martes, marzo 27, 2007

PENSAMIENTO CRITICO
VIRTUAL (PCV)
No. 25 Marzo, 2007
Una Publicación mensual de
ECOPAIS - ATISBOS ANALÍTICOS
CONTENIDO:
1.COLOMBIA, UNA SUGERIDA HUELLA ENTRE LA INSTITUCIONALIDAD, LA INSTITUCIONALIDAD FÁCTICA Y LA CONTRA-INSTITUCIONALIDAD ARMADA.
por: Humberto Vélez Ramírez
2.Encrucijada histórica: ¿Del Régimen electofáctico aldemocrático? (I)
por:Hernando Llano Ángel
3.La preocupación por la verdad
por: Tzvetan Todorov
4.Bolivarianismo Vs. Monroismo
Por: Manuel Montañez
COLOMBIA, UNA SUGERIDA HUELLA ENTRE LA INSTITUCIONALIDAD, LA INSTITUCIONALIDAD FÁCTICA Y LA CONTRA-
INSTITUCIONALIDAD ARMADA.
por:Humberto Velez Ramirez
“Cuando la memoria se hace dinámica, cuando
no se convierte en una muestra de nostalgia o de
apolillada galería de museo, es la posibilidad de e-
levar la dignidad y de prepararse para cuando los a-
contecimientos que atentan contra ella se presenten,
estar dispuestos a la resistencia. Y a la solidaridad”.
(Ricardo Spitaletta) (1)

En una de estas noches el Profesor José Joaquín Bayona nos contaba que, al saber que a uno de sus Seminarios en Buenos Aires asistían dos colombianos, en el momento académicamente apropiado el profesor Johan Galtung, el lúcido y persistente y productivo animador del Programa de Investigación para la Paz y la Resolución de Conflictos, había afirmado, “Colombia, por ejemplo, no existe”. Ante las miradas inquisidoras de los estudiantes, que le demandaban las razones de tan radical hipótesis, el académico de Oslo les había anticipado, “es que como institucionalidad no puede existir como sociedad un país donde las normas, las leyes y el derecho no existen.”
Parafraseando a Galtung, pero yendo un poco más allá de él en la tesis y en las razones, diríamos que Colombia no es más que una triple huella superpuesta en la que se entremezclan la institucionalidad jurídica como ideología, la para-institucionalidad fáctica como realidad y la contra-institucionalidad armada como drama. Y todo ello, aunado, nos ha sugerido el imaginario de sociedad real colombiana que, como dijo Jorge Luis Borges en 1967 en la Universidad de los Andes, es un acto de fe.
No obstante el enorme significado de su obra, frustrados y frustrantes han sido los esfuerzos de analistas e investigadores por capturar la “sustancia” de algunos fenómenos centrales, que casi siempre han terminado por fugarse como babosa víbora. La investigación social ha llegado hasta el borde de asuntos como las violencias entre partidos a mediados del siglo XX, el narcotráfico, el para-militarismo, la eternidad de las guerrillas pero sin lograr, al fin, agarrar o asir “esencias”.

Es que sin información veraz, por mucho que se haya avanzado en la construcción de un lenguaje rico y de unos modos metodológicos variados de conversación con los problemas, nunca se podrá llegar hasta lo “invisible” de lo social. Si lo visible coincidiese con la esencia de las cosas, como dijo alguna vez el olvidado Marx, la ciencia social crítica sobraría y, entonces, felices, podríamos solazarnos disfrutando de las filigranas cuantitativas de la ciencia social empirista.

Y ha sido precisamente el acceso a información veraz acerca de esas catedralicias perversidades, que de coyuntura en coyuntura se han sucedido y acumulado en sus razones y efectos, lo que casi siempre ha sido impedido por uno u otro de los poderes establecidos, de modo directo o indirecto, comprometidos en la construcción de unas realidades social y culturalmente malignas de las que los datos no son más que una expresión empírica necesaria para rematar los esfuerzos investigativos. Como para soñar ahora que si algún día esta sociedad presentase la posibilidad de ser rehecha, la refundación de la patria, frase puesta de moda por el pacto criminal del Ralito desde un horizonte criminal ultraderechista, tendría que iniciarse con la deconstrucción-reconstrucción de muchos de sus poderes institucionales de base en lo económico (la producción, la distribución y el poder de clase), lo político ( el Estado), lo cultural (la Cultura política) y lo espiritual (el papel de las Iglesias). Claro que los actores reales de esta nación han sido los indígenas, las negritudes y las etnias en sus distintas mezclas. Sin embargo, estos actores sociales, en su mayoría subordinados en lo político, desposeídos en lo económico y expropiados en lo cultural, casi siempre han evolucionado a contrapelo de los poderes establecidos y del bloque en el poder como para volver a Poulantzas.

Es que Colombia es y ha sido una perpetua añoranza. Nos acordamos de ella cuando está tocando fondo. Pero cuando algunos de sus hijos se apresuran a apalancarla, poderoso y casi incontenible irrumpe y se sobre-impone un nuevo y vigoroso poder perverso, que con habilidad y pericia casi maga pone en acción estrategias de ocultamiento hasta “empoderarse” en la vida social. Increíble ha sido la capacidad de esos nuevos poderes malignos para generarse legitimidad social en torno a sus criminales proyectos. Al presentarse las primeras reacciones contra la nueva perversidad, todos nos ilusionamos con la representación social de que por fin el país va a emerger de la encrucijada. Pero nada… y entonces nos apaciguamos hasta la siguiente criminal arremetida. Como para traer a colación ahora el texto del colombianista norteamericano David Busnhell, “Colombia, una Nación a pesar de sí Misma”. (2)
En esta coyuntura de la explosión parapolítica quizá nada cualitativamente nuevo nos esperanzará. Los Estados Unidos, por razones asociadas a que se trata de un presidente súbdito regionalmente estratégico, que se lleva la mano al corazón cada vez que escucha el neoimperial himno; las Sociedades civiles y los Medios, por motivos ligados al carácter imprescindible, recordar el Editorial de El Tiempo, de Uribe como mediático Mesías; y el mismo presidente, tenacísimo buscador de peleas, harán todo lo que esté a su alcance por blindarlo, y blindarse, en la simbólica balacera. Esto no obstante, por estos días la Jurisprudencia se ha enriquecido. Ha fijado que en la relación sociedad-parapolítica todos aquellos ciudadanos que establezcan esos nexos, ipso facto entran a hacer parte integral de la organización y la estrategia de los actores armados ilegales con los que han hecho el criminal maridaje. Así se pronunció la Corte Suprema, “Cuando la organización criminal decide impulsar la candidatura de una persona a cualquier cargo de elección popular …quien de esa manera aparentemente accede al servicio del Estado en realidad se pone a orden de los intereses paraestatales y se involucra en la estructura de la organización delictiva , que en esa medida acrecienta su poder, extiende sus tentáculos y fortalece su accionar. Dicho en otros términos: Quien acceda a la función publica merced al poder corrupto o intimidante de la organización paramilitar-o quien lo intente- se convierte en miembro de ella y participa desde su particular posición en el desarrollo del proyecto delincuencial, asumiendo el rol que le corresponde dentro de la división del trabajo diseñada por la empresa criminal. “(3)

