democrático Alternativo, con un programa que se sintetiza en el aserto: la democracia es el camino, y en una política de unidad de los trabajadores, sin ambigüedades, ni sectarismos. Con ideas y confrontación política, sin odios, ni capitulaciones.
Ampliando el horizonte de un partido pluralista, democrático de los trabajadores, que sintetice los cambios democráticos con los objetivos socialistas. Los trabajadores han ido entendiendo que es un falso dilema el oponer la democracia con el socialismo, ya que la primera no es posible de manera plena sin el socialismo y este no es concebible y aceptable sino como democracia.
Unos buenos resultados parlamentarios con 11 senadores y 8 Representantes, le permitieron al Polo cohesionarse mejor en torno a la candidatura presidencial de Carlos Gaviria, garante de la unidad y quien ha representado con solvencia y carácter el programa radical-democrático y los intereses del pueblo colombiano, que los respaldó con 2,609,412 votos.
La movilización de los trabajadores ha venido en aumento en los últimos años, un proceso de huelgas, protestas indígenas, estudiantiles, campesinas, de pueblos y barrios populares, de afrocolombianos, acompañado del renacer de una opinión pública libre y crítica, inclinada lealmente en defensa de la ampliación de las libertades y los cambios sociales, al igual que rechaza la interferencia norteamericana.
Este buen suceso se sintoniza con el auge popular en los distintos países de América Latina. Reactivación del movimiento popular, todavía no generalizado y con retraso en relación con América latina, avances de las izquierdas organizadas, todavía como cohabitación pero con propósitos unitarios amplios en el partido Polo Democrático Alternativo. Existen problemas reales, no insolubles y desafíos apasionantes que con la regla de oro de: sin ambigüedades ni sectarismos, se deben enfrentar.
A manera de ilustración: ¿Existe el dilema entre democracia auténtica y socialismo emancipador? ¿Gobernar para administrar la crisis capitalista o como avance democrático con amplias redes de autoorganización popular y reformas verdaderas? ¿Posibilismo frente a las realidades inmutables versus creatividad frente a las encrucijadas? ¿Partido de tendencia y de organización o partido federado o federación de partidos? ¿Cómo avanzar en la unidad más allá de la cohabitación? ¿Partidos en un frente o frente de partidos? ¿Partido con estructura de movimiento, con primacía de las bases o partido de notables? ¿Partido mediático y de opinión o partido de bases, organizado democráticamente con apelación al mundo de la cultura popular sin subordinación a la influencia manipuladora de los grandes medios, las encuestas y al marketing político? ¿Partido con vocación de secta, de caudillos o con vocación de pueblo trabajador para las reformas y la revolución de nuestra época?
En síntesis, partido político como correa de transmisión de los intereses establecidos, con maquillaje democrático o partido de los trabajadores para la democracia radical, que represente los intereses históricos del pueblo y la nación colombiana y en solidaridad internacionalista, sin cartas escondidas sobre la lucha armada, con vocación pacifista, democrática en que el pueblo trabajador es lo principal en las orientaciones de la praxis política.
Estos y otros interrogantes están al orden del día, y el justo medio que aproxime posiciones y las revisite, debe ser un criterio metodológico a tener en cuenta. Claro está que el justo medio no nos espera, no está allí como un tesoro a encontrar; hay que crearlo con enfoque científico, imaginación de artista, ternura de mujer, sabiduría popular y experiencia internacional.
Si algo mostró la campaña del Polo en sus dos fases fue espíritu y práctica de la Unidad, donde merece mención especial el papel como símbolo de la unidad y trayectoria histórica de lucha democrática y por el socialismo raizal el Maestro Orlando Fals Borda, sin capitulaciones ni coacciones para nadie, al igual que con un horizonte a favor de la movilización en la plaza, calles, universidades, medios de comunicación, foros de todo orden.
La presencia activa de los trabajadores por decenas de miles es un factor educativo para el cultivo de este espíritu y de esta política. Dicho de otra forma, la Unidad es una pieza central del engranaje programático y como tal debe prevalecer en los propósitos. Para ello, la democracia interna en las deliberaciones y decisiones de la organización y de sus dirigentes debe estar presente de manera indisoluble.
Tengo para mí, y lo he oído de compañeros, que una síntesis conceptual que articula en una praxis creativa las acciones e ideas del Partido se enunció por Carlos Gaviria así: La democracia es el camino y el propósito es la igualdad. Este sencillo enunciado contiene una honda reflexión sobre el lugar que corresponde situarse en el campo de lucha por superar la ofensa, la humillación, la exclusión y la explotación.
Las diferencias en el Polo
La postura errática del Alcalde de Bogotá Luis Eduardo Garzón, que manifiesta en público, días antes de los comicios, su agradecimiento a jefes de la coalición derechista que lo apoyaron a propósito de un paro de transportes, cuya problemática había dejado al garete y agradece superlativamente el apoyo del señor presidente, en contraste con sus críticas ácidas e injustas al Polo.
Su no reconocimiento explícito a los resultados favorables del Polo en las elecciones parlamentarias y el significado de la candidatura de Carlos Gaviria, pudo incidir en un resultado ampliamente favorable, no esperado, para el candidato-presidente en Bogotá, alcanzando 1,391,381 votos frente a los 501,813 depositados por Carlos Gaviria.
La verdad es que el señor alcalde no pudo disimular su sintonía con las orientaciones de El Tiempo, sobre que candidatos deberían encabezar las listas y que política debe guiarlos. No desmintió nunca su participación en esa política.
Habrá que evaluar este notable error y buscar que con persuasión, diálogo, pero con la firmeza tranquila por el respeto al Partido, sus métodos y programas, nuestro ‘llanero solitario’ se sume al propósito colectivo.
El Polo no puede ser una pasarela, expresiones como la del señor alcalde: hoy en el Polo, mañana en Macondo, dicha con descalificativos hacia las izquierdas, merecen una reflexión de fondo sobre el porvenir de nuestra política.
El secretario de gobierno, el conservador Juan Manuel Ospina, reafirmando sus convicciones ideológicas, expresó, días antes, en reportaje a El Tiempo su repudio a la izquierda del Polo.
El Polo Democrático Alternativo no se equivocó, acertó ampliamente en su política, el alcalde de Bogotá se equivocó en materia grave. Contrasta su actuación con la asumida por los otros dirigentes y organizaciones: desde Antonio Navarro y Patricia Lara, Jorge Robledo y Gloria Inés Ramírez, Gustavo Petro y Luis Carlos Avellaneda, Jorge Guevara, Jaime Dusan, Parmenio Cuéllar, Venus Albeiro Silva y tantos otros representativos del pluralismo y amplitud de la campaña y el Polo.
Las relaciones en el Polo y por fuera de él, deben guiarse por el aforismo popular: lo cortés no quita lo valiente. El alcalde abusa de la buena educación, serenidad y comprensión del Polo. Antonio Navarro con habilidad para capotear el tema, ha dicho: “Lucho es Lucho”. Si ésta es una postura de cortesía en la campaña, hoy es necesario completarla con la valentía del diálogo franco.
Lo del plebiscito por la reelección hay que asimilarlo en todas sus consecuencias. El voto no fue sólo de las clases altas, sino de sectores de opinión, en donde lo sucedido en Bogotá es decisivo. Aquí se jugó la suerte de la segunda vuelta porque la alta votación por el señor presidente cambió el escenario. Una ciudad “libre e ilustrada” le dio un espaldarazo a una gestión reaccionaria.
Una realidad y sus discursos respectivos ha sido la demostración de la izquierda de la importancia del pluralismo y la democracia, acentuando las fronteras entre izquierdas y derechas, refutando el centro, como expresión de una neutralidad social, política y mediática para la competencia. La política sin fronteras es una quimera como el supuesto universalismo que la sustenta.
Una breve caracterización del tipo de oposición a desarrollar por el Polo. La oposición está para evitar el mal gobierno, la legislación que conculca derechos, los atropellos de la justicia, está como su nombre lo indica para oponerse.
Para ello debe ejercer la crítica documentada, razonada y frontal. Debe ser propositiva, con soluciones distintas en beneficio claro de lo ciudadano y popular. Y debe proyectarse como alternativa de poder para una sociedad mejor que reemplace el capitalismo salvaje por la vía del Estado Social de Derecho y la Democracia desde abajo, con fuerte articulación regional y nacional. Hay que proponer una sociedad distinta y mejor, ello es necesario, urgente y posible.
Se deben realizar balances amplios, autocríticos pero con alto espíritu de fraternidad, hacer circular libremente opiniones y organizar con la planeación requerida el Congreso partidario que se tiene programado para diciembre de este año.
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* Profesor asociado Universidad Nacional de Colombia, Profesor titular Universidad Externado. Autor de: Bonapartismo presidencial en Colombia. El gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Bogotá (2005)
* Ricardo Sánchez Ángel
El autor es profesor asociado de la Universidad Nacional. Doctor en Derecho y Ciencias Políticas, Universidad Santiago de Cali. Asesor Presidencial en la Política de Paz en calidad de miembro de la Comisión de Verificación Nacional, durante 1983-1985. Miembro del Comité Permanente de Derechos Humanos en Colombia, durante 1979-1985, entre otros cargos de importancia para organizaciones como la UNESCO, la OEA. Algunos de sus libros son: Lecturas Colombianas (1996), Política y Constitución. Colección 30 Años, Universidad Central, Bogotá, (1998), Crítica y Alternativa. Las Izquierdas en Colombia, editorial la Rosa Roja. Dos ediciones, Bogotá, (2001), El demonio del ensayo en la obra de Otto Morales Benítez, editorial del Instituto de cultura, Manizales, (2001) De la memoria a la acción. Crítica Histórica (2003), estos últimos editados por el Fondo de publicaciones de la Universidad del Valle.
Otra información sobre RSA:
BURUNDÁ NO HA MUERTO
BONAPARTIAR ES EXHIBIRSE, como mediando entre todos, cuando en verdad se favorece a unos pocos. Existen varios bonapartismos, de acuerdo a circunstancias de época y lugar.
https://www.uis.edu.co/portal/catedra_libre/noviembre2005/libros.html
http://www.universia.net.co/libroabierto/cienciassociales,derechoycienciaspoliticas/bonapartismopresidencialencolombia.html
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2.- UN ANALISIS DE LAS ELECCIONES DEL 28 DE MAYO DE 2006
Elecciones no-competitivas por falta del factor incertidumbre
Por OSCAR DELGADO* osdelgad@urosario.edu.co (Perfil de ÓscarDelgado) Agradecemos al autor el envío del texto.
Las elecciones presidenciales del 28 de mayo de 2006 pertenecen a la categoría de las no-competitivas en el sentido de carecer de incertidumbre en el resultado de la votación, aúin siendo sinceras. Este tipo de comicios suele tener lugar bajo regímenes hegemónicos de partido o de liderazgo mesiánico.
Como ocurrió en Colombia durante los regímenes federal y de la Regeneración (1863-1904) ; en las hegemonías conservadora y liberal (1914-46); en el régimen del Frente Nacional y en los comicios del pos-Frente en los que con frecuencia participaba el Alvaro Gómez Hurtado pre-constituyente.
En la Nueva Granada las elecciones presidenciales indirectas y por mayoría absoluta fueron muy competitivas, según Bushnell. Despues del medio siglo XIX dejaron de serlo con excepción de las de 1857 cuando compitieron Ospina Rodríguez, Murillo Toro y Mosquera.
Ya en el siglo XX fueron previsibles los resultados excepto en las de 1930 y 1946, cuando se dividía el partido hegemón. Y en el post-Frente Nacional (1974-2002) en los cuatro eventos en los que participó significativamente el voto de opinión y el independiente de los partidos tradicionales en los años 1982 cuando ganó Betancur; 1994 cuando ganó Samper; 1998, cuando ganó Pastrana y 2002, cuando ganó por pirmera vez Alvaro Uribe.
En los tres comicios presidenciales anteriores al que acaba de transcurrir la característica fue la incertidumbre y por tanto la mayor competitividad, al contrario de los del 28 de mayo en el que el seguro triunfo de Uribe no debió ser ignorado por nadie. Este conocimiento anticipado facilitó el que el sector "racional" del electorado cantara su voto en el hipódromo electoral al haber adquirido la quiniela apuntada al caballo ganador, mientras el electorado crítico u opositor no tenía por qué desilusionarse de un resultado del que ya se hallaba enterado.
Los electores por candidatos opositores sabían que ninguno de ellos podría ganar la elección y su única aspiración fue la de contribuir con sus votos a determinar un improbable pero quizás no imposible ballotage, el que no ocurrió. En efecto, Alvaro Uribe duplicó en cantidad de sufragios a los candidatos opositores y triplicó al siguiente en votación, proporciones éstas esperadas por los encuestadores y los analistas.
El nuevo mapa político
No se configuró en las elecciones del 28 de mayo sino en las congresionales del 12 de marzo de 2006 y ello en fase transicional.
Desde esta fecha quedó determinado en las urnas que habría dos bloques parlamentarios:
a) el abrumadoramente mayoritario de los agrupamientos (que no partidos ni movimientos políticos) de la alianza uribista en el gobierno, y
b) cuatro agrupaciones opositoras, a saber: 1) la fracción gavirista del Polo (la de los dos millones de votos propios de Carlos Gaviria), fracción constitutiva de una oposición fuerte, así como 2) la fracción serpista del liberalismo, y 3 y 4) dos ubicadas en la oposición "light": a) la fracción cesargavirista del liberalismo oficialista: y b) la fracción luchista del Polo (la de un Polo que acaba de obtener para Cámara en la Bogotá de Lucho sólo 200.048 votos).
Por otra parte, pese a la desinformación de El Tiempo, el candidato-Presidente con sus 7.4 millones de votos--si bien aumentó su votación de 2002 en cerca de dos millones de votos-- en comparación con el 12 de marzo sólo logró exceder en un 7% los 6.718.000 votos obtenidos en las listas de la alianza uribista para el Senado, esto es, por los 12 agrupamientos de dicha alianza . (Los 5.118.000 votos mencionados en El Tiempo del 30 de mayo, pag. I-4, se refieren sin explicarlo específicamente a la suma de votos por los parlamentarios electos).
Y si bien se entiende que simbólicamente Alvaro Uribe sea generalmente considerado como mejor receptor de votos que todos los movimientos de la coalición uribista, como su razón de sr y su fuerza motriz política, lo cierto es que empíricamente apenas superó levemente la suma de votos de dichos agrupamientos para el Congreso en marzo.
Como se vió, para el Senado dicha suma ascendió a 6.7 millones de votos equivalentes a un 63.9% del total de votos válidos para dicha corporación, o bien el equivalente de un 66.7% de la votación válida para la Cámara. En tal sentido, el mérito del Presidente reelecto fue el de haber compensado a través de su carisma los votos clientelares que no clonaron los parlamentarios ya electos.
A su vez, Horacio Serpa casi retuvo los 1.457.000 votos de la lista del partido liberal oficialista en marzo.
Asì las cosas, volatilidad electoral no hubo en el caso de Serpa y en el caso de Utibe el índice de volatilidad habría sido menos leve si se comprobara que los caciques uribistas no le replicaron totalmente sus votos de marzo, circunstancia en la cual el voto de opinión adicional por Uribe habría sido algo más significativo.
Con todo, el ùnico fenòmeno realmente insólito del 28 de mayo fue el de la votación por Carlos Gaviria Díaz, de 2.6 millones de votos cuando dos meses antes el Polo (que ya venía dividido en su interior) había obtenido 915.000 votos para Senado y sólo 698.000 para Cámara. Con este resultado, empero, a la fracción gavirista pertenece casi la totalidad de la bancada elercta, formada por 11 senadores y 8 representantes, ya que algunos candidatos del luchismo no alcanzaron la votación requerida.
Por tanto, Carlos Gaviria es el único candidato presidencial del que puede decirse que es muchísimo más que su propio partido, y el único beneficiario de la volatilidad inter-partidaria y de opinión, ya que podría formularse la hipótesis de que en el excedente de los casi dos millones de votos, un millón hubiesen provenido de liberales de izquierda a quienes no convenció la socialdemocracia de Serpa, y un millón, de independientes o de opinión.
El éxito de Gaviria fue opacado por la insolidaridad de los Garzones en Bogotá y en el Valle del Cauca, según lo anota con datos el periodista Hipólito Hincapié en El Nuevo Siglo de ayer (Mayo 31 de 2006), quien recuerda que a) Lucho Garzón ganó la Alcaldía de Bogotá con 797.000 votos y Carlos Gaviria, sin su ayuda, logró allí 505.813 votos, y b) Angelino Garzón ganó la Gobernación del Valle del Cauca con 700.835 votos y Carlos Gaviria obtuvo en ese departamento 274.507 votos.
El nuevo multipartidismo
No fue ahora cuando terminó el bipartidismo. Desde hace decenios una parte creciente de la población electoral colombiana se auto-identifica como independiente o apartidaria, y en menor escala desde el Frente Nacional ha habido pequeños terceros partidos, desde el MRL y Anapo hasta el actual Polo de marzo.
El nuevo multipartidismo no alcanzó a configurarse a plenitud en las elecciones parlamentarias, las que para tal fin fueron meramente transicionales. La clase política gobiernista u opositora se organizó en agrupamientos personalistas a efecto de presentar sus listas para corporaciones públicas. En torno de Uribe aparecieron siete agrupaciones con más de 200.000 votos en marzo para Senado o Cámara, y cuatro con votaciones menores.
De las mayores agrupaciones, cinco y las cuatro ínfimas a mediano plazo deberán disolverse en el partido uribista, denominado Primero Colombia--por el que fue inscrita su candidatura presidencial. Las dos mayores agrupaciones restantes apoyarán a Uribe sin perder identidad : el partido conservador y Cambio Radical.
Aun cuando faltan un año y cinco meses para las elecciones de gobernadores y alcaldes, ya comenzó el posicionamiento en el partidor para la largada de la campaña. En este pródromo para la Alcaldía de Bogotá ya quedó bien ubicado, en primera fila, Enrique Peñalosa con el apoyo de Primero Colombia y el refuerzo del partido conservador. Rafael Pardo, si aspira, tendrá que hacer un esfuerzo extraordinario para alcanzar la ventaja del uribista. Y el Polo -despues de su éxito electoral reciente-- podría tener aquí un primer traspies, si su candidato fuera Navarro o Samuel Moreno, toda vez que Carlos Gaviria -- el único candidato con opción de triunfo frente a Peñalosa-- no parece interesado en entrar a esta liza.
Por último, el multiagrupacionismo será coloreado por la toma de identidad y visibilización de uno o más agrupamientos tanto de ex-paramilitares como de neo-paramilitares, quienes bajo una o más denominaciones (sea de las que ya participaron en marzo o de nuevas), entrarán a jugar abiertamente en las elecciones de octubre de 2007 para gobernadores y alcaldes, interesados como están en el control de instituciones locales y regionales, para proseguir con actividades depredatorias de los bienes públicos.
Sociedad política sin sociedad civil
En la época del bipartidismo fuerte y excluyente (después de los años 30s del siglo XX) la sociedad civil y la sociedad política se hallaban indiferenciadas. El compromiso ideológico o simbólico penetraba todos los intersticios del mundo de la vida.
A partir del Frente Nacional se conforma una clase política que en tèrminos weberianos deja de vivir para la política y pasa a vivir de la política. Se apropia del parlamento para tener capacidad de negociación con el ejecutivo (que otorga multimillonarios contratos y cargos facilitadores) y así los agrupamientos llegan a ser simples medios para que sus dueños y validos puedan hacerse reelegir indefinidamente en las corporaciones públicas. En esta práctica recurrente coincide la toalidad de dicha clase política organizada en grupúsculos o en movimientos de derecha, centro o izquierda; sean gobiernistas u opositores. Unos y otros, sin excepción, se han alejado de la sociedad civil y enclaustrado intra-muros capitolinos.
En elecciones presidenciales juega más lo que Sartori llama la video-política para la movilización o refuerzo en la captación de los diversos tipos de voto: el hoy minoritario de fidelidad a un partido tradicional; el de constreñimiento; el "racional" y el voto de opinión.
La panoplia de los agrupamientos electorales (que no partidos políticos), sean de derecha o de izquierda, deben realizar ciertos mecanismos estratégicos para sintonizarse y reconciliarse con la sociedad civil e institucionalizarse. Esto es más pertinente para los partidos de oposición, pues al de gobierno le basta y le sobra con la figura mesiánica del líder autocrático.
El aplazado proceso de (re) institucionalización es la asignatura perdida tanto por el partido liberal como por las dos fracciones del Polo. Como un ejemplo gráfico del divorcio entre sociedad política y civil se dirá que en la impresionante manifestación de cierre de campaña presidencial del Polo en la plaza de Bolívar de Bogotá varios observadores contabilizaron a sólo cuatro profesores universitarios de renombre, no obstante lo cual se sabe que una elevada proporción de los centenares de académicos e intelectuales depositó sus votos no tanto por el Polo como tal sino por Carlos Gaviria Díaz como símbolo del campo intelectual y del llamado "voto en contra".
Los agrupamientos que pretendan cumplir la transición hacia la categoría de partidos políticos deberán mantener presencia en la esfera pública sin solución de continuidad, ir al encuentro y mantener buenas relaciones con las organizaciones de la sociedad civil, salir de los intra-muros del Capitolio, organizar directorios locales y provinciales, comunicarse con ellos a través del internet, poseer periódicos propios como voceros autorizados, utilizar las redes virtuales y resolver el problema de la falta de espacios televisivos dado que la concesión de los canales de televisión se halla en manos de los más ricos y por tanto poderosos.
Muchas son las actividades de los proyectos estratégicos de (re)ingeniería orgánica partidaria que deben ser ejecutadas, para lo cual no debería aplazarse el comienzo de los procesos de difusión, consolidación e institucionalización de los partidos, una vez sean convertidos en tales los actuales agrupamientos personalistas y desideologizados.
ANEXO
VOTACIÓN PARA SENADO EL 12 DE MARZO DE 2006 (en miles de votos)
A) DERECHA
Votación uribista :
1) Partido de la U, 1.642; 2) Cambio Radical, 1.254; 3) Convergencia Ciudadana, 587; 4) Alas Colombia, 440; 5) Colombia Democrática, 267 6) Colombia viva, 231, y 7) MIRA, 220. Sub-total: 4.785
Más cuatro movimientos uribistas menores: 418. Total uribistas sin partido conservador; 5.203
Partido Conservador: 1.515. Total general uribistas: 6.718
B) CENTRO
Partido Liberal: 1.457; Partido visionarios: 72
C) IZQUIERDA
Polo Democrático: 915
BANCADAS PARLAMENTARIAS
Las bancadas parlamentarias elegidas fueron las siguientes:
Uribistas: 119 de 7 partidos (52 senadores; 57 representantes) : 21 de otros. Sub-total:140
Partido Conservador: 46 (18 senadores; 28 representantes).
Total uribistas más consrvadores: 186
Bancadas de oposición:
a) Partido Liberal: 55 (17 senadores; 38 representantes)
b) Polo Democrático: 19 (11 senadores y 8 representantes)
Total opositores en el Congreso: 74
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Como ocurrió en Colombia durante los regímenes federal y de la Regeneración (1863-1904) ; en las hegemonías conservadora y liberal (1914-46); en el régimen del Frente Nacional y en los comicios del pos-Frente en los que con frecuencia participaba el Alvaro Gómez Hurtado pre-constituyente.
En la Nueva Granada las elecciones presidenciales indirectas y por mayoría absoluta fueron muy competitivas, según Bushnell. Despues del medio siglo XIX dejaron de serlo con excepción de las de 1857 cuando compitieron Ospina Rodríguez, Murillo Toro y Mosquera.
Ya en el siglo XX fueron previsibles los resultados excepto en las de 1930 y 1946, cuando se dividía el partido hegemón. Y en el post-Frente Nacional (1974-2002) en los cuatro eventos en los que participó significativamente el voto de opinión y el independiente de los partidos tradicionales en los años 1982 cuando ganó Betancur; 1994 cuando ganó Samper; 1998, cuando ganó Pastrana y 2002, cuando ganó por pirmera vez Alvaro Uribe.
En los tres comicios presidenciales anteriores al que acaba de transcurrir la característica fue la incertidumbre y por tanto la mayor competitividad, al contrario de los del 28 de mayo en el que el seguro triunfo de Uribe no debió ser ignorado por nadie. Este conocimiento anticipado facilitó el que el sector "racional" del electorado cantara su voto en el hipódromo electoral al haber adquirido la quiniela apuntada al caballo ganador, mientras el electorado crítico u opositor no tenía por qué desilusionarse de un resultado del que ya se hallaba enterado.
Los electores por candidatos opositores sabían que ninguno de ellos podría ganar la elección y su única aspiración fue la de contribuir con sus votos a determinar un improbable pero quizás no imposible ballotage, el que no ocurrió. En efecto, Alvaro Uribe duplicó en cantidad de sufragios a los candidatos opositores y triplicó al siguiente en votación, proporciones éstas esperadas por los encuestadores y los analistas.
El nuevo mapa político
No se configuró en las elecciones del 28 de mayo sino en las congresionales del 12 de marzo de 2006 y ello en fase transicional.
Desde esta fecha quedó determinado en las urnas que habría dos bloques parlamentarios:
a) el abrumadoramente mayoritario de los agrupamientos (que no partidos ni movimientos políticos) de la alianza uribista en el gobierno, y
b) cuatro agrupaciones opositoras, a saber: 1) la fracción gavirista del Polo (la de los dos millones de votos propios de Carlos Gaviria), fracción constitutiva de una oposición fuerte, así como 2) la fracción serpista del liberalismo, y 3 y 4) dos ubicadas en la oposición "light": a) la fracción cesargavirista del liberalismo oficialista: y b) la fracción luchista del Polo (la de un Polo que acaba de obtener para Cámara en la Bogotá de Lucho sólo 200.048 votos).
