jueves, octubre 12, 2006

PENSAMIENTO CRÍTICO VIRTUAL (PCV)
No. 19 13-27 de octubre, 2006
Una Publicación quincenal de
ECOPAIS - ATISBOS ANALÍTICOS
Se actualiza el 1 y 15 de cada mes a las 6.30 p.m
CONTENIDO:
1. “EL CHOQUE DE CIVILIZACIONES: EL VIEJO CUENTO DEL NUEVO TOTALITARISMO”, por Cedrik Housez
2. “OCCIDENTE ANTE EL RETO DE LOS INTEGRISTAS”, Rubén Darío Acevedo, Historiador Universidad Nacional de Medellín, 25 09 2006, rdaceved@unal.edu.co
3. ENTREVISTA A EVO MORALES
Por Jens Glüsing y Hans Hoyng
4. EL GOLPE CONTRA Evo Morales está previsto para este miércoles, 11 de octubre ,POR Heinz Dieterich, profesor de la UNAM
5. “SIN TETAS NO HAY PARAÍSO”: ¿ASUNTO DE PEREIRA?
por Oscar Robledo Hoyos
6. “COMUNITARISMO Y SOLIDARIDAD: FUNDAMENTOS DEL ESTADO COMUNITARIO," por Alfredo Sarmiento Narváez, Alfredo.sarmiento@opciontolima.org
7.“A SUIZA NO FUIMOS DE PASEO
por Humberto Vélez Ramírez, humbertovelez@andinet.com
Preatisbos Analíticos No 1, agosto 2000.
8.“UNA APROXIMACIÓN ‘CIENTÍFICA’ AL FENÓMENO DEL INFIERNO”
9.¿OTRA VEZ EN LA ENCRUCIJADA?
por Alcibíades Paredes,aparedes@telesat.com.co
10.“Procesos de Paz”
por Juan Diego García,jgarciam@fundaciontripartita.org
11.“DEL DEMONIO, SUS DOMINIOS Y VICARIOS”
por Hernando Llano, ellano@puj.edu.co
1.“EL CHOQUE DE CIVILIZACIONES: EL VIEJO CUENTO DEL NUEVO TOTALITARISMO” , por Cedrik Housez, en, http://www.desdeabajoinfo/mostrar_articulo.ph?tipo=actualidad&=1116
«Fascismoislamismo», «fascismo islámico», «nuevo fascismo», «nuevo totalitarismo»… la última moda de la «guerra contra el terrorismo» parece ser la renovación del término «fascista» y el regreso de la retórica antitotalitaria. Aunque no es realmente reciente [1] este fenómeno encuentra hoy una repercusión considerable, especialmente importante en el marco de la actualidad mediática francesa del año 2006.
En Francia, durante el mes de marzo de 2006, la casa Éditions Denoël lanzó una nueva revista de política internacional que lleva por nombre Le Meilleur des mondes. La revista «reclama la herencia política, intelectual y moral de la corriente antitotalitaria» [2] y reúne en su comité editorial un gran número de de personalidades mediáticas proestadounidenses [3]. En su editorial se mezclan la lucha contra el comunismo de la época de la guerra fría y el combate actual contra «el islamismo» mientras se lamenta que Francia se haya mostrado o se esté mostrando complaciente hacia cada uno de esos movimientos.
Durante el mismo período, el semanario satírico francés Charlie Hebdo [4], que se destacó semanas antes al publicar las caricaturas de Mahoma inicialmente publicadas en el Jyllands Posten [5], publicó un manifiesto intitulado «Juntos contra el nuevo totalitarismo» [6]. En su introducción podemos leer que «Luego de haber vencido al fascismo, el nazismo y el estalinismo, el mundo enfrenta una nueva amenaza global de tipo totalitario: el islamismo.». El manifiesto fue ampliamente reproducido por el semanario francés L’Express, la publicación mensual francesa TOC y el diario suizo Le Temps y alcanzó cierta repercusión internacional.
Entre los firmantes de esta llamamiento se encuentra Bernard Heni Levy y Carolina Fourest. Esta última es autora de un ensayo, laureado en 2006 como el de A. Adler con el Premio del Libro Político de la Asamblea Nacional, titulado La Tentation obscurantiste [7]. En esa obra, publicado al mismo tiempo que otras con una problemática equivalente, Carolina Fourest pone en oposición dos tradiciones de izquierda: una «antitotalitaria» que después de haber combatido el estalinismo fustigaría el islamismo y otra «tercemundista» que, por sentimiento de culpa, aceptaría sin reflexionar cualquier cosa de parte de los islamistas. Fourest llamaba, por supuesto, a movilizar la primera corriente contra la segunda. Por su parte, Bernard Henri Levy popularizó, a través de sus editoriales en el semanario francés Le Point y de sus numerosas intervenciones mediáticas, el término «fascislamismo», contracción de fascismo e islamismo , y presenta regularmente «el islamismo» como el «tercer fascismo» que el «mundo libre» tendrá que enfrentar [8]. Esta denuncia adquirió incluso una dimensión central en sus recientes producciones ya que, este verano y durante la guerra del Líbano, todas sus crónicas abordaban este asunto de una u otra manera. El autor denunciaba así el «fascislamismo» de Hamas y de Hezbollah manipulado por Damasco y Teherán [9] presentaba el islamismo como un nuevo peligro totalitario [10] y comparaba la guerra del Líbano con la guerra de España poniendo, lo más seriamente del mundo, a Israel en el papel de los republicanos españoles [11]. Dando como ciertas las declaraciones de las autoridades británicas [12] y sin que haya habido aún ningún juicio, BHL designa como «fascistas» a las personas acusadas por la policía británica de haber preparado atentados contra aviones de pasajeros en el aeropuerto de Londres [13]. Para terminar, y mediante una de esas extrañas mezclas que sólo él sabe hacer, se las arregla para combinar la confesión de Gunther Grass sobre su paso por las Waffen SS, «sus exageraciones sovietófilas» y el desarrollo del «fascislamismo» para presentar todos esos elementos totalmente diferentes como un todo coherente. [14].