Para quedarnos en los últimos 60 años, 1946-2007, cuatro gigantescos paquetes de crímenes, asociados a la para-política y que hieden, por lo menos, a un millón de intranquilos cadáveres colombianos, han quedado en la impunidad absoluta, entre otras, por razones asociadas a los obstáculos que el Estado, la política formal, los políticos institucionales, los Medios de Información y la propia sociedad han puesto al esclarecimiento de la verdad. Esos obstáculos han sido, al mismo tiempo, las marcas que han definido el carácter de esos acuerdos, que se han balanceado entre la connivencia (a), la complicidad (b), las coaliciones tácticas (c) y las alianzas estratégicas (d). Y lo más grave en todos estos casos ha sido que los fenómenos perversos que han dado lugar a esos acuerdos y dinámicas, siempre han alcanzado algún grado, por lo general bastante importante, de legitimidad social. Es decir, que sectores más o menos amplios de las sociedades civiles y de los partidos los han avalado como “aceptación social” colocando, así, sus conductas sociales en una situación de acciones potencialmente penalizables por causa de la apología práctica de la ilegalidad armada.

De cara a tanta y tan enorme perversidad social se podrá aspirar al perdón, pues el olvido constituye un mal para la vida social. El olvido es el infierno terrenal de nuestros muertos.

Entre 1946 y 1953 casi medio millón de campesinos fueron devorados por los odios entre el partido conservador y el liberal en la más dantesca disputa por el control de un Estado que había adquirido significación como economía y como máquina generadora de empleos. Fue un torbellino de violencias (chulavitas conservadores versus chusmas y guerrillas liberales y viceversa) resolviendo las contradicciones entre los partidos tradicionales institucionales apareciendo casi siempre las altas dirigencias de uno y otro partido como blindadas frente al fenómeno. Por encima del bien y del mal. Se trató de una genuina guerra civil altamente legitimada por las bases de los partidos enfrentados. Ayer 20 de marzo en la citación que el Congreso le hizo al Ministro de Gobierno, Holguín Sardi, éste manifestó que el asunto había quedado liquidado con el fraternal y generoso abrazo que en 1957 se habían dado Laureano Gómez y Alberto Lleras Camargo al fundar el Frente Nacional y agregó, además, que si todavía estuviésemos buscando esa verdad, el país no se encontraría como hoy, empujado siempre hacia adelante por la Política de La Seguridad democrática.

¿No será, más bien, que si esa verdad hubiese sido esclarecida, hoy en día no estaríamos viviendo el drama de la para-política? No sobra recordar que entonces como ahora cuando Uribe ha “patasarribiado” todas las verdades académicas sobre el conflicto armado colombiano, éstas, por osar escarbar en lo social invisible, de escarbar en aquello que la ciudadanía no tiene por qué observar a primera vista, ¿siempre han sido vistas como subversivas y terroristas por los poderes establecidos? O si no, ¿cómo explicar la horrenda ideologización a que fue sometido por los partidos institucionales el trabajo de Fals Borda , Monseñor Guzmán y Eduardo Umaña, el primer estudio académico sistemático y serio que sobre la violencia se produjo en Colombia? (3)

Los interesados en buscarle relieve social y político al posible problema de la para-guerrilla (políticos institucionales y autoridades simpatizantes o aliados de las guerrillas) con el fin de buscar un empate que le baje el tono al asunto de la alianza clase política-paramilitares, cuestionarán que no denominemos crímenes las acciones bélicas que las farc y el eln han sostenido durante cuarenta años con los soldados del Estado. Eso sí, en esta categoría de acciones bélicas no caen los actos de lesa humanidad en que han incurrido violentando y violando la normatividad, el espíritu y las lógicas del DIH. Pero, las guerrillas, no obstante los sesgos y distorsiones que el narcotráfico y el rechazo del DIH han introducido en su accionar, son y han sido actores ilegales, subversivos anti-estatales y contra-estatales, que en los últimos 30 años donde quieran que han podido realizar o imponer coaliciones tácticas, las han realizado. Sin embargo, por distintas razones, el asunto de la para-guerrilla no tendría los alcances sociales y políticos que han alcanzado en el caso del actual paramilitarismo. Aunque en sus retaguardias han contado con bases sociales de gobiernos guerrilleros fácticos, sin embargo, a escala nacional sus nichos de legitimidad social han sido tendendencialmente bajos. Por otra parte, sus coaliciones tácticas no han estado orientadas a comprar a los políticos institucionales la institucionalidad, si no, más bien a crearse condiciones geopolíticas para sacar avante su accionar estratégico. Y en tercer lugar, los enormes beneficios económicos que han obtenido, en lo básico y como regla general, habrá con seguridad excepciones, no los han orientado a la ostentación y enriquecimiento personales si no al refinanciamiento de la guerra. De todas maneras, con alcances sociales y políticos menores, releer las tres razones que fundan la afirmación, será a la verdad judicial a la que le tocará fijar hasta donde han llegado los delitos de políticos institucionales y de autoridades implicadas en delitos ligados a la paraguerrilla.

