viernes, junio 02, 2006

PENSAMIENTO CRÍTICO VIRTUAL
NO 4,
27 MAYO – JUNIO 2 2006
CONTENIDO:

1.- “Perspectivas de Gaviria y del Polo Democrático Alternativo”, Diego Jaramillo
2.- “La Iglesia católica y la Educación”, Eduardo Gómez
3.- “Tradición y Cambio”, Juan Diego García
4.- “Ganó por Presidente”, Rafael Rincón
5.- “Palabras Inútiles”, Ernesto Rueda
6.- “Un Futuro incierto”, Mauricio García
7.- “Construir Democracia Análisis Político Electoral”, Hernando Roa Suárez
8.- “Carlos Gaviria y el Lenguaje político”, Mario López
9.- “La Solución negociada a la Orden del Día”, Alejo Vargas
10.- “El Concepto del Estado de Derecho”, Diego Estrada Alvarez
11.- “El TLC o la Gran Quiebra Nacional”, Carlos Novoa
12.- “Testimonio 1: Carta de Atilio Borón del Consejo Latinoamericano de Ciencias sociales al
Presidente de Colombia Alvaro Uribe Vélez “, Atilio Borón.
13.- “Testimonio 2: Ya suena el Cortejo”, Aura Lucía Mera

1.- PERSPECTIVAS DE GAVIRIA Y DEL POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO

Por: Diego Jaramillo Salgado,
Profesor de la Universidad del Cauca,
djara@unicauca.edu.co ,
enviado por el autor para PCV, mayo 30 2006

El adagio popular “no hay mal que por bien no venga”.podría valer muy bien para lo que le aconteció al Polo Democrático Alternativo (PDA) en la pasada contienda electoral. Porque efectivamente no logró forzar la segunda vuelta ni, por supuesto, alcanzar la Presidencia de la República, pero sí producir señales de que puede ser la principal fuerza de oposición y la primera de izquierda en el país. Pues no se puede hacer una transmutación del respaldo que se le dio a Gaviria al de la organización en cuanto tal. Eso dependerá del proceso de unidad que se está dando y de la claridad y amplitud con que se diriman las contradicciones que se presentan entre las diferentes vertientes que convergen en este proyecto político. No siempre quien vota por el candidato lo hace por los principios y proyecto político de la organización. De hecho, la consulta de la organización, efectuada el 12 de marzo, para elegir candidato único tuvo una votación mucho menor. De todas maneras, obtener 2.608.914 votos no sólo representó ser la segunda fuerza en este debate electoral sino colocarse por encima del Partido Liberal que con ello ahondó su crisis.
En estas condiciones, las elecciones presidenciales sirvieron para darle al PDA un lugar en la izquierda en el país que nunca antes lo había obtenido una organización que se acreditara como tal. La ANAPO de Gustavo Rojas Pinilla le disputó el poder a Misael Pastrana Borrero en las elecciones de 1970, y hay consenso en que hubo fraude; pero no era propiamente una organización de izquierda; aunque si es calificada como una tercera fuerza entre los partidos Liberal y Conservador. Sin embargo, amplios sectores de la opinión pública y estudiosos del tema sabemos que el polo es una convergencia de fuerzas y de muy reciente creación que requiere de allanar el camino para lograr consolidar lo que las votaciones le propinó en bandeja de plata. Cosa que no es sencilla, pues ya vimos como en plena campaña electoral a la presidencia la organización descalificó a Lucho Garzón por el trato que le dio a los pequeños transportadores en la confrontación que el alcalde capitalino le hizo a los grandes pulpos del transporte de Bogotá. Actitud que ningún alcalde se había atrevido a asumir. El congreso que efectuará en octubre será el campo propicio para que se logren establecer los consensos necesarios que conduzcan a una efectiva unidad, que tendrá un garante excepcional en Carlos Gaviria. Proceso que debiera contar con un tratamiento especial a las organizaciones y movimientos sociales que opten por sus postulados y a los proyectos de formación de región que avanzan en el país.
Para el Cauca se produjeron lecciones que indudablemente marcan derroteros de lo que puede ser su comportamiento en el inmediato futuro. Popayán ratificó que tiene un voto de opinión que seguirá pesando en cualquier votación y que así será para un proyecto de izquierda. Los municipios indígenas ratificaron su respaldo a un proyecto en esta dirección. Quedó claro que hay una votación fluctuante en este espacio, que se abrió desde la elección del Taita Floro Tunubalá. Recordemos que en esa oportunidad fueron cerca de 150 mil votos los que obtuvo, que luego hubieran podido refrendar muy bien una segunda gobernación si el candidato González Posso, y el PDI de ese entonces, no hubiera desdibujado el proyecto político haciendo acuerdos con César Negret y Felipe Fabián Orozco en la segunda votación que se produjo para la gobernación. Aún así estuvo por arriba de los 70 mil votos. Situación que se refrenda ahora con los 108.355 votos que obtuvo Gaviria y que pareciera corroborar que si hay un programa o una propuesta democrática claramente de izquierda, un liderazgo del candidato y una fuerte unidad de las organizaciones que los respaldan, esa franja se mueve en función de un apoyo irrestricto. Cosa que no se produjo en las elecciones para la Cámara en que el aval fue de un partido, la ASI, en que todos estuvieron de acuerdo. Sin embargo, los candidatos tenían liderazgos sectoriales y no del ámbito departamental y cada uno se fue por su lado, como si no hubiera unidad, con los consabidos resultados que dilapidaron una opción real y necesaria respecto de ese espacio en el Congreso.
La expectativa girará, entonces, ahora en dos direcciones: el Congreso del Polo Democrático Alternativo y las elecciones del próximo año. En lo regional, sabemos que hay mucho dirigente y activista que no se ha afiliado a la organización por las actitudes excluyentes de algunos dirigentes. Conducta que se debiera cambiar si se aspira a dar fuerza a una verdadera vocación de poder. Lo cual implica que la dirigencia no se establezca por los representantes de las fuerzas que allí convergen sino en elecciones democráticas que consoliden los muy buenos liderazgos que ya hay y otros que se perfilan en el proceso. Así mismo, sería importante que desde ya se estableciera una dinámica tendiente a plantear las metodologías y procedimientos para la selección democrática de los candidatos a la gobernación, alcaldías, asamblea departamental y concejos municipales. Desarrollo que debiera darse convocando a las diferentes organizaciones sociales que quieran hacerlo y que han dado muestras de dar continuidad a sus luchas de resistencia. Igualmente a personalidades y líderes y liderezas que acompañaron la campaña que termina. Seguramente que eso llevaría a afianzar esa franja de opinión que ha sido proclive a estas propuestas y al Polo Democrático Alternativo, si logra consolidar su proceso de unidad.

2.- LA IGLESIA CATÓLICA Y LA EDUCACIÓN
por: Eduardo Gómez
Profesor de la Universidad de los Andes,
egomez@uniandes.edu.co, especial para PCV,
mayo 29 2006