Por otra parte, pese a la desinformación de El Tiempo, el candidato-Presidente con sus 7.4 millones de votos--si bien aumentó su votación de 2002 en cerca de dos millones de votos-- en comparación con el 12 de marzo sólo logró exceder en un 7% los 6.718.000 votos obtenidos en las listas de la alianza uribista para el Senado, esto es, por los 12 agrupamientos de dicha alianza . (Los 5.118.000 votos mencionados en El Tiempo del 30 de mayo, pag. I-4, se refieren sin explicarlo específicamente a la suma de votos por los parlamentarios electos).
Y si bien se entiende que simbólicamente Alvaro Uribe sea generalmente considerado como mejor receptor de votos que todos los movimientos de la coalición uribista, como su razón de sr y su fuerza motriz política, lo cierto es que empíricamente apenas superó levemente la suma de votos de dichos agrupamientos para el Congreso en marzo.
Como se vió, para el Senado dicha suma ascendió a 6.7 millones de votos equivalentes a un 63.9% del total de votos válidos para dicha corporación, o bien el equivalente de un 66.7% de la votación válida para la Cámara. En tal sentido, el mérito del Presidente reelecto fue el de haber compensado a través de su carisma los votos clientelares que no clonaron los parlamentarios ya electos.
A su vez, Horacio Serpa casi retuvo los 1.457.000 votos de la lista del partido liberal oficialista en marzo.
Asì las cosas, volatilidad electoral no hubo en el caso de Serpa y en el caso de Utibe el índice de volatilidad habría sido menos leve si se comprobara que los caciques uribistas no le replicaron totalmente sus votos de marzo, circunstancia en la cual el voto de opinión adicional por Uribe habría sido algo más significativo.
Con todo, el ùnico fenòmeno realmente insólito del 28 de mayo fue el de la votación por Carlos Gaviria Díaz, de 2.6 millones de votos cuando dos meses antes el Polo (que ya venía dividido en su interior) había obtenido 915.000 votos para Senado y sólo 698.000 para Cámara. Con este resultado, empero, a la fracción gavirista pertenece casi la totalidad de la bancada elercta, formada por 11 senadores y 8 representantes, ya que algunos candidatos del luchismo no alcanzaron la votación requerida.
Por tanto, Carlos Gaviria es el único candidato presidencial del que puede decirse que es muchísimo más que su propio partido, y el único beneficiario de la volatilidad inter-partidaria y de opinión, ya que podría formularse la hipótesis de que en el excedente de los casi dos millones de votos, un millón hubiesen provenido de liberales de izquierda a quienes no convenció la socialdemocracia de Serpa, y un millón, de independientes o de opinión.
El éxito de Gaviria fue opacado por la insolidaridad de los Garzones en Bogotá y en el Valle del Cauca, según lo anota con datos el periodista Hipólito Hincapié en El Nuevo Siglo de ayer (Mayo 31 de 2006), quien recuerda que a) Lucho Garzón ganó la Alcaldía de Bogotá con 797.000 votos y Carlos Gaviria, sin su ayuda, logró allí 505.813 votos, y b) Angelino Garzón ganó la Gobernación del Valle del Cauca con 700.835 votos y Carlos Gaviria obtuvo en ese departamento 274.507 votos.
El nuevo multipartidismo
No fue ahora cuando terminó el bipartidismo. Desde hace decenios una parte creciente de la población electoral colombiana se auto-identifica como independiente o apartidaria, y en menor escala desde el Frente Nacional ha habido pequeños terceros partidos, desde el MRL y Anapo hasta el actual Polo de marzo.
El nuevo multipartidismo no alcanzó a configurarse a plenitud en las elecciones parlamentarias, las que para tal fin fueron meramente transicionales. La clase política gobiernista u opositora se organizó en agrupamientos personalistas a efecto de presentar sus listas para corporaciones públicas. En torno de Uribe aparecieron siete agrupaciones con más de 200.000 votos en marzo para Senado o Cámara, y cuatro con votaciones menores.
De las mayores agrupaciones, cinco y las cuatro ínfimas a mediano plazo deberán disolverse en el partido uribista, denominado Primero Colombia--por el que fue inscrita su candidatura presidencial. Las dos mayores agrupaciones restantes apoyarán a Uribe sin perder identidad : el partido conservador y Cambio Radical.
Aun cuando faltan un año y cinco meses para las elecciones de gobernadores y alcaldes, ya comenzó el posicionamiento en el partidor para la largada de la campaña. En este pródromo para la Alcaldía de Bogotá ya quedó bien ubicado, en primera fila, Enrique Peñalosa con el apoyo de Primero Colombia y el refuerzo del partido conservador. Rafael Pardo, si aspira, tendrá que hacer un esfuerzo extraordinario para alcanzar la ventaja del uribista. Y el Polo -despues de su éxito electoral reciente-- podría tener aquí un primer traspies, si su candidato fuera Navarro o Samuel Moreno, toda vez que Carlos Gaviria -- el único candidato con opción de triunfo frente a Peñalosa-- no parece interesado en entrar a esta liza.
Por último, el multiagrupacionismo será coloreado por la toma de identidad y visibilización de uno o más agrupamientos tanto de ex-paramilitares como de neo-paramilitares, quienes bajo una o más denominaciones (sea de las que ya participaron en marzo o de nuevas), entrarán a jugar abiertamente en las elecciones de octubre de 2007 para gobernadores y alcaldes, interesados como están en el control de instituciones locales y regionales, para proseguir con actividades depredatorias de los bienes públicos.
Sociedad política sin sociedad civil
En la época del bipartidismo fuerte y excluyente (después de los años 30s del siglo XX) la sociedad civil y la sociedad política se hallaban indiferenciadas. El compromiso ideológico o simbólico penetraba todos los intersticios del mundo de la vida.
A partir del Frente Nacional se conforma una clase política que en tèrminos weberianos deja de vivir para la política y pasa a vivir de la política. Se apropia del parlamento para tener capacidad de negociación con el ejecutivo (que otorga multimillonarios contratos y cargos facilitadores) y así los agrupamientos llegan a ser simples medios para que sus dueños y validos puedan hacerse reelegir indefinidamente en las corporaciones públicas. En esta práctica recurrente coincide la toalidad de dicha clase política organizada en grupúsculos o en movimientos de derecha, centro o izquierda; sean gobiernistas u opositores. Unos y otros, sin excepción, se han alejado de la sociedad civil y enclaustrado intra-muros capitolinos.
En elecciones presidenciales juega más lo que Sartori llama la video-política para la movilización o refuerzo en la captación de los diversos tipos de voto: el hoy minoritario de fidelidad a un partido tradicional; el de constreñimiento; el "racional" y el voto de opinión.
La panoplia de los agrupamientos electorales (que no partidos políticos), sean de derecha o de izquierda, deben realizar ciertos mecanismos estratégicos para sintonizarse y reconciliarse con la sociedad civil e institucionalizarse. Esto es más pertinente para los partidos de oposición, pues al de gobierno le basta y le sobra con la figura mesiánica del líder autocrático.
El aplazado proceso de (re) institucionalización es la asignatura perdida tanto por el partido liberal como por las dos fracciones del Polo. Como un ejemplo gráfico del divorcio entre sociedad política y civil se dirá que en la impresionante manifestación de cierre de campaña presidencial del Polo en la plaza de Bolívar de Bogotá varios observadores contabilizaron a sólo cuatro profesores universitarios de renombre, no obstante lo cual se sabe que una elevada proporción de los centenares de académicos e intelectuales depositó sus votos no tanto por el Polo como tal sino por Carlos Gaviria Díaz como símbolo del campo intelectual y del llamado "voto en contra".
Los agrupamientos que pretendan cumplir la transición hacia la categoría de partidos políticos deberán mantener presencia en la esfera pública sin solución de continuidad, ir al encuentro y mantener buenas relaciones con las organizaciones de la sociedad civil, salir de los intra-muros del Capitolio, organizar directorios locales y provinciales, comunicarse con ellos a través del internet, poseer periódicos propios como voceros autorizados, utilizar las redes virtuales y resolver el problema de la falta de espacios televisivos dado que la concesión de los canales de televisión se halla en manos de los más ricos y por tanto poderosos.
Muchas son las actividades de los proyectos estratégicos de (re)ingeniería orgánica partidaria que deben ser ejecutadas, para lo cual no debería aplazarse el comienzo de los procesos de difusión, consolidación e institucionalización de los partidos, una vez sean convertidos en tales los actuales agrupamientos personalistas y desideologizados.
ANEXO
VOTACIÓN PARA SENADO EL 12 DE MARZO DE 2006 (en miles de votos)
A) DERECHA
Votación uribista :
1) Partido de la U, 1.642; 2) Cambio Radical, 1.254; 3) Convergencia Ciudadana, 587; 4) Alas Colombia, 440; 5) Colombia Democrática, 267 6) Colombia viva, 231, y 7) MIRA, 220. Sub-total: 4.785
Más cuatro movimientos uribistas menores: 418. Total uribistas sin partido conservador; 5.203
Partido Conservador: 1.515. Total general uribistas: 6.718
B) CENTRO
Partido Liberal: 1.457; Partido visionarios: 72
C) IZQUIERDA
Polo Democrático: 915
BANCADAS PARLAMENTARIAS
Las bancadas parlamentarias elegidas fueron las siguientes:
Uribistas: 119 de 7 partidos (52 senadores; 57 representantes) : 21 de otros. Sub-total:140
Partido Conservador: 46 (18 senadores; 28 representantes).
Total uribistas más consrvadores: 186
Bancadas de oposición:
a) Partido Liberal: 55 (17 senadores; 38 representantes)
b) Polo Democrático: 19 (11 senadores y 8 representantes)
Total opositores en el Congreso: 74
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3.- URIBE Y GAVIRIA: LOS GANADORES
Por Alejo Vargas Velásquez (Profesor Universidad Nacional)
http://www.elcolombiano.terra.com.co/BancoConocimiento/U/uribe_y_gaviria_los_ganadores/uribe_y_gaviria_los_ganadores.asp?CodSeccion=6 , Ex senador, profesor universitario
Como lo pusieron de presente más de cien académicos vinculados a importantes universidades del país, la campaña electoral que acaba de concluir abundó en posturas “que riñen con el principio democrático de respetar y no descalificar al contrincante”.
Aunque el texto me suscitó observaciones, estoy de acuerdo con su espíritu. Apelar a la ofensa o a la descalificación de los otros por razones personales –como ocurrió en la campaña presidencial, dentro y fuera de las universidades- no sólo muestra carencias para argumentar políticamente, sino completo desprecio por la democracia.
La democracia es el eje de la política contemporánea, y la política es el instrumento para poner de acuerdo a los contradictores. Su contrapartida es la confrontación, la violencia verbal o de hecho.
Por eso donde se acaba la política comienza la guerra y, por lo mismo, la política es el sustituto de la guerra. Pero la democracia se puede gestionar a través de diversos modelos. Por lo menos dos, corresponden a los tiempos actuales: La democracia mayoritaria y la democracia consensual. La primera se desarrolla a través del esquema gobierno oposición, y la segunda procurando deliberaciones ciudadanas para llegar a grandes acuerdos mínimos.
Cada comunidad gestiona su democracia como mejor le parece, pero los especialistas, los políticos y los mismos pueblos conocen experiencias útiles de recordar ahora. Lo básico del primer modelo es el predominio de la mayoría.
Ésta debe gobernar y la minoría debe oponerse. Es un sistema pensado para sociedades homogéneas, civilizadas, inclusivas, cuya tendencia es facilitar la transformación de la minoría en mayoría en las elecciones siguientes, para que la minoría no esté condenada al ejercicio de una oposición permanente.
En sociedades diversas, heterogéneas, excluyentes, los partidos políticos y las organizaciones sociales tienden a representar sectores divergentes y, a menudo, antagónicos, en términos que convierten el dominio de la mayoría en algo no democrático e inclusive peligroso. A poco andar comienzan a perder legitimidad las reglas de juego que antes eran más o menos aceptadas y, por esa vía se llega fatalmente al colapso institucional.
Arend Lijphart en su conocido libro sobre el tema pone el ejemplo de la polarización en la sociedad irlandesa de comienzos del siglo XX, en donde el dominio de la mayoría protestante sobre la minoría católica, expresado políticamente en el triunfo del partido unionista durante décadas, generó no sólo protestas sino una guerra civil que aún no termina.
Lo que el modelo de consenso supone no es ausencia de debate, ni simple búsqueda de algún acuerdo de buena voluntad. Significa establecer límites a la voluntad mayoritaria y, por lo tanto, abrir un espacio para la tolerancia.
En las sociedades plurales la norma de la mayoría puede significar dictadura antes que democracia y, en consecuencia, guerra antes que política. Por eso necesitan un régimen que –para seguir con Lijphart- “acentúe el consenso que incluye más bien que excluye, en lugar de la oposición, y que intente optimizar la amplitud de la mayoría gobernante en vez de darse por satisfecho con una estricta mayoría” (“Las democracias contemporáneas”, Ariel 1999, p. 38).
Los acuerdos no son para evitar el debate sino producto de él. Permiten al ciudadano diferenciar los problemas de Estado de los problemas de gobierno y facilitan la solución de aquellos, entre todos, sin perjuicio de que el debate permanezca sobre lo demás. De lo contrario es imposible construir un país en que quepamos todos. Así resolvió Europa su tragedia de los fascismos y así supero Chile la hondísima honda polarización social generada por los abusos de la dictadura.
La democracia no es una ideología sino una cultura. Supone tolerancia, responsabilidades, reconocimiento del otro. Por eso sólo funciona con demócratas. No es precisamente demócrata quien asume la política como calle de una sola vía o como escenario que excluye a sus contradictores. Es muy peligroso adoptar el modelo mayoritario o establecer el esquema gobierno-oposición, en sociedades heterogéneas como las de América latina.
La sociedad colombiana es contradictoria, desigual, excluyente. El fenómeno no es sólo de sus élites. Todo el organismo social acusa una fragmentación que conspira contra la posibilidad de construir un proyecto común como nación. Claro, el debate político es saludable, los controles ciudadanos sobre el gobierno son necesarios y las diferencias sociales son inevitables.
En el seno de una sociedad diversa y plural no sólo hay variedad de opiniones sino antagonismos. Pero en el mundo actual los antagonismos suelen ser razonables, de manera que el debate no se da entre la verdad y el error sino entre varias, incluso entre múltiples, verdades. Por eso las diferencias se pueden tramitar a base de procedimientos elaborados en medio del derecho. Una sociedad heterogénea no resiste políticas confrontacionales porque termina explotando en forma violenta. Así de simple.
La polarización señalada por los académicos es subproducto de una larga historia de intolerancias que pesa en la psicología de los colombianos, agravada ahora por influencias perversas del contexto internacional. Las torpezas de los líderes del mundo están haciendo involucionar la política. Por su cuenta vamos de regreso hacia el viejo aserto de Clausewitz, que los demócratas creíamos superado: “La guerra es una forma de hacer política por otros medios”. En eso consiste la vergüenza de Iraq, y la sinrazón de los terrorismos –que desde el Estado o desde la clandestinidad- agobian al mundo.
Los colombianos carecen de una cultura democrática. La Constitución del 91 fue la victoria de la democracia de consenso, a partir de la cual nació un país conciente de sus diversidades. Sin embargo el nuevo país no alcanzó a vivir lo suficiente para desatar una dinámica capaz de darle contenido material a las declaraciones de su Carta Política. Ese nuevo país naufragó en medio del pragmatismo del gobierno de entonces y de la indolencia de las elites nacionales.
Ahora, curiosamente, son las inefables coincidencias entre una derecha cavernaria y una izquierda hirsuta, las que sustentan el statu quo. Su lenguaje polariza a ultranza, genera un pulso político de suma cero y neutraliza la opción de un cambio democrático. Semejante urdimbre de intereses establecidos no deja prosperar la ecuación –contenida en la Carta del 91- que comparten más de cuarenta millones de colombianos: Estado social de derecho y economía social de mercado.
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Aunque el texto me suscitó observaciones, estoy de acuerdo con su espíritu. Apelar a la ofensa o a la descalificación de los otros por razones personales –como ocurrió en la campaña presidencial, dentro y fuera de las universidades- no sólo muestra carencias para argumentar políticamente, sino completo desprecio por la democracia.
La democracia es el eje de la política contemporánea, y la política es el instrumento para poner de acuerdo a los contradictores. Su contrapartida es la confrontación, la violencia verbal o de hecho.
Por eso donde se acaba la política comienza la guerra y, por lo mismo, la política es el sustituto de la guerra. Pero la democracia se puede gestionar a través de diversos modelos. Por lo menos dos, corresponden a los tiempos actuales: La democracia mayoritaria y la democracia consensual. La primera se desarrolla a través del esquema gobierno oposición, y la segunda procurando deliberaciones ciudadanas para llegar a grandes acuerdos mínimos.
Cada comunidad gestiona su democracia como mejor le parece, pero los especialistas, los políticos y los mismos pueblos conocen experiencias útiles de recordar ahora. Lo básico del primer modelo es el predominio de la mayoría.
Ésta debe gobernar y la minoría debe oponerse. Es un sistema pensado para sociedades homogéneas, civilizadas, inclusivas, cuya tendencia es facilitar la transformación de la minoría en mayoría en las elecciones siguientes, para que la minoría no esté condenada al ejercicio de una oposición permanente.
En sociedades diversas, heterogéneas, excluyentes, los partidos políticos y las organizaciones sociales tienden a representar sectores divergentes y, a menudo, antagónicos, en términos que convierten el dominio de la mayoría en algo no democrático e inclusive peligroso. A poco andar comienzan a perder legitimidad las reglas de juego que antes eran más o menos aceptadas y, por esa vía se llega fatalmente al colapso institucional.
Arend Lijphart en su conocido libro sobre el tema pone el ejemplo de la polarización en la sociedad irlandesa de comienzos del siglo XX, en donde el dominio de la mayoría protestante sobre la minoría católica, expresado políticamente en el triunfo del partido unionista durante décadas, generó no sólo protestas sino una guerra civil que aún no termina.
Lo que el modelo de consenso supone no es ausencia de debate, ni simple búsqueda de algún acuerdo de buena voluntad. Significa establecer límites a la voluntad mayoritaria y, por lo tanto, abrir un espacio para la tolerancia.
En las sociedades plurales la norma de la mayoría puede significar dictadura antes que democracia y, en consecuencia, guerra antes que política. Por eso necesitan un régimen que –para seguir con Lijphart- “acentúe el consenso que incluye más bien que excluye, en lugar de la oposición, y que intente optimizar la amplitud de la mayoría gobernante en vez de darse por satisfecho con una estricta mayoría” (“Las democracias contemporáneas”, Ariel 1999, p. 38).
Los acuerdos no son para evitar el debate sino producto de él. Permiten al ciudadano diferenciar los problemas de Estado de los problemas de gobierno y facilitan la solución de aquellos, entre todos, sin perjuicio de que el debate permanezca sobre lo demás. De lo contrario es imposible construir un país en que quepamos todos. Así resolvió Europa su tragedia de los fascismos y así supero Chile la hondísima honda polarización social generada por los abusos de la dictadura.
La democracia no es una ideología sino una cultura. Supone tolerancia, responsabilidades, reconocimiento del otro. Por eso sólo funciona con demócratas. No es precisamente demócrata quien asume la política como calle de una sola vía o como escenario que excluye a sus contradictores. Es muy peligroso adoptar el modelo mayoritario o establecer el esquema gobierno-oposición, en sociedades heterogéneas como las de América latina.
La sociedad colombiana es contradictoria, desigual, excluyente. El fenómeno no es sólo de sus élites. Todo el organismo social acusa una fragmentación que conspira contra la posibilidad de construir un proyecto común como nación. Claro, el debate político es saludable, los controles ciudadanos sobre el gobierno son necesarios y las diferencias sociales son inevitables.
En el seno de una sociedad diversa y plural no sólo hay variedad de opiniones sino antagonismos. Pero en el mundo actual los antagonismos suelen ser razonables, de manera que el debate no se da entre la verdad y el error sino entre varias, incluso entre múltiples, verdades. Por eso las diferencias se pueden tramitar a base de procedimientos elaborados en medio del derecho. Una sociedad heterogénea no resiste políticas confrontacionales porque termina explotando en forma violenta. Así de simple.
La polarización señalada por los académicos es subproducto de una larga historia de intolerancias que pesa en la psicología de los colombianos, agravada ahora por influencias perversas del contexto internacional. Las torpezas de los líderes del mundo están haciendo involucionar la política. Por su cuenta vamos de regreso hacia el viejo aserto de Clausewitz, que los demócratas creíamos superado: “La guerra es una forma de hacer política por otros medios”. En eso consiste la vergüenza de Iraq, y la sinrazón de los terrorismos –que desde el Estado o desde la clandestinidad- agobian al mundo.
Los colombianos carecen de una cultura democrática. La Constitución del 91 fue la victoria de la democracia de consenso, a partir de la cual nació un país conciente de sus diversidades. Sin embargo el nuevo país no alcanzó a vivir lo suficiente para desatar una dinámica capaz de darle contenido material a las declaraciones de su Carta Política. Ese nuevo país naufragó en medio del pragmatismo del gobierno de entonces y de la indolencia de las elites nacionales.
Ahora, curiosamente, son las inefables coincidencias entre una derecha cavernaria y una izquierda hirsuta, las que sustentan el statu quo. Su lenguaje polariza a ultranza, genera un pulso político de suma cero y neutraliza la opción de un cambio democrático. Semejante urdimbre de intereses establecidos no deja prosperar la ecuación –contenida en la Carta del 91- que comparten más de cuarenta millones de colombianos: Estado social de derecho y economía social de mercado.
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4.- LA RECONFIGURACIÓN DE LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA . "OTRO MUNDO COMIENZA A SER POSIBLE" [1]
Ponencia V Cumbre de la deuda social (Carcas, Mayo 25-27, 2.006)
http://www.rnv.gov.ve/noticias/index.php?act=ST&f=2&t=33730 y http://www.voltairenet.org/article139620.html . Agradecemos al autor el envío del documento.
Por Gabriel Bustamante Peña [2] capribustamante@gmail.com
Es muy significativo para mi, como representante del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, estar en Caracas en esta V Cumbre de la Deuda Social y la Integración Latinoamericana. Primero, porque estamos convencidos que la paz es la mayor deuda social que tiene Colombia con sus ciudadanos, y Latinoamérica y el mundo con Colombia. Y segundo, porque bajo este aire de revolución con que nos recibe la República Bolivariana de Venezuela ponemos de manifiesto que en medio de nuestra cruenta guerra, bajo el poder bélico y degradado que le ha dado el narcotráfico al conflicto, y los nefastos intereses políticos, militares y económicos de Estados Unidos en la región e impulsados a través de nuestro desgarrado territorio; actuar por la paz de Colombia se convierte en un autentico acto revolucionario. Toda Latinoamérica debe entender que el conflicto armado se llama colombiano porque allá colocamos los muertos, pero realmente es latinoamericano porque las causas y consecuencias rebasan las fronteras y se incrustan cada vez más en los horizontes de cambio para la región y el mundo. El llamado conflicto armado colombiano no sólo es un obstáculo para el proceso de integración de la región, es ante todo una deuda pendiente de Latinoamérica para consigo misma en el camino de construcción de un nuevo orden social, económico, cultural y ecológico al que convoca la presente Cumbre.
Pero bueno, dejo este llamado para actuar por la paz en Colombia para abordar el tema que nos reúne: la democracia en América Latina.
Lo primero que hay que decir a cerca de la democracia es que su principal característica es la de ser un proyecto inconcluso, proyecto construido por diferentes pueblos y en diferentes épocas. Los griegos, por ejemplo, crearon la democracia rindiendo culto a sus muertos [3] , a aquellos que dieron su vida en la batalla por un "nosotros", para que tuviéramos un presente en el cual vivir y un futuro por construir. El sentimiento de colectividad que rompe la individualidad es el origen de este sistema opuesto a la tiranía. Sistema que sin embargo convivió con la esclavitud y la negación de los derechos para la mujer. Es de resaltar que han pasado dos mil quinientos años desde que apareció la democracia sobre la humanidad y apenas hasta ahora han comenzando a tener derechos las mujeres.
Otro hito importante en el proceso de construcción democrática es la Revolución Francesa, de la cual nació la democracia liberal opuesta a la monarquía absolutista. Proyecto que trajo consigo los primeros derechos humanos, de carácter político y civil. El liberalismo creó al individuo y lo dotó de derechos y garantías por un lado, pero un proceso paralelo, la revolución industrial, creó el consumismo y lleno al hombre de egoísmo, ambición y ansias infrenables de acumulación. El sentimiento colectivo y la solidaridad se remplazarían pronto por el prestigio y el poder económico. La libertad que inspiró la Revolución Francesa de 1789 pronto fue reducida a libertad económica y la soberanía arrebatada al monarca ante el destierro de dios de la política, fue asumida por el mercado, un nuevo dios despiadado y déspota que paradójicamente fue impuesto como fuente natural de las relaciones entre hombres libres e iguales.
Carlos Marx definiría la ruptura ideológica con el sistema liberal al denunciar el sistema de explotación que en nombre de la libertad los burgueses habían implantado, y el siglo XX haría la ruptura material con las diversas revoluciones obreras y los cambios socio económicos que se levantarían en la época. La Revolución Mexicana de 1910 a 1917 fue la primera en el mundo que consagró los derechos sociales de los trabajadores asalariados y los derechos de los campesinos. La Revolución Bolchevique de 1917 que instauró un nuevo modelo de Estado, el Estado Socialista, opuesto al Estado Liberal Burgués y al capitalismo. La aparición de la socialdemocracia en Europa y la implantación de los Estados bienestar. La crisis financiera de 1929 y la aparición de las políticas del New Dale Keynesiano que incorporó principios marxistas de igualdad, justicia social y redistribución de la riqueza, dotando al Estado de funciones económicas y sociales a favor de grandes franjas de la población. Fueron hitos que cambiaron el rumbo de la democracia liberal clásica basada en derechos abstractos civiles y políticos, para dar paso a un nuevo modelo de Estado, el social de Derecho, cuya democracia vendría a complementar la pálida democracia representativa por medio de la participación ciudadana y la búsqueda de aplicación efectiva de los derechos humanos por medio de los derechos económicos, sociales y culturales.