Por una razón sencilla pero central, por haber alimentado financieramente a paramilitares, guerrillas, delincuencia común, a sectores neurálgicos del Estado y a personajes dirigentes de la sociedades civiles, en los últimos treinta años el narcotráfico ha sido el más importante factor de violencia de la vida nacional. En esa forma penetraron e hicieron “entrismo” en casi todos los espacios de la vida social logrando así generar un fenómeno de legitimidad social dispersa en los ámbitos claves de la institucionalidad a los que, en distintas coyunturas, ataron y subordinaron a sus propios ritmos y lógicas de funcionamiento. Se logró así generar un fenómeno de paranarcotráfico extendido pero limitado en los más importantes ámbitos de la vida social. Financiaron los orígenes y evolución del paramilitarismo hasta que sus jefes, en la actualidad detenidos en la cárcel de Itaguí, devinieron en grandes narcotraficantes. Pagaron enormes sumas a las guerrillas por concepto de impuesto informal de granaje y por el uso de sus corredores estratégicos para la exportación de la droga. Derramaron con generosidad dinero entre los delincuentes comunes por su tarea de sicariato. Compraron a gran escala a jueces, altos mandos militares y funcionarios públicos importantes. Distribuyeron en abundancia dinero entre políticos institucionales, dirigentes de gremios y autoridades civiles en procura de exigirles favores concretos o de adquirir la mercancía llamada aceptación y prestigio sociales. Y todo lo han hecho o por las buenas o por las malas. De todas maneras, por su complejidad en sí mismo, por las redes que entretejieron para acallar conciencias y autocensurar ideas, opiniones y análisis, y por el carácter internacional del fenómeno, el del narcotráfico ha sido un fenómeno altamente inmune al esclarecimiento de la verdad y ahí continúa en el 2007 vivito y coleando con más hectáreas sembradas que hace cinco años.

A la para-política hemos dedicado los números 74 y 75 de los Atisbos Analíticos. Para no abundar en reiteraciones ahora sólo destacamos una hipótesis central. En la historia del para-militarismo jamás éste, apelando a todas las formas de lucha, se había instalado de manera tan cómoda e intensa en las institucionalidades locales municipales y en la cultura política colombiana como ha acaecido en los últimos cinco años. A escala nacional el fenómeno ha tenido sus gradaciones, pero ha hecho presencia en una quinta parte de los municipios colombianos, unos 223 ubicados en 12 departamentos que no sólo en la Costa Atlántica, donde los paramilitares han evidenciado distintos grados de influencia. Primero hubo connivencias y complicidades, políticas y sociales; pero, en un segundo momento se pasó a coaliciones tácticas para entrar en un tercer momento, dando un salto cualitativo, a auténticas alianzas estratégicas. Ha sido así como desde hace más de tres décadas, en caldos de cultivo como los de la connivencia y la complicidad y en ambientes políticamente más sólidos como el de las coaliciones tácticas y las alianzas estratégicas, los parroquianos de 250 municipios se fueron apropiando de la cultura paramilitar mafiosa, es decir, de valoraciones sociales con las que leían como muy importantes y positivas y hasta dignas de respeto y admiración las formas de actuar y de pensar y de sentir de los paramilitares. Ha sido por todo esto por lo que hemos señalado que la última década ha sido la década de máxima evolución e institucionalización armadas del para-militarismo en Colombia pudiéndose agregar ahora que lo lograron gracias a alianzas estratégicas que hicieron con autoridades y políticos institucionales sobre todo en los niveles regionales y municipales de distintos departamentos del país.

El ciudadano que no haya observado el fenómeno o algunas de sus manifestaciones empíricas, prácticas, discursivas o culturales, definitivamente ha sido porque ha perdido los ojos de la mente y de la imaginación al no ver cruzar a tan enorme mastodonte.

En la presente coyuntura crítica el discurso oficial ha hecho reiteradas llamados a salvar la institucionalidad, pues de no hacerlo, se ha dicho, la que iría a resultar sacrificada sería la clásica e histórica democracia colombiana. Pero, ¿Cuál institucionalidad? ¿Esa simbiosis de la institucionalidad como discurso ideológico con la para-institucionalidad fáctica y con la contra-institucionalidad armada que ha sido lo que el establecimiento ha podido dar? Y ¿cuál democracia?

Históricamente la democracia colombiana, como realidad, se ha desenvuelto por dos vías: Una primera ha estado ligada a lo que la propia institucionalidad ha podido dar como democracia de representación; la otra, en cambio, ha fluido de lo que se podría llamar movimiento social por la construcción de democracia, que ha vaciado sus resultados y frutos en lo que el establecimiento evidencia como desarrollos democráticos. En este Ensayo, por exigencias lógicas y analíticas sólo alcanzamos a hacer unas cortas referencias al primer camino.

Los sentidos e imaginarios de existencia de democracia en Colombia, han estado dados, ante todo y sobre todo, por las realidades de existencia histórica de elecciones periódicas. En realidad que, con muy contadas excepciones, la democracia de representación ha tenido presencia en la vida política del país. Pero, ¿bajo qué prácticas sociales del voto y bajo qué patrones de cultura política? A este respecto no hemos salido del siglo XIX.
Por ahora atengámonos a lo que al respecto nos señala el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. Así calificó las prácticas de la democracia de representación en Colombia:

Grado de limpieza y de libertad de las elecciones entre 1990 y 2002: la nota fue entre 1 y 3 ocupando Colombia el último lugar en América Latina.
Índice de limpieza electoral entre 1990 y 1998: se obtuvo un 1 como la calificación más baja. En el 2002 la nota subió a 2 como “situación intermedia” en la que “no hay plenas garantías para votar libremente”. (4)

Y lo que vienen evidenciando las alianzas estratégicas entre políticos institucionales y actores armados es que en Colombia la democracia de representación en la primera década del siglo XX ha llegado a sus extremos posibles de putrefacción.