Nietzsche (el más exhaustivo y profundo crítico del cristianismo) decía que, después de 20 siglos, la moral cristiana se había vuelto “una fisiología”. Esa aguda observación (que se anticipa a las comprobaciones psicosomáticas del Psicoanálisis y la Psiquiatría) es fácilmente comprobable en países como Colombia, cuyas mayorías continúan, en variadas formas, ancladas a un catolicismo seudo-medieval y tercamente anacrónico, en contravía de los avances del conocimiento de los últimos 20 siglos. En general, ese hecho se explica por la estructura semifeudal criolla en la economía y las relaciones sociales de amplios sectores, que favorecen la ignorancia y las formas envejecidas de la educación, las cuales contribuyen poderosamente a mantener tendencias supersticiosas en la religiosidad de los colombianos. En la práctica, son los niños de extracción humilde los más perjudicados, puesto que la abrumadora mayoría de ellos no pasan de la primaria en escuelas dominadas por la Iglesia, y se quedan con esa de-formación para toda la vida, mientras los niños pudientes tienen al menos oportunidades de rectificar y superar, en el bachillerato y la universidad (y en sus lecturas particulares) esas ideologías primitivas que siembran la cizaña de la intolerancia inquisitorial, el rechazo de la inteligencia y de las únicas posibilidades de conocer la verdad o aproximarse a ella que el Hombre tiene, a saber, el cultivo de su sentidos y su inteligencia mediante la investigación, el análisis y la experimentación.
La Iglesia Católica (a partir de la “Regeneración” de Rafael Nuñez) se afianzó como una fuerza retardataria que todavía en la primera mitad del siglo XX condenaba abiertamente las ideas liberales, conquistadas por la revolución francesa hace más de dos siglos, que pusieron fin al feudalismo absolutista y que constituyen la base insustituible de la llamada Cultura Occidental y el punto de partida para toda futura superación de la Humanidad. Los gobiernos liberales fueron impotentes contra el afianzamiento de esas tenebrosas secuelas de la Edad Media Española y estas fueron causa preponderante de la violencia política que debastó al país en los años cuarenta y cincuenta. Al grito de “Viva Cristo Rey”, las hordas “chulavitas” de la policía, iniciaban masacres y desde los púlpitos de centenares de iglesias, curas vociferantes las justificaban y azuzaban, lanzando anatemas contra los “liberales del demonio”.
Por lo demás, la Iglesia siempre desalentó las luchas por una humanidad mejor, planteando el dualismo antagónico entre el cuerpo, la parte baja y animal del Hombre, y el alma, supuestamente “inmaterial y chispa divina”, de tal modo que todo lo que se hace por el cuerpo y para satisfacer sus deseos, está en peligro de ser “pecaminoso”. Pero como el cuerpo es el alma y viceversa , según decía Heidegger, todo lo que dañe el cuerpo repercute en sus funciones sincréticas más altas (de las cuales surge el mito del “alma”) disminuyendo y debilitando la capacidad del sujeto integral. Predicar mortificaciones para el cuerpo y el sufrir con paciencia la pobreza y la humillación como camino expedito para conquistar el cielo, a un pueblo que padece hambre y muchas carencias elementales, es de un sadismo feroz, y resulta (intencional o no) una concepción del Hombre que se vuelve cómplice de la peor explotación, puesto que desalienta o condena la lucha por la democratización efectiva de la sociedad. Al postular un Dios todopoderoso y terriblemente castigador, de quien, en última instancia, todo acontecer depende, la Iglesia fomenta la pasividad del rebaño y la impotencia del castrado (en el sentido freudiano de impedir el libre desarrollo de la personalidad) alentando la irresponsabilidad de todos respecto al proceso histórico. Desde ese punto de vista sería entonces más eficaz orar que cambiar las condiciones efectivas y concretas, entregarse como víctima propiciatoria que rebelarse y cambiar las estructuras que determinan la alienación y el dolor. No es por casualidad que en sociedades como la colombiana, se tolera tan tranquilamente la miseria y hay una familiaridad tenebrosa con la muerte, la tortura, el sacrificio y el crimen.
Políticamente, se desprende de esa concepción el que la Iglesia tiende a ser piramidalmente jerárquica y que, al favorecer la obediencia ciega al superior y al predicar el castigo implacable si no se obedecen sus jerarquías, implanta una disciplina que es afín con la del militarismo, alentando de ese modo los regímenes absolutistas y teocráticos.
Ya en un ámbito más individual, la concepción dualista de la Iglesia afecta especialmente la sexualidad y, por tanto, las relaciones amorosas de todo tipo. Todas las clases sociales han padecido (con las respectivas variaciones del caso)la represión sexual del catolicismo, (cuyas primeras víctimas son los mismos sacerdotes y las mujeres) y que se puede condensar en la condena del “amor libre” (como si pudiera concebirse un amor auténtico que no fuera libre) que promete las torturas eternas del infierno a quienes se atrevan a realizar sus deseos sin la bendición y las fórmulas mágicas que son de rigor y no se acojan a los mandatos rígidos del sacramento del matrimonio.
De un lado la tradición bíblico-católica ha fomentado el machismo posesivo y tiránico, y del otro, ha degradado a la mujer, al exigirle frigidez y ensañamiento contra las posibilidades de realización plena de sus deseos y de su personalidad. De esa manera, se ha consolidado un círculo vicioso deformante, puesto que son las madres las que naturalmente más influyen en los primeros años de la infancia (y hoy sabemos que esos primeros años son los decisivos, al esbozar tendencias psico-sexuales y culturales que determinarán el comportamiento ulterior). En cuanto al machismo y al patriarcalismo, se encuentran entre los factores más responsables de la violencia psicológica y física que azota nuestro país.
Todas estas circunstancias han fomentado la doble moral y los comportamientos neuróticos y psicopáticos que caracterizan a más de la mitad de la población colombiana, incidiendo en su retraso histórico y provocando mucha infelicidad, frustración y muerte. Es por eso que miramos con profunda preocupación los conatos de fundamentalismo que se han presentado en los últimos años, especialmente estimulados por el régimen actual, en el cual el Opus Dei , el militarismo a ultranza y las bandas criminales que ciertos sectores del ejército y la policía favorecen, combinan sus fuerzas para intervenir en decisiones políticas que , por ejemplo, atañen a la superación de la discriminación de algunos tipos de sexualidad, al aborto como libre decisión de la pareja y, sobre todo, de la mujer, a la consolidación del estado y la educación laica y a una concepción moderna de la familia que incluye el divorcio y los derechos de los hijos frente a los padres posesivos, todas conquistas consagradas constitucionalmente (especialmente por la constitución del 91) pero que en el actual régimen se pretenden anular.

3.- TRADICIÓN Y CAMBIO

por: Juan Diego García,
Sociólogo investigador colombiano, España,
jgarciam@fundaciontripartita.org , mayo 30 2006