La crisis del sistema capitalista internacional de 1973 y el debacle económico causado por los regímenes dictatoriales y autoritarios en la región hicieron que la democracia llegará a América Latina a finales de la década del 70. Ecuador (1978), Perú (1980), Bolivia (1982), Argentina (1983), Uruguay (1984), Brasil (1985) y Chile (1990).
Pero la democracia se convirtió en la fase de transición hacia la implantación de un resurgir de las políticas fallidas del liberalismo clásico, por medio de la imposición del llamado Neoliberalismo [4] . Proyecto destinado a desmantelar las garantías sociales y económicas del Estado Social de Derecho. Esto se profundizó al caer el Estado Soviético en 1989, que trajo como consecuencia la promulgación del capitalismo como la única visión del mundo.
El unanimismo capitalista y la totalitarización democrática
Con el fin de la guerra fría y la caída del bloque socialista en 1989, se abrió paso a una pretendida unanimidad en torno al neoliberalismo capitalista, a la propuesta política estadounidense y a la democracia formal de "occidente". Este proceso se vivió con especiales consecuencias en América Latina, donde se venían consolidando las tecnocracias gubernamentales, la visión empresarial del Estado y el sumiso alineamiento hacia las directrices de los Estados Unidos. Todo esto por medio de procesos democráticos que se estrenaron en gran parte de los países latinoamericanos en épocas recientes y en medio de la creciente mundialización de la economía, signada en Latinoamérica por procesos de apertura incondicionales.
Todo el proyecto de lucha y construcción de la izquierda latinoamericana se pretendió dar por terminado al acabar el Estado socialista soviético, que representaba el referente ideológico y político, que en mayor o en menor medida aglutinaba las diferentes expresiones de izquierda en la región. Parecía que se sepultaba todo un capítulo de la resistencia latinoamericana que se había desencadenado desde la revolución cubana de 1959, pasando por el gobierno en Chile de Salvador Allende a principios de los setenta, la revolución nicaragüense de 1979 y su posterior derrumbe con la derrota electoral sandinista en 1990.
Ante la caída del "socialismo real" en 1989, prematura y triunfalmente, autores como Francis Fukuyama sentenciaran el fin de la historia, la victoria final y definitiva del capitalismo y la democracia liberal sobre cualquier otro tipo de sociedad, y la imposición absoluta e incuestionable de los valores institucionales de occidente con la lógica del mercado, como las únicas alternativas viables y posibles [5] .
De esta forma y ya sin obstáculos aparentes, en los años 90 se profundizaron como dogmas incuestionables las reformas de ajuste estructural que redujeron la capacidad de los Estados, se produjo un indiscriminado proceso de liberación de las frágiles economías latinoamericanas, se privatizaron empresas públicas y servicios sociales esenciales y se flexibilizó la política laboral en pos de la promesa de una mejor inserción a la globalización. Reformas que terminaron causando el resultado contrario a sus promesas de bienestar, riqueza y desarrollo ilimitado. La mayoría de países de la región asistió a la crisis social y económica, a la pauperización de inmensas franjas de población, a la extensión de una mayor miseria e inequidad a lo largo y ancho de sus territorios, a la depredación criminal de los recursos naturales y al desencanto progresivo con la democracia, la política y lo político.
Pero esta arrogancia del triunfo definitivo del capitalismo y la sociedad de consumo no alcanzó a durar mucho. Su primera ruptura se dio en el país más cercano al imperio estadounidense y ante el primer símbolo de su nueva expansión continental, cuando en enero de 1994, en el momento exacto de la entrada en vigencia del tratado de libre comercio entre México y Estado Unidos (NAFTA), explotó el levantamiento zapatista en Chiapas, que comenzaría a marcar el surgimiento de la nueva izquierda latinoamericana.
La Revolución Democrática Latinoamericana
La irrupción de nuevos y fortalecidos movimientos sociales y culturales, la configuración de nuevas luchas y reivindicaciones ciudadanas, la llegada al poder de gobiernos alternativos o de izquierda en la Región, la aparición de nuevos partidos políticos a la vida local y nacional, han configurado un intenso debate sobre el papel de la democracia en la complejidad de todos estos procesos de cambio y transformación política y social que vive hoy Latinoamérica.
Por un lado, están quienes ven con sospecha y señalan el "peligro" de estas nuevas formas de organización, señalamientos liderados por la línea Republicana del presidente estadounidense George W Bush, quién ha lanzado el grito de batalla para combatir, lo que el ya estigmatizó como: nuevo "populismo latinoamericano". Crítica profunda que no ha dudado en señalar este cambio emergente como una amenaza para la estabilidad continental y hasta ubicar a gobiernos y expresiones sociales como futuros blancos de su lucha mundial antiterrorista. A esto se suman los diversos ataques de los organismos financieros internacionales que señalan su preocupación por la ruptura con la ortodoxia económica imperante y califican de bárbaros a quienes se están empeñando en construir en contravía del consenso neoliberal; y además, toda la corriente de intelectuales de derecha que van desde Fukuyama, Oppenhaimer, Krauze, Montaner o Vargas Llosa, que expresan constantemente el peligro que revisten estas expresiones y gobiernos para el futuro de la democracia en la región y el mundo.
Calificativos como: núcleos antidemocráticos (Fernando Mires), resentidos étnicos (Montaner respecto a los movimientos indígenas), Foro retrograda socialistoide (Montaner calificando al Foro Social Mundial), aliados del terrorismo internacional (Bush al referirse a Venezuela), Fenómeno perverso latinoamericano (Aznar calificando los gobiernos de la región), idiotas latinoamericanos (Apuleyo Mendoza, Vargas Llosa y Montaner insultando a los intelectuales de izquierda), la mala hierba (Krauze al señalar la nueva soberanía popular en Latinoamérica), y el llamado de Fukuyama por una nueva doctrina Monroe (para que EEUU restaure el orden en la región en nombre de la democracia), hacen parte de está tendencia internacional que descalifica radicalmente a los procesos sociales y políticos latinoamericanos como enemigos de la democracia.
Pero frente a la reacción intolerante y déspota de los que pretenden presentar a los nuevos actores latinoamericanos como la encarnación de la decadencia democrática, lo que está sucediendo en América Latina es justamente lo contrario: una reivindicación de la democracia misma como herramienta de lucha ante el degradamiento de la libertad y la igualdad en la región. La democracia Latinoamericana es revolucionaria porque se está reinventando a sí misma a partir del fracaso de la democracia formal, del modelo desarrollista y de la modernidad. La democracia latinoamericana es revolucionaria por que está creando nuevos paradigmas y de está forma fracturando las relaciones de poder hacia nuevas conquistas sociales. La democracia latinoamericana es revolucionaria también porque toda revolución por definición es progreso. La vida y las sociedades no evolucionan por adaptación sino por cambios radicales, hay progreso por que se es distinto, y eso es lo que quiere expresar América Latina en su proceso de construcción democrática.
Democracia Formal y Democracia Real
La democracia que denuncian en peligro los enemigos de los nuevos actores latinoamericanos es la democracia representativa formal. Democracia que fracasó y terminó por convertirse en un obstáculo para el desarrollo de la democracia misma. Modelo de democracia que no pudo enfrentar las grietas de gobernabilidad desatadas ante la exclusión, al interior de nuestros países, de enormes franjas de la población y la exclusión mundial de países enteros ante el proyecto globalizador. Democracia restringida delineada por el neoconservadurismo, que vio en la participación ciudadana un elemento dañino para la viabilidad de los estados neoliberales e impuso una reducción paulatina de los espacios de democratización mismos.
Por eso la democracia en la región se implantó con el sabor amargo de la inequidad, la miseria y la injusticia. Por esto, no en pocos casos la formalidad electoral del voto popular término con la elección de gobiernos dictatoriales, corruptos y asesinos, prueba fehaciente del fracasó del simple modelo representativo que termina degradando la democracia misma.
Ese mínimo democrático representado en el sufragio universal, esa reducción de la libertad y la igualdad es tan mínimo que asfixia. Ya lo había advertido Juan Jacobo Rousseau en los inicios de la democracia liberal al acusar de falaz este proceso cuando dijo "el pueblo inglés piensa que es libre y se engaña: lo es solamente durante la elección de los miembros del Parlamento: tan pronto como éstos son elegidos, vuelve a ser esclavo, no es nada" [6]
Touraine, siguiendo la definición democrática de Bobbio [7] , afirma que a pesar de que los procedimientos democráticos son indispensables para la existencia de la democracia, éstas formalidades no son más que un medio al servicio de fines. La simple igualdad ante la ley ya no es suficiente y menos en los perversos escenarios de la exclusión latinoamericana, por eso la democracia debe llenarse de contenidos sociales y culturales para asegurar su legitimidad y debe ser un sistema para la pluralidad no para la homogenización.
Parafraseando a Ricardo Arjona podemos decir que la democracia es verbo no sustantivo. La democracia se hace y sólo se hace actuando políticamente, cambiando realidades, y esto lo ha empezado a entender América Latina al negarse a repetir modelos desgastados. La democracia es un proceso, una forma de relacionarse e interactuar en el mundo. No una posesión ni un saber.
Por esto, no puede haber democracia si bajo el conductivismo electoral reaccionamos acudiendo a las elecciones para que las cosas sigan igual o empeoren.
Lo peor del totalitarismo no es la eliminación del individuo sino su banalización, nos dice Hanna Arendt, por eso el primer requisito de la democracia consiste en escapar del colonialismo mental en que se ha sumido a nuestro pueblos, arrebatándonos la posibilidad de construir nuestro propio destino.
La Escuela Democrática Latinoamericana
La emblemática lucha de la izquierda por la igualdad renació a través de arroparse con la bandera de la democracia. Una democracia que se asumió como un proceso en construcción, el cual debía ser abordado desde la radicalización de las formas participativas de base en unos casos, como la configuración central de las relaciones del Estado y la sociedad civil en otros, y como una aspiración en constante conquista por parte de los nuevos movimientos sociales que entraron en escena a partir de sus necesidades específicas y su articulación de descontento social cada vez más creciente. Todo esto por encima del formalismo de la democracia representativa que esgrimía la derecha para justificar las desigualdades a través de la concesión vacía de ciudadanía política.
En la región se ha creado, lo que podríamos llamar, una Escuela Democrática Latinoamericana, formada por las posiciones de diversos intelectuales, las prácticas y desarrollos democráticos de movimientos sociales, las políticas públicas de gobiernos nacionales y locales, y a la irrupción de los nuevos movimientos en el ámbito de la comunicación contemporánea, que no sólo rompen con la democracia representativa y la igualdad formal, sino, que oponen los valores democráticos al neoliberalismo, a la cosificación humana del consumismo, al dogma incuestionable del libre mercado, a la competencia salvaje y al imperialismo norteamericano. Escuela que de diversas formas y por diferentes procedimientos exalta la labor de la sociedad civil como sujeto privilegiado de la democracia por medio de la participación activa.
Las marchas de los inmigrantes latinos en EEUU. Las luchas de los Mapuches en el sur argentino y chileno, de los indígenas y campesinos en Bolivia, Ecuador y Colombia contra la mercantilización del agua. Los levantamientos por la electricidad en Paraguay, Ecuador y Bolivia. Los movimientos de los sin tierra de Brasil por su derecho a la propiedad desde donde construir un mundo más humana y ambientalmente justo. Las reivindicaciones históricas de identidad cultural y respeto por la autodeterminación de los Zapatistas en México, de el CONAIE en Ecuador, de los Aymaras y los Quechuas en los Andes de los Cunas de Panamá o de la guardia indígena en Colombia. Los nuevos levantamientos obreros y sindicales ante el capitalismo más depredador e inhumano de la era digital y la mundialización. Las protestas de los destechados, desempleados y desheredados del sistema económico mundial. Las organizaciones pacifistas y humanistas que se oponen a la guerra y al consumo degradado. Los diversos levantamientos juveniles frente a la exclusión de un mundo adultocéntrico. La voz de los movimientos femeninos contra las estructuras machistas de la sociedad y el mundo. La globalización de la resistencia propuesta por el Foro Social Mundial contra una globalización que no respeta la autodeterminación de los pueblos imponiendo su proyecto de uniformar al mundo. La exigencia de los derechos económicos sociales y culturales propuesta en la Carta de las Américas. La insubordinación frente a Washington y sus organismos financieros, la derrota del ALCA y la nueva integración latinoamericana tienen algo en común: la democracia entendida mas haya del voto, como la voluntad de los pueblos de construir su propio destino en medio del antagonismo, la diversidad y la contingencia, elementos que definen el verdadero mundo libre.
Muchas gracias….
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[1] Ponencia presentada en la V Cumbre de la Deuda Social y la Integración Latinoamericana "Foro de los Pueblos Latinoamericanos por un Nuevo Orden Social, Económico, Cultural y Ecológico" Caracas, Venezuela 25, 26 y 27 de mayo de 2006.
[2] Asesor Académico del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz Colombia.
[3] TUCIDIDES. Historia de la guerra del Peloponeso, libros II , PÁGINA 40 Madrid, Gredos, 1990
[4] El neoliberalismo nació en 1947 bajo la sociedad de Mont Pelerin, de la que hicieron parte ideólogos y economistas como Friedich Von Hayek, Milton Friedman, Kart Popper, Ludwig von Misses, Walter Lippman, entre otros. Después se traslado a los EEUU (Escuela de Chicago, Harvard, MIT…). Hoy bajo el foro de Davos, Suiza, se reúnen representantes de los países ricos, de las transnacionales, gobernantes de países del tercer mundo, funcionarios de los organismos multilaterales como el FMI, BM, BID, etc.
[5] Francis Fukuyama, graduado de Harvard. y que trabajó para el Departamento de Estado de los Estados Unidos. En 1989 escribió un artículo llamado "El fin de la historia", que luego en 1992 dio origen al libro: "El fin de la historia y el último hombre", donde se afirmaba que la caída del comunismo y el triunfo de las democracias liberales marcaban el comienzo de la "etapa final" en la que no había más lugar para largas batallas ideológicas.
[6] ROUSSEAU Juan Jacobo, El contrato social, Editorial Porrúa, S. A., México, 1982, p. 51.
[7] TOURAINE Alain "¿Qué es la democracia?" Fondo de Cultura Económica, Montevideo, 1995.
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http://www.rnv.gov.ve/noticias/index.php?act=ST&f=2&t=33730 y http://www.voltairenet.org/article139620.html . Agradecemos al autor el envío del documento.
Por Gabriel Bustamante Peña [2] capribustamante@gmail.com
Es muy significativo para mi, como representante del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, estar en Caracas en esta V Cumbre de la Deuda Social y la Integración Latinoamericana. Primero, porque estamos convencidos que la paz es la mayor deuda social que tiene Colombia con sus ciudadanos, y Latinoamérica y el mundo con Colombia. Y segundo, porque bajo este aire de revolución con que nos recibe la República Bolivariana de Venezuela ponemos de manifiesto que en medio de nuestra cruenta guerra, bajo el poder bélico y degradado que le ha dado el narcotráfico al conflicto, y los nefastos intereses políticos, militares y económicos de Estados Unidos en la región e impulsados a través de nuestro desgarrado territorio; actuar por la paz de Colombia se convierte en un autentico acto revolucionario. Toda Latinoamérica debe entender que el conflicto armado se llama colombiano porque allá colocamos los muertos, pero realmente es latinoamericano porque las causas y consecuencias rebasan las fronteras y se incrustan cada vez más en los horizontes de cambio para la región y el mundo. El llamado conflicto armado colombiano no sólo es un obstáculo para el proceso de integración de la región, es ante todo una deuda pendiente de Latinoamérica para consigo misma en el camino de construcción de un nuevo orden social, económico, cultural y ecológico al que convoca la presente Cumbre.
Pero bueno, dejo este llamado para actuar por la paz en Colombia para abordar el tema que nos reúne: la democracia en América Latina.
Lo primero que hay que decir a cerca de la democracia es que su principal característica es la de ser un proyecto inconcluso, proyecto construido por diferentes pueblos y en diferentes épocas. Los griegos, por ejemplo, crearon la democracia rindiendo culto a sus muertos [3] , a aquellos que dieron su vida en la batalla por un "nosotros", para que tuviéramos un presente en el cual vivir y un futuro por construir. El sentimiento de colectividad que rompe la individualidad es el origen de este sistema opuesto a la tiranía. Sistema que sin embargo convivió con la esclavitud y la negación de los derechos para la mujer. Es de resaltar que han pasado dos mil quinientos años desde que apareció la democracia sobre la humanidad y apenas hasta ahora han comenzando a tener derechos las mujeres.
Otro hito importante en el proceso de construcción democrática es la Revolución Francesa, de la cual nació la democracia liberal opuesta a la monarquía absolutista. Proyecto que trajo consigo los primeros derechos humanos, de carácter político y civil. El liberalismo creó al individuo y lo dotó de derechos y garantías por un lado, pero un proceso paralelo, la revolución industrial, creó el consumismo y lleno al hombre de egoísmo, ambición y ansias infrenables de acumulación. El sentimiento colectivo y la solidaridad se remplazarían pronto por el prestigio y el poder económico. La libertad que inspiró la Revolución Francesa de 1789 pronto fue reducida a libertad económica y la soberanía arrebatada al monarca ante el destierro de dios de la política, fue asumida por el mercado, un nuevo dios despiadado y déspota que paradójicamente fue impuesto como fuente natural de las relaciones entre hombres libres e iguales.
Carlos Marx definiría la ruptura ideológica con el sistema liberal al denunciar el sistema de explotación que en nombre de la libertad los burgueses habían implantado, y el siglo XX haría la ruptura material con las diversas revoluciones obreras y los cambios socio económicos que se levantarían en la época. La Revolución Mexicana de 1910 a 1917 fue la primera en el mundo que consagró los derechos sociales de los trabajadores asalariados y los derechos de los campesinos. La Revolución Bolchevique de 1917 que instauró un nuevo modelo de Estado, el Estado Socialista, opuesto al Estado Liberal Burgués y al capitalismo. La aparición de la socialdemocracia en Europa y la implantación de los Estados bienestar. La crisis financiera de 1929 y la aparición de las políticas del New Dale Keynesiano que incorporó principios marxistas de igualdad, justicia social y redistribución de la riqueza, dotando al Estado de funciones económicas y sociales a favor de grandes franjas de la población. Fueron hitos que cambiaron el rumbo de la democracia liberal clásica basada en derechos abstractos civiles y políticos, para dar paso a un nuevo modelo de Estado, el social de Derecho, cuya democracia vendría a complementar la pálida democracia representativa por medio de la participación ciudadana y la búsqueda de aplicación efectiva de los derechos humanos por medio de los derechos económicos, sociales y culturales.
La crisis del sistema capitalista internacional de 1973 y el debacle económico causado por los regímenes dictatoriales y autoritarios en la región hicieron que la democracia llegará a América Latina a finales de la década del 70. Ecuador (1978), Perú (1980), Bolivia (1982), Argentina (1983), Uruguay (1984), Brasil (1985) y Chile (1990).
Pero la democracia se convirtió en la fase de transición hacia la implantación de un resurgir de las políticas fallidas del liberalismo clásico, por medio de la imposición del llamado Neoliberalismo [4] . Proyecto destinado a desmantelar las garantías sociales y económicas del Estado Social de Derecho. Esto se profundizó al caer el Estado Soviético en 1989, que trajo como consecuencia la promulgación del capitalismo como la única visión del mundo.
El unanimismo capitalista y la totalitarización democrática
Con el fin de la guerra fría y la caída del bloque socialista en 1989, se abrió paso a una pretendida unanimidad en torno al neoliberalismo capitalista, a la propuesta política estadounidense y a la democracia formal de "occidente". Este proceso se vivió con especiales consecuencias en América Latina, donde se venían consolidando las tecnocracias gubernamentales, la visión empresarial del Estado y el sumiso alineamiento hacia las directrices de los Estados Unidos. Todo esto por medio de procesos democráticos que se estrenaron en gran parte de los países latinoamericanos en épocas recientes y en medio de la creciente mundialización de la economía, signada en Latinoamérica por procesos de apertura incondicionales.
Todo el proyecto de lucha y construcción de la izquierda latinoamericana se pretendió dar por terminado al acabar el Estado socialista soviético, que representaba el referente ideológico y político, que en mayor o en menor medida aglutinaba las diferentes expresiones de izquierda en la región. Parecía que se sepultaba todo un capítulo de la resistencia latinoamericana que se había desencadenado desde la revolución cubana de 1959, pasando por el gobierno en Chile de Salvador Allende a principios de los setenta, la revolución nicaragüense de 1979 y su posterior derrumbe con la derrota electoral sandinista en 1990.
Ante la caída del "socialismo real" en 1989, prematura y triunfalmente, autores como Francis Fukuyama sentenciaran el fin de la historia, la victoria final y definitiva del capitalismo y la democracia liberal sobre cualquier otro tipo de sociedad, y la imposición absoluta e incuestionable de los valores institucionales de occidente con la lógica del mercado, como las únicas alternativas viables y posibles [5] .
De esta forma y ya sin obstáculos aparentes, en los años 90 se profundizaron como dogmas incuestionables las reformas de ajuste estructural que redujeron la capacidad de los Estados, se produjo un indiscriminado proceso de liberación de las frágiles economías latinoamericanas, se privatizaron empresas públicas y servicios sociales esenciales y se flexibilizó la política laboral en pos de la promesa de una mejor inserción a la globalización. Reformas que terminaron causando el resultado contrario a sus promesas de bienestar, riqueza y desarrollo ilimitado. La mayoría de países de la región asistió a la crisis social y económica, a la pauperización de inmensas franjas de población, a la extensión de una mayor miseria e inequidad a lo largo y ancho de sus territorios, a la depredación criminal de los recursos naturales y al desencanto progresivo con la democracia, la política y lo político.
Pero esta arrogancia del triunfo definitivo del capitalismo y la sociedad de consumo no alcanzó a durar mucho. Su primera ruptura se dio en el país más cercano al imperio estadounidense y ante el primer símbolo de su nueva expansión continental, cuando en enero de 1994, en el momento exacto de la entrada en vigencia del tratado de libre comercio entre México y Estado Unidos (NAFTA), explotó el levantamiento zapatista en Chiapas, que comenzaría a marcar el surgimiento de la nueva izquierda latinoamericana.
La Revolución Democrática Latinoamericana
La irrupción de nuevos y fortalecidos movimientos sociales y culturales, la configuración de nuevas luchas y reivindicaciones ciudadanas, la llegada al poder de gobiernos alternativos o de izquierda en la Región, la aparición de nuevos partidos políticos a la vida local y nacional, han configurado un intenso debate sobre el papel de la democracia en la complejidad de todos estos procesos de cambio y transformación política y social que vive hoy Latinoamérica.
Por un lado, están quienes ven con sospecha y señalan el "peligro" de estas nuevas formas de organización, señalamientos liderados por la línea Republicana del presidente estadounidense George W Bush, quién ha lanzado el grito de batalla para combatir, lo que el ya estigmatizó como: nuevo "populismo latinoamericano". Crítica profunda que no ha dudado en señalar este cambio emergente como una amenaza para la estabilidad continental y hasta ubicar a gobiernos y expresiones sociales como futuros blancos de su lucha mundial antiterrorista. A esto se suman los diversos ataques de los organismos financieros internacionales que señalan su preocupación por la ruptura con la ortodoxia económica imperante y califican de bárbaros a quienes se están empeñando en construir en contravía del consenso neoliberal; y además, toda la corriente de intelectuales de derecha que van desde Fukuyama, Oppenhaimer, Krauze, Montaner o Vargas Llosa, que expresan constantemente el peligro que revisten estas expresiones y gobiernos para el futuro de la democracia en la región y el mundo.
Calificativos como: núcleos antidemocráticos (Fernando Mires), resentidos étnicos (Montaner respecto a los movimientos indígenas), Foro retrograda socialistoide (Montaner calificando al Foro Social Mundial), aliados del terrorismo internacional (Bush al referirse a Venezuela), Fenómeno perverso latinoamericano (Aznar calificando los gobiernos de la región), idiotas latinoamericanos (Apuleyo Mendoza, Vargas Llosa y Montaner insultando a los intelectuales de izquierda), la mala hierba (Krauze al señalar la nueva soberanía popular en Latinoamérica), y el llamado de Fukuyama por una nueva doctrina Monroe (para que EEUU restaure el orden en la región en nombre de la democracia), hacen parte de está tendencia internacional que descalifica radicalmente a los procesos sociales y políticos latinoamericanos como enemigos de la democracia.
Pero frente a la reacción intolerante y déspota de los que pretenden presentar a los nuevos actores latinoamericanos como la encarnación de la decadencia democrática, lo que está sucediendo en América Latina es justamente lo contrario: una reivindicación de la democracia misma como herramienta de lucha ante el degradamiento de la libertad y la igualdad en la región. La democracia Latinoamericana es revolucionaria porque se está reinventando a sí misma a partir del fracaso de la democracia formal, del modelo desarrollista y de la modernidad. La democracia latinoamericana es revolucionaria por que está creando nuevos paradigmas y de está forma fracturando las relaciones de poder hacia nuevas conquistas sociales. La democracia latinoamericana es revolucionaria también porque toda revolución por definición es progreso. La vida y las sociedades no evolucionan por adaptación sino por cambios radicales, hay progreso por que se es distinto, y eso es lo que quiere expresar América Latina en su proceso de construcción democrática.