1. Spitaletta, Reinaldo, “Sadonie o la Memoria de las Víctimas”, en, http://www.argenpress.info/, 21-03-2007.
2. Busnhell, David, Colombia: A Nation in Spite of self, Berkeley, University of California Press, 1993.
3.Caja de Herramientas, “La Hora de la Justicia”, www.vivalaciudadania.org
4.Guzmán Germán, Fals Borda Orlando, Umaña Luna Eduardo, La Violencia en Colombia, Universidad Nacional, Facultad de Sociología, Bogotá, 1962.
5. http://www.democracia.undp.org/


Encrucijada histórica:
¿Del Régimen electofáctico al
democrático? (I)
Por:Hernando Llano Ángel
Ahora que bajo el poderoso influjo publicitario del Banco de Colombia podemos ganar el cielo y gracias al Banco de Bogotá vemos la realidad de otra manera,también desde la Casa de Nariño se nos proyecta el espejismo de ser la democracia más estable y antigua de América Latina, que se presta a recibir al más denodado y heroico líder de la democracia planetaria: George W Bush.
De esta forma coinciden las falacias de los mercaderes con las imposturas históricas
de nuestros gobernantes.
Y como en todo artificio es imprescindible un bufón, tenemos a José "obtuso" Gaviria, recitando en el libreto del Palacio que las investigaciones de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia contra la parapolítica son "la apoteosis de la seguridad emocrática".

Pero este mundo de especuladores insaciables y de ilusionistas del poder, la prosaica realidad se encarga de refutarlo. Para empezar, estalla la crisis de la Bolsa en China y como fuego pirotécnico se esfuman las ganancias en las principales bolsas de Occidente. De otra parte, el mismo comandante de las Fuerzas Militares de Norteamérica en Irak reconoce que no hay salida militar en dicho conflicto y que todo depende de un acuerdo político entre las facciones de
Chiítas, Kurdos y Sunitas.
En nuestro caso, más nos convendría mirarnos de frente en el espejo de la realidad, sin ocultarnos las heridas y llagas purulentas que afectan nuestra identidad política, en lugar de continuar engañándonos con el mito narcisista y elitista de "la democracia más antigua y estable de América Latina".

Mirarnos, sin temor, en el informe del PNUD, de hace apenas dos años, sobre la democracia en América Latina donde nos encontramos con rasgos de orden político, económico y social que nos definen en forma precisa y sin ambages. Por ejemplo, en cuanto al grado de limpieza y libertad en que han sido realizadas nuestras elecciones entre 1990 y 2002, ocupamos en Suramérica el último lugar, con calificaciones entre 1 y 3.

En el índice de limpieza electoral, entendido como "el proceso electoral que se desarrolla sin irregularidades que limiten a los votantes para expresar autónoma y fielmente sus preferencias por algún candidato", tenemos desde 1990 hasta 1998 la calificación más baja: 1, que expresa: "irregularidades significativas en el proceso electoral, como intimidación de los votantes, violencia contra los votantes y fraude electoral".
Curiosamente en el 2002 subimos la nota a 2- que significa: "situaciones intermedias", es decir, donde no hay plenas garantías para que los ciudadanos votemos libremente.
Hoy sabemos, gracias a la rigurosa investigación que adelante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, que esas situaciones fueron muy limitadas en un número apreciable de Municipios, especialmente en la costa caribe, durante 2002 y 2006, bajo el influjo de las AUC. Al respecto, no hay que olvidar que en los Departamentos del Cesar y Magdalena, no hubo elecciones democráticas para la Gobernación en el 2003, pues los ciudadanos no tuvieron opción para elegir, ya que sólo se presentaroncandidatos únicos en ambos Departamentos.

En cuanto a la libertad de los comicios, que son considerados así "cuando se le ofrece al electorado una variedad de opciones que no esté limitada ni por restricciones legales ni por la fuerza", obtenemos también la calificación más baja: 3, que expresa: "restricciones de naturaleza legal o práctica que afectan significativamente la capacidad de candidatos potenciales para presentarse a elecciones y/o formación de partidos políticos, como asesinatos sistemáticos, e
intimidación a candidatos y proscripción de candidatos populares…". 1

Por todo lo anterior, hay que reconocer que la invocación del Senador Gustavo Petro ante la OEA de la Carta Democrática para evaluar nuestro sistema político tiene plena pertinencia, pues la realidad así lo demuestra. Sin embargo, ello ha causado tal indignación en la Casa de Nariño y los escuderos presidenciales, que lo han declarado apátrida, supuestamente por estar traicionando el Estado más democrático del subcontinente, difamando sus sólidas instituciones y
tergiversando nuestra realidad.
Semejante reacción, bien recuerda lo anotado por García Márquez en su celebre proclama "Por un país al alcance de los niños", cuando señala: "Nos han escrito y oficializado una versión complaciente de la historia, hecha más para esconder que para clarificar, en la cual se perpetúan vicios originales, se ganan batallas que nunca se dieron y se sacralizan glorias que nunca merecimos. Pues nos complacemos en el ensueño de que la historia no se parezca a la Colombia en que vivimos, sino que Colombia termine por parecerse a su historia escrita."
Lo que nos está sucediendo ahora es que el peso de la realidad contiene tanto horror e ignominia, que esa imagen oficial, complaciente y mentirosa, empieza a esfumarse. En efecto, estamos atravesando por una auténtica coyuntura histórica de revelación, que nos está develando la verdadera matriz de nuestro sistema político: la simbiosis entre la política y el crimen. Esta simbiosis se encuentra situada más allá del orden constitucional y legal y se ha convertido en el hilo conductor de sus principales transformaciones y crisis. Así como hace 17 años la Asamblea Nacional Constituyente fue catalizada por la violencia magnicida y terrorista de Pablo Escobar, hoy presenciamos la consolidación de un proyecto político hegemónico que, bajo el espejismo de la "seguridad democrática" como respuesta al miedo ciudadano, está fraguando una nueva alianza entre los privilegiados de siempre con nuevos y potentados criminales, privilegiados por su lucha contrainsurgente, mediante la llamada ley de "Justicia y Paz".