Las elecciones presidenciales en Colombia (28 de mayo) confirmaron la mayoría de los pronósticos y en opinión de algunos han inaugurado una nueva etapa en la vida política del país. En particular, se subraya que el hundimiento del partido liberal (siempre mayoritario), el papel intrascendente de los conservadores (el otro partido tradicional) y el destacado rol del Polo Democrático Alternativo (izquierda moderada) que ha sido la segunda fuerza mas votada significan el fin del sistema de partidos tradicionales y la consolidación de un nuevo escenario en el cual habría dos grandes actores: la derecha que representa Uribe Vélez y una izquierda socialdemócrata que se agrupa en torno al Polo de Gaviria Díaz.
Pero una lectura más rigurosa permite ver que al lado de estos elementos nuevos muchas cosas no han cambiado en absoluto y continúan como rémoras de un sistema político de segregación, violencia y exclusión. Lo primero que se destaca es la persistencia de la abstención. Un 55% de los electores no ha acudido a las urnas. Uribe, prácticamente como en las elecciones de 2002 apenas consigue el apoyo de uno de cada cuatro votantes con lo cual no solo él sino el mismo sistema político quedan en evidencia. Si el rechazo ciudadano a las elecciones fuera simplemente coyuntural no sería tan preocupante. Pero en Colombia y al menos desde hace medio siglo solo en ocasiones muy excepcionales alguien consigue movilizar al electorado por encima del 50%, restando con ello legitimidad a quienes salen elegidos.
Asombra cómo la clase dirigente colombiana (y los mismos analistas) apenas hacen mención de este abultado rechazo a los eventos electorales que se suponen la prueba básica de todo sistema de representación. Si los apoyos del 99% se asocian por lo general con los sistema dictatoriales (?elecciones a la búlgara?), ¿qué decir de un sistema político que nunca consigue el respaldo siquiera de la mitad de los electores?. Casi nadie se detiene a analizar las causas del problema y los candidatos elegidos (desde ediles y alcaldes al mismo presidente de la república) se dan por muy satisfechos con respaldos electorales ridículos que harían sonrojar a cualquiera que comparta los valores de la democracia representativa.
Uribe, para no ir más lejos, consiguió alrededor del 25% del electorado efectivo en las elecciones del 2002 (con acusaciones muy graves sobre fraude masivo en su favor) y en las de este domingo 28 de mayo el porcentaje apenas se eleva al 27% (esta vez también con denuncias muy graves aún por investigar).
En realidad, la novedad del movimiento de Uribe no lo es tanto. La verdad es que el uribismo está conformado principalmente por la mayoría de los viejos caudillos de los partidos tradicionales. Y esto ocurre porque los conservadores desde hace muchos años arriaron las banderas democristianas y abrazaron con entusiasmo el neoliberalismo (del que Uribe es hoy el mayor representante en el país) mientras los liberales por su parte han ido desembarcando en el movimiento de Uribe y de hecho conforman el núcleo básico de su estado mayor. Los liberales que no lo han hecho formalmente y que han permanecido en la oposición tampoco están muy lejos del presidente electo y solo esperan la oportunidad para un aterrizaje discreto en la burocracia. Tan solo el ala socialdemócrata que representa Serpa Uribe ? el candidato oficial del liberalismo en estas elecciones- podría mantenerse como oposición pero siempre como una fracción minoritaria del liberalismo.
Es cierto sin embargo que en el uribismo si hacen presencia (y no poca) algunas fuerzas políticas nuevas; es pública y notoria por ejemplo la activa militancia de los llamados paramilitares y sobre todo de sus bases sociales. Lo predican abiertamente y aunque incomodan sobremanera a los uribistas decentes no ha habido un distanciamiento claro y menos un rechazo a estas gentes, vinculadas a las páginas más negras de la violenta reciente del país.
Es muy probable que el liberalismo tradicional se deshaga de sus dirigentes socialdemócratas más connotados y desembarque en pleno en el nuevo gobierno ?para salvar la patria?, haciendo con ello honor a una tradición que dura ya medio siglo y que tuvo en el Frente Nacional su mejor exponente. Hablar entonces del fin de bipartidismo es muy relativo pues liberales y conservadores han estado alternándose en el gobierno y distribuyéndose el botín burocrático como si fuesen en realidad un único partido y ?lo más importante- compartiendo plenamente el programa neoliberal y la relación privilegiada con Washington.
Ni siquiera los paramilitares resultan tan nuevos en Colombia. En realidad son la continuación de otras bandas de civiles dedicados otrora a la violencia contra la oposición, con el apoyo y la tolerancia oficial (y ahora con la asesoría de los Estados Unidos e Israel). Antes eran los llamados ?pájaros?, hoy son los temidos ?paracos? (realmente legalizados y aparentemente desmovilizados mediante la Ley de Justicia y Paz).
Tampoco es tan cierto que la violencia haya estado ausente en este proceso electoral. En realidad solo la guerrilla (FARC y ELN) han cumplido con su promesa de no interferir en los comicios. Los paramilitares si han estado muy activos en su tarea de intimidación y amenaza y aún están por esclarecerse crímenes atroces contra personas directa o indirectamente vinculadas a dirigentes de la oposición y que algunos atribuyen a los ?desmovilizados? de la ultraderecha.
Tampoco es nuevo el discurso oficial que describe el país como el maravilloso mundo de Alicia y el evento electoral como una prueba más de la solidez de la civilidad colombiana. Es un discurso engolado con los mejores adjetivos de la lengua castellana y afectado de una solemnidad casi religiosa que trasmite la imagen de una Colombia democrática, diferente del resto del continente, que no conoce dictadores. Tan solo ahora y ante lo apabullante de los acontecimientos se reconocen dos lunares que afean ?el rostro de la patria?: el llamado terrorismo y el poder del narcotráfico. Y se habla de esos dos fenómenos como una especie de protuberancia externa, ajena a la naturaleza del orden social, como una suerte de imposición injusta de los dioses a un país pacífico por naturaleza. El gobierno habla de la violencia como si en ello no tuviera responsabilidad alguna y la clase dirigente se refiere al narcotráfico como si el asunto le fuera completamente ajeno.
Violencia y narcotráfico aparecen como una maldición divina que solo podrá ser conjurada por un presidente de aspecto angelical como Uribe, una especie de joven seminarista, disciplinado y trabajador que tranquiliza a señoras bien y a empresarios preocupados (aunque no falten escenas de histeria cuando le llevan la contraria). Una imagen bondadosa y tranquila que contrasta con el balance de violencia de su primera administración y que espantaría al más valiente. En efecto, al margen de unas cifras oficiales optimistas en las que nadie cree, las organizaciones de los derechos humanos registran alrededor de siete mil personas muertas de forma violenta o desaparecidas tanto por paramilitares como por las mismas fuerzas oficiales.
En la propaganda gubernamental Colombia es entonces un país de ensueño. Pero parece que a más del 50% delelectorado tales fabulaciones hipócritas no le sirven de consuelo y piensa resignado que con estas elecciones poco o nada cambia en el país, como no seaque los partidos tradicionales se reorganizan en un nuevo Frente Nacional en torno a Uribe, que la violencia seguirá siendo el deporte nacional por antonomasia y que el crecimiento del PIB solo beneficia a unos pocos.
En realidad lo más novedoso es sin duda la irrupción de la izquierda. Ante el Polo Democrático y ante los sectores socialdemócratas del partido liberal se abre un horizonte de incertidumbres y de retos. Los precedentes no son precisamente halagüeños (basta recordar la operación de exterminio contra la UP). A pesar de su probada vocación pacífica el Polo y los liberales opositores ya han sido afectados por la violencia; ya han sido arrinconados y satanizados; ya se ha lanzado sobre ellos la sombra de duda (?agentes de la guerrilla?) que precede y justifica el atentado personal del sicario que tantas vidas ha segado en las filas de la izquierda colombiana o de la práctica del ?operativo militar múltiple? como denominan los paramilitares a la masacre de inocentes.
En Colombia las amenazas de la ultraderecha no se hacen en vano. Por eso es tan grave que el único argumento serio de Uribe contra la izquierda durante la reciente campaña electoral haya sido precisamente acusarla de connivencia con la guerrilla (?comunistas disfrazados que van a entregar el país a las FARC?).
Ni una palabra de Uribe sobre la paz en el discurso de la victoria en la noche del domingo. En eso también mantiene la mejor tradición de la clase dirigente del país. Alentadores los llamados
de Gaviria Díaz a la unidad y la continuación de la lucha. Es lo nuevo y esperanzador.

el yesQuero No. 104
COLUMNA DE ANÁLISIS Y CRÍTICA POLÍTICA
Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus
Dirección electrónica:
elyesquero@gmail.com; www.elyesquero.blogspot.com;
Medellín, Colombia

4.- GANÓ POR PRESIDENTE
Por: Rafael Rincón (*)

El Presidente ganó, de manera prevista, la reelección; las mayorías votantes optaron por su propuesta de gobierno fundada en la “seguridad democrática” y confirmaron la orientación de las encuestas. Carlos Gaviria obtuvo, aunque de lejos, un honroso segundo lugar que el Polo Democrático Alternativo celebró como “dulce derrota” así adquiriendo el puesto titular de la difícil oposición para los próximos años. El Partido Liberal tocó fondo con Horacio Serpa, César Gaviria y Alfonso López, quienes se negaron rotundamente a entregar las llaves de la otrora gloriosa colectividad y prefirieron pagar cara su derrota antes que fundirse en la coalición partidista gobernante de la U. Y la abstención del 57% siguió siendo la constante histórica que interpela la legitimidad de la democracia colombiana.

Los candidatos perdedores mostraron su malestar con el presidente vencedor por la desigual contienda en el momento de la victoria presidencial no respondiendo de inmediato con suficiente gallardía y tino político. No hubo señas de franca lid y así reaccionaron. Horacio Serpa afirmó en su discurso que el Presidente está preso de “una alambrada de alianzas inconvenientes” para referirse a las compañías con el paramilitarismo y a la llamada Ley de Justicia y Paz y Carlos Gaviria optó por reafirmar el esquema gobierno/oposición y omitió una alusión pública a la victoria. Son señales de que la nueva forma de Frente Nacional que expresa la institución de la reelección y que exacerba el presidencialismo originará un régimen político cerrado que suscitará insurrecciones civiles y sociales en pro de la apertura democrática.

El presidente Uribe Vélez logró mantener durante cuatro años su nivel de aceptación en la opinión pública visibilizando los logros de su política de seguridad, disimulando con adjetivos, diminutivos y cambios metodológicos sus baches sociales, escondiendo con altanería las violaciones a los derechos humanos (como las calificaciones que hizo a las ONG de terroristas o las capturas masivas de inocentes en el municipio de Quinchía, Risaralda), endosando a los amigos y a las otras ramas del poder público los casos de corrupción (como las listas vetadas para Congreso pero aptas para votar la reelección, la ayuda económica a la campaña en el departamento del Magdalena en el 2002 de los empresarios de “La gata”, o los escándalos del DAS, o las masacres de policías antidrogas en manos del ejército).

Con lenguaje y talante apostólico supo envolver en huevo las más torcidas decisiones y acciones, como los nombramientos en el cuerpo diplomático de los familiares de los congresistas que apoyaron la reelección, o los subsidios a las exportaciones para beneficiar con recursos públicos a los más pudientes, o las acusaciones de conspiración al precandidato Rafael Pardo, o el desequilibrio informativo y la ausencia de garantías.

Uribe Vélez ganó más por Presidente que por candidato. Fueron tres años de campaña para conseguir la reelección institucional y luego la personal. Como presidente gozó y aprovechó todos los privilegios, y como candidato se dio el lujo de no debatir, o de tener prolongados cubrimientos televisivos para presentar sus propuestas sin exponerse a desgastes frente a los otros competidores. Las votaciones determinantes estuvieron en los centros de poder más visitados: el departamento de Antioquia y Bogotá; la menor votación la obtuvo donde tiene menos presencia la presidencia: Guajira, Nariño y Cauca.

El elector no vio promesas de candidato sino realidades con el Presidente. Mientras un candidato proponía un programa la Presidencia ya lo tenía y amenazaba con acabarlo sino existía apoyo electoral (Familias en acción, Madres en acción o los subsidios de vivienda).

Por su lado, Carlos Gaviria despertó la simpatía de muchos que no lo conocían. Una propuesta filosófico-política que parecía inasible caló en más de dos millones y medio de votantes. La agenda social, el respeto a la Constitución y el intercambio humanitario estuvieron por encima del discurso elitista de la seguridad. Con una campaña pedagógica en plazas públicas y auditorios movió ideas y agitó debates.

Le faltó, sin embargo, tener una propuesta irrebatible frente a la solución del conflicto armado sino funciona la negociación política. Le hizo falta un reconocimiento de la Fuerza Pública como institución democrática en un país que demanda seguridad. Se confunde, a veces, la condena de las violaciones a los derechos humanos con la condena a la existencia de la Fuerza Pública. La izquierda debe trabajar por legitimar integralmente la Constitución Política, ello significa incorporar en su ideario el capítulo de la Fuerza Pública. La izquierda democrática no puede hacer salvamentos constitucionales.