Donald Rumsfeld

Estos elementos no son excepciones sino que ilustran una tendencia general que existe en la prensa francesa, y más allá. Los editorialistas neoconservadores estadounidenses, como el muy influyente William Kristol [15], también presentan el islamismo como un nuevo peligro comparable al estalinismo y el nazismo, y no hay que ir muy lejos para encontrar el parecido entre el «fascislamista» de Bernard Henri Levy, el «nazislamista» de Yvan Rioufol del diario Le Figaro y el «islamofascism» de Frank Gaffney. No son sólo los editorialistas quienes hacen esa mezcla ya que, por ejemplo, el ex ministro francés de Educación Luc Ferry comparó el desarrollo del islamismo con el auge del nazismo (estimando incluso que el primero puede ser hasta peor que el segundo [16], el ex ministro británico de Relaciones Exteriores, Jack Straw, calificó el terrorismo «islamista» de «nuevo totalitarismo» [17] y su homólogo alemán Joschka Fischer repitió comentarios similares tanto en el su discurso de Princeton, en noviembre de 2003 [18] como en la entrevista que concedió al diario Handelsblatt meses más tarde [19]. Recientemente, el 10 de agosto de 2006, el propio George W. Bush calificó a los ciudadanos británicos acusados de haber preparado un atentado contre el aeropuerto de Londres de «fascistas islámicos» [20] y su secretario de Defensa Donald Rumsfeld presentó el «terrorismo islamista» como «un nuevo tipo de fascismo» [21].
Pero, después de todo, ¿qué hay de erróneo en esa forma de presentar los movimientos musulmanes armados? ¿El extremismo, cualquiera que sea su ideología o religión, no tiende efectivamente a regir totalmente la vida del individuo? ¿Un sistema político basado en la aplicación estricta de los dogmas religiosos no buscaría regir íntegramente aspectos de la vida de las personas ejerciendo por consiguiente un control total sobre su existencia? ¿Y la presencia del Estado en todos los aspectos de la vida del individuo, incluyendo el aspecto privado, no representa acaso la esencia misma de un sistema totalitario?
Basándose en ese argumento, sería posible afirmar, por consiguiente, que los movimientos musulmanes armados son partidos totalitarios y que combatirlos equivale a combatir el totalitarismo. ¡LQQD!
Sin embargo, el asunto no es tan sencillo.
Primeramente, porque la palabra «totalitarismo» nunca ha sido un término políticamente neutro aplicable únicamente a regímenes opresores sino una consigna para movilizar a la alianza atlántica contra el Pacto de Varsovia sobre la base de una mezcolanza entre comunismo y nazismo, asunto que retomaremos posteriormente.
Después porque también carece de coherencia el uso de la palabra «islamismo» para designar movimientos musulmanes armados. ¿Qué tienen en común los revolucionarios iraníes que derrocaron la dictadura sanguinaria del chah, los salafistas argelinos que tratan de imponer el regreso a un modelo de sociedad ya obsoleto, el Hamas que lucha contra el apartheid en Palestina, el Hezbollah que resiste a la invasión del Líbano por Israel y los presuntos autores de presuntos proyectos de atentados en Londres? Nada que no sea su religión y el prejuicio que pretende que se trata de una religión intrínsecamente violenta. Y si hay utilizar esa categoría, ¿por qué no incluimos en ella a los mercenarios de Ben Laden que lucharon contra los soviéticos en Afganistán, al Movimiento de Liberación de Kosovo que organizó atentados con bombas en pleno centro de Pristina, al gobierno checheno exilado en Washington que organiza atentados en Rusia, etc.? Sucede que ni la palabra «islamismo» tiene un fundamento claro y no es un término académico sino una palabra mediática que ha seguido destinos diferentes y que se impuso poco a poco para establecer una diferencia formal entre el Islam «bueno» y el «malo». Sobre la popularización de la palabra «islamismo» en los medios de difusión, sobre todo en la televisión, el periodista Thomas Deltombe precisa: «De tanto querer absolutamente mantener una visión moral y binaria que diferencia el Islam «bueno» del «malo», el periodismo televisivo –y no es el único– se encuentra en una situación ambigua. Es cierto que comenzó a reformar, oralmente y formalmente, la secular visión occidental de un Islam intrínsecamente dañino y ajeno, pero al mismo tiempo continúa haciéndose eco, implícitamente y en el fondo, de una visión que sigue siendo negativa sobre un fenómeno religioso que percibe como sospechoso y ajeno.». [22]. Los movimientos musulmanes armados al servicio de los intereses occidentales representan necesariamente al Islam «bueno» y no pueden por tanto ser considerados parte del Islam «malo», que es el islamismo.
No ha que decir, pero es mejor decirlo, que la denuncia de conceptos tan nebulosos como totalitarismo o islamismo no equivale a negar ciertos comunistas o musulmanes hayan desarrollado formas intolerantes, oscurantistas y criminales de su ideal o de su fe. De la misma manera, el recordar esas desviaciones del comunismo o del Islam tampoco significa negar que ese mismo tipo de fenómenos se produce también en el seno de otros movimientos ideológicos o religiosos.
Rechazar el empleo de la retórica del «totalitarismo islámico» o ver sus límites evidentes no significa renunciar al laicismo sino, por el contrario, defenderlo separándose del discurso dogmático de los pontífices del neoconservadurismo.
Para entender bien esta retórica, es importante analizar los orígenes del empleo de la palabra «totalitarismo» y su tránsito del estatus de concepto al servicio del análisis político al de calificativo moral tendiente a estigmatizar al adversario. La historia de ese término es especialmente importante en la medida en la que este cambió de sentido y evolucionó a través del tiempo.
La herramienta de análisis se convierte en arma de la guerra fría
La primera utilización de ese término la encontramos en un discurso de G. Amendola, un italiano opositor de los fascistas, pronunciado el 22 de mayo de 1923 en el que se denuncia el control impuesto a las diferentes instituciones italianas. Aún siendo un término peyorativo, Mussolini lo retoma y lo reivindica en un discurso pronunciado el 22 de junio de 1925 antes que Gentile, teórico fascista, lo desarrolle en su obra La Doctrina fascista, en 1932. Paralelamente, el concepto de régimen totalitario va ganando popularidad durante los años 30 aún cuando en esa época se usa para designar únicamente los regímenes fascistas y nazis. Es en 1930, con la firma del pacto germano-soviético, que el concepto de «regímenes totalitarios» será aplicado también al régimen estalinista en los países de fuerte tradición antimarxista y en el establishment europeo. Sin embargo, a partir de 1941 y del ataque del Reich contra la URSS, esta denominación globalizante que temporalmente en estado de hibernación.
Después de la 2da Guerra Mundial, los historiadores y politólogos estudiarán el nazismo para tratar de explicar el fenómeno. Pero muy rápidamente, con el desarrollo de la guerra fría, asistiremos a una cristalización de los modelos explicativos, tanto al Este como en el Oeste, alrededor de dos interpretaciones que compiten entre sí.
Al Este, en el bloque comunista, la que se impone es por supuesto una concepción marxista. La teoría del Komintern define el fascismo como una reacción de la burguesía ante el derrumbe del capitalismo. Por consiguiente, los regímenes fascistas y nazis están más cerca del bloque occidental que de la URSS ya que el fascismo es una evolución probable de los regímenes adversarios de esta.
Del lado opuesto, el bloque occidental vuelve al concepto de «régimen totalitario» y le da un nuevo aliento. Concentrándose en puntos de similitud entre los regímenes nazis, fascistas y soviéticos, el modelo totalitario permitirá presentar políticamente el régimen estalinista como reflejo del régimen hitleriano y convertir la democracia liberal en su contramodelo absoluto.
Este punto de vista se impondrá rápidamente en el establishment occidental. Es en Alemania, principal objetivo de la guerra fría, donde más se desarrollará el esquema de análisis totalitario. Esta lógica aparecerá así en la ley fundamental adoptada en 1949 en la República Federal de Alemania (RFA). El objetivo explícito de esa Constitución es impedir un retorno al régimen nazi así como evitar que el comunismo logre desarrollarse algún día en la RFA. Asimismo, dos alemanes exilados en Estados Unidos, Hannah Arendt y Carl Friedrich, son los principales autores de la definición universitaria del totalitarismo.
Hannah Arendt publicará en 1951 The origins of Totalitarianism donde ofrece un apasionado análisis de la ascensión del nazismo, su inevitable radicalización y su naturaleza intrínsecamente destructiva. El análisis del estalinismo es sin embargo mucho menos convincente y será ampliamente criticado en análisis posteriores (sobre todo en cuanto a su percepción de una sustitución de una sociedad de clases por una «sociedad de masa» así como su ausencia de análisis histórico del surgimiento del nazismo [23]).
Por su parte, Carl Friedrich desarrollará su análisis en un artículo intitulado «The Unique Character of Totalitarian Society», en la obra colectiva Totalitarianism publicada en 1954. Aquí desarrolla un modelo de cinco puntos que supuestamente definen las características del totalitarismo.
Según Friedrich, el régimen totalitario se define por:
una ideología milenarista oficial;
un partido único de masas;
monopolio de los medios de combate;
monopolio de los medios de comunicación;
control policiaco terrorista que define por sí mismo sus adversarios de forma arbitraria.
Friedrich criticará a los analistas que confunden totalmente el régimen nazi con el régimen estaliniano aunque su conclusión será, sin embargo, que las coincidencias entre nazismo y comunismo son más importantes que sus diferencias.
En 1956, ese modelo parece perder vigencia debido a la destalinización. Zbigniew Brzezinski, futuro consejero para la seguridad nacional del presidente demócrata Jimmy Carter, adaptará el esquema de análisis totalitario a ese suceso. En su artículo «Totalitarianism and Rationality» publicado en la American Political Science Review, estima que las técnicas de manipulación y de dirección de las masas, estudiadas por sus predecesores, funcionan al servicio de un objetivo revolucionario que no consiste ni en congelar la sociedad ni en cambiar las clases dominantes sino en sustituir el pluralismo por la uniformidad. Pero la «racionalidad» de las técnicas de dirección de las masas puede entrar en conflicto con el dinamismo sin freno de los objetivos, lo cual imprime una marcha desigual y abrupta a la historia de esos regímenes. De esa forma, la desestalinización no sería más que una peripecia dentro de un régimen que sigue siendo totalitario. Ese mismo año, Carl Friedrich y Brzezinski se asociarán para radactar la primera edición de Totalitarian Dictatorship and Autocracy. En ese libro, Friedrich retoca su modelo de cinco puntos y le agrega uno más: el control de la economía por el Estado.
Inspirándose en los trabajos de Friedrich, Raymond Aron afirmará en 1958, en Démocratie et totalitarisme, que el totalitarismo tiene cinco características:
un partido que monopoliza la actividad política;
una ideología oficial de Estado;
monopolio del control «de los medios de fuerza y de los medios de comunicación»;
control de la economía por el Estado
y la instauración de un terror policial e ideológico [24].
La izquierda europea rechazará la confusión entre nazismo y comunismo que se desprende de esas teorías y, ya en los años 60, los medios universitarios se apartarán también de esos análisis que rápidamente considerarán obsoletos. Efectivamente, de tanto querer concentrarse en las similitudes, el esquema de análisis totalitario pasa por alto la diferencia entre los regímenes fascistas y los regímenes comunistas, tanto en el plano de la organización como en la ideología o los métodos de toma del poder. Al meter el nazismo y el comunismo en un modelo único, los analistas pierden de vista la oposición entre el elitismo fascista y el igualitarismo comunista o el peso de la burguesía en el surgimiento del fascismo. En el plano de la organización, no hay tampoco comparación alguna entre el sistema instaurado por Hitler en Alemania y en la URSS por Stalin.
El análisis totalitario conserva sin embargo su atractivo para los medios conservadores y entre los intelectuales atlantistas reclutados y pagados por la CIA en el seno del Congreso por la Libertad de la Cultura [25]. Eso quiere decir que, si bien los debates universitarios se alejan de esas teorías, el esquema de análisis totalitario se seguirá enseñando y seguirá siendo apoyada ante el gran público. Así que, el 5 de julio de 1962, en la RFA, la conferencia de ministros de Educación de los Landers declara: «Los profesores de todas las disciplinas están en el deber de iniciar a los alumnos en las características del totalitarismo y los principales aspectos del bolchevismo y del nacional-socialismo, que son los dos sistemas totalitarios más importantes del siglo XX» [26]. La prensa dominante tampoco tiene en cuenta las dudas surgidas sobre ese modelo de análisis. En su estudio sobre el tratamiento de la cuestión nazi en la prensa de Alemania occidental entre 1963 y, Das 3. Reich in der presse des Bundesrepublik, R. Kühnl, observa que es frecuente la comparación entre el éxito de las SA en el seno de las clases populares en la Alemania de los años 30 y los éxitos comunistas, al igual que se habla de convergencia entre la Alemania nazi y la URSS mientras que se minimiza la complicidad de la gran burguesía con Hitler.
Al igual que la noción de «totalitarismo», la de «fascismo» no es una noción puramente objetiva. A partir del momento en que el análisis científico del totalitarismo pierde interés, sus promotores van a insistir más y más en la dimensión política y moral del concepto. El totalitarismo dejará así de ser tema de estudio de politólogos e historiadores para convertirse en el corazón del discurso de los intelectuales atlantistas. En Francia, el fenómeno mediático que representarán «los nuevos filósofos» hace de la cuestión totalitaria el núcleo de su análisis. Y los intelectuales mediáticos surgidos de ese movimiento, como André Gluksman o Bernard Henri Levy, lo utilizarán muy frecuentemente para estigmatizar primeramente todo régimen comunista y después a todo el que se acusa de ser un adversario de «Occidente», este último abusivamente asociado a la democracia liberal. En sus trabajos, el «totalitarismo» se convertirá por tanto en el enemigo absoluto y, por inversión de la perspectiva, cada enemigo será descrito como una nueva emanación de un totalitarismo decididamente proteimorfo.

Jane Kirkpatrick

La cuestión del totalitarismo servirá también de argumento político y de guía oficial de ciertas políticas. A fines de los años 70, cuando Jimmy Carter y su consejero Zbigniew Brzezinski ponen en tela de juicio las alianzas kissingerianas con las dictaduras militares sudamericanas, Jane Kirkpatrick invocará la lucha antitotalitaria para criticar esos cambios de alianzas en la revista Commentary. En su artículo de 1978 «Dictatorships and Double Standards», la futura embajadora de Ronald Reagan ante la ONU afirma que Estados Unidos tiene razón en dar su apoyo a las dictaduras militares en América del Sur. Según esas dictaduras no son más que regímenes autoritarios que dejan a sus conciudadanos más libertad que los regímenes totalitarios, que son los regímenes comunistas. Por consiguiente, Estados Unidos tiene que aprender a distinguir entre ambos regímenes y, por lo menos temporalmente, apoyar a las dictaduras que luchan contra los movimientos «totalitarios» y garantizan así los intereses estadounidenses. El artículo hizo mucho ruido, sobre todo por ser su autora una demócrata (Jane Kirkpatrick no se incorporará formalmente al Partido Republicano hasta 1985) y porque atacaba la política exterior concebida por Zbigniew Brzezinski en su propio terreno de investigación y estudios. La argumentación de Kirkpatrick servirá de base teórica a la política exterior de Ronald Reagan.
Al proponer un marco que permite justificar la política exterior del bloque occidental, estigmatizar a los enemigos en el plano político y moral y al crear espectro absoluto presentado como antítesis de la democracia, en medio siglo el «totalitarismo» pasará de la categoría de concepto para explicar el fascismo al rango de palabra del lenguaje común que permite diabolizar todo tipo de adversario. Al carecer ya de reales pretensiones científicas, este concepto será utilizado a menudo como sinónimo de «fascismo» y, mediante la asimilación entre comunismo y nazismo que propone el totalitarismo, los comunistas se convertirán a veces en los «fascistas rojos» por obra y gracia de la pluma de ciertos autores atlantistas. El «antitotalitarismo» se convertirá en base ideológica oficial de la izquierda atlantista europea y en uno de los aspectos de aquello que se califica en Francia como «pensamiento único» [27].
La adaptación al fin de la guerra fría
Sin embargo, la noción de antitotalitarismo va a perder vitalidad con el fin de la guerra fría. Se mantendrá su retórica en los ataques contra Cuba, Corea del Norte, contra el Irak de Sadam Husein o la Yugoslavia de Milosevic, pero su uso se hará menos frecuente. En Francia, la investigación de finales de los 90 sobre el comunismo se verá marcada sin embargo por un resurgimiento de la comparación comunismo-nazismo con la muy mediática publicación de Pasado de una ilusión de François Furet [28] y sobre todo con la aparición del Libro Negro del comunismo [29]. Esta obra colectiva, cuyo prefacio debía escribir F. Furet (fallecido aquel mismo año) se publicó finalmente con un prefacio de Stephane Courtois. Las numerosas asociaciones entre comunismo y nazismo que hace el autor en ese texto llegó incluso a provocar en la Asamblea Nacional francesa un debate sobre la presencia de ministros comunistas en el gobierno de Lionel Jospin.