No sólo se trata de una alianza entre el plomo, el polvo cristalino, la tierra ubérrima y la plata, sino también de un sincretismo ideológico y cultural entre un pasado anacrónico, provincial, neofeudal y violento (cuya mejor expresión son las AUC) con la tecnocracia del power point, Internet y la formación académica internacional, bien reflejada en la personalidad ultramontana y también ultramoderna del presidente Uribe, rodeado de jóvenes tecnócratas y asesores que añoran el regreso de esa autoridad patriarcal providente, protectora e infalible que encarnaban los abuelos y viejos "paisas".

Para ejemplificar esta alianza, basta citar el testimonio de quien es considerado el máximo estratega de las Autodefensas, José Vicente Castaño, en entrevista concedida a la revista Semana hace poco más de un año: "La seguridad democrática funcionó y se nos ha terminado la razón de existir. Las autodefensas nacieron porque el Estado no podía defendernos pero en este
momento el Estado está en capacidad de defender a los ciudadanos."2
Sobre la simbiosis entre la política y el crimen, bastaría recordar las reveladoras declaraciones del Senador Miguel de la Espriella, del partido "Colombia Democrática", organización que se precia haber fundado el Senador Mario Uribe con su primo y hoy Presidente, Álvaro Uribe Vélez.
El Senador de La Espriella comienza por recordar que en el año 2001 "nos llegó una citación. Pensaba que era a algunos políticos de Córdoba, después me di cuenta que no era sólo los de Córdoba sino de muchísimos políticos de diferentes regiones del país. Ahí estuvieron congresistas, gobernadores, alcaldes, concejales, diputados y en ese momento nos hablaron Castaño y Mancuso, nos hablaron unos profesores venidos de la Universidad de la Sorbona y propusieron la creación de un movimiento comunal y político que de alguna manera defendiera las tesis de las autodefensas y que propendiera por un proceso de paz con las autodefensas. Esa fue una reunión que se hizo en Ralito, tengo que decirlo… Con posterioridad a esa reunión se nos solicitó la firma de un documento. Todos lo firmamos. Todos los que estábamos ahí sin excepción. Ahí hubo liberales que salimos del partido y liberales que se mantienen en el partido.
Hubo conservadores. Hubo personas que ocupan cargos en el gobierno. Hubo líderes gremiales. Ahí se estaba planteando la creación de un movimiento que respaldara la creación de un movimiento político con una visión más nacionalista."3 Al respecto, no deja de ser una curiosa coincidencia que el nombre escogido por el presidente Uribe para agrupar en torno suyo al mayor número de Movimientos políticos haya sido "Primero Colombia", bajo cuyoauspicio viene gobernando desde el 2002.

En nuestra historia reciente esta relación entre el crimen y la política ha sido determinante, diferenciándose por sus grados de confrontación, negociación, connivencia, complicidad, coalición táctica o alianza estratégica. Así, podríamos decir que en el extremo de la confrontación, incluso confundiendo la ética política con la moral patriarcal y la política con el honor personal, estuvieron Rodrigo Lara Bonilla y Luís Carlos Galán en su cruzada contra Pablo Escobar y el
narcotráfico.
Entre la confrontación, la negociación y la connivencia, oscilaron Virgilio Barco y Cesar Gaviria, mientras que Samper se movió desde la negociación, pasando por la complicidad hasta concluir en la confrontación de sus generosos patrocinadores, no sólo con el encarcelamiento de los Rodríguez, sino también mediante el restablecimiento constitucional de la extradición.
En coalición táctica con las FARC estuvo Andrés Pastrana, quien alcanzó en segunda
vuelta la Presidencia, en gran parte gracias al veto de las FARC a Horacio Serpa ya su compromiso personal de ofrecerles la zona de distensión, convertida paulatinamente en retaguardia de crímenes de lesa humanidad.

Pero lo novedoso y escabroso del presente es que estamos en la fase de la alianza estratégica entre la política y el crimen. En el lado institucional tenemos al presidente Uribe, que cuenta con un gran respaldo mediático y de movimientos electorales más o menos efímeros, integrados en su mayoría por bandadas de tránsfugas, oportunistas, ambiciosos y corruptos --salvo contadas excepciones-- y en la contraparte criminal tenemos a la fuerza espectral de las Autodefensas que se encuentra en un acelerado proceso de metamorfosis, siendo por ello casi imposible distinguir entre políticos y criminales.
Su metamorfosis es tan vertiginosa y exitosa, que incluso ya se están convirtiendo en la autoridad moral que pretende conducir el proceso de paz y reconciliación entre los colombianos, como se desprende de su comunicado público emplazando a los Congresistas a decir toda la verdad sobre el alcance de dicha alianza.

Al respecto, han señalado: "Por primera vez en Colombia se pide en un proce de paz que los actores cuenten toda la verdad, todavía sin que aún haya tomado distancia histórica muchos dolorosos episodios que nos ha tocado vivir y de los que muchos somos protagonistas. Pese a ello, hemos tomado la decisión de dar el paso que la ley exige y la sociedad demanda. Tanto por nuestra formación cristiana, como por nuestra posición política, hemos entendido que sólo "la
verdad os hará libres". El conocimiento de la verdad plena es decisivo para el fortalecimiento de la democracia, la reconciliación nacional y el perdón.

Conocer la verdad sobre lo ocurrido en el conflicto armado en el que participamos es un derecho colectivo inalienable y un instrumento indispensable, como salvaguardia para impedir en el futuro la repetición azarosa de hechos de violencia. El conocimiento de la historia por parte de un
pueblo sumamente lacerado por cuenta de la violencia fraticida como el
nuestro, es el más valioso patrimonio y la mejor garantía, para escapar definitivamente de ese círculo vicioso y constrictor, que convirtió a las víctimas de ayer en los victimarios de hoy. Ciertamente nosotros, ante el vacío negligente de Estado, luchamos contra un daño que lesionaba gravemente a la sociedad, causando igualmente mucho daño. Ahora, de ninguna manera queremos que este círculo perverso que un día nos atrapó a nosotros, mañana
absorba la vida de otros colombianos".4
Tal es la peculiaridad y gravedad de esta coyuntura que ha desnudado, como ninguna otra, el carácter espurio y falaz de un sistema político que se reviste con los oropeles de la democracia para ocultar así las fuerzas de facto y criminales que rigen su gobernabilidad. De allí su carácter electofáctico.