El Presidente ganó por presidente y ganó, también, por las Farc, por ser ellas lo que son y lo que dicen ser. Ellas siguen siendo el factor electoral externo determinante que genera el más elevado repudió en la opinión pública y que el presidente Uribe fue el único candidato que pudo mostrar resultados de control frente a ellas, las demás eran apenas promesas. Uribe Vélez reelecto es, también, el efecto colateral de la caduca lucha armada de las Farc.
Medellín, Colombia, 30 de mayo de 2006
(*) Director del Consultorio de Derechos y Gobernabilidad háBeas corpus

5.- PALABRAS INUTILES

Por: Ernesto Rueda Suaréz
Profesor de la UIS,
eruedas@uis.edu.co,
en,Vanguardia Liberal, Bucaramanga,
mayo 30 2006-05-31
http://www.vanguardia.com/

¿Qué ganó el domingo 28 de mayo? El pesimismo de los colombianos; o la indiferencia, pues la abstención no se conmovió.
En reciente entrevista en El País de Madrid, el novelista Félix de Azúa afirmaba: “Los pesimistas son aquellos que se pasan el día diciendo lo bien que lo hace el poder, pues según ellos, eso es lo que hay que hacer, pues de lo contrario esto se hunde, todo va muy mal y necesita el respaldo de todos, sin lugar para la crítica”.
El presidente Uribe ha sido reelecto con furia y ruido y llama a casi todos a cerrar filas en torno a su consenso para ¡salvar¡ a la patria! -patria, la palabra más pronunciada en el discurso de la victoria.
Muy emocionante, y muy peligroso ese llamado al unanimismo y a la ausencia de crítica. Pese a esas pretensiones, el triunfo de los pesimistas no es absoluto, y la política tiene juego y futuro en una nación -que pese a sí misma- continúa existiendo y demostrando que es una democracia débil que se niega a morir, y de la que tendrá que refundarse un país menos excluyente y más justo.
No es eso lo que ganó el domingo 28 de mayo. Este domingo, demarca, sin embargo, un punto tal vez de inflexión, hacia nuevos caminos más allá del tradicional bipartidismo histórico, responsable de todos nuestros males crónicos.
No se trata de extender partidas de defunción, con las que tantas veces nos hemos equivocado. La terrible derrota de los partidos tradicionales, en especial del liberal, a la vez que el auge inusitado del PDA, señala nuevos destinos en la repolitización moderna de Colombia. Aquí todo está tenido con alfileres: la coalición uribista triunfante, y la nueva izquierda democrática en ascenso. Una derecha, una izquierda a las que se ponen muchos adjetivos, no siempre políticos. Ojalá los extremismos criminales puedan ser extinguidos, si superamos la guerra.
A diferencia de hace cuatro años, la segunda fuerza política, el PDA, ha declarado que reconoce el triunfo de los pesimistas y su propio y espectacular avance y que hará uso de la dignidad que confiere estar en la oposición ¡nada de prebendas burocráticas!-.
Respeto y no satanizaciones; también lo pide el doctor Serpa. Que la última libertad, la de permanecer callados, no sea lo que espere a la oposición de hoy.
El triunfo de los pesimistas es desconcertante (62.3%); el teflón no era del Presidente candidato sino del pueblo colombiano.

6.- UN FUTURO INCIERTO

Por Mauricio García Villegas

“Esperemos que la coyuntura internacional sea favorable, que las mafias reciban el peso de la justicia y que los organismos de control se preocupen más por hacer cumplir la Constitución que por favorecer a Uribe. Pero quizás eso sea pedirle demasiado”, dice Mauricio García.
El segundo gobierno del presidente Uribe pinta tan bien como pintaba el primero hace cuatro años. Sin embargo, me temo que los logros serán tan frágiles como los conseguidos cuatro años después. Digo que lo conseguido es frágil porque se trata de logros que en buena parte fueron prestados y que por tener ese carácter pueden sucumbir en cualquier momento. Me explico.
Uribe tiene dos hechos principales para mostrar. El progreso de las cifras macroeconómicas y el mejoramiento de las condiciones de seguridad. En el primer caso se sabe que el gobierno se benefició de una coyuntura internacional muy favorable y que evaluado su desempeño dentro de esa coyuntura, y frente a los demás países de la región, su calificación es mediocre.
Sin embargo, la opinión pública le atribuye al Presidente, y sólo a él, todo el buen curso de la economía. Eso es normal. A falta de símbolos de unidad nacional los colombianos sobreestimamos la labor que pueden cumplir los presidentes y sobre todo la labor que pueden cumplir en asuntos económicos. Sin embargo, lo cierto es que en una coyuntura favorable un presidente mediocre puede hacer mucho más que un presidente brillante al que le toca una coyuntura mala.
Hay que reconocer, sin embargo, que la sobreestimación de la capacidad presidencial, en este caso de bonanza, tiene efectos positivos: pudo haber producido confianza y la confianza pudo haber traído resultados económicos favorables, los cuales a su turno pudieron haber producido más confianza. Lo que digo es que estos progresos, por estar ligados en buena parte a una coyuntura económica internacional favorable, son pasajeros y por eso son frágiles. Por ahora las condiciones de la economía mundial parecen estables. Sin embargo, es difícil asegurar que dicha estabilidad se prolongará más allá de uno o dos años.
Los logros en materia de seguridad son también inciertos. Todo parece indicar que la disminución de la criminalidad en Colombia está en parte asociada al papel pacificador que han cumplido los paramilitares desmovilizados que operan como mafias en buena parte del país.
El pacto entre los paramilitares y el Estado es en principio bueno porque trae paz, orden y ello se refleja en la reducción de los índices de criminalidad. Sin embargo, conlleva una pérdida de la soberanía estatal que puede ser muy peligrosa a mediano y a largo plazo.
El gobierno, sus asesores y sus defensores confían en que el ingreso de los paras a la legalidad ? así sea relativo ? los irá acomodando al sistema legal y los irá amoldando a la vida civil y democrática. Es posible y esperemos que así suceda. Pero también es posible que suceda lo contrario, esto es, que quien termine acomodándose sea el Estado y que las mafias, sobre todo en las regiones, se queden con el poder real.
Finalmente un comentario sobre el ambiente político. El Presidente cuenta con mayorías amplias, lo cual le da una gobernabilidad que en Colombia es tan escasa como útil. Sin embargo, una vez más lo bueno puede convertirse en malo.
Con esas enormes mayorías el gobierno podrá cooptar a casi todos los órganos de control a través de nombramientos que tendrán lugar en los próximos años. Por eso existe el riesgo de que la gobernabilidad adquiera un carácter autoritario.
Esperemos que la coyuntura internacional sea favorable, que las mafias reciban el peso de la justicia y que los organismos de control se preocupen más por hacer cumplir la constitución que por favorecer a Uribe. Pero quizás eso sea pedirles demasiado.

7.- CONSTRUIR DEMOCRACIA
Análisis político electoral

Por: HERNANDO ROA SUÁREZ,
Profesor de la Universidad de los Andes,
en, semana.com, mayo 30 2006
roasuarez@yahoo.com