Anna Arendt, 1975

Actualmente, con la «guerra contra el terrorismo», asistimos a un resurgimiento de la retórica antitotalitaria. Y de nuevo se utiliza esa retórica para inventar una asimilación entre regímenes o movimientos que finalmente tienen pocos vínculos. Este uso de la clasificación «totalitario» en la «guerra contra el terrorismo» no tiene además otro fundamento que la utilización política o moral del epíteto. Se habla de «nuevo totalitarismo» para señalar al islamismo o el terrorismo islamista pero ¿qué tiene que ver el islamismo con la definición del totalitarismo que nos dan Arendt, Aaron, Friedrich ou Brzezinski? Este último, por cierto, rechazó la comparación juzgándola tan inoportuna como nefasta a largo plazo para la política estadounidense y la ridiculizó [30].
Pero, diga lo que diga Zbigniew Brzezinski, esta retórica presenta ventajas a corto plazo. Veamos las cuatro más importantes.
Primero que todo, presentar el islamismo como un nuevo totalitarismo comparable con el nazismo y el comunismo ayuda a dramatizar la situación. Al asimilar el islamismo a un sistema político comparable con el nazismo o el comunismo (una de las tesis centrales del orientalista Bernard Lewis [31]), se puede inventar la amenaza y justificar así considerables gastos militares. La mención constante de supuestos paralelos entre el 11 de septiembre y Pearl Harbour y el lugar común de los editorialistas neoconservadores o proestadounidenses que afirman que el mundo actual es más peligroso que el de la guerra fría también apoyan ese punto de vista. Si el islamismo puede compararse con el nazismo hay que prepararse para hacerle frente y disponer de fuerzas militares capaces de enfrentar el futuro conflicto. Si el islamismo hace que este mundo sea más peligroso que el de la guerra fría, hay que contar con un presupuesto militar superior al de la guerra fría.
Por otro lado, meter en el mismo saco islamismo, nazismo y comunismo permite presentar los movimientos musulmanes armados una fuerza unificada que busca un solo objetivo. En realidad, nada permite afirmar que los movimientos calificados como islamistas colaboran entre sí pero al mezclarlos en un movimiento «totalitario» o «fascista» musulmán, los expertos mediáticos abordan el islamismo como un todo. Es eso lo que les permitió, durante el quinto aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, hablar a la vez de los atentados atribuidos a Al Qaeda, de la violencia «islamista» en Irak, del Hezbollah «islamista», de la bomba atómica «islamista» iraní y, en definitiva, de un «complot» islamista contra «la» civilización.
Además, presentar el conflicto como una nueva confrontación entre el mundo democrático y un peligro totalitario con un nuevo rostro permite justificar la existencia de una alianza «natural» del bloque occidental, presentado como el mundo democrático. Y al manejar paralelos históricos más o menos injustificados es posible convertir a Estados Unidos en el dirigente «natural» de un «mundo libre» obligado a organizar su legítima defensa. Este discurso se basa en una presentación de Estados Unidos como el gran vencedor de la 2da Guerra Mundial (y minimizar por tanto el papel de la URSS en ese conflicto) y de la guerra fría.
Finalmente, asimilar el islamismo a un totalitarismo busca también quitar legitimidad al discurso de quienes se oponen al dogma de la «guerra contra el terrorismo». Si el islamismo es un totalitarismo los que se niegan a combatirlo o a verlo como el mayor peligro de nuestra época son necesariamente cómplices del totalitarismo y por tanto enemigos de la democracia, o sea posibles criminales de guerra. De esa forma, estableciendo el paralelo con el estalinismo, Caroline Fourest se refirió a la gente de izquierda que se niega en Francia a aceptar simplificaciones y mescolanzas alrededor del Islam y del terrorismo como «idiotas útiles» o «compañeros de viaje» del islamismo [32]. Por su parte, el 29 de agosto de 2006, Donald Rumsfeld comparó a los adversarios de su política con los que preconizaban el entendimiento con los nazis antes de la 2da Guerra Mundial [33]. Caroline Fourest y Donald Rumsfeld no los únicos que establecen ese tipo de comparaciones.
¿Hay que renunciar entonces al uso del termino «totalitarismo»? ¿Toda utilización de ese término está condenada a servir de propaganda proestadounidense? Claro que no. Sin embargo, al igual que muchos conceptos, y sin dudas más que otros, la noción de totalitarismo de ser manejada con precaución. Es importante conocer sus límites y no dejarse encerrar en la retórica de quienes lo utilizan como arma política para estigmatizar a sus propios adversarios o justificar políticas coloniales.

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[1] Pocos meses a penas después del 11 de septiembre, el editorialista neoconservador Alexandre Adler publicaba Yo vi el fin del viejo mundo, donde hablaba de «fascismo musulmán»: «Yo afirmo por consiguiente que el antiamericanismo de hoy, bajo apariencias vagamente progresistas, no es más que un conglomerado de viejos sueños perdidos bajo las ruinas del muro de Berlín –un sentimiento fascitizante que, de hecho, simpatiza con el «fascismo musulmán» propagado por los islamistas». J’ai vu finir le monde ancien, París, Grasset, 2002; Hachette, Pluriel, p. 69. Este libro recibió el Premio del Libro Político de la Asamblea Nacional del año 2003 otorgado por un panel de editorialistas conocidos.
[2] «Koestler, notre contemporain», Michel Laval, Le Meilleur des mondes, n°1, primavera de 2006
[3] El director de la publicación es Olivier Rubistein, el redactor jefe es Michel Taubman y el comité editorial lo componen Mohamed Abdi, Galia Ackerman, Antoine Basbous, Eve Bonnivard, Claire Brière-Blanchet, Pascal Bruckner, Jean Chavidant, Stéphane Courtois, Brice Couturier, Thérèse Delpech, Susanna Dorhage, Antonio Elorza, Myriam Encaoua, Frederic Encel, Arié Flack, Cecilia Gabizon, Philippe Gaudin, André Glucksmann, Raphael Glucksmann, Romain Goupil, Gerard Grunberg, Philippe Gumplowicz, David Hazan, Olivier Languepin, Max Lagarrigue, Michel Laval, Jacky Mamou, Barbara Lefebvre, Violaine de Marsangy, Jean-Luc Mouton, Kendal Nezan, Jean-Michel Perraut, Nata Rampazzo, Pierre Rigoulot, Olivier Rolin, Elisabeth Schemla, André Senik, Pierre-André Taguieff, Jacques Tarnero, Florence Taubmann, Bruno Tertrais, Antoine Vitkine, Marc Weitzmann e Ilios Yannakakis. El capital de la revista se divide entre Éditions Denoël y la asociación «Amis du Meilleur des mondes» que preside André Glucksmann.
[4] «Vendre le «choc des civilisations» à la gauche», por Cedric Housez, Voltaire, 30 de agosto de 2005.
[5] «Caricatures danoises et hystérie en trompe l’œil», Voltaire, 17 de febrero de 2006.
[6] «Ensemble contre le nouveau totalitarisme», Charlie Hebdo, 1ero de marzo de 2006.
[7] ««Division» de la gauche: le «double langage» de Caroline Fourest», par Cedric Housez, Voltaire, 25 de noviembre de 2005.
[8] En el reportaje, donde el autor resalta su apoyo a Israel, que hizo para el diario Le Monde durante la guerra del ejército israelí contra el Líbano, BHL escribió: «Ese fascismo con rostro islámico, ese tercer fascismo, en el que todo indica que es para nuestra generación lo que fueron el otro fascismo y luego el totalitarismo comunista para la de nuestros predecesores...». («La guerre vue d’Israël», por Bernard Henri Lévy, Le Monde, 27 de julio de 2006.)
[9] «Disproportion ?», Le Point, 20 de julio de 2006 y «Disproportion, suite», Le Point, 3 de agosto de 2006
[10] «La guerre vue d’Israël», art. citado
[11] «Hezbollisation», Le Point, 10 de agosto de 2006
[12] ver «Complot terroriste au Royaume-Uni: que se passe-t-il vraiment?» por Craig Murray; «Fabriquez vous-mêmes votre bombe au TATP» por Thomas C. Greene; «Le mensonge des attentats à l’explosif liquide», por James Petras, Voltaire, 18, 21 y 29 de agosto de 2006.
[13] «Cinq remarques sur le désastre (évité) de Londres», Le Point, 17 de agosto de 2006
[14] «Günter Grass en sa débâcle», Le Point, 24 de agosto de 2006).
[15] Como ejemplo podemos remitirnos a lo que escribía en el editorial del Weekly Standard al comienzo de la agresión israelí contra el Líbano: «It’s Our War», por William Kristol, Weekly Standard, 15 de julio de 2006. Ese texto fue analizado en nuestra rúbrica Tribunas y Análisis: «Damas, Téhéran et le Hezbollah sur le banc des accusés», Voltaire, 25 de julio de 2006.
[16] «Interview de Luc Ferry par Jean-Michel Apathie», RTL, 7 de febrero de 2006.
[17] «Terror ’is new totalitarianism’», BBC, 13 de marzo de 2004.
[18] «L’Europe et l’avenir des relations transatlantiques», 19 de noviembre de 2003.
[19] «Une intervention de l’OTAN en Iraq ne serait pas une bonne idée», por Joschka Fischer, entrevista reproducida en francés por el servicio de prensa del ministerio alemán de Relaciones Exteriores, 28 de mayo de 2004.
[20] «President Bush Discusses Terror Plot Upon Arrival in Wisconsin», Servicio de prensa de la Casa «»Blanca, 10 de agosto de 2006.
[21] «Rumsfeld Says Critics Appeasing Fascism», por Julian E. Barnes, Los Angeles Times, 30 de agosto de 2006.
[22] «Un «islamisme» télégénique», por Thomas Deltombe, artículo publicado en la revista Actualis y retomado por el sitio lmsi.net, septiembre de 2004.
[23] Ver específicamente, de Ian Kershaw, Qu’est-ce que le nazisme?, Paris, Gallimard, 1992-1999, capítulo 2: «Le nazisme: un fascisme, un totalitarisme ou un phénomène unique en son genre?» y, de Pierre Ayçoberry, La question nazie, Les interprétations du national-socialisme, 1922-1975, Paris, Seuil, 1979, chapitre. 3 «Les armes de la Guerre froide»
[24] Démocratie et totalitarisme, capítulo XV: «Du Totalitarisme».
[25] «Quand la CIA finançait les intellectuels européens», por Denis Boneau, Voltaire, 27 de noviembre de 2003.
[26] Citado en La question nazie, Les interprétations du national-socialisme, 1922-1975, op. cit. (p. 185-186)
[27] « La face cachée de la Fondation Saint-Simon », por Denis Boneau, Voltaire, 10 de febrero de 2004.
[28] Le Passé d’une illusion, Paris, Laffont/Calmann-Lévy, 1995
[29] Le Livre Noir du communisme, Paris, R. Laffont, 1997.
[30] «Do These Two Have Anything in Common ?», por Zbigniew Brzezinski, Washington Post, 4 de diciembre de 2005. Texto comentado en nuestra rúbrica Tribunas y análisis: «L’OTAN à l’heure du «Choc des civilisations»», Voltaire, 14 de diciembre de 2005.
[31] Sur le travail de Bernard Lewis, ver: «La « Guerre des civilisations»», por Thierry Meyssan, Voltaire, 4 de junion de 2004.
[32] La Tentation obscurantiste, Paris, Grasset, 2005. p. 9.
[33] «Rumsfeld Says Critics Appeasing Fascism», por Julian E. Barnes, Los Angeles Times, 30 de agosto de 2006.