Por ello, el mayor desafío es superar esa falsa e hipócrita imagen, como punto de partida para transitar hacia un auténtico régimen democrático. Para asumir semejante desafío se requiere tanto un cambio en las reglas del juego político como de jugadores, pero sobre todo de actitud y compromiso ciudadano, que es mucho más que una cuestión de buena voluntad y discursos moralizantes, pues la autonomía y la libertad de los electores no crece en medio del hambre, la
marginalidad y la manipulación de su miedo.
Pero la complejidad de este inhóspito paisaje, requiere al menos otro Calicanto.

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1 - Ver el informe completo en: www.democracia.undp.org
2 - Revista Semana Edición 1.205, Junio 6 a 13 de 2005, página 32.
3 - El Tiempo, Domingo 26 de Noviembre de 2006, Nación, página 1-16.
4 .
5 - El Tiempo, Noviembre 23 de 2006.
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Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía
Opiniones sobre este artículo escribanos a: semanariovirtual@viva.org.co
www.viva.org.co


La preocupación por la verdad
por:Tzvetan Todorov

Una de las conclusiones más interesantes del informe Baker-Hamilton consiste en la confirmación de que, desde la guerra de Irak, el Gobierno estadounidense ha intentado a menudo ignorar las informaciones que iban en contra de su política y que esa negativa a tener en cuenta la verdad ha tenido consecuencias nefastas. El informe lo dice en términos mesurados pero firmes: “Es difícil elaborar una buena política cuando la información se selecciona sistemáticamente de manera que reduzca las diferencias con los objetivos marcados”.

En otras palabras, el Gobierno de Estados Unidos ha considerado que la verdad era un valor despreciable, que podía sacrificarse fácilmente a la voluntad de poder.

Esta constatación, en realidad, no es ninguna sorpresa para los observadores de fuera de Estados Unidos. La preparación y el comienzo de la guerra contra Irak partieron de una doble mentira o un doble engaño: que Al Qaeda tenía lazos con el Gobierno iraquí y que Irak poseía armas de destrucción masiva, nucleares, biológicas o químicas. Desde la caída de Bagdad, esta actitud tan desenvuelta respecto a la verdad ha quedado patente.

En el mismo momento en el que todo el mundo descubría las imágenes de tortura y los relatos sobre asesinatos en Abu Graib, se afirmaba que la democracia estaba instalándose sólidamente en Irak. Cuando cientos de prisioneros se pudren, desde hace cinco años, en el centro de Guantánamo, sin juicio ni posibilidad de defenderse, sometidos a un trato degradante, se sigue declarando que Estados Unidos pone sus fuerzas al servicio de los derechos humanos. Quienes dicen precisamente encarnar la libertad han legalizado el recurso a la tortura. El informe Baker-Hamilton ha preferido no ocuparse del pasado y se limita a recordar que el estribillo repetido hasta hace poco, “todo va a mejor en Irak”, no corresponde estrictamente a la realidad.

Lo que sorprende, en cambio, es que durante casi cinco años haya sido posible, en una gran democracia como Estados Unidos, poner entre paréntesis la cuestión de la verdad. Es inquietante: a pesar del pluralismo de los partidos, a pesar de la libertad de prensa, es posible convencer a la población de una democracia liberal de que lo negro es blanco, y lo blanco, negro. ¿Cómo se explica esta vulnerabilidad?

En primer lugar, hay que reconocer que, en cualquier país, la mayor parte de la población obedece ciegamente a los creadores nacionales de opinión, es decir, sobre todo, a los políticos y los responsables de los medios de comunicación (los consejos procedentes de otros países suelen recibirse con desprecio). Aunque en Estados Unidos no han faltado comentarios lúcidos de políticos y órganos de prensa desde septiembre de 2002, esas declaraciones no las hacían instituciones de primer orden como el Partido Demócrata, las grandes cadenas de televisión y los principales periódicos. Y el país se vio sumergido en una ola patriótica que dejó en segundo plano la preocupación por la verdad.

Este abandono del deber de atenerse a la verdad por parte de los creadores de opinión se explica no por una intención maligna sino por el sentimiento de miedo que se apoderó de la población del país tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. La necesidad de proteger su vida, garantizar la seguridad de los suyos y eliminar las que se consideraban amenazas inminentes hizo olvidar las cautelas habituales. Se pensó que el deseo de controlar y valorar las informaciones, de argumentar y razonar, indicaba una falta de valor y sentido de la responsabilidad.

El miedo es mal consejero, y hay que tener miedo a quienes viven en el miedo.

¿Están mejor resguardados los países europeos que su amigo norteamericano contra esta deriva engendrada por el miedo, esta propensión a ignorar la verdad para avanzar con la mayor rapidez posible hacia los objetivos fijados? Tal vez cuentan con algunos instrumentos de protección que son la otra cara de sus propias debilidades: su pluralidad, que implica la obligación de escuchar la opinión del vecino, o la conciencia de que su pasado reciente no es completamente glorioso. Pero no hay que fiarse demasiado: bastaría con que un adversario haga declaraciones amenazantes, con que unos cuantos sucesos espectaculares susciten la emoción general, para que los franceses, los italianos o los españoles decidan también que el peligro es inminente, que todos los medios valen para combatirlo y que pasó el momento de buscar pacientemente la verdad. En muchos sitios, ya se dicen esas cosas cuando se habla de islam, de su ejército de terroristas o de su futura bomba atómica.

El hecho de que un peligro sea real no quiere decir que las medidas tomadas contra él sean legítimas. Al acabar la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética inundó de espías los países occidentales e intentó influir en su política; pero no hay duda de que el maccarthismo y la caza de brujas llevada a cabo entre 1950 y 1954 causaron un daño duradero en la sociedad estadounidense. En los años treinta, la amenaza soviética en Europa era muy real; pero fue Hitler el que llevó Alemania a la guerra, y lo hizo (entre otras cosas) exacerbando entre sus conciudadanos el miedo a los bolcheviques.