Acabamos de participar en el primer proceso electoral que, en más de cien años de vida constitucional (desde Núñez, 1892), produjo la reelección inmediata de Presidente de la República. Según los resultados obtenidos, en 2006, levantemos algunas observaciones significativas.
1.- Se ha mostrado ante la faz del mundo que la vía armada, para acceder al poder en Colombia, ha sido reiteradamente rechazada por la población que tiene conciencia de la importancia del voto.
2.- El fenómeno de la abstención, superior al 57%, se presenta realmente preocupante, si de construir democracia participativa se trata, según nuestros preceptos constitucionales.
3.- Como ha ocurrido con frecuencia en los procesos políticos electorales, se ha presentado la polarización de la opinión en torno a las dos fuerzas que representan intereses antagónicos.
Se cristalizó el realinderamiento de distintas fuerzas políticas iniciado en el 2002; hay recambio en el mapa político: las fuerzas mayoritarias (7?360.000; 62.2% de la votación), están lideradas por el presidente Uribe e integradas por fracciones derechistas del Partido Liberal (Cambio Radical, Partido de la U), Primero Colombia, Alas Equipo Colombia y Colombia Democrática; y la oposición (2?600.000; 22.04%), liderada por Carlos Gaviria y el Polo Democrático Alternativo.
4.- El procedimiento sistemático empleado por el Presidente-Candidato, a través de los Consejos Comunitarios, es uno de los factores significativos que explican el aumento de su votación en el 2006.
5.- Coherente con la tendencia de los votantes, ha quedado abierto el debate ideológico entre dos proyectos políticos que proponen dos modelos distintos de sociedad y que deberían institucionalizar la controversia entre gobierno y oposición, con las implicaciones que de allí se derivan. 6.- En los sectores mayoritarios de la población, existe un amplio desconocimiento y desinterés sobre la importancia de la política como arte y ciencia. A ello han contribuido eficazmente: la no respuesta del sistema político, mediante políticas públicas estructuradas, a la satisfacción de las necesidades básicas de la mayoría de la población; la ausencia de partidos políticos modernos; la organización del sistema curricular y la falta de formación de líderes políticos democráticos, especialmente entre la juventud universitaria, tanto del sector público como del privado, salvo excepciones.
7.- El papel decisivo desempeñado por los medios de comunicación, en la conducción del voto de opinión. Se puede probar, empíricamente, la ventaja de la que dispuso el Presidente-Candidato, frente a los otros aspirantes.
8.- Merece el reconocimiento debido, la labor profesional de las fuerzas armadas, en el mantenimiento del orden público y la seguridad. Así mismo, el papel desempeñado por los organismos de control en la vigilancia del proceso electoral.
9.- Si tenemos en cuenta la tricotomía que puede hacerse en los tres estratos básicos de la población, notemos la gran participación política electoral que se dio entre los espectros bajos-altos y la totalidad de los espectros medios de la población colombiana. En ellos descansa el más alto volumen de participación política electoral. Obsérvese que la abstención, más importante, se sigue presentando en los espectros bajos, donde está radicado el más alto nivel de la pobreza y la injusticia social en Colombia.
10.- Ha sido notoria la derrota del más importante partido político colombiano, como lo ha sido el Liberal. Su fracción derechista, se trasladó para apoyar al Presidente Uribe; altas proporciones del ala progresista, votó por el Polo Democrático Alternativo. Complementariamente, es notable la votación de 2?600.000 alcanzados por este movimiento.
Alternativas
Pensando en el desarrollo futuro del proceso político colombiano, ¿qué sugerencias provisionales podría plantear según los resultados del 28 de mayo? Veamos algunas:

1.- Se presenta evidente la necesidad de organizar los partidos como instituciones permanentes de la vida política, integrados con ideologías, programas y sistemas de formación, que buscan el poder para ejercerlo democráticamente. Se impone en Colombia impedir que subsistan las empresas electorales; hay que racionalizar el ejercicio de la democracia, con partidos que cumplan su labor estructural dentro del sistema.
2.- Es necesario revisar la Reforma Política y redefinir el manejo de las bancadas en el Congreso de Colombia.
3.- Si el Polo Democrático Alternativo desea convertirse en real alternativa de poder para el 2010, debe planear la estrategia y realizar prácticas coherentes con lo que conlleva convertirse en partido de la oposición. Para tal efecto debe organizar muy bien, sus cuadros directivos, tanto a nivel nacional como regional, y preparar un serio programa de formación para todos sus líderes, de tal manera, que conozcan técnicamente lo que implica capacitarse para asumir el poder en 2010.
4.- Para fortalecer el desarrollo de la democracia colombiana, se me presenta indispensable, la ampliación de programas de opinión, por radio y televisión, por el estilo de ?Hora 20? de Caracol, en horarios de gran audiencia, que contribuyan a la formación de opinión pública conciente, y faciliten enfrentar, así sea parcialmente, el problema de la abstención.
5.- A través del Ministerio de Educación, debe propiciarse la reestructuración de la totalidad del sistema educativo colombiano, de tal manera, que desde la niñez nos preparemos para el ejercicio de la ciudadanía y las prácticas propias de una democracia participativa a lo largo de todo el sistema de enseñanza-aprendizaje.
6.- Complementariamente, es de gran utilidad replantear el conocimiento teórico práctico de la política, como arte de gobernar y como ciencia social.
7.- Así mismo, es pertinente estimular las publicaciones centradas en el conocimiento de nuestra Constitución, el ejercicio de nuestros derechos y el cumplimiento de nuestros deberes como ciudadanos; y
8.- Nunca como ahora, había sido tan necesario emplear los medios de comunicación y el sistema educativo, para impartir un conocimiento de lo que son las relaciones internacionales contemporáneas y su incidencia en el desarrollo de nuestra democracia.

8.- CARLOS GAVIRIA Y EL LENGUAJE POLÍTICO
Por Mario López , mariohl@epm.net.co
Mayo 27, 2.006
Reprodujo y difunde: NTC … Nos Topamos Con …
http://ntcblog.blogspot.com/ ,
ntc@andinet.com, ntcgra@gmail.com .
Agradecemos al autor el envío del texto.

El uso del lenguaje político ha sido el gran lío de los candidatos de la izquierda en Colombia, casi todos formados en las filas conceptuales de la ortodoxia deben hacer grandes esfuerzos para desarmar los adjetivos calificativos, como base de la argumentación contra el establecimiento, y en su lugar incorporar verbos que señalen rutas posibles para transformar la sociedad y el Estado. A los problemas que generan los léxicos aprendidos en viejos manuales, se debe sumar la enorme distancia entre los políticos profesionales y la literatura como fuente de información y comprensión de la vida. Buena parte de los conceptos ligados a la izquierda confesional han desaparecido por el exceso de uso, otros se mantienen y resisten en el lenguaje político dada su capacidad para designar fenómenos como el imperialismo.
Buena parte del conflicto armado en Colombia está inspirado en las cartillas escritas en los tiempos de la guerra fría, quizá por eso una primera tarea en los diálogos con los actores armados sea la elaboración de un diccionario de sinónimos y antónimos que les permita a los interlocutores denominar las cosas de una manera común: Distribución, Diversidad, Cultura, Estado y Justicia, pueden ser palabras para iniciar el diccionario de la reconciliación.
Entre algunas generaciones es frecuente la añoranza política y social por los sucesos de la década del sesenta; aún se escuchan conversaciones inspiradas en mayo del 68 y se escriben buenos textos sobre los tiempos dorados de las ideologías (¿Estamos asistiendo al final de la pasión política? Se preguntaba hace poco un conocido analista español). En esos años, los lenguajes se nutrieron de nuevos giros y las palabras adquirieron acepciones novedosas que fueron repetidas hasta el cansancio; al mismo tiempo, el imperio imponía por todas partes el léxico pesado y triste de la economía neoclásica que ahora repiten como loros los encargados de la formulación de las políticas públicas.
Todo el mundo reconoce que en estas elecciones presidenciales Carlos Gaviria ha remozado el lenguaje político, se puede constatar tanto en su notable habilidad para denominar los asuntos de una manera precisa y estimulante, como por la capacidad de expresar los intereses de los pobres en un lenguaje académico que muy pocas veces, como ahora, logra ser bello. Gaviria expresa la posibilidad de ilusionarse con una izquierda capaz de dialogar con múltiples sectores y de constituirse en opción de poder, aunque la ilusión no sea lo que más dura en Colombia.
--- Administrador de Empresas, miembro del magnífico Blog LA LOCA DE LA CASA (Literatura, Política y todo) http://www.lalocadelacasa1.blogspot.com/ de Manizales, el cual invitamos a visitar.

9.- LA SOLUCION NEGOCIADA, A LA ORDEN DEL DIA
Por: Alejo Vargas Velásquez
Profesor de la Universidad Nacional,
crvargas@andinet.com , en, El Colombiano”,
mayo 17 2006