Publicada originalemnte por Der Spiegel
Por Jens Glüsing y Hans Hoyng
Publicado digitalmente: 2 de septiembre de 2006
Fuente: http://www.desdeabajo.info/mostrar_articulo.php?tipo=actualidad&id=1116
2. “OCCIDENTE ANTE EL RETO DE LOS INTEGRISTAS”
Rubén Darío Acevedo, Historiador Universidad Nacional de Medellín, 25 09 2006 rdaceved@unal.edu.co
Las palabras pronunciadas por el jerarca de la Iglesia Católica en la universidad alemana de Ratisbona sobre la incompatibilidad entre la fe y la violencia, citando un diálogo medieval en el que un rey descalifica al profeta Mahoma por predicar con la amenaza de la espada, se ha constituido en el nuevo pretexto para una nueva demostración de agresividad e intolerancia por parte de los integristas musulmanes. Si bien es cierto que el Papa Benedicto XVI es, además de jefe espiritual de los católicos, Jefe del Estado Vaticano y que por tal motivo tiene que observar las normas de la diplomacia, no se puede olvidar que es también un intelectual, un teólogo, hombre de grandes conocimientos que tiene toda la libertad para hacer gala de ello en una disertación de tipo académico, ámbito en el se suele acudir a eventos y textos históricos. El gesto del Papa ocasionó molestias entre las autoridades religiosas islámicas y pudo haber originado unas notas de aclaración y protesta formal, pero, además de ello, ha desatado una oleada de agresiones y amenazas y hasta atentados contra miembros de congregaciones cristianas, que denotan algo más que una incomodidad. El hecho se viene a agregar a una cadena de acciones que van desde la agitación de las masas con consignas antioccidentales y anticatólicas hasta atentados contra la vida de miembros del catolicismo. El portal internet de Caracol Radio (septiembre 20 de 2006) reporta el contenido de tales reacciones: “Romperemos la cruz y derramaremos el vino… Dios ayudará a los musulmanes a conquistar a Roma…Nos hará capaces de cortar el cuello… a los infieles y déspotas” clama el Consejo Consultivo Muyahidin. A su vez el Frente de Defensores del Islam de Indonesia expresa “A los devotos de la cruz, [al Papa] y a Occidente os decimos que os derrotaremos de la misma forma que veis todos los días en Irak, Afganistán y Chechenia”, lo cual quiere decir con acciones terroristas.
Si alguna duda se pudiera justificar respecto de las reales intenciones de los fundamentalistas islámicos, estas declaraciones y las recientes movilizaciones incitadas por los más radicales líderes religiosos en contra del papa Benedicto XVI y del cristianismo, deberían ser suficientes para disiparlas. El mundo se encuentra desafiado por movimientos fanáticos que no defienden ninguna bandera civil, política o social. Organizaciones, gobernantes y líderes radicales del Islam quieren llevarlo a un enfrentamiento entre culturas, más concretamente entre cosmovisiones religiosas, el Islam contra Occidente, contra el cristianismo. En el desarrollo de su estrategia, como fuera aclarado en más de una ocasión por la desaparecida periodista Oriana Fallaci, los integristas musulmanes, utilizando métodos característicos del fascismo, han atacado todo aquello que llaman el mundo del pecado y del demonio, la sociedad del mal. De sus designios no han escapado ni sus propios países, señal inequívoca de la naturaleza transnacional de sus objetivos. Así que cada vez más los países de Occidente se ven retados por las protestas que pretenden inmiscuirse e interferir en los valores más caros a nuestra civilización: la libertad, la tolerancia y la democracia. Ayer fueron demolidas las torres gemelas de Nueva Cork, después atacaron el Metro de Madrid, luego el de Londres, realizaron atentados en Jordania, Egipto, Indonesia y en países africanos. Ningún país o región ha escapado a sus bombazos dinamiteros, ni siquiera aquellos que ingenuamente dicen que el problema es de Occidente y que se debe proceder con cautela y discreción para no provocar las iras de estos iluminados. Pero, como para que se escuche bien, ahora amenazan con atacar a Francia de la misma manera que tienen sentenciada a Dinamarca y con la misma determinación que hoy exhiben para movilizar a las masas en contra del Papa de los católicos y contra los bienes y clérigos del cristianismo.
Lo que hay detrás del accionar de Al Qaeda, del gobierno fanático de los ayathollas iraníes y de los que están ahogando en sangre la naciente democracia iraquí, no es otra cosa que el interés de provocar una guerra entre culturas. La tesis del profesor Samuel Huntington sobre el tema no es una invención de su parte, ni es la expresión de su deseo, como algunos críticos simplones quieren hacer ver, sino que surge de la observación de una serie de hechos, de eventos y de ideas impulsadas por los integristas musulmanes. Es el producto de un estudio que cubre varios lustros. La idea de una guerra entre culturas, aunque no es muy acertada porque la noción de guerra vale para el enfrentamiento armado entre países o entre miembros de una misma nación, figura en la agenda y en el ideario de los Hermanos Musulmanes que desean restablecer el imperio de Al Andaluz que dominó gran parte de la península ibérica entre los siglos 8 y 15. Al Qaeda y una gran cantidad de grupos extremistas que trabajan en red persiguiendo idénticos fines, lo han reafirmado en sus portales de internet, en sus videos publicitarios y en sus comunicados. Ellos incitan a la guerra santa, a derrotar a Occidente y su religión. Y esto nos demuestra que son estas organizaciones y sus líderes quienes creen e impulsan la guerra entre culturas como método para imponer su supremacía.
Pero sería más preciso hablar de choques culturales, interacciones de corte brusco (que incluye la guerra para imponer a otros su visión del mundo, cuyo ejemplo más claro es la experiencia colonial o las antiguas Cruzadas) y de contactos en los que se dan acoplamientos, estructuraciones y reestructuraciones, sincretismos y adaptaciones críticas, tensas, complejas más no necesariamente violentas (caso de las corrientes migratorias que confluyen en un mismo territorio). La guerra religiosa tal como la proponen los integristas vendría a ser una de las expresiones más singulares y dramáticas del choque entre culturas. Los países occidentales difícilmente seguirán el juego propuesto por Al Qaeda, es decir, no aceptarán este conflicto como una guerra entre culturas, pero tendrán que decidir cómo encarar su reto que no se inscribe en el marco de los conflictos militares clásicos. Estados Unidos e Inglaterra con un pequeño grupo de países aliados y con tímida participación de la Otán, lo califican como una guerra contra el terrorismo. España, Francia y otros países son más cautos y apaciguadores, pero dejan el problema en una nebulosa como si pensaran que entre menos se les enfrente menos posibilidades hay de ser convertidos en objetivos de estos grupos.
Los países de Occidente, de modo especial aquellos que aún se mueven en el campo de la ilusión (hablemosles pasito) o del miedo (cuidado los provocamos) con respecto al fanatismo e integrismo tipo Al Qaeda, están abocados a una escalada de amenazas y de protestas, de agresiones y de exigencias desorbitadas que atentan contra su forma de vida y los valores que los rigen. La intromisión en asuntos que son de nuestro resorte será cada más intensa y descarada, querrán que prohibamos las caricaturas contra el profeta, que no se hable mal del profeta, que se les de total libertad para propagar su fe, que se les permita predicar contra Occidente desde Occidente abusando de nuestras libertades, que no se les exija a ellos en sus territorios ser tolerantes con el catolicismo, que sus mujeres puedan usar el velo en las escuelas laicas de occidente pero que en las calles de sus ciudades nuestras mujeres no puedan ser libres de vestirse con liberalidad como lo suelen hacer en nuestros países.
Si Occidente se descuida, muy pronto nos estarán exigiendo que les hagamos reverencias, que aceptemos sus atentados, que no chistemos por sus proclamas incendiarias y que no se les investigue ni se les encauce judicialmente aunque hayan cometido delitos porque eso constituye una ofensa a sus dogmas a su dios y a su profeta.
Los pueblos de occidente, acostumbrados al goce de las libertades, al disfrute de los valores de la modernidad, a la vida laica, a profesar una religión con la que hay conflictos que ya no pisan el terreno de la violencia, se han despreocupado de la defensa de esa forma de vida. Hay indiferencia, desilusión, apatía y es como si se soslayara la gravedad de la amenaza. Tanto! que muy pocos se preguntan ¿Qué sería de nosotros sin la libertad y sin la democracia? La memoria de nuestros pueblos es muy parcial y por lo mismo se tiende a desconocer los ingentes sacrificios realizados por nuestros antepasados y la sangre derramada en las luchas republicanas, independentistas, democráticas y libertarias, de ahí que no se dimensione bien qué es lo que está en juego y que no exista una apropiada medición del grave riesgo que se corre si Occidente no encuentra la manera de responder unificada y contundentemente al desafío de los integristas.
3. ENTREVISTA A EVO MORALES,Por Jens Glüsing y Hans Hoyng
Publicada originalemnte por Der Spiegel
El presidente de Bolivia, Evo Morales, 46, habló con DER SPIEGEL sobre los planes de reformas para su país, el socialismo en América Latina y las relaciones frecuentemente tensas de los izquierdistas de la región con EEUU.

Der Spiegel - ¿Señor presidente, porqué una parte tan grande de América Latina se está moviendo para la izquierda?
Evo Morales - La injusticia, la desigualdad y la pobreza de las masas nos obligan a procurar mejores condiciones de vida. El pueblo de mayoría indígena de Bolivia siempre fue excluido, políticamente oprimido y culturalmente alienado. Nuestra riqueza nacional, nuestras materias primas, fueron saqueadas. Los indios ya fueron tratados como animales aquí. En los años 30 y 40 ellos eran rociados con DDT para matar los piojos de su piel y de su cabello siempre que venían a la ciudad. Mi madre ni podía poner los pies en la capital de su región natal, Oruro. Hoy estamos en el gobierno y en el Parlamento. Para mi, ser de izquierda significa combatir la injusticia y la desigualdad, pero queremos principalmente vivir bien.

DS - ¿Usted convocó una asamblea constituyente para establecer una nueva República boliviana. Como deberá ser la nueva Bolivia?

Morales - No queremos oprimir ni excluir a nadie. La nueva República debe basarse en la diversidad, en el respeto y en los derechos iguales para todos.
Hay mucho para hacer. La mortalidad infantil es asustadoramente alta. Yo tuve seis hermanos y cuatro de ellos ya murieron. En el campo, la mitad de los niños muere antes de llegar al primer año.

DS - Su partido el MAS, socialista, no tiene la mayoría de dos tercios necesaria para enmendar la Constitución. ¿Usted pretende negociar con otras facciones políticas?

Morales - Estamos siempre abiertos a la conversación. El diálogo es la base de la cultura indígena, y no queremos tener enemigos. Adversarios políticos e ideológicos, talvez, pero no enemigos.

DS - ¿Porqué Usted suspendió temporalmente la nacionalización de los recursos naturales, uno de los proyectos más importantes de su gobierno? ¿Bolívia no tiene know-how para extraer sus materias primas?

Morales - Continuamos negociando con las compañías involucradas. La actual falta de inversiones no tiene nada que ver con la nacionalización. Es culpa del gobierno de derecha del [ex-presidente] Tuto Quiroga, que paró todo la inversión en la producción de gas natural en 2001 porque, como él afirmó, no había mercado interno para el gas natural en Bolivia.
Pretendemos comenzar a prospectar de nuevo. Firmamos un acuerdo de abastecimiento de gas natural con Argentina y también estamos cooperando con Venezuela. Firmamos un contrato para trabajar una mina de hierro con una compañía india. Ella creará 7 mil empleos directos y 10 mil indirectos. Negociamos precios y condiciones mucho mejores que las de nuestros antecesores.

DS - Pero existen grandes problemas con Brasil. Bolivia está pidiendo un precio muy alto por el abastecimiento de gas natural. ¿Eso no perjudica su relación con el presidente [brasilero] Luiz Inácio Lula da Silva?

Morales - Lula está demostrando su solidaridad. Él se comporta como un hermano más viejo. Pero estamos teniendo problemas con la Petrobrás, la compañía energética brasilera. Las negociaciones están muy difíciles, pero somos optimistas.

DS - La Petrobrás amenazó cancelar todas las inversiones en Bolivia.

Morales – Eso no viene del gobierno brasilero, sino de algunos ejecutivos de la Petrobrás. Ellos colocan esas amenazas en la prensa para presionarnos. Brasil es una gran potencia, pero tiene que tratarnos con respeto. El compañero Lula me dijo que habrá un nuevo acuerdo y que él quiere importar más gas.

DS - Bolivia no vende gas natural para Chile porque los chilenos quitaron el acceso de Bolivia al mar en una guerra hace más de 120 años. Hoy una socialista está en el poder en Chile. ¿Usted va a ofrecerle gas ahora?

Morales – Nosotros queremos superar nuestros problemas históricos con Chile. El mar nos dividió y el mar debe reunirnos. Chile concordó por primera vez en hablar sobre el acceso de Bolivia al mar. Es un enorme paso adelante. La presidente chilena vino a mi pose y yo participé de la pose de [presidente de Chile] Michelle Bachelet en Santiago. Nosotros nos complementamos.
Chile precisa de nuestros recursos naturales y nosotros precisamos del acceso al mar. En esas circunstancias, debe ser posible encontrar una solución de interés de los dos países.