Democracia Formal y Democracia Real
La democracia que denuncian en peligro los enemigos de los nuevos actores latinoamericanos es la democracia representativa formal. Democracia que fracasó y terminó por convertirse en un obstáculo para el desarrollo de la democracia misma. Modelo de democracia que no pudo enfrentar las grietas de gobernabilidad desatadas ante la exclusión, al interior de nuestros países, de enormes franjas de la población y la exclusión mundial de países enteros ante el proyecto globalizador. Democracia restringida delineada por el neoconservadurismo, que vio en la participación ciudadana un elemento dañino para la viabilidad de los estados neoliberales e impuso una reducción paulatina de los espacios de democratización mismos.
Por eso la democracia en la región se implantó con el sabor amargo de la inequidad, la miseria y la injusticia. Por esto, no en pocos casos la formalidad electoral del voto popular término con la elección de gobiernos dictatoriales, corruptos y asesinos, prueba fehaciente del fracasó del simple modelo representativo que termina degradando la democracia misma.
Ese mínimo democrático representado en el sufragio universal, esa reducción de la libertad y la igualdad es tan mínimo que asfixia. Ya lo había advertido Juan Jacobo Rousseau en los inicios de la democracia liberal al acusar de falaz este proceso cuando dijo "el pueblo inglés piensa que es libre y se engaña: lo es solamente durante la elección de los miembros del Parlamento: tan pronto como éstos son elegidos, vuelve a ser esclavo, no es nada" [6]
Touraine, siguiendo la definición democrática de Bobbio [7] , afirma que a pesar de que los procedimientos democráticos son indispensables para la existencia de la democracia, éstas formalidades no son más que un medio al servicio de fines. La simple igualdad ante la ley ya no es suficiente y menos en los perversos escenarios de la exclusión latinoamericana, por eso la democracia debe llenarse de contenidos sociales y culturales para asegurar su legitimidad y debe ser un sistema para la pluralidad no para la homogenización.
Parafraseando a Ricardo Arjona podemos decir que la democracia es verbo no sustantivo. La democracia se hace y sólo se hace actuando políticamente, cambiando realidades, y esto lo ha empezado a entender América Latina al negarse a repetir modelos desgastados. La democracia es un proceso, una forma de relacionarse e interactuar en el mundo. No una posesión ni un saber.
Por esto, no puede haber democracia si bajo el conductivismo electoral reaccionamos acudiendo a las elecciones para que las cosas sigan igual o empeoren.
Lo peor del totalitarismo no es la eliminación del individuo sino su banalización, nos dice Hanna Arendt, por eso el primer requisito de la democracia consiste en escapar del colonialismo mental en que se ha sumido a nuestro pueblos, arrebatándonos la posibilidad de construir nuestro propio destino.
La Escuela Democrática Latinoamericana
La emblemática lucha de la izquierda por la igualdad renació a través de arroparse con la bandera de la democracia. Una democracia que se asumió como un proceso en construcción, el cual debía ser abordado desde la radicalización de las formas participativas de base en unos casos, como la configuración central de las relaciones del Estado y la sociedad civil en otros, y como una aspiración en constante conquista por parte de los nuevos movimientos sociales que entraron en escena a partir de sus necesidades específicas y su articulación de descontento social cada vez más creciente. Todo esto por encima del formalismo de la democracia representativa que esgrimía la derecha para justificar las desigualdades a través de la concesión vacía de ciudadanía política.
En la región se ha creado, lo que podríamos llamar, una Escuela Democrática Latinoamericana, formada por las posiciones de diversos intelectuales, las prácticas y desarrollos democráticos de movimientos sociales, las políticas públicas de gobiernos nacionales y locales, y a la irrupción de los nuevos movimientos en el ámbito de la comunicación contemporánea, que no sólo rompen con la democracia representativa y la igualdad formal, sino, que oponen los valores democráticos al neoliberalismo, a la cosificación humana del consumismo, al dogma incuestionable del libre mercado, a la competencia salvaje y al imperialismo norteamericano. Escuela que de diversas formas y por diferentes procedimientos exalta la labor de la sociedad civil como sujeto privilegiado de la democracia por medio de la participación activa.
Las marchas de los inmigrantes latinos en EEUU. Las luchas de los Mapuches en el sur argentino y chileno, de los indígenas y campesinos en Bolivia, Ecuador y Colombia contra la mercantilización del agua. Los levantamientos por la electricidad en Paraguay, Ecuador y Bolivia. Los movimientos de los sin tierra de Brasil por su derecho a la propiedad desde donde construir un mundo más humana y ambientalmente justo. Las reivindicaciones históricas de identidad cultural y respeto por la autodeterminación de los Zapatistas en México, de el CONAIE en Ecuador, de los Aymaras y los Quechuas en los Andes de los Cunas de Panamá o de la guardia indígena en Colombia. Los nuevos levantamientos obreros y sindicales ante el capitalismo más depredador e inhumano de la era digital y la mundialización. Las protestas de los destechados, desempleados y desheredados del sistema económico mundial. Las organizaciones pacifistas y humanistas que se oponen a la guerra y al consumo degradado. Los diversos levantamientos juveniles frente a la exclusión de un mundo adultocéntrico. La voz de los movimientos femeninos contra las estructuras machistas de la sociedad y el mundo. La globalización de la resistencia propuesta por el Foro Social Mundial contra una globalización que no respeta la autodeterminación de los pueblos imponiendo su proyecto de uniformar al mundo. La exigencia de los derechos económicos sociales y culturales propuesta en la Carta de las Américas. La insubordinación frente a Washington y sus organismos financieros, la derrota del ALCA y la nueva integración latinoamericana tienen algo en común: la democracia entendida mas haya del voto, como la voluntad de los pueblos de construir su propio destino en medio del antagonismo, la diversidad y la contingencia, elementos que definen el verdadero mundo libre.
Muchas gracias….
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[1] Ponencia presentada en la V Cumbre de la Deuda Social y la Integración Latinoamericana "Foro de los Pueblos Latinoamericanos por un Nuevo Orden Social, Económico, Cultural y Ecológico" Caracas, Venezuela 25, 26 y 27 de mayo de 2006.
[2] Asesor Académico del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz Colombia.
[3] TUCIDIDES. Historia de la guerra del Peloponeso, libros II , PÁGINA 40 Madrid, Gredos, 1990
[4] El neoliberalismo nació en 1947 bajo la sociedad de Mont Pelerin, de la que hicieron parte ideólogos y economistas como Friedich Von Hayek, Milton Friedman, Kart Popper, Ludwig von Misses, Walter Lippman, entre otros. Después se traslado a los EEUU (Escuela de Chicago, Harvard, MIT…). Hoy bajo el foro de Davos, Suiza, se reúnen representantes de los países ricos, de las transnacionales, gobernantes de países del tercer mundo, funcionarios de los organismos multilaterales como el FMI, BM, BID, etc.
[5] Francis Fukuyama, graduado de Harvard. y que trabajó para el Departamento de Estado de los Estados Unidos. En 1989 escribió un artículo llamado "El fin de la historia", que luego en 1992 dio origen al libro: "El fin de la historia y el último hombre", donde se afirmaba que la caída del comunismo y el triunfo de las democracias liberales marcaban el comienzo de la "etapa final" en la que no había más lugar para largas batallas ideológicas.
[6] ROUSSEAU Juan Jacobo, El contrato social, Editorial Porrúa, S. A., México, 1982, p. 51.
[7] TOURAINE Alain "¿Qué es la democracia?" Fondo de Cultura Económica, Montevideo, 1995.
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5.- NUESTRA AMERICA: A 180 AÑOS DEL CONGRESO ANFICTIÓNICO DE PANAMA: LA UNIDAD LATINOAMERICANA, ¿UTOPIA BOLIVARIANA O POSIBILIDAD REAL?
Por Olmedo Beluche. organizacion2@congresobolivariano.org
Congreso Bolivariano de los PUEBLOS. Boletín Informativo N 122. 31 de mayo de 2006
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Hace 180 años, entre el 22 de junio y el 15 de julio de 1826, se reunió en Panamá el Congreso Anfictiónico, el cual tenía el gran objetivo de crear una confederación de los pueblos iberoamericanos, desde México hasta Chile y Argentina. Era el momento cumbre de las revoluciones independentistas hispanoamericanas. Simón Bolívar y el mariscal Antonio Sucre, acababan de liberar el Alto Perú (Bolivia), último bastión del realismo español en el continente. Salvo Cuba y Puerto Rico, toda la América hispana era finalmente libre, luego de décadas de sangrientas guerras contra el poder colonial.
Parecía llegado el momento de consolidar y cimentar sobre bases firmes la decena de jóvenes repúblicas que acababan de nacer. Era la hora de construir y dejar atrás la fase destructiva que toda revolución conlleva. Había que unirse y reforzarse, pues los peligros acechaban a los inexpertos estados: la anarquía interior, la posibilidad de invasiones de reconquista por parte de Fernando VII apoyado por la Santa Alianza europea, la voracidad comercial del imperio británico y de los ya temibles Estados Unidos.
El Congreso Anfictiónico de Panamá fue, a la vez, la culminación del máximo sueño de Bolívar y el comienzo de su fracaso. Esta magna asamblea debía fundamentar una gran nación que, por extensión, población y riquezas naturales jugaría un papel de primer orden el mundo, puso al descubierto todas nuestras debilidades. Frente a la gran capacidad visionaria del Libertador, sin duda el hispanoamericano más preclaro de su tiempo, se opuso la cortedad de miras de oligarquías regionales de latifundistas y comerciantes supeditados a los capitalistas extranjeros. Mal que, ciento ochenta años después, todavía nos aqueja.
Pero la aspiración legítima a la unidad latinoamericana, el “sueño” de Bolívar, no ha muerto, sigue presente y activo en la lucha de los oprimidos del continente, de sus clases trabajadoras. Ella ha sido la base de un antiimperialismo siempre presente en nuestros países. Hoy, casi dos siglos después, otro venezolano ilustre, el presidente Hugo Chávez, la ha retomado para hacerla una realidad tangible.
Frente a la continuada supeditación de nuestros países al interés extranjero, llevada a cabo por gobiernos que, en esencia, son biznietos de los Santander, La Mar, Rivadavia, etc., que traicionaron a Bolívar; hoy los pueblos de Cuba, Venezuela y Bolivia nos muestran el camino de la anfictionía bolivariana. Frente al saqueo continuado, ahora bajo la forma del ALCA o los TLC's, ahí está el ALBA para mostrarnos que otra hispanoamérica es posible.
1. La lucha por la libertad siempre estuvo asociada a la idea de la unidad
A decir de los historiadores Celestino Araúz y Patricia Pizzurno, la idea de la unidad hispanoamericana estuvo siempre en las mentes de los libertadores. Desde “el Precursor”, Francisco de Miranda, cuando en 1791 en su Carta a los Americanos hablaba de “formar de la América una grande familia de hermanos”; pasando por la Declaración de los derechos del pueblo de Chile , en 1811, que invocaba la unidad continental para hacer respetar su soberanía; hasta en los primeros documentos del Libertador, como la Carta de Jamaica de 1815.
La idea de la confederación no implicaba para Bolívar el desconocimiento de las particularidades regionales, las dificultades geográficas y las diferencias económicas. En la Carta de Jamaica , éste reconoce la posibilidad que, de la independencia lleguen a surgir hasta 15 ó 17 estados “independientes entre sí”. Bolívar visualiza la consolidación de seis repúblicas principales: México, Centroamérica (incluyendo al Istmo de Panamá), la Gran Colombia (de la unidad de la Nueva Granada y Venezuela), Perú (incluyendo lo que sería luego Bolivia), Buenos Aires y Chile.
Estas repúblicas habrían de conformarse siguiendo la tradición del “ uti possidetis iuris ”, es decir, manteniendo la conformación política que le dio la administración colonial española a sus enormes posesiones en América. Sus gobiernos deberían ser centralistas, a criterio de Bolívar, ya que para él, el federalismo a ultranza fue la causa de la división y fracaso de las primeras repúblicas proclamadas hacia 1810, período que se ha dado en llamar en Colombia de la “patria boba”.
Eso sí, el Libertador rechaza tajantemente la idea de sujetarlas bajo un régimen monárquico. Principio que sostuvo hasta el final de sus días, pese a que reiteradamente le fue propuesto proclamarse emperador, como Napoleón. Siempre se mantuvo ferozmente republicano, aunque fuera bajo un régimen con libertades recortadas, por temor a la anarquía.
Cuando, en la Carta de Jamaica , el Libertador especula con la idea de crear una sola nación continental adquiere un tono más bien escéptico, veamos:
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América”.
Por eso, cuando a partir de 1824, frente a una América casi completamente liberada, Bolívar retoma la idea para concretarla, no está pensando en crear un solo estado nacional bajo un gobierno presidido por él, como falsamente adujeron oligarcas extranjerizantes, como Rivadavia para justificar el boicot al Congreso Anfictiónico. Más bien tenía en mente una Liga o Alianza que fuera política, económica y militar, sin que ello significara la disolución de los gobiernos y repúblicas que le conformaran.
Por ello dice, en su Carta de Jamaica : “¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración; otra esperanza es infundada, semejante a la del abate de St. Pierre, que concibió el laudable delirio de reunir un congreso europeo para decidir de la suerte y de los intereses de aquellas naciones”.
2. Convocatoria del Congreso de Panamá
Apenas consolidada la Gran Colombia, y como su presidente, Bolívar realiza una primera convocatoria en 1822, sin mucho éxito, a los gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos Aires, para reunir una asamblea “que nos sirviese de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete en los tratados públicos cuando ocurran dificultades y de conciliador, en fin, de nuestras diferencias”.
El 7 de diciembre de 1824, dos días antes de la batalla de Ayacucho, como jefe de estado de Perú, Simón Bolívar dirige una convocatoria a los gobiernos de Colombia la Grande, México, el Río La Plata, Chile y Guatemala (América Central), para instalar una Asamblea de Plenipotenciarios en Panamá, para “obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino...”.
Sobre los objetivos de esta asamblea, dice: “Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político, pertenece al ejercicio de una autoridad sublime que dirija la política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios, y cuyo nombre sólo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios, nombrados por cada una de nuestras repúblicas y reunidos bajo los auspicios de la victoria obtenida por nuestras armas contra el poder español”.
Sobre la elección del sitio, lo sustenta en los siguientes términos: “Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá sería señalado para este augusto destino, colocado, como está, en el centro del globo, viendo por una parte el Asia, y por la otra el África y la Europa. El Istmo de Panamá ha sido ofrecido por el gobierno de Colombia, para este fin, en los tratados existentes. El Istmo está a igual distancia de las extremidades; y, por esta causa podría ser el lugar provisorio de la primera asamblea de confederados”.
¡Qué lejos estaba Bolívar de saber que, en esos tiempos, Panamá era una ciudad malsana, sucia y atestada de mosquitos que atacarían sin piedad a los delegados, produciendo en su séquito más de una muerte por malaria y fiebre amarilla! Situación que los llevó a apresurar los debates, tomar decisiones superficiales y reconvocarse, para o volver a verse, en otro lugar más benigno, como Tacubaya en México.
A inicios de 1826, en unas notas tituladas Un pensamiento sobre el Congreso de Panamá , Bolívar visualizaba: “Este Congreso parece destinado a formar la liga más vasta, o más extraordinaria o más fuerte que ha aparecido hasta el día sobre la tierra. La Santa Alianza será inferior en poder a esta confederación...”.
Y lista diez objetivos concretos que aspiraba salieran del cónclave, entre ellos: que las naciones independientes estarían ligadas por una “ley común que fijase sus relaciones externas”; lo cual forzaría a España a reconocerlas y hacer la paz; la conservación del orden interno, dentro de cada estado y entre sí, de modo que “ninguno sería más débil”, manteniendo un “equilibrio perfecto”; que la fuerza de todos concurran en auxilio de un ataque externo o de “facciones anárquicas”; se alcanzaría la “reforma social” bajo un “régimen de libertad y paz”; no habría diferencias “de origen y de colores”; aunque agregaba, que “tampoco temería la preponderancia numérica de los primitivos habitadores” (indígenas).
3. Bolívar frente a Inglaterra, Estados Unidos y Europa:
Un aspecto frecuentemente incomprendido, o malintencionadamente interpretado, ha sido la importancia que Bolívar daba a las relaciones con la Gran Bretaña. Los cipayos que históricamente nos han supeditado a los intereses imperialistas han querido justificar sus actos en la doctrina bolivarista. Algunos han querido sostener sobre este hecho el posterior “panamericanismo”, de inspiración y hegemonía norteamericanas. Nada más falso.
Para el Libertador, establecer unas relaciones internacionales privilegiadas con el imperio británico tenía propósitos tácticos, con miras a consolidar la independencia de las nuevas repúblicas, en primer término; crear las bases de un desarrollo económico y comercial, que sólo podía provenir de ella en aquel tiempo; y recibir el influjo de sus instituciones políticas estables, a las cuales admiraba, con excepción de la monarquía.
A mediados de los años veinte del siglo XIX, el mayor enemigo de las nuevas naciones seguía siendo España, bajo la monarquía de Fernando VII, restaurada y apoyada por la llamada Santa Alianza de las potencias europeas, constituidas por regímenes reaccionarios, consolidados después de la derrota final de Napoleón. Santa Alianza que abarcaba desde la restaurada monarquía borbónica en Francia, hasta la atrasada Rusia zarista, pasando por la monarquías centro europeas de Prusia y Austria.
La relación privilegiada con Gran Bretaña, por parte de Bolívar, buscaba un poderoso aliado que le permitiera confrontar a España y la Santa Alianza que, en ese momento, hacían planes concretos para invadir América hispana y restaurar el régimen colonial. De ahí que para Bolívar una condición sine qua non para el éxito del Congreso Anfictiónico era, no sólo la asistencia de Inglaterra, sino su adhesión a los acuerdos que de allí emanaran.
En Un pensamiento sobre el Congreso de Panamá , luego de considerar la potencialidad de la confederación que habría de crearse, la condicionaba a “siempre que la Gran Bretaña quiera tomar parte de ella, como Miembro Constituyente”. Ello permitiría que España hiciera la paz “por respeto a Inglaterra”, lo cual forzaría a la Santa Alianza a reconocer a las nuevas repúblicas. A cambio, Gran Bretaña obtendría “ventajas considerables”, como: acrecentar su influencia en Europa, “la América se convertiría en un opulento dominio de comercio”, centro de sus relaciones entre Asia y Europa.
Que esta relación privilegiada con Inglaterra no era, para Bolívar, un estado permanente de supeditación, queda claro en una carta que dirige a Santander desde Cuzco, el 28 de junio de 1825: “... nuestra federación americana no puede subsistir, si no la toma bajo su protección la Inglaterra; por lo mismo no sé si sería muy conveniente, si la convidásemos a una alianza ofensiva y defensiva. Esta alianza no tiene más que un inconveniente y es el de los compromisos en que nos puede meter la política inglesa; pero este inconveniente es eventual y quizás remoto. Yo le opongo a este inconveniente esta reflexión: la existencia es el primer bien y el segundo es el modo de existir; si nos ligamos a la Inglaterra existiremos y si no nos ligamos nos perderemos infaliblemente. Luego es preferible el primer ca so. Mientras tanto creceremos, nos fortificaremos y seremos verdaderamente naciones para cuando podamos tener compromisos nocivos con nuestra aliada. Entonces nuestra propia fuerza y las relaciones que podamos tomar con otras naciones europeas nos pondrán fuera del alcance de nuestros tutores y aliados” (citado por Araúz y Pizzurno).
Para él se trata de una alianza motivada por las circunstancias del momento, para ganar tiempo y fortaleza para las nuevas repúblicas. Otra cosa era la política bolivariana hacia Estados Unidos, al que no se debía invitar al Congreso Anfictiónico.
Su rechazo a la presencia de Norteamérica se debía fundamentalmente a que no quería ofender a Inglaterra, que esperaba fuera la aliada fundamental. Aunque ya caracterizaba a aquel país y su gobierno, del que diría en 1829, en una carta al embajador inglés (rechazando su oferta de dejar un monarca europeo al frente de Colombia ante su ya previsible retiro político): “... Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad”.
En esto, como en todo lo demás, el vicepresidente Santander actuaría como un judas, traicionando la opinión de Bolívar e invitando a Estados Unidos al Congreso de Panamá.
El presidente norteamericano John Quincy Adams enseguida aceptó la invitación e instruyó a sus delegados para que rechazaran “toda idea de un Congreso Anfictiónico investido con poderes para decidir las controversias entre los estados americanos para regular de cualquier forma su conducta” (el “divide y vencerás” ya era parte de su doctrina continental); impedir el surgimiento de nuevas colonias europeas (“América para los americanos”, del norte, por supuesto); e impedir cualquier expedición liberadora a las últimas colonias españolas, Cuba y Puerto Rico (¿ya planeaban la guerra de 1898?). Por suerte, los delegados yanquis no pudieron estar presentes en el Congreso, dado que uno falleció (R. Anderson, embajador en Bogotá) y el reemplazo, J. Sergeant, no llegó a tiempo.
Por su parte, el primer ministro británico Canning, a decir de Jorge Abelardo Ramos, designó a Mr. Edward J. Dawkins, con precisas instrucciones para enfatizar que el Congreso Anfictiónico debía respetar las leyes marítimas inglesas e impedir a toda costa una confederación encabezada por Estados Unidos. Este último sí estuvo presente en las sesiones, y entre sus influencias negativas se cuenta la insistencia para que Hispanoamérica indemnizara a España por la independencia.
4. Las oligarquías y los imperios conspiran contra el Congreso Anfictiónico
La propuesta del Congreso fue acogida con beneplácito por los patriotas de todos lados. José Cecilio del Valle, a la cabeza del gobierno de Centroamérica, ya desde noviembre de 1823, aceptó la invitación hecha por Bolívar en 1822. Otro actor importante lo fue el canciller de México, Lucas Alamán, quien era un firme partidario de la unidad hispanoamericana, aunque desde una perspectiva política bastante conservadora.
El gobierno de México, junto al de Colombia, fueron los pilares fundamentales de la convocatoria del Congreso de 1826. El cuarto gobierno en aceptar y acudir fue el de Perú, dirigido en ese momento por el propio Bolívar. De modo que se hicieron presentes en Panamá: Mariano Michelena y José Domínguez, en representación de México; Antonio Larrazábal y Pedro Molina, por Centroamérica; Lorenzo Vidaurre y José M. Pando, por Perú; y los anfitriones colombianos, el canciller Pedro Gual y Pedro Briceño Méndez.
Chile, que había respaldado la idea durante el mandato de O'Higgins, finalmente no asistió, pues éste había sido desplazado del poder por los latifundistas a causa de sus medidas anticlericales. Brasil, que también fue invitado, y que había aceptado, no concurrió, aunque sí lo hizo el patriota José Ignacio Abrau e Lima, “o General das Massas”. El Paraguay, presidido por el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, ya había iniciado su política de aislamiento y autarquía, que duró hasta 1865, cuando su país fue arrasado por una invasión brasileño argentina auspiciada por Inglaterra.
A decir del historiador argentino, Jorge Abelardo Ramos, quienes se resistieron desde un inicio a la convocatoria del congreso fueron los gobernantes de Buenos Aires, ciudad que ostentaba la representación de las relaciones extranjeras de las Provincias Unidas del Río de La Plata. Allí, bajo la influencia de Rivadavia, fue acogido fríamente el enviado de Bolívar, Joaquín Mosquera.
Rivadavia, era agente directo de la oligarquía comercial porteña, supeditada a sus amos ingleses y norteamericanos. Ya tenían como precedente el haber abandonado a su suerte al general San Martín, negándole cualquier apoyo material para continuar su gesta liberadora en Perú.
El gobierno porteño se mantuvo renuente a designar sus delegados al Congreso, hasta que se enteró de que los ingleses asistirían. J. A. Ramos, cita una misiva del embajador inglés a al primer ministro Canning, en la que sostiene que Rivadavia le había dicho, hablando del Congreso de Panamá: “La presencia de un agente británico sería la mejor garantía...”, que se habían resistido a participar, “... pero que la decisión de la Gran Bretaña y de los Estados Unidos... alteraba materialmente las miras y sentimientos de este Gobierno acerca de esa asamblea”.
En marzo de 1826, Rivadavia, visitó al embajador norteamericano Mr. Forbes, del cual se enteró que Estados Unidos pensaba enviar tan sólo un observador con fines puramente comerciales. Ante lo cual, Rivadavia le dijo: “...He decidido no apartarme un ápice de la senda de los Estados Unidos, quienes, por la sabiduría y esperanzas de su Gabinete, como por su gran fuerza y carácter nacional, deberían tomar la dirección de la política americana”.
Cuando finalmente el gobierno cipayo de Buenos Aires se decidió a enviar delegados, les confirió la misión de limitar los alcances confederales del Congreso Anfictiónico a la necesidad de garantizar la “libre concurrencia de la industria y la inviolabilidad de la propiedad”. Pero éstos no llegaron a la cita.
Queda así expresado el papel antinacional y antihispanoamericano de la burguesía comercial, aliada del latifundio, no sólo porteña, sino de todo el continente, frente al Congreso de 1826, que será la tónica que la caracterice hasta nuestros días. En Colombia, ya jugaba el mismo papel el general Santander, vicepresidente de la república. Su gobierno estaba marcado por la corrupción que parece fue un sello de nacimiento. Éste y sus aliados ya habían iniciado el trabajo de zapa contra la obra de Bolívar, cuyo prestigio envidiaban y cuya visión de conjunto chocaba contra sus mezquinos intereses localistas.
Desde que el Libertador partió hacia el Sur para asegurar las independencias, primero de Ecuador, y luego de Perú y Bolivia, se había iniciado la conspiración de Santander y los oligarcas cachacos de Bogotá. Ya mencionamos la invitación cursada por Santander a Estados Unidos, contraviniendo la voluntad expresa de Bolívar.
Hacia 1825-26, la conspiración montada por Santander cobró fuerza ante el temor que les causaba la Constitución boliviana, redactada por el propio Libertador, en la que se proponía crear un sólo estado confederado que incluyera junto a la Gran Colombia (Nueva Granada, Venezuela y Ecuador) al Perú y la recién creada Bolivia.