Todo indica que en el próximo cuatrienio, cualquiera sea el presidente, la solución política negociada del conflicto interno armado estará en las prioridades de la sociedad colombiana. Así lo indican las posiciones de los distintos candidatos, incluido el Presidente-candidato, pero también y quizá lo más importante, por la influencia que tiene hoy en la toma de decisiones de política pública, las tendencias de la opinión pública.
En una de las últimas grandes encuestas electorales, el 62,9 por ciento de los colombianos considera que frente al conflicto armado la solución es negociar con la guerrilla -en sondeos recientes la opinión favorable a los diálogos con el Eln supera el 80 por ciento- y el 59,8 por ciento están de acuerdo en que el Gobierno debe pactar un intercambio humanitario con las Farc para liberar a los secuestrados por guerrilleros que se encuentran en las cárceles; el 57,4 por ciento de los encuestados no cree la afirmación del Gobierno que con la desmovilización de los paramilitares se acababa el paramilitarismo en Colombia.
Afortunadamente parece que vamos a entrar en un período en el cual la lógica de la negociación prime sobre la de la confrontación. Esto no significa que el Estado declina su deber de fortalecer su capacidad militar legítima para contribuir a mantener el orden social -la seguridad, la denominan otros-, que en una democracia no puede ser otro que un orden democrático. Lo que significa es que el Estado acude con igual énfasis a otra de sus capacidades, la política, para resolver un problema que todos los analistas coinciden en que no es simplemente de corte militar, sino que tiene elementos asociados de orden social y político.
Ahora bien, ¿cuáles son los principales desafíos en este campo de la gestión pública?
Primero, hay que hacer movimientos audaces hacia concretar el acuerdo humanitario con las Farc, para que los colombianos injustamente secuestrados recuperen su libertad y a su vez, esto sea la 'puerta de entrada' para comenzar a diseñar una negociación de paz con esta organización alzada en armas. Son fundamentales dos cosas para ello, que el área de despeje para las conversaciones no siga siendo el cuello de botella -todos saben que allí el problema no es estratégico-militar, sino de posicionamientos políticos, del llamado 'honor', si se quiere- y que el lenguaje provocador de las dos partes se modifique -no ayuda para nada a crear un clima propicio para el acercamiento de las posiciones, más allá de si es 'taquillero' en algunos sectores de opinión-. No hay que olvidar que cuando hay claridad en los objetivos estratégicos se puede ser lo suficientemente flexible en los aspectos tácticos.
En segundo lugar, hay que darle desarrollo y profundidad a los acercamientos iniciales con el Eln para que se transformen en una negociación formal, con diseño claro de la misma -agenda y procedimientos convenidos y que reflejen las viabilidades de la Colombia de hoy-, de tal manera que haya certeza acerca de su futuro y de esta manera se convierta en irreversible. Aquí hay que reconocer el tacto, la prudencia y la capacidad de manejo que las dos partes han mostrado, lo cual augura un razonable optimismo.
Igualmente se deben resolver las dificultades en el proceso de desmovilización de los paramilitares -la sentencia de la Corte Constitucional clarifica muchos aspectos-, en el entendido que si bien las desmovilizaciones realizadas no son el fin del paramilitarismo, sí es un avance en esa dirección y por supuesto hay que tratar que las mismas se consoliden. En esto debe jugar un papel fundamental la Fiscalía y la Comisión de Reparación y Reconciliación a la cual debe dársele más juego y mayor importancia.Todo lo anterior se facilitaría con un gran acuerdo político de apoyo a las tareas de búsqueda de la solución política negociada.
*Profesor Universidad Nacional.

10.- EL CONCEPTO DE “ESTADO DE DERECHO”

Por: Diego Estrada Álvarez,
enviado por el autor para PCV,
diegoestrada@coldecon.net.co,
mayo 17 2006

La principal bandera que se enarbola históricamente en Colombia, entre muchas otras partes del mundo, para avalar la legitimidad del poder político, es la correspondencia de la misma con la defensa del “Estado de Derecho”. No hacerlo así, es por lo menos poner en duda los fundamentos de la legitimidad, por no decir que cuestionarla, sobretodo en el Estado moderno que en buena medida se legitima con la legalidad de su origen, de su gobierno y del ejercicio del mismo.
La expresión “Estado de Derecho”, de suyo, es demasiado impactante, en nuestro caso colombiano, muy a pesar del desprestigio creciente del derecho y de la justicia. Pero las apariencias engañan y esta es una expresión lo suficientemente aparente, a tal punto que a todos se nos envía un mensaje presuntamente claro cuando se nos habla de “Estado de Derecho”, sobretodo en un país en el cual históricamente la ignorancia concita a que , como solía decir Estanislao Zuleta , la falta de cultura y de información nos obliga a ese peligroso estado de llenura intelectual, según el cual, todos nos vemos obligados a saber de todo, para poder subsistir con ilusoria dignidad en medio de tanta ignominia. Pero a la hora de la verdad las cosas no son tan simples. Por lo siguiente.
El ‘Estado de Derecho’ es un modelo político jurídico, originalmente liberal (en el sentido de defensor de un mínimo de libertades individuales. Liberal = Libertades), democrático representativo e individualista. Esta caracterización es la que lo diferencia de otros modelos democráticos y autoritarios, liberales o de otro contenido político, como el socialdemócrata, el Social de Derecho, el comunista, el fascista. Esto es importante decirlo porque el auge del modelo, producto de la lucha de la burguesía contra las monarquías absolutistas del período feudal en Europa, conllevó a que quienes de alguna manera y en algún grado se oponían a él, lo desnaturalizaran para acomodarlo a la medida de la defensa de muy distintos intereses, hasta el extremo de reducirlo a sus aspectos puramente formales, comunicándole otros contenidos pero guardando el rótulo de “Estado de Derecho”, ante la inconveniencia de descartarlo, dado el prestigio que llegó a adquirir.
En el sentido de su desnaturalización quien más se destacó fue el austríaco Hans Kelsen, quien lo convirtió en una fórmula neutra al valor ideológico y político, susceptible de ser utilizada engañosamente por regímenes contrapuestos, como los autoritarios y, particularmente, se dice, para el caso del régimen nazi. De esta manera, cualquier modelo de Estado moderno puede considerarse como “Estado de Derecho”, así no tenga parecido siquiera lejano con el original, como ha sucedido y sigue sucediendo con tantos casos. El modelo en consideración, además, obedece a la preponderancia que en fin de cuentas adquirió el aspecto de la libertad de ejercicio de los derechos individuales sobre el aspecto de la igualdad, en constante confrontación desde la época de la Revolución francesa (recuérdese el proyecto político del abate Enmanuel Sieyès VS el proyecto político de Jacobo Rousseau). Esto quiere decir que importa y mucho políticamente diferenciar desde qué perspectiva, ángulo o enfoque es que se reivindica la defensa del “Estado de Derecho”. Porque en la época moderna, hasta los regímenes más perversos, antidemocráticos, autoritarios, politiqueros y corruptos, pueden ser considerados técnicamente como “Estado de Derecho”, desde el ángulo de enfoque de Kelsen.
El modelo de “Estado de Derecho” que, como queda dicho, originalmente es liberal y con esta característica es que triunfa, se impone y afama, responde a unos principios ideológicos y políticos que le sirven de base o fundamento y tiene unos elementos constitutivos correspondientes, hasta el punto de configurar un conjunto definitorio de un nuevo tipo de legitimidad del poder político: la legitimidad liberal, diferente de otros tipos de legitimidad, antecedentes y consecuentes al modelo que comentamos (sirve mucho la consulta sobre el particular a León Duguit, Max Webber, Germán Bidart Campos y Michelangelo Bovero).
A muy grandes rasgos vistos, son principios fundamentales ideológicos y políticos del modelo liberal de Estado de Derecho:
1.- La defensa del individuo como valor central de la sociedad, reflejada ella político - jurídicamente en la reivindicación de los derechos humanos de primer generación, o como lo consagra el constitucionalismo colombiano, los derechos civiles y políticos, definidos como tales en la Constitución de 1.886 y en la Constitución de 1991 como DERECHOS FUNDAMENTALES.
2.- La libertad como regla general, referida específicamente a esos derechos civiles y políticos ((prohibición de la esclavitud, la servidumbre y la trata de seres humanos, libertad de empresa, de pensamiento, de asociación, de escoger profesión u oficio, de cultos, de expresión, prensa e información, de desarrollo de la personalidad, de locomoción y domicilio, de profesiones y oficios, de enseñanza, libertad individual (habeas corpus, inviolabilidad del domicilio e inmunidad penal), de elegir y ser elegido, de asociación, entre los más conocidos.
3.- La soberanía del pueblo – nación (o soberanía nacional), supuesta expresión de la voluntad popular (debe recordarse qué era el pueblo entonces, hacia la época de los orígenes del modelo – el Tercer Estado de Sieyès-), que se expresa a través del voto, dentro del esquema de democracia representativa, previa y opuesta a la democracia participativa.
4.- La desconfianza frente al poder, por el hecho de ser intrínsecamente un factor de corrupción, así sea relativo, al punto de corromper absolutamente cuando de un poder absoluto se trata. De aquí la necesidad de su división para efectos de los pesos y contrapesos y de los equilibrios y controles, inicialmente propuesta por Montesquieu en su clásica fórmula de los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial (“EL ESPÍRITU DE LAS LEYES”).
5.- El pluralismo político, como fundamento de la tolerancia y la democracia, al influjo de las doctrinas de Martín Lutero (el libre examen) y de los filósofos defensores del derecho natural, límites de la validez del derecho humano.
6.- El imperio de la ley, general, impersonal y abstracta, por encima del poder personal propio del autoritarismo feudal, como símbolo de la igualdad formal. Todos los ciudadanos son iguales ante la ley, ningún gobernante está por encima de ella, el Estado es la ley y no la persona del rey.
A estos principios ideológicos, políticos y jurídicos, de los que se ocupan con propiedad la Filosofía Política, la Ciencia Política y el Derecho Constitucional (que es el Derecho Político), corresponden unos elementos constitutivos o integrantes del modelo para efectos de su ejecutoria. Ellos son:
1.- Constitución Política Escrita, como marco normativo fundamental, superior o básico, como ley de leyes o vértice superior de la pirámide normativa jurídica.
2.- Principio de Legalidad (ceñimiento en el ejercicio del poder a leyes preexistentes con el fin de garantizar la seguridad jurídica o certidumbre del derecho y la salvaguarda de los derechos adquiridos) .
3.- Separación del poder público (Ejecutivo, Legislativo y Judicial).
4.- Existencia de medios de defensa administrativa y judicial de los particulares para controlar los desvíos del poder político institucional (derecho de petición, recursos de la vía gubernativa, acciones contencioso administrativas y disciplinarias).
5.- Enunciación preferentemente escrita de los derechos y libertades individuales reconocidos (Tabla de derechos) y de los mecanismos de garantía de su salvaguarda (acción de tutela, fundamentalmente).
6.- Procedimientos electorales confiables para la elección de las principales autoridades públicas.
7.- Garantía de existencia de una opinión pública democrática, activa, fuerte y participativa, reconocida y respetada por los poderes públicos, trascendente de los medios de comunicación masivos y del monopolio de los mismos.
Obviamente falta extensión en la aclaración de conceptos sobre todos los tópicos abordados. Podría intentarse en próximas oportunidades. Pero podemos rematar este primer intento puntualizando lo siguiente: aquí solo se ha hecho referencia al modelo político jurídico de “Estado de Derecho”. No se ha abordado el modelo político jurídico de “Estado Social de Derecho”, que es una especie diferente de “Estado de Derecho”, en el sentido liberal asistencialista. Nada se dice tampoco de otros modelos, como el “Estado Comunitario” , que es de derecho en el sentido kelseniano pero no en el sentido liberal, porque se funda en un derecho corporativo, neoliberal y autoritario, no liberal. Finalmente, tampoco se hace referencia a otros modelos democráticos, autoritarios o totalitarios, estos dos últimos tanto de izquierda como de derecha, como el comunista realmente existente del que en su momento se ocuparon tratadistas como Pokrovski, Alexandrov y Pasukanis (ex URSS), o, con anterioridad, en otras latitudes, Giorgio Del Vecchio en Italia, Hans Kelsen en Alemania o Linz al analizar el proceso del franquismo en España.
Concluyendo, con respecto al modelo liberal originario, no todos los modelos de Estado son de derecho, ni siquiera el Social, aunque es una especie del mismo género, de la misma manera que no todos los derechos son liberales ni todo liberalismo es social. Ni todos los Estados y todos los derechos son democráticos. El “Estado de Derecho” surge en oposición al “Estado de Hecho”, imponiendo reglas de juego político claras y previas, unos principios ideológicos y políticos que le sirven de base o fundamento y unos elementos constitutivos correspondientes, para efectos de posibilitar su operatividad. Solo en el marco de este universo es válido hablar de “ESTADO DE DERECHO” en el sentido liberal del concepto.
Es en el anterior marco de referencia que tiene sentido democrático liberal hablar de “Estado de Derecho”, marco que es válido para el modelo político jurídico de “Estado Social de Derecho”, pero corregido y aumentado, en el sentido de un mayor contenido garantista de derechos y libertades, ya no solamente individuales, civiles y políticas, sino, además, colectivas en sentido grupal, sectorial y social, económicas, culturales y medioambientalistas.
Es también en el anterior marco de referencia que tiene sentido preguntarse por la existencia del “Estado de Derecho” en el sentido liberal democrático en una sociedad, en un país en circunstancias de tiempo, lugar y modo determinados. Porque la acepción kelseniana, técnico jurídica y neutra al valor ético, filosófico y político, distorsionó y distorsiona el significado histórico del concepto y permite utilizarlo como parapeto de buenas pero también de las peores causas. De este modo, es que tiene sentido democrático liberal preguntarse por la real o presunta existencia del “Estado de Derecho” en los países de nuestra América Hispano Lusitana. Como es apenas obvio, iguales consideraciones son de recibo para todo lo concerniente al Estado, al Derecho, al principio de legalidad y a la legitimidad política. Pero esta particularización analítica corresponde a la intelectualidad de cada uno de nuestros países y en cuanto a Colombia concierne será en otra oportunidad que se intente una aproximación por parte del autor de estas notas.
BIBLIOGRAFÍA
TULIO ELÍ CHINCHILLA HERRERA.. “El Estado de Derecho como modelo político jurídico”. Copia en mimeógrafo. Sin pie de imprenta.
2004. DIEGO ESTRADA ÁLVAREZ. “¿Cuál Estado de Derecho?”. En: Revista Neurón. Editorial Unespros. Medellín. Colombia. Páginas 63 – 65.
1997. OLGA MESTRE DE TOBÓN. El Estado de Derecho en Colombia (entre la realidad y la ilusión). Editorial Temis. Medellín. Colombia.
1999. JOSÉ IVAN ORTIZ CASTRO. Aproximación al Estado (Derecho Constitucional General ). Ediciones Gráficas Ltda. (Para el Departamento de Publicaciones de la Universidad de Medellín). Medellín. Colombia. 4ª. Edición.
1987. Directores NORBERTO BOBBIO (+) y NICOLA MATEUCCI. Diccionario de Ciencia Política. Tomo I. Siglo XXI editores.
1997. RAFAEL DEL ÁGUILA y GREGORIO ROBLES. “Manual de Ciencia Política”, editorial Trotta. Madrid. España.
11.- EL TLC O LA GRAN QUIEBRA NACIONAL