DS - ¿Qué influencia tuvo el presidente Hugo Chávez de Venezuela en la nacionalización de los recursos naturales de Bolivia?
Morales - Absolutamente ninguna. Ni Cuba ni Venezuela se involucraron.
Yo mismo administré la nacionalización. Solamente siete de mis más próximos asociados sabían del decreto y la fecha. A pesar de haberme encontrado con Chávez y [el presidente cubano] Fidel Castro en Cuba algunos días antes del anuncio, no hablamos sobre la nacionalización. Yo ya había firmado el decreto antes de partir para Cuba, y el vicepresidente lo entregó al gabinete.
Cuando Fidel me preguntó en Cuba hasta dónde el proyecto había avanzado, yo le dije que pretendíamos anunciar la nacionalización en los próximos días, pero no le di una fecha. Fidel me aconsejó a esperar hasta la convención constituyente. Chávez no sabia nada.
DS - Chávez quiere instalar en Venezuela un socialismo para el siglo 21. Su asesor ideológico, Heinz Dieterich, un alemán, estuvo recientemente en Bolivia. ¿Usted pretende introducir el socialismo en Bolivia?

Morales - Si socialismo significa una vida mejor, con igualdad y justicia, y que no tendremos problemas sociales y económicos, entonces es bienvenido.

DS - Usted admira a Fidel Castro como el "abuelo de todos los revolucionarios latinoamericanos". ¿Qué aprendió con él?

Morales - Solidaridad, principalmente. Fidel nos ayuda mucho. Él donó siete clínicas de ojos y 20 hospitales básicos. Los médicos cubanos ya realizaron 30 mil operaciones de catarata gratuitas a los bolivianos. Cinco mil bolivianos de origen pobre están estudiando medicina en Cuba sin costos.

DS – Pero los médicos bolivianos protestan contra la presencia cubana. Dicen que ella los priva de su sustento.

Morales - El Estado boliviano no paga a los médicos cubanos, por eso ellos no están sacándoles nada a los bolivianos.

DS - ¿Usted sabe como Castro se encuentra de salud?

Morales - Si, hablé con él por teléfono hoy. Está sintiéndose mejor en los últimos dos días. Él me dijo que estará suficientemente bien para participar de la cúpula de los países no alineados en la Havana en septiembre.

DS - ¿Él va a discursar?
Morales - Ciertamente. Es una oportunidad que no perderá.

DS - Los americanos están preocupados que Chávez esté ganando influencia exagerada. ¿Usted no está volviéndose dependiente de Venezuela?
Morales - Lo que me une a Chávez es el concepto de integración de América del Sur. Es un viejo sueño de una patria grande, un sueño que ya existía antes de la conquista española, y Simón Bolívar luchó por él más tarde. Queremos una América del Sur en los moldes de la Unión Europea, con una moneda como el euro, que valga más que el dólar. El petróleo de Chávez no es importante para Bolivia. Nosotros sólo recibimos diesel en condiciones favorables. Pero no somos dependientes de Venezuela. Nosotros nos complementamos. Venezuela comparte su riqueza con otros países, pero eso no nos torna subordinados.

DS - La izquierda latinoamericana está fracturándose en una corriente social-demócrata moderada, liderada por Lula y Bachelet, y un movimiento populista radical representado por Castro, Chávez y usted. ¿Chávez no está dividiendo al continente?

Morales - Existen social-demócratas y otros que están caminando más en la dirección de la igualdad, quiera llamárselos socialistas o comunistas. Pero al menos América Latina no tiene más presidentes racistas o fascistas como en el pasado. El capitalismo sólo perjudicó a América Latina.

DS - Usted es el primer presidente indígena en la historia boliviana. ¿Qué papel la cultura indígena tendrá en su gobierno?
Morales - Debemos combinar nuestras conciencias sociales con la competencia profesional. En mi gobierno, intelectuales de la clase alta pueden ser ministros o embajadores, así como miembros de grupos étnicos indígenas.

DS - ¿Usted cree que los pueblos indígenas desarrollaron un modelo social mejor que las democracias blancas occidentales?
Morales - Antiguamente no había propiedad privada. Todo era propiedad común. En la comunidad indígena donde nací, todo pertenecía a la comunidad. Ese modo de vida es más equitativo. Nosotros los indígenas somos la reserva moral de América Latina. Actuamos según una ley universal que consiste en tres principios básicos: no robar, no mentir y no ser indolente. Esa trilogía también servirá de base para nuestra nueva Constitución.

DS - ¿Es verdad que todos los funcionarios del gobierno tendrán que aprender las lenguas indígenas quechua, aimará y guaraní en el futuro?

Morales - Los servidores públicos en las ciudades precisan aprender la lengua de su región. Si ya hablamos español en Bolivia, también debemos ser fluentes en nuestras propias lenguas.

DS - ¿Los blancos están tratando mejor a los indígenas, ahora que Usted está en el poder?
Morales - Mejoró mucho. La clase media, los intelectuales y los profesionales liberales hoy están orgullosos de sus raíces indígenas. Infelizmente, algunos grupos oligárquicos continúan tratándonos como inferiores.

DS - Algunos críticos afirman que ahora los indios en Bolivia son racistas en relación a los blancos.
Morales - Eso forma parte de una guerra sucia que los medios de masa está manteniendo contra nosotros. Empresarios ricos y racistas poseen la mayor parte de los medios.

DS - La Iglesia Católica lo acusó de querer reformar la educación religiosa. ¿No habrá libertad de religión en Bolivia?

Morales - Yo soy católico. La libertad religiosa no está en cuestión. Pero soy contra un monopolio en lo que se refiere a la fe.

DS - Algunos grandes propietarios de tierras amenazan con una resistencia violenta a la planeada reforma agraria. ¿Qué tierras Usted pretende expropiar?
Morales - Vamos a expropiar grandes extensiones de tierra que no están siendo cultivadas. Pero queremos una reforma agraria democrática y pacífica. La reforma de 1952 llevó a la creación de muchas parcelas pequeñas e improductivas en la meseta andina.

DS - Bolivia está dividida en provincias ricas en el este y pobres en la meseta. Hoy existe un fuerte movimiento de autonomía en el este. ¿El país corre el riesgo de dividirse?
Morales – Eso es lo que quieren algunos pequeños grupos fascistas y oligárquicos. Paro ellos perderán la votación sobre la asamblea constituyente.

DS - Bolivia es un importante productor de narcóticos. Sus antecesores mandaron destruir las plantaciones ilegales de coca. ¿Usted pretende hacer lo mismo?
Morales - Desde nuestro punto de vista, la coca no debería ser destruida ni completamente legalizada. Las plantaciones deberían ser controladas por el Estado y por los sindicatos de agricultores. Nosotros lanzamos una campaña internacional para legalizar la hoja de coca, y queremos que la ONU retire la coca de su lista de sustancias tóxicas. Científicos probaron hace mucho tiempo que las hojas de coca no son tóxicas. Nosotros decidimos una reducción voluntaria del área que está siendo plantada.

DS – Pero EEUU afirman que la mayor parte de los cultivos de coca acaban en el tráfico de cocaína.
Morales - Los norteamericanos dicen todo tipo de cosas. Ellos nos acusan de no cumplir las condiciones de su ayuda al desarrollo. Los gobiernos pro capitalistas que me antecedieron apoyaron la masacre de los plantadores de coca. Más de 800 campesinos murieron en la guerra contra las drogas. EEUU está usando su guerra a las drogas como disculpa para expandir su controle en América Latina .

DS - La agencia antidrogas americana, DEA, tiene agentes estacionados en Bolivia que asesoran a los militares y a la policía en sus esfuerzos para combatir el tráfico de drogas. ¿Usted va a mandarlos de vuelta para su casa?
Morales - Ellos continúan allí, pero no están más de uniforme y armados, como antes.

DS - ¿Cómo está su relación con EEUU? ¿Pretende viajar a Washington?
Morales - Un encuentro con [el presidente americano] George W. Bush no está planeado. Yo pretendo viajar a Nova York para visitar la Asamblea General de la ONU. Cuando yo todavía era miembro del Parlamento, los americanos no me dejaron entrar al país. Pero jefes de Estado no precisan de visto para viajar para la ONU en Nova York.

DS - Usted quebró su nariz cuando jugaba futbol algunas semanas atrás. ¿Está jugando menos ahora?

Morales - ¿Mi nariz todavía está torcida? Practicar deporte siempre fue mi mayor placer. Yo no fumo, raramente bebo alcohol y raramente bailo, a pesar de ya haber tocado la trompeta. Los deportes me ayudaron a llegar al palacio presidencial. Mi primer cargo en el sindicato fue el de secretario deportivo. Yo dirigí un equipo de futbol en el interior cuando tenía 13 años.

DS - ¿Porqué Usted no usa corbata?

Morales - Nunca usé corbata voluntariamente, a pesar de haberme visto forzado a usarla para unas fotos cuando era joven y para eventos oficiales en la escuela. Yo acostumbraba envolver mi corbata en un diario y siempre que el profesor verificaba yo me la colocaba rápidamente. No estoy habituado a eso. La mayoría de los bolivianos no usan corbata.

DS - Señor presidente, muchas gracias por conversar con nosotros.


Publicada originalemnte por Der Spiegel
Por Jens Glüsing y Hans Hoyng
Publicado digitalmente: 2 de septiembre de 2006
4. EL GOLPE CONTRA Evo Morales está previsto para este miércoles, 11 de octubre, POR Heinz Dieterich, profesor de la UNAM
Fuentes confiables del alto gobierno boliviano, que pidieron el anonimato, revelaron que el primer intento de golpe de Estado contra Evo Morales está planeado para este miércoles, 11 de octubre.
El uso de francotiradores en la matanza de Huanuni, que causaron siete muertos, indica la participación de los golpistas en los disturbios mineros. Militares chilenos estarían involucrados en la conspiración.
1. Buscando Generales matones
Hace algunas semanas, oficiales de la policía boliviana se acercaron a generales de las Fuerzas Armadas de Bolivia (FAB), investigando su disposición para dar un golpe de Estado conjunto. Tal como sucedió en el caso chileno con el General constitucionalista René Schneider, y en Venezuela con el General Raúl Baduel, también en Bolivia uno de los militares claves para el éxito de la asonada, se negó a participar e informó al Presidente. Ahora siguen los preparativos sin él. Y siguen los anuncios en la radio que elogian al “ejército patriótico que mató al Che Guevara y la subversión”.
Los militares nunca dan un golpe de Estado en el aire, me dijo hace siete años el amigo, General Alberto Mueller Rojas, hoy día, miembro del Estado Mayor Presidencial de Hugo Chávez. Es esta lógica que se observa desarrollar actualmente en Bolivia. Todo un bloque conspirativo compuesto por diferentes fuerzas sociales y estatales trabaja aceleradamente para acabar con el Presidente Evo Morales.
2. La conspiración institucional