En los países totalitarios, la verdad se sacrifica sistemáticamente en la lucha para obtener la victoria. Pero en un Estado democrático, la preocupación por la verdad tiene que ser sagrada; están en juego los fundamentos del régimen. Lo entendió muy bien Germaine Tillion: miembro de una de las primeras redes de la resistencia en París, redactó en 1941 un panfleto en el que llamaba a sus compañeros de armas a no transigir nunca con la verdad, incluso aunque eso no contribuyera de forma inmediata a la victoria: “Porque a nuestra patria la amamos sólo a condición de no tener que sacrificar la verdad por ella”.

Bolivarianismo Vs. Monroismo
Por: Manuel Montañez

Como sostuvimos en anteriores trabajos y mantenemos en el presente ensayo, sólo el Pueblo organizado en movilización permanente, y en Alianza táctica con otras instancias de poder real en la sociedad, será capaz de dar respuestas a las exigencias ineluctables [1] que el devenir histórico "impone" para que los Procesos Políticos sean considerados revolucionarios estricto censo. El nuestro, no escapa a esa premisa; de allí que, luego del nefasto y fallido golpe fascista [2] y subsiguientes actuaciones de la derecha fascista hasta hoy en día; una ve analizada la realidad, el Comandante Presidente instruyó las iniciativas funcionales operacionales, que garantizaran dar respuestas a la onda de impacto que surgiría con posterioridad al laboratorio político del 11 de abrir de2002, facilitando, en el marco de un claro entendimiento del momento
que se vivía, el escenario para que cobrara espacio propio una Expresión Político-Social legitimada desde antes del 4 de febrero, a la cual cerraron filas en un Frente Amplio Nacional [3], lo factore militares comprometidos con el proceso de cambio; quienes a pesar de algunas divergencias, entendieron que sería irresponsable dejar perder un Proyecto Bolivariano de muchos apellidos. Había que resolver la dificultad inminente antes que avalar la traición que se fraguaba.
Era y es preciso, darle continuidad a la propuesta liberadora como norte correcto a seguir. Las Tres Raíces pudieron más que la miseria humana.

La nueva situación.
Ante la imposibilidad de que los factores tradicionales del poder pudieren concretar la tarea encomendada (en esta etapa los hijos del bipartidismo ya habrían de ser sustituidos en algunos casos por nuevos actores y agentes que sí conducirían las acciones de acuerdo a los intereses del gran capital), por sus "amos" del exterior, éstos se plantearon comenzar a preparar las acciones (incluso con nuevos actores), en forma más directa para lo cual, tejieron las alianzas que estrangularían la República desde el escenario internacional [4] permitiendo a su vez, darle nuevos alientos a los delfines internos que la derecha internacional estimula en Venezuela para concretar de seguido sus metas en la Región. Imponer el ALCA.

De allí la insistencia de que política y militarmente, si es preciso, debe ser derrotado el presente gobierno bolivariano. Para ellos es determinante su aniquilamiento a los fines de la concreción de lo planes mundiales y continentales que los mentores de la globalidad totalitaria desde el neoliberalismo tienen estipulado para garantizar un escenario cierto que permita un desenvolvimiento del capital en esta etapa de su desarrollo [5]. No es sólo un problema de afectar, desmoralizar o desmontar. Es preciso para ellos aniquilar toda expresiónrevolucionaria emergente, donde quiera que ella se esté desarrollando. Su consolidación sería algo más que una piedra en el zapato. Es una lucha de antagónicos irreconciliables.

El Bolivarianismo como utopía, como concepto nucleador dentro y fuera de la idea espacio-nación, distrae atención y recursos, respecto de otras áreas neurálgicas de la geopolítica mundial prevista por quienes definen y controlan la agenda hegemónica neo imperial. Al respecto se plantean como inminente y necesario, tomar en forma directa el control de las acciones, apegado a los esquemas y manual que sus adláteres fueron incapaces de seguir. Las declaraciones predictivas de la máxima autorida de la principal Agencia de Inteligencia norteamericanos, vaticinó en su momento que: ..."en el año 2003 se profundizaría el conflicto político social en Venezuela". Por ello creemos vendrán con todo; no obstante que a la fecha, aun continúan sin cuajar sus pretensiones.

Si esas afirmaciones las conectamos con el contenido y texto del Actade Panamá suscrita el 11 de febrero de 2003, por siete Jefes deEstado (Panamá, como anfitrión, Costa Rica, El Salvador, Guatemala,Honduras y Nicaragua [6] y el canciller de Argentina con la presencia del
presidente colombiano Álvaro Uribe; a ello le agregamos "las coincidencias" de los recientes pronunciamientos en contra de gobierno del Presidente Chávez (después que él se manifestara en favor de crear el ALBA en caso de que el ALCA no se democratizase), desde Colombia, España y Estados Unidos, es obvio existe un claro indicio de que algo grande se avecina [7]. Por tanto, no deben ser considerados como aislados, losactos criminales y terroristas perpetrados en la ciudad de Caracas a la sede consular de la República de Colombia ni a la embajada del Reino de España; pese al pronunciamiento por parte de la Jefatura de esas Misiones referidas a la solidez de las relaciones diplomáticas con Venezuela.

La desautorización de sus ministros por parte del presidente de los neogranadinos es una "cortina de humo" propia de la Escuela "diplomático" de Nariño. El gobierno norteamericano quien generalmente se pronuncia con vehemencia sobre actos de esta naturaleza, nada al respecto dijo. Al menos, en el primer momento.

La casualidad de que los hechos fueran perpetrados en una zona que pertenece al Municipio Chacao [8], llama a suspicacia dado que la sede de la Misión Diplomática de los EEUU, quien también asumió posturas críticas al lado del para entonces Secretario General de la OEA en contra del gobierno venezolano, no fue atacada por los terroristas; clara evidencia de que quien actuó no desea perturbar a su huésped o tal vez, no se sabe, se esté creando un estado de confusión (generación de ruido), a los fines de desorientar a los sabuesos nacionales para que jamás se conocieran los autores materiales e intelectuales de la acción militar. En cualquier caso, demuestran con sus actos que ellos no descansaran hasta tanto no retomen el poder u obliguen al Presidente Chávez a negociar en lo términos que ellos quieren imponer. La posibilidad de acciones contra Venezuela luego de la guerra contra Irak, no es nada descartable.