Al respecto, el historiador y político conservador colombiano, Laureano Gómez, señala: “Bolívar, llegando triunfante al Potosí, sintió subir hacia él el coro de las encendidas esperanzas de los pueblos del sur, abatidos hasta entonces por una desesperante anarquía. Con penetrante mirada entrevió la fácil posibilidad de formar de los dispersos restos del Imperio Español en América un poder de importancia por entonces superior a los Estados Unidos de América. Confió su pensamiento a Santander, pidiéndole al gobierno y al congreso de Colombia la cooperación necesaria, que casi se reducía a que “se le permitiera seguir su destino”.
“Santander y su partido jamás colaboraron en dicho plan, -continúa Laureano Gómez. El vicepresidente se opuso decididamente y en el congreso empezó inmediatamente la persecución contra los venezolanos y la hostilidad de crear en el norte dificultades de tal magnitud que desvaneciesen en la mente del Libertador los gloriosos sueños del sur. La insensata conducta del congreso contra Páez produjo la reacción prevista y que sin duda se buscaba”.
En el mismo año en que el continente celebraba la liberación completa del poder colonial, cuando Bolívar sentaba las bases para constituir un gran estado que abarcaba media Sudamérica, y organizaba el Congreso Anfictiónico para confederar toda la América hispana, cuando mayor era su prestigio y el del mariscal Sucre (al que terminaron asesinando), la oligarquía colombiana a través de Santander y sus aliados, movía sus hilos para producir heridas que llevaran al fraccionamiento y disolución de toda la Gran Colombia.
El 21 de septiembre de 1826, en una carta a Bolívar, Santander confiesa su pensamiento: “O lo que somos o nada, es mi deseo. Si no hay fuerza moral ni física para refrenar los perturbadores y sostener el sistema actual..., debe disolverse la Unión y formarse estados independientes de Venezuela, Nueva Granada y el Sur” (citada por L. Gómez).
Entonces, igual que ahora, la oligarquía comercial-latifundista escondió sus actos de traición, sus mediocres miras localistas y su avaricia, revestidas bajo el manto de supuestos principios liberales y “democráticos”. Contra la constitución boliviana, la más progresista de las redactas por entonces, opusieron la defensa de un manojo de leyes y decretos cuya esencia fue mantener el poder en sus manos, en una democracia de apariencias pero vacía de contenido popular y, más bien con esencia antipopular.
El arma que se usó para denigrar al propio Bolívar fue acusarle de querer convertirse en “dictador”, pues la constitución boliviana proponía una presidencia vitalicia a cargo del Libertador. Pese a que sabían bien que el Libertador asumía este mandato muy a su pesar, que siempre rechazó incluso la instauración de una monarquía que se le propuso hasta el último momento y que, en todo caso, pecó de democrático y dadivoso con sus enemigos. La presidencia vitalicia, y la república con poderes recortados era la única forma de sostener por entonces a las naciones recién creadas frente a la amenaza de la agresión externa y la anarquía interna.
Pero, en manos de la oligarquía cipaya el argumento de las pretensiones “dictatoriales” de Bolívar le sirvió para presentarse a sí misma bajo el disfraz de “demócratas”.El resto es historia conocida. Pronto se sumarían a esta conspiración los oligarcas peruanos, tan incapaces de lograr por sí mismos la libertad que, de adulones de Bolívar pasaron a echar al ejército libertador, para luego tomar Guayaquil contra el mismo Bolívar y Sucre. Para ello contarían con la complicidad del general Obando en Popayán, quien pagaría por asesinar pocos años después al mismísimo Sucre en un páramo.
Cinco años después, precipitada la muerte del Libertador por la tuberculosis y el cansancio de tanta traición, la Gran Colombia quedaba finalmente disuelta, el Congreso de Panamá en suspenso y el gran sueño convertido en una pesadilla, que aún nos dura.
Congreso Bolivariano de los PUEBLOS. Boletín Informativo N 122. 31 de mayo de 2006
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Hace 180 años, entre el 22 de junio y el 15 de julio de 1826, se reunió en Panamá el Congreso Anfictiónico, el cual tenía el gran objetivo de crear una confederación de los pueblos iberoamericanos, desde México hasta Chile y Argentina. Era el momento cumbre de las revoluciones independentistas hispanoamericanas. Simón Bolívar y el mariscal Antonio Sucre, acababan de liberar el Alto Perú (Bolivia), último bastión del realismo español en el continente. Salvo Cuba y Puerto Rico, toda la América hispana era finalmente libre, luego de décadas de sangrientas guerras contra el poder colonial.
Parecía llegado el momento de consolidar y cimentar sobre bases firmes la decena de jóvenes repúblicas que acababan de nacer. Era la hora de construir y dejar atrás la fase destructiva que toda revolución conlleva. Había que unirse y reforzarse, pues los peligros acechaban a los inexpertos estados: la anarquía interior, la posibilidad de invasiones de reconquista por parte de Fernando VII apoyado por la Santa Alianza europea, la voracidad comercial del imperio británico y de los ya temibles Estados Unidos.
El Congreso Anfictiónico de Panamá fue, a la vez, la culminación del máximo sueño de Bolívar y el comienzo de su fracaso. Esta magna asamblea debía fundamentar una gran nación que, por extensión, población y riquezas naturales jugaría un papel de primer orden el mundo, puso al descubierto todas nuestras debilidades. Frente a la gran capacidad visionaria del Libertador, sin duda el hispanoamericano más preclaro de su tiempo, se opuso la cortedad de miras de oligarquías regionales de latifundistas y comerciantes supeditados a los capitalistas extranjeros. Mal que, ciento ochenta años después, todavía nos aqueja.
Pero la aspiración legítima a la unidad latinoamericana, el “sueño” de Bolívar, no ha muerto, sigue presente y activo en la lucha de los oprimidos del continente, de sus clases trabajadoras. Ella ha sido la base de un antiimperialismo siempre presente en nuestros países. Hoy, casi dos siglos después, otro venezolano ilustre, el presidente Hugo Chávez, la ha retomado para hacerla una realidad tangible.
Frente a la continuada supeditación de nuestros países al interés extranjero, llevada a cabo por gobiernos que, en esencia, son biznietos de los Santander, La Mar, Rivadavia, etc., que traicionaron a Bolívar; hoy los pueblos de Cuba, Venezuela y Bolivia nos muestran el camino de la anfictionía bolivariana. Frente al saqueo continuado, ahora bajo la forma del ALCA o los TLC's, ahí está el ALBA para mostrarnos que otra hispanoamérica es posible.
1. La lucha por la libertad siempre estuvo asociada a la idea de la unidad
A decir de los historiadores Celestino Araúz y Patricia Pizzurno, la idea de la unidad hispanoamericana estuvo siempre en las mentes de los libertadores. Desde “el Precursor”, Francisco de Miranda, cuando en 1791 en su Carta a los Americanos hablaba de “formar de la América una grande familia de hermanos”; pasando por la Declaración de los derechos del pueblo de Chile , en 1811, que invocaba la unidad continental para hacer respetar su soberanía; hasta en los primeros documentos del Libertador, como la Carta de Jamaica de 1815.
La idea de la confederación no implicaba para Bolívar el desconocimiento de las particularidades regionales, las dificultades geográficas y las diferencias económicas. En la Carta de Jamaica , éste reconoce la posibilidad que, de la independencia lleguen a surgir hasta 15 ó 17 estados “independientes entre sí”. Bolívar visualiza la consolidación de seis repúblicas principales: México, Centroamérica (incluyendo al Istmo de Panamá), la Gran Colombia (de la unidad de la Nueva Granada y Venezuela), Perú (incluyendo lo que sería luego Bolivia), Buenos Aires y Chile.
Estas repúblicas habrían de conformarse siguiendo la tradición del “ uti possidetis iuris ”, es decir, manteniendo la conformación política que le dio la administración colonial española a sus enormes posesiones en América. Sus gobiernos deberían ser centralistas, a criterio de Bolívar, ya que para él, el federalismo a ultranza fue la causa de la división y fracaso de las primeras repúblicas proclamadas hacia 1810, período que se ha dado en llamar en Colombia de la “patria boba”.
Eso sí, el Libertador rechaza tajantemente la idea de sujetarlas bajo un régimen monárquico. Principio que sostuvo hasta el final de sus días, pese a que reiteradamente le fue propuesto proclamarse emperador, como Napoleón. Siempre se mantuvo ferozmente republicano, aunque fuera bajo un régimen con libertades recortadas, por temor a la anarquía.
Cuando, en la Carta de Jamaica , el Libertador especula con la idea de crear una sola nación continental adquiere un tono más bien escéptico, veamos:
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen a la América”.
Por eso, cuando a partir de 1824, frente a una América casi completamente liberada, Bolívar retoma la idea para concretarla, no está pensando en crear un solo estado nacional bajo un gobierno presidido por él, como falsamente adujeron oligarcas extranjerizantes, como Rivadavia para justificar el boicot al Congreso Anfictiónico. Más bien tenía en mente una Liga o Alianza que fuera política, económica y militar, sin que ello significara la disolución de los gobiernos y repúblicas que le conformaran.
Por ello dice, en su Carta de Jamaica : “¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras partes del mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de nuestra regeneración; otra esperanza es infundada, semejante a la del abate de St. Pierre, que concibió el laudable delirio de reunir un congreso europeo para decidir de la suerte y de los intereses de aquellas naciones”.
2. Convocatoria del Congreso de Panamá
Apenas consolidada la Gran Colombia, y como su presidente, Bolívar realiza una primera convocatoria en 1822, sin mucho éxito, a los gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos Aires, para reunir una asamblea “que nos sirviese de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete en los tratados públicos cuando ocurran dificultades y de conciliador, en fin, de nuestras diferencias”.
El 7 de diciembre de 1824, dos días antes de la batalla de Ayacucho, como jefe de estado de Perú, Simón Bolívar dirige una convocatoria a los gobiernos de Colombia la Grande, México, el Río La Plata, Chile y Guatemala (América Central), para instalar una Asamblea de Plenipotenciarios en Panamá, para “obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra, sea el escudo de nuestro nuevo destino...”.
Sobre los objetivos de esta asamblea, dice: “Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político, pertenece al ejercicio de una autoridad sublime que dirija la política de nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios, y cuyo nombre sólo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios, nombrados por cada una de nuestras repúblicas y reunidos bajo los auspicios de la victoria obtenida por nuestras armas contra el poder español”.
Sobre la elección del sitio, lo sustenta en los siguientes términos: “Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá sería señalado para este augusto destino, colocado, como está, en el centro del globo, viendo por una parte el Asia, y por la otra el África y la Europa. El Istmo de Panamá ha sido ofrecido por el gobierno de Colombia, para este fin, en los tratados existentes. El Istmo está a igual distancia de las extremidades; y, por esta causa podría ser el lugar provisorio de la primera asamblea de confederados”.
¡Qué lejos estaba Bolívar de saber que, en esos tiempos, Panamá era una ciudad malsana, sucia y atestada de mosquitos que atacarían sin piedad a los delegados, produciendo en su séquito más de una muerte por malaria y fiebre amarilla! Situación que los llevó a apresurar los debates, tomar decisiones superficiales y reconvocarse, para o volver a verse, en otro lugar más benigno, como Tacubaya en México.
A inicios de 1826, en unas notas tituladas Un pensamiento sobre el Congreso de Panamá , Bolívar visualizaba: “Este Congreso parece destinado a formar la liga más vasta, o más extraordinaria o más fuerte que ha aparecido hasta el día sobre la tierra. La Santa Alianza será inferior en poder a esta confederación...”.
Y lista diez objetivos concretos que aspiraba salieran del cónclave, entre ellos: que las naciones independientes estarían ligadas por una “ley común que fijase sus relaciones externas”; lo cual forzaría a España a reconocerlas y hacer la paz; la conservación del orden interno, dentro de cada estado y entre sí, de modo que “ninguno sería más débil”, manteniendo un “equilibrio perfecto”; que la fuerza de todos concurran en auxilio de un ataque externo o de “facciones anárquicas”; se alcanzaría la “reforma social” bajo un “régimen de libertad y paz”; no habría diferencias “de origen y de colores”; aunque agregaba, que “tampoco temería la preponderancia numérica de los primitivos habitadores” (indígenas).
3. Bolívar frente a Inglaterra, Estados Unidos y Europa:
Un aspecto frecuentemente incomprendido, o malintencionadamente interpretado, ha sido la importancia que Bolívar daba a las relaciones con la Gran Bretaña. Los cipayos que históricamente nos han supeditado a los intereses imperialistas han querido justificar sus actos en la doctrina bolivarista. Algunos han querido sostener sobre este hecho el posterior “panamericanismo”, de inspiración y hegemonía norteamericanas. Nada más falso.
Para el Libertador, establecer unas relaciones internacionales privilegiadas con el imperio británico tenía propósitos tácticos, con miras a consolidar la independencia de las nuevas repúblicas, en primer término; crear las bases de un desarrollo económico y comercial, que sólo podía provenir de ella en aquel tiempo; y recibir el influjo de sus instituciones políticas estables, a las cuales admiraba, con excepción de la monarquía.
A mediados de los años veinte del siglo XIX, el mayor enemigo de las nuevas naciones seguía siendo España, bajo la monarquía de Fernando VII, restaurada y apoyada por la llamada Santa Alianza de las potencias europeas, constituidas por regímenes reaccionarios, consolidados después de la derrota final de Napoleón. Santa Alianza que abarcaba desde la restaurada monarquía borbónica en Francia, hasta la atrasada Rusia zarista, pasando por la monarquías centro europeas de Prusia y Austria.
La relación privilegiada con Gran Bretaña, por parte de Bolívar, buscaba un poderoso aliado que le permitiera confrontar a España y la Santa Alianza que, en ese momento, hacían planes concretos para invadir América hispana y restaurar el régimen colonial. De ahí que para Bolívar una condición sine qua non para el éxito del Congreso Anfictiónico era, no sólo la asistencia de Inglaterra, sino su adhesión a los acuerdos que de allí emanaran.
En Un pensamiento sobre el Congreso de Panamá , luego de considerar la potencialidad de la confederación que habría de crearse, la condicionaba a “siempre que la Gran Bretaña quiera tomar parte de ella, como Miembro Constituyente”. Ello permitiría que España hiciera la paz “por respeto a Inglaterra”, lo cual forzaría a la Santa Alianza a reconocer a las nuevas repúblicas. A cambio, Gran Bretaña obtendría “ventajas considerables”, como: acrecentar su influencia en Europa, “la América se convertiría en un opulento dominio de comercio”, centro de sus relaciones entre Asia y Europa.
Que esta relación privilegiada con Inglaterra no era, para Bolívar, un estado permanente de supeditación, queda claro en una carta que dirige a Santander desde Cuzco, el 28 de junio de 1825: “... nuestra federación americana no puede subsistir, si no la toma bajo su protección la Inglaterra; por lo mismo no sé si sería muy conveniente, si la convidásemos a una alianza ofensiva y defensiva. Esta alianza no tiene más que un inconveniente y es el de los compromisos en que nos puede meter la política inglesa; pero este inconveniente es eventual y quizás remoto. Yo le opongo a este inconveniente esta reflexión: la existencia es el primer bien y el segundo es el modo de existir; si nos ligamos a la Inglaterra existiremos y si no nos ligamos nos perderemos infaliblemente. Luego es preferible el primer ca so. Mientras tanto creceremos, nos fortificaremos y seremos verdaderamente naciones para cuando podamos tener compromisos nocivos con nuestra aliada. Entonces nuestra propia fuerza y las relaciones que podamos tomar con otras naciones europeas nos pondrán fuera del alcance de nuestros tutores y aliados” (citado por Araúz y Pizzurno).
Para él se trata de una alianza motivada por las circunstancias del momento, para ganar tiempo y fortaleza para las nuevas repúblicas. Otra cosa era la política bolivariana hacia Estados Unidos, al que no se debía invitar al Congreso Anfictiónico.
Su rechazo a la presencia de Norteamérica se debía fundamentalmente a que no quería ofender a Inglaterra, que esperaba fuera la aliada fundamental. Aunque ya caracterizaba a aquel país y su gobierno, del que diría en 1829, en una carta al embajador inglés (rechazando su oferta de dejar un monarca europeo al frente de Colombia ante su ya previsible retiro político): “... Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad”.
En esto, como en todo lo demás, el vicepresidente Santander actuaría como un judas, traicionando la opinión de Bolívar e invitando a Estados Unidos al Congreso de Panamá.
El presidente norteamericano John Quincy Adams enseguida aceptó la invitación e instruyó a sus delegados para que rechazaran “toda idea de un Congreso Anfictiónico investido con poderes para decidir las controversias entre los estados americanos para regular de cualquier forma su conducta” (el “divide y vencerás” ya era parte de su doctrina continental); impedir el surgimiento de nuevas colonias europeas (“América para los americanos”, del norte, por supuesto); e impedir cualquier expedición liberadora a las últimas colonias españolas, Cuba y Puerto Rico (¿ya planeaban la guerra de 1898?). Por suerte, los delegados yanquis no pudieron estar presentes en el Congreso, dado que uno falleció (R. Anderson, embajador en Bogotá) y el reemplazo, J. Sergeant, no llegó a tiempo.
Por su parte, el primer ministro británico Canning, a decir de Jorge Abelardo Ramos, designó a Mr. Edward J. Dawkins, con precisas instrucciones para enfatizar que el Congreso Anfictiónico debía respetar las leyes marítimas inglesas e impedir a toda costa una confederación encabezada por Estados Unidos. Este último sí estuvo presente en las sesiones, y entre sus influencias negativas se cuenta la insistencia para que Hispanoamérica indemnizara a España por la independencia.
4. Las oligarquías y los imperios conspiran contra el Congreso Anfictiónico
La propuesta del Congreso fue acogida con beneplácito por los patriotas de todos lados. José Cecilio del Valle, a la cabeza del gobierno de Centroamérica, ya desde noviembre de 1823, aceptó la invitación hecha por Bolívar en 1822. Otro actor importante lo fue el canciller de México, Lucas Alamán, quien era un firme partidario de la unidad hispanoamericana, aunque desde una perspectiva política bastante conservadora.
El gobierno de México, junto al de Colombia, fueron los pilares fundamentales de la convocatoria del Congreso de 1826. El cuarto gobierno en aceptar y acudir fue el de Perú, dirigido en ese momento por el propio Bolívar. De modo que se hicieron presentes en Panamá: Mariano Michelena y José Domínguez, en representación de México; Antonio Larrazábal y Pedro Molina, por Centroamérica; Lorenzo Vidaurre y José M. Pando, por Perú; y los anfitriones colombianos, el canciller Pedro Gual y Pedro Briceño Méndez.
Chile, que había respaldado la idea durante el mandato de O'Higgins, finalmente no asistió, pues éste había sido desplazado del poder por los latifundistas a causa de sus medidas anticlericales. Brasil, que también fue invitado, y que había aceptado, no concurrió, aunque sí lo hizo el patriota José Ignacio Abrau e Lima, “o General das Massas”. El Paraguay, presidido por el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, ya había iniciado su política de aislamiento y autarquía, que duró hasta 1865, cuando su país fue arrasado por una invasión brasileño argentina auspiciada por Inglaterra.
A decir del historiador argentino, Jorge Abelardo Ramos, quienes se resistieron desde un inicio a la convocatoria del congreso fueron los gobernantes de Buenos Aires, ciudad que ostentaba la representación de las relaciones extranjeras de las Provincias Unidas del Río de La Plata. Allí, bajo la influencia de Rivadavia, fue acogido fríamente el enviado de Bolívar, Joaquín Mosquera.
Rivadavia, era agente directo de la oligarquía comercial porteña, supeditada a sus amos ingleses y norteamericanos. Ya tenían como precedente el haber abandonado a su suerte al general San Martín, negándole cualquier apoyo material para continuar su gesta liberadora en Perú.
El gobierno porteño se mantuvo renuente a designar sus delegados al Congreso, hasta que se enteró de que los ingleses asistirían. J. A. Ramos, cita una misiva del embajador inglés a al primer ministro Canning, en la que sostiene que Rivadavia le había dicho, hablando del Congreso de Panamá: “La presencia de un agente británico sería la mejor garantía...”, que se habían resistido a participar, “... pero que la decisión de la Gran Bretaña y de los Estados Unidos... alteraba materialmente las miras y sentimientos de este Gobierno acerca de esa asamblea”.
En marzo de 1826, Rivadavia, visitó al embajador norteamericano Mr. Forbes, del cual se enteró que Estados Unidos pensaba enviar tan sólo un observador con fines puramente comerciales. Ante lo cual, Rivadavia le dijo: “...He decidido no apartarme un ápice de la senda de los Estados Unidos, quienes, por la sabiduría y esperanzas de su Gabinete, como por su gran fuerza y carácter nacional, deberían tomar la dirección de la política americana”.
Cuando finalmente el gobierno cipayo de Buenos Aires se decidió a enviar delegados, les confirió la misión de limitar los alcances confederales del Congreso Anfictiónico a la necesidad de garantizar la “libre concurrencia de la industria y la inviolabilidad de la propiedad”. Pero éstos no llegaron a la cita.
Queda así expresado el papel antinacional y antihispanoamericano de la burguesía comercial, aliada del latifundio, no sólo porteña, sino de todo el continente, frente al Congreso de 1826, que será la tónica que la caracterice hasta nuestros días. En Colombia, ya jugaba el mismo papel el general Santander, vicepresidente de la república. Su gobierno estaba marcado por la corrupción que parece fue un sello de nacimiento. Éste y sus aliados ya habían iniciado el trabajo de zapa contra la obra de Bolívar, cuyo prestigio envidiaban y cuya visión de conjunto chocaba contra sus mezquinos intereses localistas.
Desde que el Libertador partió hacia el Sur para asegurar las independencias, primero de Ecuador, y luego de Perú y Bolivia, se había iniciado la conspiración de Santander y los oligarcas cachacos de Bogotá. Ya mencionamos la invitación cursada por Santander a Estados Unidos, contraviniendo la voluntad expresa de Bolívar.
Hacia 1825-26, la conspiración montada por Santander cobró fuerza ante el temor que les causaba la Constitución boliviana, redactada por el propio Libertador, en la que se proponía crear un sólo estado confederado que incluyera junto a la Gran Colombia (Nueva Granada, Venezuela y Ecuador) al Perú y la recién creada Bolivia.
Al respecto, el historiador y político conservador colombiano, Laureano Gómez, señala: “Bolívar, llegando triunfante al Potosí, sintió subir hacia él el coro de las encendidas esperanzas de los pueblos del sur, abatidos hasta entonces por una desesperante anarquía. Con penetrante mirada entrevió la fácil posibilidad de formar de los dispersos restos del Imperio Español en América un poder de importancia por entonces superior a los Estados Unidos de América. Confió su pensamiento a Santander, pidiéndole al gobierno y al congreso de Colombia la cooperación necesaria, que casi se reducía a que “se le permitiera seguir su destino”.
“Santander y su partido jamás colaboraron en dicho plan, -continúa Laureano Gómez. El vicepresidente se opuso decididamente y en el congreso empezó inmediatamente la persecución contra los venezolanos y la hostilidad de crear en el norte dificultades de tal magnitud que desvaneciesen en la mente del Libertador los gloriosos sueños del sur. La insensata conducta del congreso contra Páez produjo la reacción prevista y que sin duda se buscaba”.
En el mismo año en que el continente celebraba la liberación completa del poder colonial, cuando Bolívar sentaba las bases para constituir un gran estado que abarcaba media Sudamérica, y organizaba el Congreso Anfictiónico para confederar toda la América hispana, cuando mayor era su prestigio y el del mariscal Sucre (al que terminaron asesinando), la oligarquía colombiana a través de Santander y sus aliados, movía sus hilos para producir heridas que llevaran al fraccionamiento y disolución de toda la Gran Colombia.
El 21 de septiembre de 1826, en una carta a Bolívar, Santander confiesa su pensamiento: “O lo que somos o nada, es mi deseo. Si no hay fuerza moral ni física para refrenar los perturbadores y sostener el sistema actual..., debe disolverse la Unión y formarse estados independientes de Venezuela, Nueva Granada y el Sur” (citada por L. Gómez).
Entonces, igual que ahora, la oligarquía comercial-latifundista escondió sus actos de traición, sus mediocres miras localistas y su avaricia, revestidas bajo el manto de supuestos principios liberales y “democráticos”. Contra la constitución boliviana, la más progresista de las redactas por entonces, opusieron la defensa de un manojo de leyes y decretos cuya esencia fue mantener el poder en sus manos, en una democracia de apariencias pero vacía de contenido popular y, más bien con esencia antipopular.
El arma que se usó para denigrar al propio Bolívar fue acusarle de querer convertirse en “dictador”, pues la constitución boliviana proponía una presidencia vitalicia a cargo del Libertador. Pese a que sabían bien que el Libertador asumía este mandato muy a su pesar, que siempre rechazó incluso la instauración de una monarquía que se le propuso hasta el último momento y que, en todo caso, pecó de democrático y dadivoso con sus enemigos. La presidencia vitalicia, y la república con poderes recortados era la única forma de sostener por entonces a las naciones recién creadas frente a la amenaza de la agresión externa y la anarquía interna.
Pero, en manos de la oligarquía cipaya el argumento de las pretensiones “dictatoriales” de Bolívar le sirvió para presentarse a sí misma bajo el disfraz de “demócratas”.El resto es historia conocida. Pronto se sumarían a esta conspiración los oligarcas peruanos, tan incapaces de lograr por sí mismos la libertad que, de adulones de Bolívar pasaron a echar al ejército libertador, para luego tomar Guayaquil contra el mismo Bolívar y Sucre. Para ello contarían con la complicidad del general Obando en Popayán, quien pagaría por asesinar pocos años después al mismísimo Sucre en un páramo.
Cinco años después, precipitada la muerte del Libertador por la tuberculosis y el cansancio de tanta traición, la Gran Colombia quedaba finalmente disuelta, el Congreso de Panamá en suspenso y el gran sueño convertido en una pesadilla, que aún nos dura.