Los prefectos (gobernadores) de los Estados energéticos y separatistas Beni, Pando, Santa Cruz de la Sierra y Tarija, promueven la conformación de los llamados “Comités Civiles”, que son las cabezas de lanza de la subversión política visible. Tanto los prefectos como los comités cívicos han entrado en franca rebelión contra el gobierno constitucional de Evo Morales, al declarar que “no acatarán la Constitución Política del Estado emergente de la Asamblea Constituyente, en caso de que esta no sea aprobada en todos sus artículos por los dos tercios de votos” de los constituyentes. Advierten avanzar en las “autonomías departamentales”, si no se cumple esa condición suya.
Cuentan, por supuesto, con el apoyo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ---tan reaccionaria y corrupta como sus demás homólogos burgueses en el mundo--- que le proporciona a la insubordinación la apología del delito.
Ante la reciente declaración de la Asamblea Constituyente de considerarse “originaria, plenipotenciaria y funcional”, es decir, no restringida en su construcción del nuevo Estado por la normatividad existente, los magistrados sostienen la posición de los prefectos facciosos. Dictaminan que según el derecho constitucional el poder de la Asamblea Constituyente no es “originario-fundacional” sino “derivado-reformador” y, por lo tanto, subordinado a la legislación vigente que exige los dos tercios de los votos.
3. La conspiración social
Los comités civiles cuentan con el financiamiento de sectores empresariales y la colaboración de altos oficiales de la policía, por ejemplo, coroneles. Sus actos son inflados y promulgados por los medios de comunicación privada, muchas veces con los patrones de la propaganda fascista que se usan en Venezuela contra el gobierno de Hugo Chávez. Algunos de los más importantes medios están en manos de magnates capitalistas con fuertes inversiones agrícolas en las provincias separatistas y que temen la reforma agrícola del gobierno.
En lo social, las asociaciones de padres de familia ---por lo general reaccionarias y controladas por la Iglesia en América Latina--- en alianza con sectores del magisterio y los colegios y universidades privadas promueven paros, bloqueos y manifestaciones contra el gobierno. Sectores energéticos tratan de generar escasez de diesel y gasolina, a fin de producir malestar entre la población.
4. El modelo de Chile
Al igual que en Chile, los transportistas tienen la función de quebrar la economía y la paz pública con un paro nacional, convocado para el miércoles de la próxima semana, con la intención de hacer confluir todos los sectores anti-gubernamentales en un gran frente desestabilizador.
Refiriéndose explícitamente al paro subversivo de los transportistas chilenos contra Salvador Allende (1972), financiado por la CIA estadounidense, Evo Morales calificó hace tres días al paro boliviano como un paro “ideológico”: “Es la lucha del poder”, dijo el líder popular y dejó claro lo que está en juego: “o los grupos gamonales (elite, H.D.) , o los movimientos populares”.
Tiene toda la razón Evo, como revelan los documentos del Church Committee (1976) y las recientes memorias del líder militar de la organización fascista chilena “Patria y Libertad”, Roberto Thieme, sobre su colaboración subversiva con la Marina de Guerra y los transportistas chilenos en la destrucción del gobierno de la Unidad Popular.
5. El costo político de Huanuni
Aprovechando el enfrentamiento armado entre cooperativistas y asalariados mineros en Huanuni, Departamento de Potosí, que ha dejado alrededor de quince muertos y más de cien heridos, la Central Obrera Boliviana (COB) y la Central Obrera Regional (COR) de El Alto, se desplazan peligrosamente hacia este frente desestabilizador y antagónico al gobierno, mientras la Federación Nacional de Cooperativistas Mineros (Fencomin) rompió su alianza política con el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de gobierno.
El conflicto de Huanuni es de origen económico. Se produjo por el intento de unos cuatro mil cooperativistas mineros de la Fencomin, clientela del Ministro de Minería Walter Villarroel, de quedarse con la explotación de la más rica mina de estaño de Bolivia, Posokoni, expulsando de manera violenta a unos mil mineros asalariados de la empresa estatal COMIBOL.
La Fencomin es una organización pequeñoburguesa depredadora que bajo los débiles gobiernos de Carlos Mesa y Rodríguez Veltzé se convirtió en un poder económico y político expansionista y antiético. Ya en mayo y junio del 2004, tomó las minas de Caracoles y Colquiri, desalojando por la fuerza a los mineros estatales y sus familias.
El gobierno de Evo fue sorprendido por la violencia en Hunani. Y ante la disyuntiva de matar a mineros con las Fuerzas Armadas, por una parte, o de ser acusado de “negligencia” y “ausencia del Estado”, por otra, pasaron alrededor de 30 horas de respuesta energética, que se convirtieron en una bonanza propagandística y política para la derecha. Esta aprovechó al máximo su hegemonía en los medios de comunicación y, muy semejante a la manipulación mediática durante los días del coup d´etat en Venezuela (2002), ha golpeado incesantemente al gobierno.
6. La Falange internacional
En Bolivia se sigue minuciosamente el manual de la subversión estadounidense. La máquina facciosa es lubricada con dinero, patrones propagandísticos y programación política-paramilitar por el imperialismo estadounidense que después del 11 de septiembre, 2001 puso a Evo Morales en la lista negra que usan las fuerzas de seguridad de Estados Unidos para rastrear a “terroristas”.
Los cómplices de la Unión Europea y las transnacionales energéticas complementan la falange subversiva. “BP-Tony”, Primer Ministro británico y agente político de la British Petroleum, ha instigado a las empresas energéticas del Reino Unido que no inviertan en el gas de Bolivia.
Lo que Tony Blair hace en lo oscurito de Downing Street 10, la transnacional brasileña-internacional, Petrobrás, lo hace con obscena transparencia. Administrada, de hecho, por los banqueros de Wall Street y la City en Londres, ha desplegado una actitud depredadora y neocolonial frente a Bolivia y los demás países latinoamericanos, que hace palidecer el comportamiento de algunas otras transnacionales occidentales. A semejanza de la Repsol, y antes PdVSA, es esencialmente una fachada para la penetración de la petrocracia y el capital financiero anglo-estadounidense, con una despiadada política neocolonial, que requiere urgentemente la organización de un boicot de todos sus productos en toda América Latina, para quebrar su parasitaria tecnocracia chovinista-imperial y, también, para fortalecer a Lula.
La desaparición forzada de Jorge Julio López en Argentina evidencia de nuevo una ominosa verdad, que la opinión pública latinoamericana no quiere escuchar y, mucho menos, reconocer: que el poder de las oligarquías criollas sigue intacto en toda Sudamérica. Y que, como escribí en un artículo anterior, no ha sido tocado ni será tocado seriamente por los gobiernos desarrollistas de la región.
Parte esencial de este poder son los militares y las redes continentales del terrorismo de Estado de Washington, que en muchos casos son las de la “Operación Condor”. El reciente intento de asesinato del Presidente Chávez en el Zulia, en el cual el sicario logró escapar a Colombia, al igual que la participación de militares chilenos en reuniones de los conspiradores bolivianos, evidencia este escenario.
Chile tiene, por supuesto, un vital interés en mantener el suministro del gas boliviano a precios bajos, interés contra el cual atenta, como en el caso de Petrobrás y Repsol, la política de Evo de recuperar las condiciones de comercialización de los hidrocarburos nacionales.
7. Abortar el golpe de Estado
Todos quieren remover al “indio” Evo que perturba los negocios, al igual que al “negro” Chávez en Venezuela. Para Chávez, después del golpe militar fracasado, el medio de “remoción” seleccionado es el veneno o el accidente. En Bolivia, los gamonales y sus padrinos imperiales coinciden en que un golpe militar podría ser el medio adecuado. Solo que un golpe militar, como dice el amigo Mueller Rojas, no se puede dar en el “vacío”. Lo que vemos en Bolivia es el intento de la derecha mundial, de llenar este vacío.
Pero, el golpe militar es como el asalto bancario: solo tiene exitoso si conserva el momento de la sorpresa. Este momento lo han perdido los subversivos bolivianos. Es un deber ético divulgar su proyecto golpista de la manera más amplia posible, para abortarlo.
Hoy, más que nunca, la Revolución boliviana necesita nuestra solidaridad mundial.
5. “SIN TETAS NO HAY PARAÍSO”: ¿ASUNTO DE PEREIRA?
Oscar Robledo Hoyos
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La ciudad de Pereira arde por el cuento de unas tetas, si bien la protagonista alega que jamás se ha hecho intervenir quirúrgicamente ni lo hará en próximo futuro, por que según dicen algunos líderes se les ha estigmatizado no ya ante el país sino ante el mundo. Muchos colombianos han llamado a los medios de Holanda, los Estados Unidos, Francia, España para dar su opinión sobre éste curioso debate. El escritor de la novela que se transmite desde hace poco ha informado que para rodar la película, ciudades como Monterrey en México han solicitado ésta honrosa distinción sin empacho alguno. Los “manitos” quieren que les pongan unas pero bien grandes así sea de silicona con tal que rueden las perfectas esferas por sus calles y bares porque dicen estar de acuerdo que “Sin Tetas no hay Paraíso” es una situación paradigmática del mundo globalizado. Que si se escandalizan los pereiranos, réquiem por ellos, que lo que es México Lindo es para los meros machos y lo demás puras mojigaterías. Una joven dijo que le da pena decir que es Pereirana pues de inmediato le disparaban al rostro la preguntica: ¿Eres pereirana? ¡No lo puedo creer!, luego, ¿Eres puta? Alberto Casas Santamaría dice que no hay que regionalizar el tema de la prostitución y el narcotráfico como si fueran dolencias exclusivas de alguna ciudad colombiana en particular, ¿Porqué no Cali?, ¿Porqué no Armenia antiguo feudo de Carlos Ledher?, ¿Porqué no Manizales o Medellín o Cartagena?
Las razones vienen y van. Que el cartel del norte del valle, que los índices elevados de prostitución, que el desempleo rampante, que la marginalidad y la pobreza de muchos, que Risaralda con sus municipios es gran exportador de trabajadoras sexuales, que la familia tradicional está en vías de desaparición y surge una nueva, “monoparental”, pues en ésta economía globalizada solamente uno de los padres queda para cuidar los hijos – a veces, la abuela o una tía o la hermana mayor, tratan de hacer el relevo -, que hay al menos ochenta pandillas juveniles armadas, que se han constituido recientemente escuelas y oficinas de sicarios. En fin, arde Pereira entre las muertes violentas que se incrementan, la denuncia de la telenovela y las presuntas inversiones de dineros ilícitos en el Transmilenio, en el sector de la construcción para estratos siete y ocho y la Cirugía Es-Tética por parte de los nuevos amos de la ciudad. Invierten en nuevas edificaciones que embellecen y modernizan la ciudad pero también en las fachadas de amigas y amantes (no pueden exceder veinticinco años según expresa Gustavo Bolívar M) que lucen esplendorosas pechugas, tan frescas y bellas, que hacen estremecer discotecas y supermercados de la capital risaraldense como para “no caber en la mano de ningún hombre”.
Como se ve, hay razones desde la ética y la estética, la economía, la sociología, la educación, hasta la pedagogía, la política y la antropología para tratar de explicar lo que pasa en Pereira y sus alrededores. Diríamos que nos encontramos perplejos ante la complejidad de un asunto en el que confluyen múltiples disciplinas, intereses económicos y realidades sociales. Pero, todos estamos comprometidos en el asunto, no solo el Gran Caldas, como han venido en decir algunos y que descansen tranquilas Bogotá y Cúcuta y Cali y el resto de Colombia y el mundo.
Las declaraciones concedidas por Virginia Vallejo a Gonzalo Guillén con motivo del asesinato de Galán y que publicó en el mes de julio el Nuevo Herald con el título: “Ex amante de Escobar abre el baúl de sus secretos” así le quiten mérito D´Artagnan y otros que las bautizaron como declaraciones de la vagina, son impresionantes. Impresionantes para los colombianos porque testimonian un hecho social sin precedente – de tamaño elefántico, como dijera en su momento Monseñor Rubiano - en la historia del país, como es el de la vinculación del trafico de drogas al ejercicio de la política desde el Estado. Hecho de tales dimensiones que ha terminado por impregnar toda la sociedad. Cuenta la señora Vallejo que “cuando tocó el timbre, Pablo subió pero no llegó solo, llegó con todos los grandes capos de la mafia y con Santofimio. No se podían demorar mucho. Se demoraron aproximadamente 50 minutos o una hora porque iban para la casa de Alfonso López Michelsen y tenían que estar allá, más o menos, a las siete o siete y media de la noche''….etc
Abdón Espinosa Valderrama que es un patriarca de la política y del periodismo y que por nada del mundo es “presunto subversivo” o proclive a la izquierda declaraba en una de sus columnas “El fuerte impacto de las revelaciones de los secretos de alcoba de Virginia Vallejo,..Más las denuncias del ex presidente César Gaviria y las escalofriantes del médico Leiva Samper, ponen de nuevo al descubierto los nexos desvergonzados del narcotráfico con diversos círculos de la política colombiana y el empeño de penetrar y poner a su servicio los a la sazón todavía indemnes. Específicamente, el caso melancólico de un senador, Alberto Santofimio Botero, cuyos talentos promisorios se torcieron y corrompieron.. Hasta 1971, se previno con eficacia el ingreso del narcotráfico... Por desgracia, en ese año se bajó inconscientemente la guardia…A partir de entonces, empezó la expansiva labor de zapa, con colosales rendimientos. Exponentes sin escrúpulos de las nuevas generaciones descubrieron de pronto cómo hacerse inmensamente ricos e incluso cómo internacionalizarse. El ansia de fortuna rápida y fácil invadió muchos segmentos de la sociedad colombiana y llevó a exhibir ostentosamente sus frutos”: (Art, Los nexos desvergonzados del narcotráfico con diversos círculos de la política colombiana). Volvimos a leer el libro de Ingrid Betancourt “Coraje en el Corazón” y tuvimos la misma sensación de impotencia que dice tuvo en sus últimos meses Luis Carlos Galán respecto a los colombianos y que se apoderó desde entonces del pueblo. “Por primera vez adquiero, tengo la convicción, de que son culpables (los políticos de la época) de haber aceptado el dinero de la mafia; y de otra parte, de que se encuentran dispuestos a matar con tal de liberarse de los problemas” (Pág. 135).
Son tales las denuncias y el mismo estado de cosas reinante que pareciera que no solo Pereira se hunde en la violencia y el caos social sino todo el suelo de lo que algún día denominamos “nuestra patria”. Todos fuimos culpables por acción u omisión. Desde las matronas paisas hasta los santos patriarcas de la camándula. Y la pregunta se hizo directamente a Antioquia La Grande, gran bastión de la cristiandad y de los valores de la tradición:¿Cómo fue aquello que precisamente de donde se esperaba la defensa moral de la patria se iniciara la gangrena narcoterrorista de Pablo Escobar y sus secuaces?. El espíritu emprendedor de los paisas, la fe arraigada en las creencias de sus mayores, pero sobretodo su ánimo negociante y barequero fue el comienzo de nuestra caída mortal. Alberto Salcedo Ramos en socarrón y exquisito artículo en defensa de René Higuita que publicó la revista SOHO dice: “Fue un milagro, que el entorno no te convirtiera en un atracador de camiones, ni en un ensamblador de carros bomba, ni en un traficante de cocaína…. Algunas madres les inculcan a sus hijos, cuando salen a la calle, que siempre hay que regresar a casa "con la platica bien habida o, si no, con la platica". En principio la trampa se justifica pues sirve para salvar el pellejo. Cuando permite ascender socialmente, se vuelve motivo de admiración. Así se va gestando una mentalidad marrullera, una necesidad de sacar ventaja a cualquier precio. Era lo que sucedía, por ejemplo, cuando te adelantabas un metro de la portería para atajar un penalti. O cuando fingías una lesión para enfriar al otro equipo. En el fondo, lo que hacías era aplicar el primer mandamiento de las matronas de tu barrio: buscar el triunfo, es decir, "la platica", como fuera”.
Mentalidad marrullera o mafiosa, diría yo. Nos dio a todos por admirar, perdonar, elogiar, envidiar, desear a aquel o aquellos que se hacen ricos de la noche a la mañana y preferiblemente de manera fácil. Todo lo perdonamos y lo disimulamos con tal de que circule el dinero por nuestras manos o las familias o el vecindario. No se excluye ningún hogar por más clasudo o beato que sea. ¡Cuanto dolor haya dejado ésta mentalidad mafiosa en nuestra sociedad! es difícil sustentarlo desde ésta nota. No se crea que dicha mentalidad se da solamente en los estratos bajos o calles y negocios de Pereira como lo sugiere el novelista. Todo lo contrario, se da incluso en los más encumbrados. Quien no tenga en su familia o tuvo un cuñado, sobrino, hermano, primo, metido en el trafico de narcóticos que tire la primera piedra. Las cárceles de Estados Unidos y Centro América están plagadas de los más prestantes y renombrados apellidos de nuestras comunidades regionales.