Carlos Novoa
Sacerdote. Profesor titular Universidad Javeriana
Jueves 27 de abril 2006
Portafolio

Para evitar las dinámicas de sojuzga­miento y despojo por parte de las minorías poderosas contra las mayorías excluidas se ha conformado y firmado por parte de la gran mayoría de las naciones del mundo la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. El eje capital de esta declaración es el compromi­so con la promoción integral de la digni­dad de la persona humana y de los pue­blos, único absoluto moral que se puede exigir hoy alas más variadas culturas, religiones,, ciencias, ideologías y nacionali­dades.
Por esto, los signatarios de esta decla­ración universal se comprometen a pro­mover activamente a nivel nacional e internacional trabajo y salario justos para todos, lo mismo que vivienda, salud pú­blica y recreación dignas, en­tre otros. por ende, desarrollar esta pro­moción se configura como un imperativo ético de primera magnitud para todos los pueblos de la tierra yen especial para los más ricos y poderosos.
Y este, ciertamente, no es el caso del in­conmensurable poder económico estado­unidense, el cual en una relación absolu­tamente asimétrica y llena de presiones indebidas nos ha impuesto un TLC que contraría tal imperativo, con la aquies­cencia, por supuesto, de la administración Uribe Vélez, fiel servidora del men­cionado poder. Por esto, se puede afir­mar que el TLC firmado en primera ins­tancia entre Colombia y Estados Unidos es inmoral, ya que generará grandes tasas de desempleo y pobreza en nuestro país, amen de la quiebra de nuestra in­dustria y agricultura. De acá, que lo úni­co que nos queda a las colombianas y co­lombianos es movilizarnos para impedir la aprobación definitiva de este infame tratado.
Muchos son los argumentos que se pueden traer para comprobar dicho talante inmoral. Dada la natural brevedad de este articulo sólo me es posible seña­lar algunos. El TLC acordado entre Colombia y Estados Unidos acepta el ingreso de produc­tos usados estadouniden­ses para vender en Colom­bia, los cuales por supuesto llegaran a unos precios muy inferiores a los colombianos: ¿cómo competirán los productos de la industria colombiana en estas condiciones? simplemente, quebrará. Lo de los cuartos traseros de pollo (pierna, pernil y rabadilla) es muy grave, ya que estos son desecho en los Es­tados Unidos porque allá no se consu­men y por ende entrarán acá a precios muy inferiores a los nuestros. Colombia pedía máximo la entrada de 1.000 tonela­das de estos y se concedió el acceso de 26.000 toneladas anuales de estos cuar­tos, o sea, nuestra industria avícola a la quiebra.
Entrarán desde el primer día de la aprobación definitiva del Tratado 2 millones de toneladas anuales de maíz estado­unidense sin ningún arancel y con un precio muy inferior al que podemos po­ner a nuestro maíz y entonces, nuestros agricultores quebrarán. Colombia pedía que no entraran más de 500.000 toneladas anuales de este cereal. Con esta medida se ponen en severo peligro un millón de hectáreas de cultivos nacionales.
También entrarán cada año tres millo­nes de toneladas de otros cereales norte­americanos (arroz, trigo, cebada, soya), con el mismo problema de los precios del maíz. En este sentido nos ingresarán anualmente 90.000 toneladas de arroz sin arancel cuando Colombia pedía que en­traran máximo 30.000 toneladas. El arroz, el maíz y los cuartos traseros de po­llo generan en Colombia más de 2 millo­nes 500 mil empleos, los cuales corren un gravísimo peligro por la competencia es­tadounidense.
La administración Uribe Vélez dice que subsidiará a los agricultores afectados con dineros del presupuesto nacional: ¿de dónde van a salir esos dineros cuando el erario público no tiene dinero ni siquiera para mantener abiertos lo hospitales para los más de 25 millones de colombianos pobres? Colombia pedía exportar 500.000 toneladas d azúcar al año a los Estados Unidos y ellos sólo aceptaron 50.000 toneladas y no han aclarado si le cobrarán arancel o no. Que muchos de nuestros productos industriales entren sin arancel al mercado norteamericano no deja de ser un espejismo ¿cómo van a competir los productos industriales colombianos con los productos chinos que tiene invadido el mercado de Estados Unidos con unas ventajas competitivas que no pueden alcanzar y que están barriendo hasta la misma producción estadounidense? Ni qué decir de los cinco años de patentes concedidos a los productos farmacéuticos, violando la legislación de la Organización Mundial de Comercio, que no admite más de dos años. Esta medida impedirá a nuestros pobres el acceso las drogas genéricas cuando la diferencia de precios entre las medicinas farmacéuticas y las genéricas va del 100 al 300 por ciento.
En su alocución televisada a todo el país el lunes 27 de febrero de 2005, el presidente Álvaro Uribe Vélez hizo una férrea defensa del TLC y de los resultados obtenidos por el equipo negociador, afirmando: ?El TLC es una oportunidad para que el país piense en grande, proyecte en grande, actúe en grande?. Para generar en grande un enorme problema económico nacional, de forma especial en el medio rural, ciertamente, para producir en grande altas tasas de desempleo y pobreza, el mejor caldo de cultivo para el crecimiento de los grupos armados al margen de la ley y el Aumento de la violencia y el conflicto social en nuestro país que tanto nos agobia.