5. Los limitados resultados del Congreso de Panamá
En estas circunstancias políticas, y agobiados por los mosquitos panameños, los delegados al Congreso Anfictiónico de 1826, produjeron cuatro resoluciones en diez sesiones que distaban mucho del magno objetivo propuesto por Bolívar. La declaración central, lejos de crear una Asamblea continental de amplios poderes, limitó sus atribuciones a la de negociar convenios mutuos y a un papel de mediación en caso de conflictos.
Por encima del mandato conjunto de esta magna asamblea, se privilegió la soberanía fragmentada de cada república. De modo que sus resoluciones no tendrían carácter vinculante y sólo serían meramente declarativas o exhortos.
Contrariando la propuesta de Bolívar crear una poderosa fuerza militar conjunta de sesenta mil soldados, como clara advertencia a las potencias europeas, supeditadas a un único mando dirigido por el Congreso Anfictiónico, se resolvió establecer una cooperación militar limitada en la que cada estado preservaría los reglamentos y mandos de sus fuerzas militares.
Aunque Estados Unidos estuvo ausente, el papel conspirador del embajador inglés, Edward J. Dawkins, fue jugado a la perfección. Tan es así, que el canciller colombiano, Pedro Gual, le permitió, para su paz espiritual (la del inglés) ojear la declaración final antes de que fuera sometida a votación. Como se ve, el entreguismo es una vocación innata de nuestras oligarquías.
Las sesiones concluyeron con el acuerdo de volver a reunirse en Tacubaya, México. Poco después, conciente del fracaso, Bolívar evaluaba lacónicamente los resultados del Congreso: “Su poder será una sombra y sus decretos, consejos, nada más”. En 1829, haciendo un balance general (“Una mirada sobre la América española”) era claro y pesimista: “No hay buena fe en América, ni entre las naciones. Los tratados son papeles; las Constituciones libros; las elecciones combates; y la vida un tormento. Esta es, americanos, nuestra deplorable situación”.
6. ¿Tiene futuro la unidad latinoamericana?
La experiencia histórica de los ciento ochenta años transcurridos desde aquel fracasado congreso muestran dos tendencias claras: por un lado, que las clases dominantes (burguesía criolla) fueron y siguen siendo profundamente antinacionales y antihispanoamericanas, su vocación es la de agentes serviles del capital imperialista extranjero, ahora fundamentalmente norteamericano, a través del ALCA y los TLC's.
Por otro lado, la aspiración bolivariana a la unidad y la libertad de nuestras naciones no pereció con el Libertador, ni mucho menos con el Congreso Anfictiónico, por el contrario, se ha mantenido firme y permanente entre nuestras clases populares y trabajadoras, entre los explotados del continente. Aspiración constantemente renacida y renovada, cual el ave fénix, cada vez que nuestros pueblos se ponen en movimiento.
Poderosas fuerzas objetivas dieron al traste con la unidad soñada por Simón Bolívar: una imponente y extensa geografía imposible de ser vencidas mediante la técnica y los medios de transporte de aquellos tiempos; una fragmentación política y económica heredada de la fase colonial construida para asegurar el control allende el mar; la ausencia de un mercado interno, asociado a una raquítica y mediocre burguesía comercial y latifundista sumida en la función de la exportación monoproductiva y la importación de bienes de consumo; la carencia, por ello, de una clase obrera sólida, capaz de dotar de nueva fuerza y contenido la lucha por la unidad y la libertad.
Transcurridos dos siglos, muchos de estos factores objetivos han sido superados: la tecnología y los medios de transporte nos han acercado; el masivo proceso de industrialización de mediados del siglo XX parió una pujante clase trabajadora que cuenta ya con décadas de experiencias y luchas; un mundo capitalista neoliberal que, aunque siga controlado por un puñado de potencias, está cada vez más sumido en la crisis económica, política y en la decadencia de su prestigio. Lo único que parece no haber cambiado en 200 años es la vocación entreguista de nuestras burguesías y su carácter de apéndice de los intereses extranjeros.
Hoy cuando una nueva oleada revolucionaria sacude el continente americano, y los pueblos se alzan en busca de “otro mundo posible” y de “otra América posible y necesaria”; cuando se debate acerca de las perspectivas del “socialismo del siglo XXI”, las aspiración bolivariana a la unidad y libertad sigue presente y toma fuerza, con materializaciones concretas como el ALBA.
Por ello, nos parece pertinente concluir aquí con una reflexión, sobre la aspiración bolivariana y la propuesta federal del insigne panameño-colombiano del siglo XIX, Justo Arosemena, que hiciéramos en nuestro libro La verdadera historia de la separación de 1903 :
“La aspiración bolivariana a la unidad era correcta y visionaria en el sentido de que sólo la unidad política hispanoamericana, montada sobre los elementos culturales y geográficos comunes, podría asegurar el desarrollo de un Estado nacional fuerte y autónomo, capaz de desempeñar un gran papel en el concierto mundial, gracias a sus enormes riquezas naturales y humanas. Pero, dadas las condiciones objetivas aludidas, la unidad hispanoamericana tenía también un carácter utópico, que el propio Bolívar sufrió personalmente.
La desmembración de la embrionaria unidad latinoamericana, fue justificada por las oligarquías regionales con la excusa del excesivo centralismo de que se acusaba a Bolívar. Las oligarquías regionales pintaron el centralismo propuesto por Bolívar como la génesis de una odiosa dictadura alejada de las necesidades locales. Pero las repúblicas constituidas sobre la base de intereses regionales sólo se transformaron en débiles Estados, jirones destrozados de aquella gran Nación soñada por Bolívar, que fueron fácil presa de los intereses ingleses y norteamericanos.
La grandeza del concepto federativo sostenido por Justo Arosemena radica exactamente en que permite dotar a las regiones de gobiernos propios, que ágilmente resolvieran los asuntos cotidianos, sin que eso significara el aniquilamiento de la unidad nacional, y los intereses comunes de nuestros pueblos. ¿Una propuesta federativa, como la sostenida por Arosemena, habría podido salvar el sueño bolivariano? Tal vez.
Pero si esta alternativa no pudo constituirse en el siglo XIX, debido a poderosas razones objetivas, cabe replantearse la aspiración unitaria Hispanoamericana a las puertas del siglo XXI, cuando esos obstáculos naturales, económicos y sociales han sido vencidos por el desarrollo capitalista. Y si esa aspiración unitaria tiene algún futuro, lo será liderizada por la clase obrera, la clase revolucionaria actual, bajo la forma de una Federación de Repúblicas Socialistas Latinoamericanas , que tendrá grandes similitudes administrativas con el esquema levantado en 1855 por Justo Arosemena.
Los nacionalistas y antiimperialistas panameños no podemos fundamentar nuestro accionar en una perspectiva exclusiva y atomizadamente panameña; no podemos ser comparsas de los intereses de una mezquina burguesía comercial istmeña, históricamente cipaya de intereses de alguna potencia comercial foránea; ni podemos seguir cantando a coro las supuestas bellezas y particularismo del "transitismo" panameño, por el que tenemos que vivir renunciando a nuestras aspiraciones de desarrollo nacional para que los "usuarios" de la zona de tránsito no se sientan ofendidos.
No podemos seguir creyendo el cuento de que la pequeña república panameña, aislada, podrá tener un trato igualitario con su "socio" norteamericano. Sólo empezaremos a ser tratados en igualdad cuando hablemos en nombre de la reconstituida Nación hispanoamericana, de la que Panamá es una parte importante, pero parte al fin. Sólo en esa perspectiva, en la que se refunden las aspiraciones de Bolívar y Arosemena, con la nueva sabia social revolucionaria, el proletariado, podremos tener un futuro soberano y próspero.
Porque, como decía León Trotsky en 1934: "Los países de Sud y Centroamérica no pueden librarse del atraso y del sometimiento si no es uniendo a todos sus Estados en una poderosa federación. Esta grandiosa tarea histórica no puede acometerla la atrasada burguesía sudamericana, representación completamente prostituída del imperialismo, sino el joven proletariado latinoamericano, señalado como fuerza dirigente de las masas oprimidas. Por eso, la consigna de lucha contra las violencias e intrigas del capital financiero internacional y contra la obra nefasta de las camarillas de agentes locales, es: "los Estados Unidos Socialistas de Centro y Sud América"".
Bibliografía
1. Araúz, Celestino A. y Pizzurno, Patricia G. El Panamá Colombiano (1821-1903) . Primer Banco de Ahorros y Diario La Prensa. Panamá, 1983.
2. Beluche, Olmedo. Estado, Nación y Clases Sociales en Panamá . Editorial Portobelo. Pequeño Formato 115. Panamá, 1999.
3. Beluche, Olmedo. La verdadera historia de la separación de 1903 . ARTICSA. Panamá, 2003.
4. Bolívar, Simón. Doctrina del Libertador . Biblioteca Ayacucho. Caracas, 1985.
5. Gómez, Laureano. El final de la grandeza . Editoria Hojas e Ideas. Santa Fe de Bogotá, 1993.
6. Ramos, Jorge Abelardo. Historia de la nación latinoamericana . Editorial Prensa Moderna. Cali, 1986.
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Complementaciones: http://www.congresobolivariano.org/180aniversario/integracion.html
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Por encima del mandato conjunto de esta magna asamblea, se privilegió la soberanía fragmentada de cada república. De modo que sus resoluciones no tendrían carácter vinculante y sólo serían meramente declarativas o exhortos.
Contrariando la propuesta de Bolívar crear una poderosa fuerza militar conjunta de sesenta mil soldados, como clara advertencia a las potencias europeas, supeditadas a un único mando dirigido por el Congreso Anfictiónico, se resolvió establecer una cooperación militar limitada en la que cada estado preservaría los reglamentos y mandos de sus fuerzas militares.
Aunque Estados Unidos estuvo ausente, el papel conspirador del embajador inglés, Edward J. Dawkins, fue jugado a la perfección. Tan es así, que el canciller colombiano, Pedro Gual, le permitió, para su paz espiritual (la del inglés) ojear la declaración final antes de que fuera sometida a votación. Como se ve, el entreguismo es una vocación innata de nuestras oligarquías.
Las sesiones concluyeron con el acuerdo de volver a reunirse en Tacubaya, México. Poco después, conciente del fracaso, Bolívar evaluaba lacónicamente los resultados del Congreso: “Su poder será una sombra y sus decretos, consejos, nada más”. En 1829, haciendo un balance general (“Una mirada sobre la América española”) era claro y pesimista: “No hay buena fe en América, ni entre las naciones. Los tratados son papeles; las Constituciones libros; las elecciones combates; y la vida un tormento. Esta es, americanos, nuestra deplorable situación”.
6. ¿Tiene futuro la unidad latinoamericana?
La experiencia histórica de los ciento ochenta años transcurridos desde aquel fracasado congreso muestran dos tendencias claras: por un lado, que las clases dominantes (burguesía criolla) fueron y siguen siendo profundamente antinacionales y antihispanoamericanas, su vocación es la de agentes serviles del capital imperialista extranjero, ahora fundamentalmente norteamericano, a través del ALCA y los TLC's.
Por otro lado, la aspiración bolivariana a la unidad y la libertad de nuestras naciones no pereció con el Libertador, ni mucho menos con el Congreso Anfictiónico, por el contrario, se ha mantenido firme y permanente entre nuestras clases populares y trabajadoras, entre los explotados del continente. Aspiración constantemente renacida y renovada, cual el ave fénix, cada vez que nuestros pueblos se ponen en movimiento.
Poderosas fuerzas objetivas dieron al traste con la unidad soñada por Simón Bolívar: una imponente y extensa geografía imposible de ser vencidas mediante la técnica y los medios de transporte de aquellos tiempos; una fragmentación política y económica heredada de la fase colonial construida para asegurar el control allende el mar; la ausencia de un mercado interno, asociado a una raquítica y mediocre burguesía comercial y latifundista sumida en la función de la exportación monoproductiva y la importación de bienes de consumo; la carencia, por ello, de una clase obrera sólida, capaz de dotar de nueva fuerza y contenido la lucha por la unidad y la libertad.
Transcurridos dos siglos, muchos de estos factores objetivos han sido superados: la tecnología y los medios de transporte nos han acercado; el masivo proceso de industrialización de mediados del siglo XX parió una pujante clase trabajadora que cuenta ya con décadas de experiencias y luchas; un mundo capitalista neoliberal que, aunque siga controlado por un puñado de potencias, está cada vez más sumido en la crisis económica, política y en la decadencia de su prestigio. Lo único que parece no haber cambiado en 200 años es la vocación entreguista de nuestras burguesías y su carácter de apéndice de los intereses extranjeros.
Hoy cuando una nueva oleada revolucionaria sacude el continente americano, y los pueblos se alzan en busca de “otro mundo posible” y de “otra América posible y necesaria”; cuando se debate acerca de las perspectivas del “socialismo del siglo XXI”, las aspiración bolivariana a la unidad y libertad sigue presente y toma fuerza, con materializaciones concretas como el ALBA.
Por ello, nos parece pertinente concluir aquí con una reflexión, sobre la aspiración bolivariana y la propuesta federal del insigne panameño-colombiano del siglo XIX, Justo Arosemena, que hiciéramos en nuestro libro La verdadera historia de la separación de 1903 :
“La aspiración bolivariana a la unidad era correcta y visionaria en el sentido de que sólo la unidad política hispanoamericana, montada sobre los elementos culturales y geográficos comunes, podría asegurar el desarrollo de un Estado nacional fuerte y autónomo, capaz de desempeñar un gran papel en el concierto mundial, gracias a sus enormes riquezas naturales y humanas. Pero, dadas las condiciones objetivas aludidas, la unidad hispanoamericana tenía también un carácter utópico, que el propio Bolívar sufrió personalmente.
La desmembración de la embrionaria unidad latinoamericana, fue justificada por las oligarquías regionales con la excusa del excesivo centralismo de que se acusaba a Bolívar. Las oligarquías regionales pintaron el centralismo propuesto por Bolívar como la génesis de una odiosa dictadura alejada de las necesidades locales. Pero las repúblicas constituidas sobre la base de intereses regionales sólo se transformaron en débiles Estados, jirones destrozados de aquella gran Nación soñada por Bolívar, que fueron fácil presa de los intereses ingleses y norteamericanos.
La grandeza del concepto federativo sostenido por Justo Arosemena radica exactamente en que permite dotar a las regiones de gobiernos propios, que ágilmente resolvieran los asuntos cotidianos, sin que eso significara el aniquilamiento de la unidad nacional, y los intereses comunes de nuestros pueblos. ¿Una propuesta federativa, como la sostenida por Arosemena, habría podido salvar el sueño bolivariano? Tal vez.
Pero si esta alternativa no pudo constituirse en el siglo XIX, debido a poderosas razones objetivas, cabe replantearse la aspiración unitaria Hispanoamericana a las puertas del siglo XXI, cuando esos obstáculos naturales, económicos y sociales han sido vencidos por el desarrollo capitalista. Y si esa aspiración unitaria tiene algún futuro, lo será liderizada por la clase obrera, la clase revolucionaria actual, bajo la forma de una Federación de Repúblicas Socialistas Latinoamericanas , que tendrá grandes similitudes administrativas con el esquema levantado en 1855 por Justo Arosemena.
Los nacionalistas y antiimperialistas panameños no podemos fundamentar nuestro accionar en una perspectiva exclusiva y atomizadamente panameña; no podemos ser comparsas de los intereses de una mezquina burguesía comercial istmeña, históricamente cipaya de intereses de alguna potencia comercial foránea; ni podemos seguir cantando a coro las supuestas bellezas y particularismo del "transitismo" panameño, por el que tenemos que vivir renunciando a nuestras aspiraciones de desarrollo nacional para que los "usuarios" de la zona de tránsito no se sientan ofendidos.
No podemos seguir creyendo el cuento de que la pequeña república panameña, aislada, podrá tener un trato igualitario con su "socio" norteamericano. Sólo empezaremos a ser tratados en igualdad cuando hablemos en nombre de la reconstituida Nación hispanoamericana, de la que Panamá es una parte importante, pero parte al fin. Sólo en esa perspectiva, en la que se refunden las aspiraciones de Bolívar y Arosemena, con la nueva sabia social revolucionaria, el proletariado, podremos tener un futuro soberano y próspero.
Porque, como decía León Trotsky en 1934: "Los países de Sud y Centroamérica no pueden librarse del atraso y del sometimiento si no es uniendo a todos sus Estados en una poderosa federación. Esta grandiosa tarea histórica no puede acometerla la atrasada burguesía sudamericana, representación completamente prostituída del imperialismo, sino el joven proletariado latinoamericano, señalado como fuerza dirigente de las masas oprimidas. Por eso, la consigna de lucha contra las violencias e intrigas del capital financiero internacional y contra la obra nefasta de las camarillas de agentes locales, es: "los Estados Unidos Socialistas de Centro y Sud América"".
Bibliografía
1. Araúz, Celestino A. y Pizzurno, Patricia G. El Panamá Colombiano (1821-1903) . Primer Banco de Ahorros y Diario La Prensa. Panamá, 1983.
2. Beluche, Olmedo. Estado, Nación y Clases Sociales en Panamá . Editorial Portobelo. Pequeño Formato 115. Panamá, 1999.
3. Beluche, Olmedo. La verdadera historia de la separación de 1903 . ARTICSA. Panamá, 2003.
4. Bolívar, Simón. Doctrina del Libertador . Biblioteca Ayacucho. Caracas, 1985.
5. Gómez, Laureano. El final de la grandeza . Editoria Hojas e Ideas. Santa Fe de Bogotá, 1993.
6. Ramos, Jorge Abelardo. Historia de la nación latinoamericana . Editorial Prensa Moderna. Cali, 1986.
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Complementaciones: http://www.congresobolivariano.org/180aniversario/integracion.html
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6.- AHORA, ¿UN CONSERVATISMO LIBERAL?
Oscar Robledo Hoyos*, oro@telesat.com.co , http://www.lalocadelacasa1.blogspot.com/ Manizales, junio 1 de 2006. Especial para ECO PAIS.
Definitivamente la política anda al garete. Los partidos políticos tradicionales o mejor, el bipartismo tradicional ha muerto en las pasadas elecciones. Algunos le dan todavía algunas horas mientras se hacen los alinderamientos finales. El partido liberal el más afectado en lo referente a votos en las urnas pero también el conservador que terminó en cobija de retazos de tendencias y movimientos. Decía la W que apenas a un día de las elecciones ya el desfile de los pedigüeños se hacía insostenible para el asediado presidente reelecto. Todos piden su parte de torta. Para empezar, el servicio exterior. Las excusas vienen de todos lados: los afectos, la salud, el justo descanso después de la faena, los paisajes exóticos. Las hay desde la ternura hasta el cinismo ramplón. Que como tengo una hija estudiando en Londres entonces solicito la embajada o un puestecito allí, como la señora fue nombrada en Italia, espera la gracia de ser al menos agregado cultural.
Pero regresemos a las realidades “mondas y lirondas” de después del 28. Un pragmático dijo que el uribismo lejos de ser un partido es en el fondo, un agregado heteróclito de oportunistas. De allí que extrañe el ignaro en lides politológicas que un liberal diga que lo mas ínclito de las filas de su partido esta nuevamente en el Palacio de San Carlos confundiendo los actores con la doctrina (continente/contenido) y que debe proceder a extendérsele la credencial correspondiente. Ernesto Samper Pizano, es más radical, opina que el liberalismo debe entregarle las llaves del partido a Uribe Vélez por que en su gestión y en sus programas vibran las banderas del glorioso partido de Mosquera, Melo, Obando, Núñez, López Pumarejo y Lleras Restrepo..
Hay que decirlo con franqueza, en la pasada campaña se escucharon muy pocas ideas o programas. Lo que se dieron fueron adscripciones, intencionalidades programáticas, cálculos para ubicar el voto en el bus de la victoria. El Nuevo Siglo (Editorial Mayo 31) en un esfuerzo por acercarse al ganador une el negativo con el positivo sin que haya corto circuito a un punto tal que lo mismo sea veinte que ochenta: “La tradición dentro del cambio, la experiencia sobre la experimentación, la autoridad como eje gravitante del orden, la economía en procura del bien común, la dignidad como esencia de la vida, la lucha como razón de la cotidianidad, son elementos conservadores encarnados por Uribe. Que proceda del partido liberal, ni lo inhabilita, ni lo neutraliza. Por el contrario, el conservatismo en su sentido más profundo es una forma de liberalismo”.
Estábamos profundamente equivocados cuando pensábamos que había una brecha profunda entre las ideas liberales y las conservadoras. Parece que ahora sean las mismas. Lo que quiere decir de acuerdo al editorialista de El Tiempo que efectivamente, los partidos tradicionales están en artículo mortis. “Si se analiza lo sucedido, no es descabellado pensar que el bipartidismo puede estar en vía de extinción… El conservatismo hace rato optó por pasar de agache y ahora está conectado artificialmente al proyecto uribista. Diluido, sin candidato presidencial .. con su jefe en una embajada … ¿Y el liberalismo? Su debacle no puede ser peor. Lleva cuatro años dividido entre un sector que se sumó al uribismo .. y otro que intentó en vano montar un discurso social, de centroizquierda”.
Lo político está por inventarse.
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* Otros textos de Oscar Robledo Hoyos en http://www.lalocadelacasa1.blogspot.com/
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Definitivamente la política anda al garete. Los partidos políticos tradicionales o mejor, el bipartismo tradicional ha muerto en las pasadas elecciones. Algunos le dan todavía algunas horas mientras se hacen los alinderamientos finales. El partido liberal el más afectado en lo referente a votos en las urnas pero también el conservador que terminó en cobija de retazos de tendencias y movimientos. Decía la W que apenas a un día de las elecciones ya el desfile de los pedigüeños se hacía insostenible para el asediado presidente reelecto. Todos piden su parte de torta. Para empezar, el servicio exterior. Las excusas vienen de todos lados: los afectos, la salud, el justo descanso después de la faena, los paisajes exóticos. Las hay desde la ternura hasta el cinismo ramplón. Que como tengo una hija estudiando en Londres entonces solicito la embajada o un puestecito allí, como la señora fue nombrada en Italia, espera la gracia de ser al menos agregado cultural.
Pero regresemos a las realidades “mondas y lirondas” de después del 28. Un pragmático dijo que el uribismo lejos de ser un partido es en el fondo, un agregado heteróclito de oportunistas. De allí que extrañe el ignaro en lides politológicas que un liberal diga que lo mas ínclito de las filas de su partido esta nuevamente en el Palacio de San Carlos confundiendo los actores con la doctrina (continente/contenido) y que debe proceder a extendérsele la credencial correspondiente. Ernesto Samper Pizano, es más radical, opina que el liberalismo debe entregarle las llaves del partido a Uribe Vélez por que en su gestión y en sus programas vibran las banderas del glorioso partido de Mosquera, Melo, Obando, Núñez, López Pumarejo y Lleras Restrepo..
Hay que decirlo con franqueza, en la pasada campaña se escucharon muy pocas ideas o programas. Lo que se dieron fueron adscripciones, intencionalidades programáticas, cálculos para ubicar el voto en el bus de la victoria. El Nuevo Siglo (Editorial Mayo 31) en un esfuerzo por acercarse al ganador une el negativo con el positivo sin que haya corto circuito a un punto tal que lo mismo sea veinte que ochenta: “La tradición dentro del cambio, la experiencia sobre la experimentación, la autoridad como eje gravitante del orden, la economía en procura del bien común, la dignidad como esencia de la vida, la lucha como razón de la cotidianidad, son elementos conservadores encarnados por Uribe. Que proceda del partido liberal, ni lo inhabilita, ni lo neutraliza. Por el contrario, el conservatismo en su sentido más profundo es una forma de liberalismo”.
Estábamos profundamente equivocados cuando pensábamos que había una brecha profunda entre las ideas liberales y las conservadoras. Parece que ahora sean las mismas. Lo que quiere decir de acuerdo al editorialista de El Tiempo que efectivamente, los partidos tradicionales están en artículo mortis. “Si se analiza lo sucedido, no es descabellado pensar que el bipartidismo puede estar en vía de extinción… El conservatismo hace rato optó por pasar de agache y ahora está conectado artificialmente al proyecto uribista. Diluido, sin candidato presidencial .. con su jefe en una embajada … ¿Y el liberalismo? Su debacle no puede ser peor. Lleva cuatro años dividido entre un sector que se sumó al uribismo .. y otro que intentó en vano montar un discurso social, de centroizquierda”.
Lo político está por inventarse.
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* Otros textos de Oscar Robledo Hoyos en http://www.lalocadelacasa1.blogspot.com/
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7.- EL CAMBIO EN LATINOAMÉRICA DESATA EL DEBATE . 20 INTELECTUALES LATINOAMERICANOS DEFINEN SU FUTURO*
Desde la crítica o el apoyo, los intelectuales buscan explicaciones a la transformación política y social
WINSTON MANRIQUE - Madrid EL PAÍS - Cultura – Mayo 21, 2006
WINSTON MANRIQUE - Madrid EL PAÍS - Cultura – Mayo 21, 2006
Fuente original El País (El artículo que usted busca es de pago. Nota de EL PAIS)
La voz de la cultura en las crisis
Mutis: "Estamos llegando al nivel más crítico del egoísmo y cinismo de los políticos"
Montejo: "Hay que distinguir la izquierda democrática de la de procederes autocráticos"
Galeano: "En tiempos oscuros hay que aprender a volar en la oscuridad"
Los fantasmas agazapados de América Latina han empezado a aparecer. La prueba de que el continente está más vivo que nunca. Que se reinventa tras décadas de Gobiernos que han saqueado las promesas y las esperanzas de sus ciudadanos.
Eso es lo que vislumbran los intelectuales latinoamericanos con dudas y opiniones polarizadas frente a los cambios políticos y económicos que se viven allí, pero unidos por una misma sensación de expectación y optimismo. "Hay decepción. Y aunque todo está muy nublado, y las relaciones entre países están tensas, es fundamental que la gente opine", afirma Nélida Piñón, escritora brasileña y Príncipe de Asturias de las Letras 2005.