6.“COMUNITARISMO Y SOLIDARIDAD: FUNDAMENTOS DEL ESTADO COMUNITARIO
por Alfredo Sarmiento Narváez, Alfredo.sarmiento@opciontolima.org

Avanzar en el desarrollo de una persona y una sociedad comunitaria, así como en el propósito de crear un Estado Comunitario, pasa por la necesaria reflexión sobre el significado del comunitarismo como escuela social y política, que para los tiempos que corren, tiene presencia e impacto en el contexto anglosajón e iberoamericano.

El comunitarismo recoge el entusiasmo de personas de diverso origen, edad y experiencias religiosas. Judios, católicos en las diversas y plurales manifestaciones que tiene esta tradición religiosa, españoles, mexicanos, uruguayos, norteamericanos, canadienses, chilenos, colombianos, hombres y mujeres cuyas edades oscilan entre los 25 y 75 años, comparten las tesis centrales del comunitarismo. En mi caso particular lo hago en condición y opción de colombiano, con una visión secular, laica y no confesional del mundo, aproximándome ya a los cuarenta años de edad.

El comunitarismo como lo sugiere Amitai Etzioni, uno de sus mas connotados y comprometidos autores, en su libro La Nueva regla de Oro “…pasa por encima de la vieja discusión entre pensamientos de izquierda o de derecha y sugiere una tercera filosofia social. La razón básica que hace indispensable este reordenamiento es que el mapa izquierda-derecha se centra en el papel del gobierno en contraposición con el sector privado y en la autoridad del Estado en contraposición con el individuo”. El eje de reflexión para el comunitarismo, más allá del dualismo Izquierda-Derecha, es la relación entre la persona y la comunidad, las necesarias autonomías y libertades para la persona en un proyecto democrático y el necesario orden para que la comunidad logre formas de justicia integral.

A una izquierda que considera que es el Estado el mejor sujeto para resolver la agenda social y económica de una sociedad y a una derecha que en el mismo sentido deposita la totalidad de sus apuestas en el mercado, el comunitarismo propone una concurrencia del Estado, del mercado y de un fuerte sector de empresarialidad social y solidaria en la gestión del bien común.

A una derecha que reivindica el capital como factor de producción y a una izquierda que reivindica el trabajo, el comunitarismo propone reconocer a estos dos factores como generadores de riqueza económica e invita a que el capital, sin incurrir en prácticas especulativas, y el trabajo, sin incurrir en prácticas burocratizadas, sumen esfuerzos con otros factores de producción como la tierra, la tecnología y el conocimiento y superen cualquier tipo de práctica rentística y coadyuven en la generación de una cultura de empresarialidad y de empresarios que deje atrás la cultura de negocios y negociantes. El comunitarismo supone más empresarios y menos negociantes en los tres sectores de la vida económica y social de una comunidad: el privado, el público y el solidario.

De otra parte, el comunitarismo no esta en contra del conservadurismo, del liberalismo y del socialismo. Se presenta como una propuesta diferente a cada una de esas escuelas, por la vía de retomar en forma crítica y propositiva los conceptos fundamentales que son característicos en cada una de esas escuelas políticas.

Así, el comunitarismo reconoce principios tan importantes a la tradición conservadora como el orden y la autoridad. Afirma con claridad que el orden ha de ser entendido desde una perspectiva dinámica, no quietista, y ha de ser objeto de construcción social y no como un acto revelado por una persona o grupo parcial de una comunidad. Para el comunitarismo el binomio autoridad - obediencia es necesario en cualquier comunidad, pero exige no confundirlo con el binomio poder - servilismo.

Del liberalismo, el comunitarismo rescata la valoración que aquel hace por los principios de autonomía y libertad. El comunitarismo afirma la necesidad de que cada sujeto social que legítimamente invoque estos principios, los ejerzan en el horizonte de la responsabilidad social. Ni libertinaje ni autonomía irresponsable caben dentro de una perspectiva comunitarista, la cual reconoce la autonomía y la libertad de la persona y de los diversos estamentos de la sociedad civil como principios intrínsecos a un proyecto democrático.

Con el socialismo el comunitarismo comparte su interés por la justicia social pero lo hace reivindicando la digna diversidad y no dentro de lógicas que colinden o apuesten por modelos colectivistas de vocación igualitarista. La digna distribución de riqueza económica, poder político, poder cultural son propias de una visión comunitarista.

El comunitarismo supera la visión dualista privado vs público y reconoce la necesaria concurrencia de estos dos sectores, con sus respectivas lógicas económicas y formas jurídicas en la gestión del bien común. Reconoce además de manera explícita, como otro protagonista en la gestión del bien común, a esas formas de emprendimiento solidario propias del tercer sector, de la economía social y solidaria, representadas en Colombia por cooperativas, fondos de empelados, voluntariados, acciones comunales, cajas de compensación, fundaciones y corporaciones sin ánimo de lucro y asociaciones mutuales que para el caso particular de Colombia empiezan a reclamar la construcción de un derecho solidario. En la perspectiva comunitarista, el mercado, el estado y los emprendimientos solidarios han de contribuir en la generación de riqueza económica, en su justa distribución y en el desarrollo de capital social de toda comunidad.

El comunitarismo afirma la necesidad de entender la democracia no sólo como un procedimiento sino también como la construcción cotidiana de actitudes y hábitos que permitan hacer trámite creativo de la diversidad, de la complejidad de intereses y conflictos que transitan por la trama social de las comunidades contemporáneas.

Las manifestaciones tanto representativas como participativas de la democracia son necesarias en una visión comunitarista. La apelación a la representatividad por la vía de partidos políticos contribuye a tramitar los diversos intereses que confluyen en un tiempo y espacio comunitario y el comunitarismo reconoce la importancia de los partidos como tejedores de voluntades colectivas y canalizador de liderazgos personales.

Como afirmó Norberto Bobbio, la democracia contemporánea necesita precisar no sólo cuantos apelan a ella por las vías procedimentales del voto, sino también necesita ampliar los espacios en donde ella se realizan; razón por la cual, la dimensión participativa de la democracia también concita el interés del comunitarismo para llevar sus manifestaciones actitudinales, culturales y procedimentales a la escuela, al barrio y a la empresa, entre otras instancias de desarrollo social y político.

Desde el comunitarismo se puede revisar de manera crítica las prácticas propias de los regimenes presidencialistas y modelos centralizados de la gestión territorial. Por ser una escuela política que cree en la necesaria distribución de ese bien social que es el poder político del que habló Michael Walzer, se podría afirmar que el comunitarismo acogería con entusiasmo todo avance institucional en la vida política de un país, que contribuya a lograr los rasgos de un modelo de régimen parlamentario y la profundización de una mayor autonomía en la gestión territorial.

El comunitarismo tiene un fundamento antropológico, la persona, que supera la visión individualista de estirpe liberal privatista y también trasciende aquella visión que reduce al ser humano a ser solo un ciudadano preocupado por la construcción de lo público estatal.

La persona integra sus dimensiones privadas y públicas y busca aumentar la coherencia comportamental entre estas dos esferas de la vida cotidiana entendiendo que desde cada una de ellas se puede construir o destruir el bien común. La noción de persona y la escuela de pensamiento que la promueve encuentra en las escuelas del personalismo comunitario de Emanuel Mounier, católico francés que vivió en la primera mitad del siglo XX, y del judío Martin Buber, autor de YO-TU, sus más reconocidas fuentes filosóficas a las que se suman los aportes que desde México para el mundo hiciera el nóbel de literatura Octavio Paz.

El Comunitarismo apela a la solidaridad como el liberalismo lo hace con la libertad, el socialismo con la igualdad y el conservadurismo con el orden. En la perspectiva comunitarista, la solidaridad no es un deber que se cumpla a regañadientes o por obligación, con un cierto sentimiento de culpa y renunciando a los propios intereses en aras de los intereses de los demás. En la perspectiva comunitarista, la solidaridad, y el acto de solidarizarse, se lee como un derecho que tiene toda persona u organización, el cual se puede ejercer de manera autónoma y gozosa, satisfaciendo los intereses propios y de los otros, llegando a ella por persuasión y seducción. Ejercer el derecho a solidarizarse en clave comunitarista es participar activamente en la gestión del bien común y puede ser un derecho que se invoque por el sector público, por el sector privado y el tercer sector, los tres sectores tendrán el deber de ejercer ese derecho de manera socialmente competente y responsable.