Caminos de la Revolución.

A la luz de la nueva situación; visto el viraje (valga decir el retroceso experimentado por las huestes fascistas producto de sus derrotas tácticas a lo largo de casi 05 años), de los acontecimientos el apoyo cada vez mayor [9] de la población al Comandante, sólo nos indico que la presente, es una oportunidad histórica e inigualable, para consolidar la propuesta Democratizadora expresada en El Libro Azul(Carta Magna), plataforma de la Revolución Bolivariana y socialista.

No nos equivocamos, al señalar que las condiciones en las cuales se expresa el sui géneris presente Proceso Político (como destacan los estudiosos de los clásicos del marxismo), es una Revolución por Etapas y como tal, requiere garantizar las condiciones y el escenario para
madurar y crecer bajo el cobijo y el amparo de la legalidad del vigente
sistema político; por tanto la defensa de sus instituciones (atacadas inmisericordemente por los grupos fascistas anti demócratas), es necesaria a los fines de poder alcanzar las posteriores Etapas que
en el futuro inmediato nos llevarían a la consolidación la Democracia
Bolivariana [10] en el plano nacional y en el escenario internacional, la Solidaridad Internacional militante (vía el ALBA), con los gobiernos democráticos de expresión popular; la defensa de la
Autodeterminación de los Pueblos y por el logro de un Mundo Multipolar cuyo pibote de relanzamiento sea la Justicia Social Económica Planetaria. Estas dos tareas titánicas requieren de un reajuste organizacional nacional interno (nacimiento del PSUV), que permitan impulsar y cumplir objetivos y metas, tanto desde el Aparato Burocrático del Estado, como desde la sociedad misma, con lo cual se le da vigencia a la tesis de
La Democracia Participativa y Protagónica en lo político como en lo económico y social. El gobierno revolucionario deberá legitimar una estructura organizacional (la más conveniente), que sea expresión de todas las experiencias societales populares (y no de las burocrático partidistas), que a lo largo y ancho del país existen, surgen y se estructuran a partir del llamado alentador del Jefe y Líder de la Revolución. Sin embargo, esas iniciativas surgidas y puestas en práctica no deberán quedar "solas".

Antes por el contrario, deberán ser creadas las condiciones para que ellas, en tanto expresión de un Proyecto Colectivo Popular de dimensiónnacional (quienes sí dijeron presente al llamado de la Revolución), ahora ya no en lo electoral se canalicen y amalgamen en un todo biunívoco y coherente que permita y garantice la continuidad y defensa histórica del Proceso desde este momento en los planos: político, económico y social. Hacia el mediano y largo plazo, con base al corto plazo, un Proyecto Nacional de dimensiones continentales, deberá ser diseñado a partí de sus coincidencias con otras expresiones políticas que en otras latitudesson maduradas a través de la relación Líder-Pueblo-Líder / Líder-Partido-Líder. Hoy como ayer, dos corrientes antagónicas chocan. Por una parte la visión liberadora, nacionalista, democrática ypopular, expresada en la Doctrina Bolivariana (1826), y por la otra, laoprobiosa y humillante, expresada en la Doctrina Monroe (1823).Elaborado por:Politólogo, Manuel José Montañez Lanza Magíster en Seguridad y Defensa

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[1] Los hechos recurrentes explayados en la historia nos
Indican como sostener y mantener la democracia.

[2] Ratificamos lo indicado en el trabajo presentado en el mes de agosto de 2002, en el sentido de que los facinerosos actuarían conbase al terrorismo como vía para retomar el poder político y garantizar la "normalización" económica y sus intereses. Por tanto, les es imprescindible el apoyo de grupos extranjeros organizados (mercenarios), quienes facilitarían recursos, experiencia, logística, inteligencia, etc., para deponer el gobierno liderado por el Comandante Presidente, Hugo Rafael Chávez Frías y con ello, frustrar la experiencia democratizadora bolivariana continental.

[3] A finales del mes de agosto de 2002, principios de septiembre
Del mismo año, las fuerzas sociales comprometidas con el cambio,
acordaban a solicitud del máximo Líder del Proceso Bolivariano, cerrar filas
frente al inminente hecho de que los fascistas lejos de capitular,
preparaban una embestida global a nivel nacional, que concluyó en los eventos
por todos conocidos, teniendo como foco principal la ciudad de Caracas.
Los medios de comunicación privados serían el instrumento a los fines de crear una matriz y difundir una situación en el ámbito nacional e internacional, en razón de sus intereses y visión de losacontecimientos.

[4] En agosto de 2002, oportunamente denunciamos la abierta
participación desde Miami, Bogotá y Madrid.

[5] Sostenemos que las condiciones actuales de la economía
mundial, podrían favorecer las pretensiones hegemónicas de USA para que en
esta fase del Desarrollo de capital, se plasme lo sostenido por Lenín es
su ensayo, El Imperialismo Fase Superior del Capitalismo. Por tanto el
NOAL y otras modalidades organizativas anti hegemónicas, es oportuno reactivarlas a los fines de la consolidación de un Frente
Internacionalpor la multipolaridad y la Democracia Internacional.

[6] Todos estos países y la Colombia de Álvaro Uribe, están subordinados y plegados abiertamente, a la Política Exterior intervensionista del gobierno del presidente Bush.

(7] Los atentados luego que el Presidente Chávez se pronunciórespectode las infundadas declaraciones desde Colombia, España y USA, son unindicio muy importante que los organismos de seguridad deberán Evaluar respecto de futuros eventos. Todavía hay mucho por aprender. Ello indica,que algo mayor se avecina.

[8] Se podría entender que la operación sería de tal naturaleza delicada y secreta, que vincular a otros la pondría en peligro y el desmonte de la conspiración podría ser inminente.

[9] Las cifras de las encuestas más recientes, ubican al
Presidente Chávez superando más del 70% de popularidad.

[10] Con base a la Tesis Política del Árbol de las tres Raíces.

http://www.aporrea.org/ideologia/a32062.html