Una América Latina que cambia de rumbo y se muestra fragmentada. Como se vio el pasado fin de semana en Viena en la Cumbre UE-Latinoamérica que reunió a 60 jefes de Estado y de Gobierno. Y que tendrá otra escenificación el jueves en Buenos Aires, con una manifestación en la plaza de Mayo en la que el público pedirá a Néstor Kirchner y su esposa, al mejor estilo Perón-Perón, que se presente a la reelección presidencial de Argentina en 2007. Y, como ruido de fondo, consignas antisistema y reivindicación de nacionalismos y de unidad continental.
Será la romería de todos los fantasmas latinoamericanos que asustan, pero ya no les espantan: los resucitados de la izquierda en sus múltiples manifestaciones y fórmulas políticas que se creían anacrónicas y los perpetuos de las desigualdades e injusticias en todos los niveles. Pero sus pobladores han decidido darse otra oportunidad. Así se percibe desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego, un territorio de 450 millones de personas que dan vida a 22 naciones. Y donde tradicionalmente los intelectuales han tenido una relevante presencia.
EL PAÍS ha invitado a 20 de ellos, que no se les ha oído mucho en España sobre el tema, para que den las claves del presente de América Latina.
Como preámbulo de un continente con vocación de laboratorio de revoluciones y reformas, las palabras del narrador y poeta colombiano Álvaro Mutis, premio Príncipe de Asturias de las Letras 1997, que recoge el sentimiento tan legendario como real del latinoamericano: "Jamás he participado en política. No he votado nunca, ni votaré. Los políticos, todos, me parecen un desastre de cinismo y egoísmo. Aquí estamos llegando al nivel más crítico de ese egoísmo y cinismo. No creo ni en la izquierda ni en la derecha. Todo son pretextos cínicos para tomar el poder y hacer dinero. En Europa en el siglo XVIII hubo intercambio de soluciones, también destruida por el político profesional. Había un camino que se hacía, aquí no se hace nada. Sólo hay muertos, miseria, corrupción, falta de sentido. Ya no hay fisuras entre países, ¡hay abismos! Por eso no veo qué se puede hacer. Se supone que los Gobiernos tienen los mecanismos para buscar soluciones. Pero no quieren y dejan que todo suceda como en las fotos más macabras y cínicas".
Una vorágine de decepciones donde se abre paso Carlos Monsiváis, uno de los escritores y pensadores de referencia de México, para señalar esos fantasmas que han traído consigo este momento: "En América Latina, y esto es fundamental, ya es posible hablar de América Latina, y no como solía hacerse de la suma mecánica de los países. A la unidad, todavía no muy clara pero irreversible, contribuyen varios factores: los efectos del neoliberalismo (el desempleo, las grandes migraciones, los ecocidios...), la presencia militante de los hispanos o latinos en Estados Unidos, el aspecto de las grandes ciudades (con todo y cadenas de franquicias), el impulso de las industrias culturales, las catástrofes de los sistemas educativos, las presiones ominosas de Norteamérica y el sistema financiero internacional y, especialmente en el campo cultural, la confluencia de la literatura, música, las artes plásticas, la arquitectura, el teatro de cada nación. La democracia y la sociedad civil son los conceptos que han sustituido en casi todas partes a la revolución como técnica de afirmación comunitaria y meta histórica nunca alcanzada del todo, pero capaz de modificar las vidas. Sin embargo, hay un límite: la impunidad de la clase gobernante que en casi todos los países acepta la democracia pero en rigor apenas la toma en cuenta. Las crisis del continente son económicas, sociales, de racismo interminable, de reconsideración del proyecto histórico, del relegamiento de las mujeres y de indefensión ante la violencia, allí donde juega un papel fundamental el narcotráfico. Además, a la democracia la reemplaza en muchos países la mercadotecnia que convierte en producto a los candidatos y en falsos consumidores a los ciudadanos".
Identificados los fantasmas, los analistas reconocen la agudización de una crisis que ha modificado la geopolítica latinoamericana, y donde sigue vigente la presencia del régimen cubano. Para el poeta venezolano Eugenio Montejo, todo tiene su origen en que "ante los crecientes problemas de pobreza, desempleo, inseguridad o educación, las acciones gubernamentales de las últimas décadas se han considerado en buena parte insatisfactorias o inviables, y como reacción ha aumentado la radicalización y el descontento. Se señala una inclinación a elegir gobiernos izquierdistas, cuyos procesos se corresponden con la insatisfacción actual. Conviene distinguir entre la izquierda democrática (Bachelet, Lula o Tabaré) y la izquierda de evidentes procederes autocráticos, como la de Chávez".
Es una revolución débil y coyuntural, según el narrador ecuatoriano Leonardo Valencia. "Una revuelta que surge del hartazgo de la explotación indiscriminada, del debilitamiento de la usual injerencia de Estados Unidos en América Latina al tener tantos frentes abiertos en Oriente y Oriente Medio, y de la falta de políticos de nivel que tengan voz para no someterse a los intereses capitalistas. Pero es una revolución que no ocurre en todos los países. La radical y populista ha surgido en Venezuela y Bolivia, por el peso de sus recursos en petróleo, gas y minerales, y probablemente ocurra en Perú por sus reservas de gas. Ecuador, sin embargo, gran productor petrolero, tiene como moneda el dólar estadounidense y está sometido a las presiones de Estados Unidos en connivencia con grupos de poder nacionales y una corrupción desbordada".
Es la hora de la discordia. Eso dice el novelista salvadoreño Horacio Castellanos Moya. "No hay revolución, sino caricatura y fanfarria; no hay renovación, sino una enorme desesperación de masas empobrecidas. Los liderazgos políticos se repelen y se repugnan: los argentinos y los uruguayos por la instalación de una fábrica de papel, los brasileños y los bolivianos por el gas, los nicaragüenses y los costarricenses por la migración de los primeros, los venezolanos y los mexicanos por su relación con Bush. No hay una brújula ni modelo. Estados Unidos está metido en su propia crisis y Europa queda demasiado lejos. Lo que veo es caos. Quizá sólo Chile se rija por el sentido común". De los países clave sólo Colombia sigue fiel a Estados Unidos, y seguirá cuatro años más porque es casi seguro que Álvaro Uribe sea reelegido.
Es una América Latina que surge de una frustración generalizada y fracaso de un modelo, reflexiona Cristovam Buarque, escritor brasileño, ex ministro de Educación de Lula y candidato a la presidencia este año. "La gente se ha decepcionado de la democracia y sus partidos". Y se muestra preocupado ante quienes dicen tener alternativas como las de Chávez y Morales, "fórmulas del pasado que no saben proponer un salto hacia delante. Viven la preglobalización y no buscan la postglobalización".
En un año en el que hay 10 elecciones presidenciales, el artista peruano Fernando Bryce dice que el nuevo mapa hay que verlo con cautela. "Entre las tendencias populistas y autoritarias, hoy revestidas de discurso antiimperialista y el nuevo centro-izquierda liberal, más de lo mismo, no veo nada que se asemeje a una idea de futuro coherente y esperanzador".
Hasta que aparece el nombre del penúltimo responsable de todo esto: el neoliberalismo. Para el autor chileno Rafael Gumucio la importación de ese modelo en los noventa se adaptó mal. "Estaba plagado de incoherencias. Es un momento apasionante donde surge una izquierda que no adhiere los mitos de los sesenta, y el diálogo de intelectuales se hace fructífero".
Para el autor boliviano José Edmundo Paz Soldán, el modelo neoliberal dio cierta estabilidad al continente. "Pero no logró, excepto en contadas ocasiones, reactivar la economía. Revolucionó las expectativas y dejó claro que los problemas estructurales del país requieren de más de una generación para ser solucionados". Recuerda que la crisis del modelo abrió puertas por donde han entrado líderes de izquierda y de estirpe populista. "Lo que no sorprende, porque aquí hay tradición de confianza en el caudillo, en el hombre providencial. Del retorno a un discurso conocido, nacionalismo populista, y de una reestructuración del sistema con una crisis que se ha cargado los partidos tradicionales".
Pero con la llegada de Lula en 2002 se renovó la esperanza. Nadie niega que se vive una revolución política y social sin precedentes, asegura Alfredo Jaar, artista chileno. "La razón más clara es la lucidez de las nuevas generaciones que reaccionan ante la insoportable realidad sin miedo, y con una participación activa en todo. Cuando en el resto del mundo soplan aires fascistas, aquí se da ejemplo de un pensar y actuar progresista. No nos podemos dar el lujo de la apatía política de Europa y Estados Unidos". Y aunque hay diferencias entre dirigentes y países, reina el mismo espíritu: "un espíritu nuevo de sensibilidad social y una voluntad de progreso en todas las esferas de la sociedad".
Este atlas oral de América Latina también tiene voces curadas de espantos. Mario Benedetti, uno de los que celebra el presente. El escritor uruguayo asegura que "en medio de todo, las contradicciones internas que hay, América Latina está mejorando. Varios países han elegido Gobiernos progresistas pero cada país tiene su estilo propio. Incluso creo que los propios Estados Unidos están aprendiendo a ser menos agresivos con nosotros". Es importante notar, añade, que por primera vez están teniendo cierta vigencia los grupos indígenas y se están dejando oír. El boliviano Morales es el primer presidente indígena del continente.
Una de las más optimistas es la narradora mexicana Ángeles Mastretta. No cree que ahora exista un caos superior al de otras épocas. "Me he pasado la vida pecando de optimista y he tenido razón. Pero lo que sigue siendo un reto y una vergüenza es la desigualdad que hemos propiciado. Ése es el problema a resolver. Hemos caminado bien en la consolidación del sistema democrático, es un logro. Nos pueden gustar o no los elegidos, pero ya son elecciones limpias y creíbles, tras largos periodos dictatoriales o concertados en algunos países. ¡Eso es un milagro!".
Por eso contra el prejuicio de que todo lo del pobre es robado están el cineasta argentino Juan José Campanella y el peruano Javier Corcuera. El primero reconoce que "es una combinación de crisis y logros que se tensionan entre sí. Los nuevos Gobiernos elegidos marcan un rechazo al neoliberalismo de los noventa, que sólo generó un aumento de la pobreza". Para Corcuera, "lo que sucede en países como Bolivia es un trabajo de largo tiempo de las organizaciones sociales de base que han buscado alternativas de un cambio real a través de la democracia".
Una América Latina enmarañada de opiniones que tiene dos malas maneras de entender, según el escritor nicaragüense Sergio Ramírez: "Como una clonación de fenómenos, o buscando culpables como hace el Gobierno de Estados Unidos. Las dos son reducciones fáciles. Ocurrió que empezaron a hundirse modelos comidos por la polilla, como en Venezuela, tanto que la gente llegó a ver con esperanza un golpe de Estado, y a los golpistas como redentores. Cuando quienes dan un golpe se quedan, resultan dictaduras militares, o caudillos populistas, Chávez. Ha ocurrido también que el resurgimiento de la democracia se ofreció envuelto en el papel de regalo de una economía que traería casa y empleo. Esta falacia se derrumbó, y los electores han podido separar el regalo de su envoltura. La derecha neoliberal ha probado ser un fracaso, y la gente prueba algo diferente bajo el laxo nombre de izquierda o socialismo".
La verdad es que hay fiebre por una nueva América Latina, y Eduardo Galeano no niega que son "procesos complejos, contradictorios, que más vale no etiquetar ni clasificar". El autor uruguayo advierte de que se dirá que las cosas no están claras, "y es verdad". Pero recuerda que "en tiempos oscuros, hay que aprender a volar en la oscuridad, como los murciélagos. Y lo que importa es la energía del vuelo, que se ha despertado con ganas".
Los artistas plásticos y audiovisuales también aportan su voz al debate de la transformación latinoamericana. El mexicano Emiliano Gironella dice: "El arte y la cultura se han convertido en un mercado de lenguajes globales. Estos lenguajes nos han llegado a Latinoamérica a través del modelo de Estados Unidos, por lo cual la cultura popular es el único medio para defender la identidad ante el avasallador sistema norteamericano. Esta identidad, que se puede llamar culturas populares, indigenismo, etcétera, es aprovechada por los políticos como retórica en sus discursos sin conocimiento lo que hace que los oportunistas se filtren".
El cineasta argentino, Juan José Campanella, cree: "El artista es, por la naturaleza de su trabajo, un solitario. Su motor es su alma, y sus vivencias son su combustible. Si bien puede retratar la realidad tal cual la ve, los verdaderos cambios surgen de los movimientos organizados y numerosos. La comunidad, la protesta y la política son la clave. Podemos apoyar desde nuestro arte, y hasta podemos inspirar el alma de ciertos individuos. Pero también tenemos otras facetas como todos. Participamos en política, en movimientos comunitarios, tratamos de usar nuestra cara conocida para instalar debates".
El artista y cineasta chileno Alfredo Jaar añade: "En la actual situación de América Latina, la cultura está reaccionando más lentamente de lo que yo deseo. Si la producción cultural estuvo en la vanguardia de las luchas políticas de las últimas décadas contra las dictaduras, ahora sufre de cierto aburguesamiento, como si la energía se hubiera gastado en aquellas luchas. Absurdo, ya que el mundo de la cultura ofrece el último espacio de libertad que nos queda, y el participar de esta revolución significa contribuir a cerrar un poco el abismo entre la cultura y la mayoría absoluta de la población. ¿Qué puede hacer la cultura que sea más importante?".
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Mutis: "Estamos llegando al nivel más crítico del egoísmo y cinismo de los políticos"
Montejo: "Hay que distinguir la izquierda democrática de la de procederes autocráticos"
Galeano: "En tiempos oscuros hay que aprender a volar en la oscuridad"
Los fantasmas agazapados de América Latina han empezado a aparecer. La prueba de que el continente está más vivo que nunca. Que se reinventa tras décadas de Gobiernos que han saqueado las promesas y las esperanzas de sus ciudadanos.
Eso es lo que vislumbran los intelectuales latinoamericanos con dudas y opiniones polarizadas frente a los cambios políticos y económicos que se viven allí, pero unidos por una misma sensación de expectación y optimismo. "Hay decepción. Y aunque todo está muy nublado, y las relaciones entre países están tensas, es fundamental que la gente opine", afirma Nélida Piñón, escritora brasileña y Príncipe de Asturias de las Letras 2005.
Una América Latina que cambia de rumbo y se muestra fragmentada. Como se vio el pasado fin de semana en Viena en la Cumbre UE-Latinoamérica que reunió a 60 jefes de Estado y de Gobierno. Y que tendrá otra escenificación el jueves en Buenos Aires, con una manifestación en la plaza de Mayo en la que el público pedirá a Néstor Kirchner y su esposa, al mejor estilo Perón-Perón, que se presente a la reelección presidencial de Argentina en 2007. Y, como ruido de fondo, consignas antisistema y reivindicación de nacionalismos y de unidad continental.
Será la romería de todos los fantasmas latinoamericanos que asustan, pero ya no les espantan: los resucitados de la izquierda en sus múltiples manifestaciones y fórmulas políticas que se creían anacrónicas y los perpetuos de las desigualdades e injusticias en todos los niveles. Pero sus pobladores han decidido darse otra oportunidad. Así se percibe desde el Río Bravo hasta Tierra del Fuego, un territorio de 450 millones de personas que dan vida a 22 naciones. Y donde tradicionalmente los intelectuales han tenido una relevante presencia.
EL PAÍS ha invitado a 20 de ellos, que no se les ha oído mucho en España sobre el tema, para que den las claves del presente de América Latina.
Como preámbulo de un continente con vocación de laboratorio de revoluciones y reformas, las palabras del narrador y poeta colombiano Álvaro Mutis, premio Príncipe de Asturias de las Letras 1997, que recoge el sentimiento tan legendario como real del latinoamericano: "Jamás he participado en política. No he votado nunca, ni votaré. Los políticos, todos, me parecen un desastre de cinismo y egoísmo. Aquí estamos llegando al nivel más crítico de ese egoísmo y cinismo. No creo ni en la izquierda ni en la derecha. Todo son pretextos cínicos para tomar el poder y hacer dinero. En Europa en el siglo XVIII hubo intercambio de soluciones, también destruida por el político profesional. Había un camino que se hacía, aquí no se hace nada. Sólo hay muertos, miseria, corrupción, falta de sentido. Ya no hay fisuras entre países, ¡hay abismos! Por eso no veo qué se puede hacer. Se supone que los Gobiernos tienen los mecanismos para buscar soluciones. Pero no quieren y dejan que todo suceda como en las fotos más macabras y cínicas".
Una vorágine de decepciones donde se abre paso Carlos Monsiváis, uno de los escritores y pensadores de referencia de México, para señalar esos fantasmas que han traído consigo este momento: "En América Latina, y esto es fundamental, ya es posible hablar de América Latina, y no como solía hacerse de la suma mecánica de los países. A la unidad, todavía no muy clara pero irreversible, contribuyen varios factores: los efectos del neoliberalismo (el desempleo, las grandes migraciones, los ecocidios...), la presencia militante de los hispanos o latinos en Estados Unidos, el aspecto de las grandes ciudades (con todo y cadenas de franquicias), el impulso de las industrias culturales, las catástrofes de los sistemas educativos, las presiones ominosas de Norteamérica y el sistema financiero internacional y, especialmente en el campo cultural, la confluencia de la literatura, música, las artes plásticas, la arquitectura, el teatro de cada nación. La democracia y la sociedad civil son los conceptos que han sustituido en casi todas partes a la revolución como técnica de afirmación comunitaria y meta histórica nunca alcanzada del todo, pero capaz de modificar las vidas. Sin embargo, hay un límite: la impunidad de la clase gobernante que en casi todos los países acepta la democracia pero en rigor apenas la toma en cuenta. Las crisis del continente son económicas, sociales, de racismo interminable, de reconsideración del proyecto histórico, del relegamiento de las mujeres y de indefensión ante la violencia, allí donde juega un papel fundamental el narcotráfico. Además, a la democracia la reemplaza en muchos países la mercadotecnia que convierte en producto a los candidatos y en falsos consumidores a los ciudadanos".
Identificados los fantasmas, los analistas reconocen la agudización de una crisis que ha modificado la geopolítica latinoamericana, y donde sigue vigente la presencia del régimen cubano. Para el poeta venezolano Eugenio Montejo, todo tiene su origen en que "ante los crecientes problemas de pobreza, desempleo, inseguridad o educación, las acciones gubernamentales de las últimas décadas se han considerado en buena parte insatisfactorias o inviables, y como reacción ha aumentado la radicalización y el descontento. Se señala una inclinación a elegir gobiernos izquierdistas, cuyos procesos se corresponden con la insatisfacción actual. Conviene distinguir entre la izquierda democrática (Bachelet, Lula o Tabaré) y la izquierda de evidentes procederes autocráticos, como la de Chávez".
Es una revolución débil y coyuntural, según el narrador ecuatoriano Leonardo Valencia. "Una revuelta que surge del hartazgo de la explotación indiscriminada, del debilitamiento de la usual injerencia de Estados Unidos en América Latina al tener tantos frentes abiertos en Oriente y Oriente Medio, y de la falta de políticos de nivel que tengan voz para no someterse a los intereses capitalistas. Pero es una revolución que no ocurre en todos los países. La radical y populista ha surgido en Venezuela y Bolivia, por el peso de sus recursos en petróleo, gas y minerales, y probablemente ocurra en Perú por sus reservas de gas. Ecuador, sin embargo, gran productor petrolero, tiene como moneda el dólar estadounidense y está sometido a las presiones de Estados Unidos en connivencia con grupos de poder nacionales y una corrupción desbordada".
Es la hora de la discordia. Eso dice el novelista salvadoreño Horacio Castellanos Moya. "No hay revolución, sino caricatura y fanfarria; no hay renovación, sino una enorme desesperación de masas empobrecidas. Los liderazgos políticos se repelen y se repugnan: los argentinos y los uruguayos por la instalación de una fábrica de papel, los brasileños y los bolivianos por el gas, los nicaragüenses y los costarricenses por la migración de los primeros, los venezolanos y los mexicanos por su relación con Bush. No hay una brújula ni modelo. Estados Unidos está metido en su propia crisis y Europa queda demasiado lejos. Lo que veo es caos. Quizá sólo Chile se rija por el sentido común". De los países clave sólo Colombia sigue fiel a Estados Unidos, y seguirá cuatro años más porque es casi seguro que Álvaro Uribe sea reelegido.
Es una América Latina que surge de una frustración generalizada y fracaso de un modelo, reflexiona Cristovam Buarque, escritor brasileño, ex ministro de Educación de Lula y candidato a la presidencia este año. "La gente se ha decepcionado de la democracia y sus partidos". Y se muestra preocupado ante quienes dicen tener alternativas como las de Chávez y Morales, "fórmulas del pasado que no saben proponer un salto hacia delante. Viven la preglobalización y no buscan la postglobalización".
En un año en el que hay 10 elecciones presidenciales, el artista peruano Fernando Bryce dice que el nuevo mapa hay que verlo con cautela. "Entre las tendencias populistas y autoritarias, hoy revestidas de discurso antiimperialista y el nuevo centro-izquierda liberal, más de lo mismo, no veo nada que se asemeje a una idea de futuro coherente y esperanzador".
Hasta que aparece el nombre del penúltimo responsable de todo esto: el neoliberalismo. Para el autor chileno Rafael Gumucio la importación de ese modelo en los noventa se adaptó mal. "Estaba plagado de incoherencias. Es un momento apasionante donde surge una izquierda que no adhiere los mitos de los sesenta, y el diálogo de intelectuales se hace fructífero".
Para el autor boliviano José Edmundo Paz Soldán, el modelo neoliberal dio cierta estabilidad al continente. "Pero no logró, excepto en contadas ocasiones, reactivar la economía. Revolucionó las expectativas y dejó claro que los problemas estructurales del país requieren de más de una generación para ser solucionados". Recuerda que la crisis del modelo abrió puertas por donde han entrado líderes de izquierda y de estirpe populista. "Lo que no sorprende, porque aquí hay tradición de confianza en el caudillo, en el hombre providencial. Del retorno a un discurso conocido, nacionalismo populista, y de una reestructuración del sistema con una crisis que se ha cargado los partidos tradicionales".
Pero con la llegada de Lula en 2002 se renovó la esperanza. Nadie niega que se vive una revolución política y social sin precedentes, asegura Alfredo Jaar, artista chileno. "La razón más clara es la lucidez de las nuevas generaciones que reaccionan ante la insoportable realidad sin miedo, y con una participación activa en todo. Cuando en el resto del mundo soplan aires fascistas, aquí se da ejemplo de un pensar y actuar progresista. No nos podemos dar el lujo de la apatía política de Europa y Estados Unidos". Y aunque hay diferencias entre dirigentes y países, reina el mismo espíritu: "un espíritu nuevo de sensibilidad social y una voluntad de progreso en todas las esferas de la sociedad".
Este atlas oral de América Latina también tiene voces curadas de espantos. Mario Benedetti, uno de los que celebra el presente. El escritor uruguayo asegura que "en medio de todo, las contradicciones internas que hay, América Latina está mejorando. Varios países han elegido Gobiernos progresistas pero cada país tiene su estilo propio. Incluso creo que los propios Estados Unidos están aprendiendo a ser menos agresivos con nosotros". Es importante notar, añade, que por primera vez están teniendo cierta vigencia los grupos indígenas y se están dejando oír. El boliviano Morales es el primer presidente indígena del continente.
Una de las más optimistas es la narradora mexicana Ángeles Mastretta. No cree que ahora exista un caos superior al de otras épocas. "Me he pasado la vida pecando de optimista y he tenido razón. Pero lo que sigue siendo un reto y una vergüenza es la desigualdad que hemos propiciado. Ése es el problema a resolver. Hemos caminado bien en la consolidación del sistema democrático, es un logro. Nos pueden gustar o no los elegidos, pero ya son elecciones limpias y creíbles, tras largos periodos dictatoriales o concertados en algunos países. ¡Eso es un milagro!".
Por eso contra el prejuicio de que todo lo del pobre es robado están el cineasta argentino Juan José Campanella y el peruano Javier Corcuera. El primero reconoce que "es una combinación de crisis y logros que se tensionan entre sí. Los nuevos Gobiernos elegidos marcan un rechazo al neoliberalismo de los noventa, que sólo generó un aumento de la pobreza". Para Corcuera, "lo que sucede en países como Bolivia es un trabajo de largo tiempo de las organizaciones sociales de base que han buscado alternativas de un cambio real a través de la democracia".
Una América Latina enmarañada de opiniones que tiene dos malas maneras de entender, según el escritor nicaragüense Sergio Ramírez: "Como una clonación de fenómenos, o buscando culpables como hace el Gobierno de Estados Unidos. Las dos son reducciones fáciles. Ocurrió que empezaron a hundirse modelos comidos por la polilla, como en Venezuela, tanto que la gente llegó a ver con esperanza un golpe de Estado, y a los golpistas como redentores. Cuando quienes dan un golpe se quedan, resultan dictaduras militares, o caudillos populistas, Chávez. Ha ocurrido también que el resurgimiento de la democracia se ofreció envuelto en el papel de regalo de una economía que traería casa y empleo. Esta falacia se derrumbó, y los electores han podido separar el regalo de su envoltura. La derecha neoliberal ha probado ser un fracaso, y la gente prueba algo diferente bajo el laxo nombre de izquierda o socialismo".
La verdad es que hay fiebre por una nueva América Latina, y Eduardo Galeano no niega que son "procesos complejos, contradictorios, que más vale no etiquetar ni clasificar". El autor uruguayo advierte de que se dirá que las cosas no están claras, "y es verdad". Pero recuerda que "en tiempos oscuros, hay que aprender a volar en la oscuridad, como los murciélagos. Y lo que importa es la energía del vuelo, que se ha despertado con ganas".