12. TESTIMONIO 1

CONSEJO LATINOAMERICANO DE CIENCIAS SOCIALES
Buenos Aires, 26 de Mayo de 2006.
Dr. Álvaro Uribe Vélez,
Presidencia de la República
Cra. 8 No..7-26, Palacio de Nariño
Bogotá, Colombia
Señor Presidente:
En mi calidad de Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y en nombre de los 175 centros de investigaciones e instituciones académicas de saber superior en ciencias sociales de 21 países de América Latina y el Caribe me dirijo a Ud. a los efectos de manifestarle nuestra más profunda preocupación ante las reiteradas amenazas de que fueran objeto varias de nuestras instituciones afiliadas: la Escuela Nacional Sindical, el Instituto Popular de Capacitación y la Corporación Región, todas localizadas en la ciudad de Medellín.
La razón de esta sinrazón por la cual estas instituciones han sido declaradas como un "objetivo militar" por el brazo armado de las Ex-AUC, ardientes defensores de su candidatura presidencial, radica en su noble y valerosa "búsqueda de una alternativa democrática diferente a la de la propuesta política de nuestro actual Presidente," como declaran los violentos en un ignominioso libelo. Como Ud. seguramente sabrá, las instituciones arriba mencionadas son asociaciones de bien público que trabajan por la defensa y promoción de los derechos humanos, la libertad y la justicia dentro de los marcos legales y pacíficos que supuestamente la Constitución de Colombia garantiza para todos sus ciudadanos.
Creemos, Sr. Presidente, que es ocioso argumentar acerca de la extrema gravedad que configura una situación como esta que vulnera los más elementales derechos civiles y políticos que consagra la Constitución de Colombia, que Ud. ha jurado defender, y que deteriora aún más la imagen de Colombia en todo el mundo. Nos preocupa, Sr. Presidente, que pese a los reclamos de nuestros colegas de Medellín, no se conozca todavía de su parte un repudio público y enérgico a estas bárbaras amenazas que creíamos definitivamente erradicadas en nuestros países. Sabemos por experiencia que el accionar de esos grupos de psicópatas violentos y autoritarios sólo es posible con el silencio oficial, cuando no del aliento de las principales autoridades. La indiferencia de la primera magistratura del Esado colombiano ante tamañas afrentas a la convivencia pacífica y civilizada no puede sino ser interpretada, por cualquier observador independiente, como complicidad con una conducta criminal que daña irreparablemente las credenciales democráticas con las cuales Ud. pretende presentarse ante la ciudadanía y alimenta el espiral irracional de la violencia política que desde hace largas décadas desgarra la noble tierra colombiana.
Exigimos, por lo tanto, que Ud. emita una inmediata y pública condena de estas amenazas; lque asegure, con todos los poderes del Estado, la efectiva protección para las sede de nuestras instituciones afiliadas, sus autoridades y funcionarios; que ordene una meticulosa investigación sobre el origen de estas amenazas, y de sus autores materiales e intelectuales; y que adopte las medidas indispensables para erradicar definitivamente hechos como los que estamos denunciando y que degradan dolorosamente las condiciones de vida de todos los colombianos. Por nuestra parte, la totalidad de los centros adheridos a CLACSO trabajaremos conjuntamente con nuestros colegas de Colombia para que los distintos organismos dedicados a la protección de los Derechos Humanos en ese país, América Latina y en el sistema internacional tomen cartas en el asunto y contribuyan a poner fin a una situación que nos averguenza ante el mundo.
Atentamente,
Dr. Atilio A. Boron
Secretario EjecutivoConsejo Latinoamericano de Ciencias Sociales / CLACSO

mayo 26 2006,
gentileza de Guillermo Hoyos,
ghoyos@javeriana.edu.co ,

13.- TESTIMONIO 2

YA SUENA EL CORTEJO

Actualidad. Por: Aura Lucía Mera
El País-Cali Mayo 23 de 2006

Ya se oyen los claros clarines... el domingo próximo ¿"habemus" Papa...?. Lo más seguro es que el cónclave se saldrá con la suya y ungirá por segunda vez al ubérrimo.
Sólo un golpe de la providencia, o el Espíritu Santo en un arranque de eficiencia, o los ángeles de la guarda apelotonados para cuidar este país despelotado, lograrían cambiar el rumbo de esta nave que está convencida, como el Titanic, que nada la hará encallar y que llegará a puerto seguro donde todo serán aplausos, vítores y celebraciones por la feliz travesía. Voté por Álvaro Uribe hace cuatro años. Vi en él un hombre serio, sin dobleces, frentero y confiable. Un paisa llano que traía un lenguaje distinto, alejado de la politiquería, los chanchullos, las componendas y los gatos encerrados.
Durante más de dos años seguí su discurso y estuve de acuerdo con él. Me parecía que con él, Colombia empezaba a respirar nuevos aires de esperanza. No admitía ninguna crítica y estaba cayendo peligrosamente en el hechizo seductor de unos ojos claros y una sonrisa angelical... me estaba tragando entero el cuento de las maravillas de este país, como en el Truman Show de la felicidad virtual... No sé cómo algo en mi interior, que no me deja comer callada ni tragar entero ni hipnoti-zarme con cantos de sirena, empezó a revolverse dentro de mi... un no sé qué cuestionador que pujaba por salir y mostrarme que ni todo era tan bonito, ni tan justo, ni tan recto ni tan ni tan... tan... tan... Ese gusanillo logró hacerse escuchar y empecé a abrir los ojos... sin apasionamientos políticos, ni mucho menos partidistas, ya que no pertenezco a ninguno. Ni manoseo ni me dejo manosear. Ha sido, no lo niego, un despertar no exento de dolor. Todo mito cuando se empieza a derrumbar entristece el alma. Fui cayendo en cuenta que en el Presidente-candidato existe una especie de doble personalidad. ¿Se acuerdan del doctor Merengue? ¿O de doctor Keckyll y Mister Hyde? Pues algo parecido estoy percibiendo. En este cuatrienio... y no pienso negar los logros que ha conseguido porque sería querer tapar el sol con las manos, no se trata de inventarme un memorial de agravios, he percibido, repito, cómo se ha ido desenroscando su verdadera personalidad, se ha ido despojando de la máscara de bondad infinita y la carita de "aquí no mato una mosca".
Ha salido su "verdadero self...". Un hombre frío, calculador, ajedrecista mental con enroques visionarios, implacable con sus contradictores, mesiánico y soberbio, de sueños casi caudillistas, domador, seductor de multitudes, impecable actor que sabe desempeñar sus diferentes roles a la perfección, sin perder la línea que le corresponde ni olvidarse del guión.
Esto en sí no es bueno ni malo. Lo que cuestiono es por qué camuflarse durante tanto tiempo. Por qué no se mostró como era desde un principio. Así muchos colombianos o lo hubiéramos aceptado desde un comienzo o lo hubiéramos rechazado... pero hubiéramos sabido "el nombre del juego". Me siento engañada. Invitada a jugar una partida de bridge y obligada a ingresar en el equipo de póker. Repudio su soberbia, su doble juego, sus verdades a medias, sus desplantes a los demás candidatos en esta contienda, en la cual es el ubérrimo y los demás unos pobres despistados que se atreven a cuestionarlo. No juego más. Tacho y la remacho.
Por eso mi voto esta vez será por Carlos Gaviria y Patricia Lara. Honestos. Con una visión democrática, pluripartidista, que le abre un espacio oxigenado a una izquierda democrática y a una mayor conciencia social.
Espero no ser excomulgada de nuevo, esta vez no por la Iglesia sino por algunos círculos de amistades. Y si me excomulgan, bendito sea el Señor.
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