Los artistas plásticos y audiovisuales también aportan su voz al debate de la transformación latinoamericana. El mexicano Emiliano Gironella dice: "El arte y la cultura se han convertido en un mercado de lenguajes globales. Estos lenguajes nos han llegado a Latinoamérica a través del modelo de Estados Unidos, por lo cual la cultura popular es el único medio para defender la identidad ante el avasallador sistema norteamericano. Esta identidad, que se puede llamar culturas populares, indigenismo, etcétera, es aprovechada por los políticos como retórica en sus discursos sin conocimiento lo que hace que los oportunistas se filtren".
El cineasta argentino, Juan José Campanella, cree: "El artista es, por la naturaleza de su trabajo, un solitario. Su motor es su alma, y sus vivencias son su combustible. Si bien puede retratar la realidad tal cual la ve, los verdaderos cambios surgen de los movimientos organizados y numerosos. La comunidad, la protesta y la política son la clave. Podemos apoyar desde nuestro arte, y hasta podemos inspirar el alma de ciertos individuos. Pero también tenemos otras facetas como todos. Participamos en política, en movimientos comunitarios, tratamos de usar nuestra cara conocida para instalar debates".
El artista y cineasta chileno Alfredo Jaar añade: "En la actual situación de América Latina, la cultura está reaccionando más lentamente de lo que yo deseo. Si la producción cultural estuvo en la vanguardia de las luchas políticas de las últimas décadas contra las dictaduras, ahora sufre de cierto aburguesamiento, como si la energía se hubiera gastado en aquellas luchas. Absurdo, ya que el mundo de la cultura ofrece el último espacio de libertad que nos queda, y el participar de esta revolución significa contribuir a cerrar un poco el abismo entre la cultura y la mayoría absoluta de la población. ¿Qué puede hacer la cultura que sea más importante?".
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8.- CULTURA Y LIBERTAD ... . PARA TODOS TODO...
CULTURA Y LIBERTAD PARA SIEMPRE....
CULTURA Y LIBERTAD PARA SIEMPRE....
Recibido de CSA ENTROPiA VIRTUAL < laentropia@nodo50.org . Desde el Ombligo del Mundo... emitiendo para Toda la GalaXia ...
Subject: CULTURA Y LIBERTAD PARA SIEMPRE.... 01 de Junio de 2006
Ya es tiempo que los caballeretes y damiselas de organizaciones mafiosas como la SGAE (SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES de España http://www.sgae.es/home/es/Home.html ) y similares se vayan enterando de lo que se está cociendo en el mundo... y es que el infame de Ramoncín http://www.indyrock.es/ramoncin.htm y sus secuaces no tienen ni una pizca de la autoridad moral que goza Gilberto Gil, ministro de cultura en el Brasil de Lula para hablar de ciertos temas...
Cultura y Libertad ... . Para todos todo...
Gilberto Gil: "Los representantes de la contracultura han sido los verdaderos impulsores de la revolución digital"
El ministro de Cultura del Brasil ha defendido la cultura libre en la sesión inaugural del 8 INTERNET GLOBAL CONGRESS (IGC2006) Innovación y conocimiento en la Sociedad digital http://www.igcweb.net/default.php
FOTO: http://www.igcweb.net/media/0000000000/0000000360.JPG
"Contrariamente al miedo a ser devorados por las máquinas, ahora estamos viendo que la revolución digital ofrece posibilidades para convertir nuestro mundo en algo más democrático", ha asegurado el cantante y actual ministro de Cultura del Brasil durante su intervención en la sesión de ayer por la mañana, recordando que los orígenes de la revolución digital están en los representantes del "movimiento libertario de la contracultura".
La cultura libre no conduce a una caída de las ventas
Gilberto Gil, apostó por modificar las leyes de propiedad intelectual en todos los países para dar cabida a "opciones alternativas" teniendo en cuenta "las demandas actuales a nivel global".
El ministro explicó que, en el caso de Brasil, la ley que establece la relación entre autores, intermediarios y usuarios es "anacrónica", por lo que reclamó "una noción nueva y más flexibilizada" del concepto de propiedad intelectual.
En este sentido, el músico recordó que cuenta con un repertorio de cerca de 300 canciones, de las cuales "sólo 20 son conocidas", y todas ellas "pueden escucharse por Internet" a través de su página web y no por ello disminuye el número de ventas.
Gil propone una política en Brasil que busca el equilibrio "entre el derecho de autor y el derecho público a acceder a esa obra", iniciativa que los sectores más conservadores "rechazan totalmente" mientras los "más avanzados" creen que "se debe considerar".
El ministro recalcó que "hemos salido de la tiranía ejercida por los representantes de los autores, de todos los derechos reservados, para una posición más flexible", a la que han mostrado su apoyo los artistas emergentes.
Sin embargo, Gil rechazó de las posiciones "fundamentalistas" y, citando a Confucio, dijo que "el medio justo está en la posibilidad que ofrecen los extremos".
Cultura hacker
El ministro, firme defensor del software libre aseguró que "la evolución tecnológica no se justifica por sí sola sino se da en beneficio de la sociedad".Durante su intervención defendió la "ética hacker" al presentar a estos como "militantes de la contracultura que vieron en el ordenador una fantástica herramienta de comunicación".
Gilberto Gil ha opuesto el mundo "hacker" a lo que ha denominado "ortodoxia analógica reaccionaria", un mundo que apuesta, según Gil, por el software libre y al cual "internet le permite crear espacios de igualdad perenne".
Para el ministro brasileño, "los hacker crean, innovan, resuelven problemas y ejercitan la organización de ayuda mutua y voluntaria", lo que a su juicio encaja perfectamente con el espíritu fundacional de internet.
Además, según explicó, el uso del software libre permite acercar la tecnología digital a amplias capas de la sociedad a las que hasta ahora les estaba vetado este acceso.
Puso como ejemplo el programa: "Un PC para todos" que despliega el gobierno de Lula da Silva para extender el uso de ordenadores accesibles de precio y equipados con software libre y que ha supuesto un incremento de las ventas de equipos en un 40%. "Algunas comunidades que viven en condiciones similares a las del siglo XIX están ya disfrutando de los últimos avances de la tecnología del XXI", asegura Gil para quien "las TIC son una herramienta esencial para los países en vías de desarrollo".
"Gracias a internet un indio del amazonas puede ofrecer sus cestos artesanales a compradores del primer mundo evitando intermediarios y consiguiendo por ello un precio cien veces superior al que tenía antes al mismo tiempo que el comprador consigue descuentos de decenas de veces", reflexiono Gilberto Gil, durante su conferencia que supuso la apertura de la VIII edición del IGC.
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Subject: CULTURA Y LIBERTAD PARA SIEMPRE.... 01 de Junio de 2006
Ya es tiempo que los caballeretes y damiselas de organizaciones mafiosas como la SGAE (SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES de España http://www.sgae.es/home/es/Home.html ) y similares se vayan enterando de lo que se está cociendo en el mundo... y es que el infame de Ramoncín http://www.indyrock.es/ramoncin.htm y sus secuaces no tienen ni una pizca de la autoridad moral que goza Gilberto Gil, ministro de cultura en el Brasil de Lula para hablar de ciertos temas...
Cultura y Libertad ... . Para todos todo...
Gilberto Gil: "Los representantes de la contracultura han sido los verdaderos impulsores de la revolución digital"
El ministro de Cultura del Brasil ha defendido la cultura libre en la sesión inaugural del 8 INTERNET GLOBAL CONGRESS (IGC2006) Innovación y conocimiento en la Sociedad digital http://www.igcweb.net/default.php
FOTO: http://www.igcweb.net/media/0000000000/0000000360.JPG
"Contrariamente al miedo a ser devorados por las máquinas, ahora estamos viendo que la revolución digital ofrece posibilidades para convertir nuestro mundo en algo más democrático", ha asegurado el cantante y actual ministro de Cultura del Brasil durante su intervención en la sesión de ayer por la mañana, recordando que los orígenes de la revolución digital están en los representantes del "movimiento libertario de la contracultura".
La cultura libre no conduce a una caída de las ventas
Gilberto Gil, apostó por modificar las leyes de propiedad intelectual en todos los países para dar cabida a "opciones alternativas" teniendo en cuenta "las demandas actuales a nivel global".
El ministro explicó que, en el caso de Brasil, la ley que establece la relación entre autores, intermediarios y usuarios es "anacrónica", por lo que reclamó "una noción nueva y más flexibilizada" del concepto de propiedad intelectual.
En este sentido, el músico recordó que cuenta con un repertorio de cerca de 300 canciones, de las cuales "sólo 20 son conocidas", y todas ellas "pueden escucharse por Internet" a través de su página web y no por ello disminuye el número de ventas.
Gil propone una política en Brasil que busca el equilibrio "entre el derecho de autor y el derecho público a acceder a esa obra", iniciativa que los sectores más conservadores "rechazan totalmente" mientras los "más avanzados" creen que "se debe considerar".
El ministro recalcó que "hemos salido de la tiranía ejercida por los representantes de los autores, de todos los derechos reservados, para una posición más flexible", a la que han mostrado su apoyo los artistas emergentes.
Sin embargo, Gil rechazó de las posiciones "fundamentalistas" y, citando a Confucio, dijo que "el medio justo está en la posibilidad que ofrecen los extremos".
Cultura hacker
El ministro, firme defensor del software libre aseguró que "la evolución tecnológica no se justifica por sí sola sino se da en beneficio de la sociedad".Durante su intervención defendió la "ética hacker" al presentar a estos como "militantes de la contracultura que vieron en el ordenador una fantástica herramienta de comunicación".
Gilberto Gil ha opuesto el mundo "hacker" a lo que ha denominado "ortodoxia analógica reaccionaria", un mundo que apuesta, según Gil, por el software libre y al cual "internet le permite crear espacios de igualdad perenne".
Para el ministro brasileño, "los hacker crean, innovan, resuelven problemas y ejercitan la organización de ayuda mutua y voluntaria", lo que a su juicio encaja perfectamente con el espíritu fundacional de internet.
Además, según explicó, el uso del software libre permite acercar la tecnología digital a amplias capas de la sociedad a las que hasta ahora les estaba vetado este acceso.
Puso como ejemplo el programa: "Un PC para todos" que despliega el gobierno de Lula da Silva para extender el uso de ordenadores accesibles de precio y equipados con software libre y que ha supuesto un incremento de las ventas de equipos en un 40%. "Algunas comunidades que viven en condiciones similares a las del siglo XIX están ya disfrutando de los últimos avances de la tecnología del XXI", asegura Gil para quien "las TIC son una herramienta esencial para los países en vías de desarrollo".
"Gracias a internet un indio del amazonas puede ofrecer sus cestos artesanales a compradores del primer mundo evitando intermediarios y consiguiendo por ello un precio cien veces superior al que tenía antes al mismo tiempo que el comprador consigue descuentos de decenas de veces", reflexiono Gilberto Gil, durante su conferencia que supuso la apertura de la VIII edición del IGC.
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Otro texto sobre el tema
http://www.igcweb.net/web/php/premsa/detallpremsa.php?pk=1161&inputPremsa=1
FOTO: http://www.igcweb.net/media/0000000000/0000000360.JPG Gilberto Gil durante su intervención en la sesión inaugural
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FOTO: http://www.igcweb.net/media/0000000000/0000000360.JPG Gilberto Gil durante su intervención en la sesión inaugural
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GILBERTO GIL: “YO IMPULSO LA ÉTICA HACKER”
El ministro de Cultura brasileño defendió a los “militantes de la contracultura” y criticó a la “ortodoxia analógica reaccionaria”.
Rebelión, 30-05-2006 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=32241
“Yo, Gilberto Gil, como ministro de Cultura de Brasil y como músico trabajo cada día con el impulso de la ética hacker“, dijo sin pruritos en la inauguración del Internet Global Congress http://www.igcweb.net/default.php que comienza hoy en Barcelona y se extiende hasta el 1º de Junio.
Para el ministro de Cultura de Brasil, hay que distinguir los “hacker” de los “cracker” -vulgares piratas informáticos, en su opinión- y ha destacado a los primeros como “militantes de la contracultura que vieron en las computadoras una fantástica herramienta de comunicación”.
Gilberto Gil ha opuesto el mundo “hacker” a lo que ha denominado “ortodoxia analógica reaccionaria”, un mundo que apuesta, según Gil, por el software libre y al cual “Internet le permite crear espacios de igualdad perenne”.
Para el ministro brasileño, “los hacker crean, innovan, resuelven problemas y ejercitan la organización de ayuda mutua y voluntaria”, lo que a su juicio encaja perfectamente con el espíritu fundacional de Internet.
Gil, sin embargo, advierte que “la revolución tecnológica no puede justificarse sólo por si misma sino que debe reflejarse en el beneficio y bienestar de los pueblos”.
Gil aboga en Barcelona por 'jeffersonización' derechos de autor
Gil, que ha firmado un acuerdo de colaboración con el departamento de Cultura de la Generalitat, ha explicado que este cambio en los derechos de autor tiene que ver con los principios que estableció el presidente norteamericano Thomas Jefferson, redactor de la Constitución de Estados Unidos.
Jefferson, ha recordado el ministro de Cultura brasileño, escribió que 'el derecho de autor debe estar equilibrado entre la protección del derecho del autor como posibilidad de explotación de una propiedad que es su creación y el derecho público al conocimiento de esa propiedad'.
Para Gil, las respuestas a sus propuestas de cambios en el mundo de los derechos de autor son las lógicas: 'el rechazo total de los reaccionarios de siempre y el apoyo de los creadores; unos llaman a la policía y otros a las ideas'.
Recuerda que 'en la historia siempre los que han revolucionado el statu quo establecido han sido los que han permitido a la sociedad avanzar'.
Frente a los que arguyen en contra de este proceso los riesgos de la piratería, Gil comenta que 'cuando Edison, inventor del cine, registró la patente de su invención en la costa este de EEUU, algunos creadores escaparon al monopolio que pretendía emigrando a California. Aquellos primeros 'piratas' fueron los fundadores de Hollywood'.
El propio Gil estuvo seis años luchando en los tribunales brasileños para recuperar la gestión de los derechos de sus canciones y el resultado es que hoy sus 500 canciones pueden ser escuchadas a través de internet, y aquellas que están libres de derechos incluso puede ser descargadas, declara.
Tiene claro que ante los derechos se debe adoptar una 'posición variable' en función del propio interesado y del momento y asegura que, como ya decía Confucio, 'no es bueno adoptar posiciones fundamentalistas extremas'.
El ministro ha firmado un convenio de colaboración con la Generalitat en un acto en el que el conseller de Cultura, Ferran Mascarell, ha admitido la necesidad de 'revisiones' en el terreno del conocimiento y la creatividad libres.
Mascarell ha expresado al ministro su apoyo a ese debate y ha asegurado: 'ampliar los márgenes de libertad de los creadores ha de ser siempre prioritario para cualquier administración pública'. Gil, que ha firmado un acuerdo de colaboración con el departamento de Cultura de la Generalitat, ha explicado que este cambio en los derechos de autor tiene que ver con los principios que estableció el presidente norteamericano Thomas Jefferson, redactor de la Constitución de Estados Unidos.
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GILBERTO GIL: “LOS REPRESENTANTES DE LA CONTRACULTURA HAN SIDO LOS VERDADEROS IMPULSORES DE LA REVOLUCIÓN DIGITAL
29/05/2006 http://www.igcweb.net/web/php/premsa/detallpremsa.php?pk=1161&inputPremsa=1
· El ministro de Cultura del Brasil ha defendido la cultura libre en la sesión inaugural del IGC2006
·El foro TIC más importante del Estado reúne durante 4 días a más de 3.000 especialistas en tecnología de todo el mundo
Gilberto Gil, ministro del Cultura del Brasil, ha dado el pistoletazo de salida a la octava edición del IGC2006, en la sesión plenaria inaugural en la que también han participado el secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, Francisco Ros; el consejero de Industria, Trabajo y Consumo de la Generalitat de Cataluña, Jordi Valls, el segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Portabella, y el presidente del IGC y de la Fundación Barcelona Digital, Antoni Massanell.
“Contrariamente al miedo a ser devorados por las máquinas, ahora estamos viendo que la revolución digital ofrece posibilidades para convertir nuestro mundo en algo más democrático”, ha asegurado el cantante y actual ministro de Cultura del Brasil durante su intervención en la sesión de esta mañana. El artista defiende que las TIC han cambiado la forma de vida en general: “La manera de comunicarse, de trabajar, de amarse y, también, de gobernar”. Pero Gil ha recordado que los orígenes de la revolución digital están en los representantes del “movimiento libertario de la contracultura”.
Gil, usuario y defensor del software libre, ha asegurado que “la evolución tecnológica no se justifica por sí sola sino se da en beneficio de la sociedad”. Así, por ejemplo, en Brasil se ha incrementado un 40% la venta de ordenadores gracias a iniciativas del Ministerio que dirige. “Algunas comunidades que viven en condiciones similares a las del siglo XIX están ya disfrutando de los últimos avances de la tecnología del XXI”, asegura Gil para quien “las TIC son una herramienta esencial para los países en vías de desarrollo”.
Barcelona, plaza tecnológica clave
Por su parte, Antoni Massanell, presidente del IGC y de la Fundación Barcelona Digital, ha apuntado que para el crecimiento del PIB de cualquier zona es fundamental la evolución de las TIC. “Ya es hora que nos planteemos metas concretas en el sector de las tecnologías”, según Massanell.
La sesión ha contado también con la participación de Francisco Ros, secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, y Jordi Portabella, segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, quien ha recordado que Barcelona es una de las principales plazas tecnológicas de Europa y que se ha especializado en la electrónica de consumo, concentrando un 63% de la producción estatal de este tipo de dispositivos
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Rebelión, 30-05-2006 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=32241
“Yo, Gilberto Gil, como ministro de Cultura de Brasil y como músico trabajo cada día con el impulso de la ética hacker“, dijo sin pruritos en la inauguración del Internet Global Congress http://www.igcweb.net/default.php que comienza hoy en Barcelona y se extiende hasta el 1º de Junio.
Para el ministro de Cultura de Brasil, hay que distinguir los “hacker” de los “cracker” -vulgares piratas informáticos, en su opinión- y ha destacado a los primeros como “militantes de la contracultura que vieron en las computadoras una fantástica herramienta de comunicación”.
Gilberto Gil ha opuesto el mundo “hacker” a lo que ha denominado “ortodoxia analógica reaccionaria”, un mundo que apuesta, según Gil, por el software libre y al cual “Internet le permite crear espacios de igualdad perenne”.
Para el ministro brasileño, “los hacker crean, innovan, resuelven problemas y ejercitan la organización de ayuda mutua y voluntaria”, lo que a su juicio encaja perfectamente con el espíritu fundacional de Internet.
Gil, sin embargo, advierte que “la revolución tecnológica no puede justificarse sólo por si misma sino que debe reflejarse en el beneficio y bienestar de los pueblos”.
Gil aboga en Barcelona por 'jeffersonización' derechos de autor
Gil, que ha firmado un acuerdo de colaboración con el departamento de Cultura de la Generalitat, ha explicado que este cambio en los derechos de autor tiene que ver con los principios que estableció el presidente norteamericano Thomas Jefferson, redactor de la Constitución de Estados Unidos.
Jefferson, ha recordado el ministro de Cultura brasileño, escribió que 'el derecho de autor debe estar equilibrado entre la protección del derecho del autor como posibilidad de explotación de una propiedad que es su creación y el derecho público al conocimiento de esa propiedad'.
Para Gil, las respuestas a sus propuestas de cambios en el mundo de los derechos de autor son las lógicas: 'el rechazo total de los reaccionarios de siempre y el apoyo de los creadores; unos llaman a la policía y otros a las ideas'.
Recuerda que 'en la historia siempre los que han revolucionado el statu quo establecido han sido los que han permitido a la sociedad avanzar'.
Frente a los que arguyen en contra de este proceso los riesgos de la piratería, Gil comenta que 'cuando Edison, inventor del cine, registró la patente de su invención en la costa este de EEUU, algunos creadores escaparon al monopolio que pretendía emigrando a California. Aquellos primeros 'piratas' fueron los fundadores de Hollywood'.
El propio Gil estuvo seis años luchando en los tribunales brasileños para recuperar la gestión de los derechos de sus canciones y el resultado es que hoy sus 500 canciones pueden ser escuchadas a través de internet, y aquellas que están libres de derechos incluso puede ser descargadas, declara.
Tiene claro que ante los derechos se debe adoptar una 'posición variable' en función del propio interesado y del momento y asegura que, como ya decía Confucio, 'no es bueno adoptar posiciones fundamentalistas extremas'.
El ministro ha firmado un convenio de colaboración con la Generalitat en un acto en el que el conseller de Cultura, Ferran Mascarell, ha admitido la necesidad de 'revisiones' en el terreno del conocimiento y la creatividad libres.
Mascarell ha expresado al ministro su apoyo a ese debate y ha asegurado: 'ampliar los márgenes de libertad de los creadores ha de ser siempre prioritario para cualquier administración pública'. Gil, que ha firmado un acuerdo de colaboración con el departamento de Cultura de la Generalitat, ha explicado que este cambio en los derechos de autor tiene que ver con los principios que estableció el presidente norteamericano Thomas Jefferson, redactor de la Constitución de Estados Unidos.
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GILBERTO GIL: “LOS REPRESENTANTES DE LA CONTRACULTURA HAN SIDO LOS VERDADEROS IMPULSORES DE LA REVOLUCIÓN DIGITAL
29/05/2006 http://www.igcweb.net/web/php/premsa/detallpremsa.php?pk=1161&inputPremsa=1
· El ministro de Cultura del Brasil ha defendido la cultura libre en la sesión inaugural del IGC2006
·El foro TIC más importante del Estado reúne durante 4 días a más de 3.000 especialistas en tecnología de todo el mundo
Gilberto Gil, ministro del Cultura del Brasil, ha dado el pistoletazo de salida a la octava edición del IGC2006, en la sesión plenaria inaugural en la que también han participado el secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, Francisco Ros; el consejero de Industria, Trabajo y Consumo de la Generalitat de Cataluña, Jordi Valls, el segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Portabella, y el presidente del IGC y de la Fundación Barcelona Digital, Antoni Massanell.
“Contrariamente al miedo a ser devorados por las máquinas, ahora estamos viendo que la revolución digital ofrece posibilidades para convertir nuestro mundo en algo más democrático”, ha asegurado el cantante y actual ministro de Cultura del Brasil durante su intervención en la sesión de esta mañana. El artista defiende que las TIC han cambiado la forma de vida en general: “La manera de comunicarse, de trabajar, de amarse y, también, de gobernar”. Pero Gil ha recordado que los orígenes de la revolución digital están en los representantes del “movimiento libertario de la contracultura”.
Gil, usuario y defensor del software libre, ha asegurado que “la evolución tecnológica no se justifica por sí sola sino se da en beneficio de la sociedad”. Así, por ejemplo, en Brasil se ha incrementado un 40% la venta de ordenadores gracias a iniciativas del Ministerio que dirige. “Algunas comunidades que viven en condiciones similares a las del siglo XIX están ya disfrutando de los últimos avances de la tecnología del XXI”, asegura Gil para quien “las TIC son una herramienta esencial para los países en vías de desarrollo”.
Barcelona, plaza tecnológica clave
Por su parte, Antoni Massanell, presidente del IGC y de la Fundación Barcelona Digital, ha apuntado que para el crecimiento del PIB de cualquier zona es fundamental la evolución de las TIC. “Ya es hora que nos planteemos metas concretas en el sector de las tecnologías”, según Massanell.
La sesión ha contado también con la participación de Francisco Ros, secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, y Jordi Portabella, segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, quien ha recordado que Barcelona es una de las principales plazas tecnológicas de Europa y que se ha especializado en la electrónica de consumo, concentrando un 63% de la producción estatal de este tipo de dispositivos
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Gilberto Gil INAUGURARÁ EL INTERNET GLOBAL CONGRESS
Gilberto Gil el lunes en Barcelona
Rebelión http://www.rebelion.org/noticia.php?id=32134 27-05-2006
Gilberto Gil, la leyenda de la música brasileña y ministro de cultura del gobierno de Lula, estará este próximo lunes en Barcelona para inaugurar el Internet Global Congress de este año.
Como es conocido, Gil es un ferviente defensor de la cultura libre que ha apoyado activamente la aplicación de licencias libres en su país, y ha colaborado en numerosas ocasiones con organizaciones como Creative Commons. Su credibilidad y carisma han sido una importante fuente de inspiración para las ideas del movimiento por la cultura lbire, y un testimonio de que es posible hacer otras políticas sobre la propiedad intelectual.
Es probable que en su viaje a España sea repetidamente alabado y agasajado por los mismos políticos que, desde el progresismo y el "compromiso", están aprobando las leyes más represivas y reaccionarias posibles. . Espero que le aplaudan un poco menos, y le escuchen un poco más.
La presentación de GIlberto GIl será el lunes a las 12:45 de la mañana, en el Palacio de Congresos de la Fira de Barcelona.
Gilberto Gil, la leyenda de la música brasileña y ministro de cultura del gobierno de Lula, estará este próximo lunes en Barcelona para inaugurar el Internet Global Congress de este año.
Como es conocido, Gil es un ferviente defensor de la cultura libre que ha apoyado activamente la aplicación de licencias libres en su país, y ha colaborado en numerosas ocasiones con organizaciones como Creative Commons. Su credibilidad y carisma han sido una importante fuente de inspiración para las ideas del movimiento por la cultura lbire, y un testimonio de que es posible hacer otras políticas sobre la propiedad intelectual.
Es probable que en su viaje a España sea repetidamente alabado y agasajado por los mismos políticos que, desde el progresismo y el "compromiso", están aprobando las leyes más represivas y reaccionarias posibles. . Espero que le aplaudan un poco menos, y le escuchen un poco más.
La presentación de GIlberto GIl será el lunes a las 12:45 de la mañana, en el Palacio de Congresos de la Fira de Barcelona.
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