Si el liberalismo como escuela de pensamiento político hizo las aportaciones necesarias para construir un modelo de estado de derecho que hoy también es reivindicado por las escuelas conservadoras y el socialismo propició la construcción de un modelo social benefactor de estado, es apenas legítimo que el comunitarismo, amén de reivindicar una nueva figura antropológica como es la persona para la construcción de lo político, proponga una visión de sociedad civil como el espacio de la autonomía democrática y responsable y la construcción de un modelo de Estado Comunitario, que no caiga en las veleidades del neoliberalismo ni del burocratismo.

Cabe en las posibilidades del comunitarismo configurarse como un cuerpo de doctrina que de paso a la creación de un nuevo movimiento político, partido político, de vocación histórica. El comunitarismo, con su antropología y visión de sociedad y Estado, es una invitación a la creatividad social y política ( nada mas cerca de la fe que el acto creativo como dijo Miguel de Unamuno). Ya que la Colombia de hoy no es aún una sociedad comunitarista y no ha alcanzado el desarrollo de un Estado Comunitario, aunque tenga potencial para ello y el derecho de seguirlo intentando, es menester seguir perseverando en ese propósito.

A cuatro años de trabajo alrededor de este propósito y con un horizonte de tiempo por delante para seguir avanzando en el mismo sentido, el comunitarismo como criterio social, económico y político tiene la oportunidad de seguir iluminando en el caso colombiano, y para testimonio en el contexto iberoamericano, las estrategias de desarrollo y acciones que permitan avanzar hacia una persona, una sociedad y un Estado con vocación, talante e identidad comunitaria. En este sentido, la creatividad sigue invocada como la más auténtica manifestación de la libertad, la digna diversidad y la solidaridad.
7.“A SUIZA NO FUIMOS DE PASEO”
por Humberto Vélez Ramírez, humbertovelez@andinet.com
Preatisbos Analíticos No 1, agosto 2000.
En esta corta crónica-reflexión, la puesta en serio de algunas anécdotas salpicadas por el buen vino, puede ser útil para rescatar una lectura distinta de un evento sobre el cual en estas semanas la desinformación se ha cualificado. Los medios, o manejando a su amaño la información o creando y manipulando imaginarios bélicos perversos, han entrado a ser decisivos en la orientación presente y futura del conflicto armado. En contrario de la aproximación negativa que algunas personas y medios han hecho a la experiencia, a Ginebra, no obstante los mimos y atenciones materiales y simbólicas con que nos colmó el gobierno suizo, no fuimos de paseo. Si de una superficialidad tan irresponsable y enorme se hubiese tratado, casi por unanimidad habríamos apoyado otro paseo: el de enviar al exilio el sitio de reunión Gobierno-Eln bloqueando así la propuesta de Convención nacional.
Adelantando una conclusión, importante guía para avizorar horizontes, en lenguaje hobbesiano diríamos que, como paradoja teórica, el evento realizado en la Casa de Rousseau nos reafirmó en una convicción central: el proceso de negociación todavía no ha alcanzado un punto de maduración que lo torne irreversible. Aún más. En los últimos dos o tres meses sus enemigos, cada día menos agazapados, han empezado a dejar ver sus rostros de guerra. El contexto nacional belicoso en el que- en sus fases pre, reunión en sí y post- de modo orquestado se colocó la reunión de Ginebra, constituye una, apenas una, de las expresiones empíricas de un intento, que parece estar ganando fuerza y posibilidad. Es claro que, con las simultáneas arremetidas de los paramilitares contra el COCE, desde el Nudo de Paramillo se le puso una eficaz bomba simbólica a la reunión de Ginebra. Esa situación, más allá de la buena voluntad política de los asistentes, le restó significación política, intrínseca y externa, a ese encuentro internacional.
Por lo tanto, en esta fase del proceso, agosto del 2000, tan posible es negociar como hacer el tránsito- que parece ser lo que está aconteciendo- a una estrategia de guerra más definitiva. Se avizora así un cambio importante en la Estrategia contra-insurreccional del Estado acercándola a las posiciones originarias de López Michelsen asimiladas ahora por Bonnet, el Ministro Lloreda Caicedo y el General Mora: la de aprovechar la reingeniería en marcha en la institución armada para golpear militarmente a las guerrillas en procura de sentarlas a negociar, por disuasión, con menores arrogancias de poder, así como de exigencias de reformas estructurales.
Si señalamos todo esto sin todavía alzar el vuelo, es porque lo consideramos como un contexto analítico necesario para no dejar a la deriva política esta condensada crónica-reflexión.
Ni la anacrónica pesadez ni la obsoleta funcionalidad del Boing 101 alcanzaron para dejar invisibilizada la calidad de la atención, eficaz pero distante, de la tripulación del Avión de la Fuerza Aérea colombiana que, durante casi 24 horas, fue el habitat, entre coloquial y onírico, de la más inédita y rica experiencia colectiva de heterogeneidad social. El que líderes y dirigentes de la vida nacional, tan extraordinariamente diversos, acompañados de varios guerrilleros, hayan intentado convivir y hablar con altura durante cuatro días bajo la óptica de los intereses estratégicos de la nación colombiana, en sí y por sí mismo tuvo honda significación.
Eran las 5.30 minutos de una muy bogotana tarde del 21 de julio del 2000 cuando del Aeropuerto de Catam rumbo a Suiza alzó vuelo la más heterogénea muestra de diversidad políticosociocultural. Una esperanza común enlazaba a tan enorme diversidad de mentes, de corazones, de prácticas y de idearios: La de aportar al avance de la construcción de la negociación, la de sacarla un poco más allá de los cuellos de botella que amenazaban con estrangularla. Iguales pero diferentes, ese esfuerzo común se hacía posible porque allí la común conciencia ciudadana predominaba sobre una diferenciada conciencia de clase.
En el aeropuerto de la negroide pero anglicada Barbados, empresarios y sindicalistas y académicos y religiosos e impulsadores de “oenesge” solidariamente hicieron vaca para comprar unas botellas de chivas. De las carteras de Sabas Pretelt y de Eugenio Marulanda salieron dólares sin que las de Luis Eduardo Garzón, Wilson Borja y Alejo Vargas se quedaran rezagadas. Hizo entonces presencia Baco para extender manteles donde la palabra, dulce y mágicamente, logró desprenderse de las distancias sociales y de los acondicionamientos de poder. En medio de la vigilia de los cabeceos y ronquidos – entre los que se destacaban los emitidos por el suscrito, por el Padre Jorge Martínez y por Ricardo Esquivia - no se alcanzaba a precisar alrededor de cuál “Internacional ideológica”, tan cantadas todas, se estaban enhebrando las primeras aproximaciones. A la mañana siguiente, a la hora del desayuno, se precisó que no sólo habían hecho presencia inconciente los himnos de la “Falange” y de la “Internacional socialista” sino que, además, también había asomado la cabeza la “Internacional del mercado”. Cuando a las tres de la tarde del sábado 22 el Avión presidencial arañó el asfalto del aeropuerto de esa ciudad de rostro estéticamente humano llamada Ginebra, en silencio y sin estrépitos se había producido el primer CONSENSO colectivo:”¿cómo así que este pesado aparato fue capaz de traernos hasta aquí?, fue el consensuado interrogante que cada uno se hizo a su manera y estilo. Con mayúscula insistimos en esta palabreja, CONSENSO, pues sobre ella más tarde el Gobernador Builes de Antioquia diría que nunca había podido entender su exacto significado pues “él, fueron sus palabras, de lo que sí sabía, era de negociaciones paisas”.
Durante la tarde del sábado y la mañana del domingo se impuso una frenada informalidad dialogante, con razón prevenida pero de bastante altura; clasista a veces, pero transclasista con frecuencia. Al fin y al cabo no podía si no ser así, pues allí hacían presencia tanto la sociedad de ciudadanos como la sociedad de clases sociales. Con unos énfasis u otros, al principio el clima fue el que León Valencia Agudelo le contó al " El Tiempo", un ambiente optimista: " En efecto, al principio de la reunión y con gran entusiasmo, se habló de la posibilidad a corto plazo de un cese de hostilidades, de acelerar el inicio formal de las negociaciones, de proceder a un acuerdo humanitario y de instalar rápidamente la Convención nacional". Esto no obstante, muy pronto hicieron presencia dos posiciones: la de los del "ya” y la de los del "proceso". Mientras que unos exigían que se produjese "ya" un cese al fuego y a las hostilidades, exigencia acompañada de la demanda de un encuentro Gobierno-Eln realizado en el extranjero, otros, valorando la significación humana y política del DIH, decían que lo que sí debía hacerse ya, una vez terminado el evento en Suiza y como primer momento del proceso, era la iniciación de unos diálogos orientados a hacer acuerdos con los que, total o parcialmente, se aplicase el DIH o se lo desarrollase en puntos específicos. Mientras tanto, decían estos últimos, el gobierno con la dirección del Eln iría acordando el sitio del encuentro y de la Convención nacional.
En las intervenciones y charlas con los guerrilleros (García, Torres, Pacho Galán) se hacía claro que para ellos, que más que un ejército eran un movimiento político en armas, la centralidad de una negociación la tenía la Convención nacional.
Aun antes de que se supiese, real o abultadamente, lo que estaba aconteciendo en Colombia, esa era la polarización que flotaba en el ambiente el lunes por la mañana antes de que se iniciase la reunión formal. Por lo menos algunos así lo habíamos visualizado, una vez concluidas las reuniones informales de la mañana del domingo.
Esto no obstante, con muy pocas excepciones, las relaciones interpersonales en el grupo se notaban descargadas y bastante relajadas
La noche del 23 de julio fue casi una peregrinación: salimos del CHATEAUX D’AIGLE , monumento del siglo XIV y de parada en parada la Maestra de Ceremonias nos fue recordando a los ochenta marchantes cómo Suiza, la Meca actual de la diplomacia mundial en materia de Derecho Internacional Humanitario, también había sido un producto histórico de esfuerzos colectivos por superar las violencias bélicas mediante un tratamiento civilizado y democrático de los conflictos resultantes de la diversidad cultural de los pueblos que la conformaron. S e deberá rescatar cómo en el Castiilo D’ Aigle, como una muestra más de la complacencia del pueblo suizo por estar contribuyendo a la paz de Colombia, su Canciller, Franz Von Daniken, ofreció una cena regada por abundante vino, así como por exquisitas carnes a tres cuartos, cruda para algunos paladares, en la que hasta el sereno y simpático Monseñor Jaime Prieto , rompiendo el protocolo, se atrevió a expresar en público sus sentimientos. También habría que poner de relieve al diligente y puntual suizo Jean Pierre Gontard quien, a nombre de su gobierno y con la ayuda de un lindo grupo de diligentes muchachas colombianas, tuvo a su cargo la organización del evento, en el que hubo tiempo hasta para una comida y un paseo por el tranquilo y espléndido lago que abraza la ciudad.
Lo que aconteció en el marco mismo del evento formal no fue otra cosa que la profundización de la polarización preexistente, lo que explica el por qué el documento final resultó rezagado frente a las expectativas y avances iniciales. Esto no obstante, importante fue el respaldo, casi unánime, que se le dio al proceso de paz fortalecido ahora por la entrada en escena de la “Comisión de Países Amigos”, conformada por delegados de Noruega, Suiza, Francia, España y Cuba”. Ahora se espera que esta Comisión facilitadora- y hasta de Mediación y de Verificación cuando sea el caso- venga al país a la mayor brevedad posible, fue ésa la solicitud informal que se le hizo, a coadyuvar " a generar las condiciones necesarias para continuar el curso del desarrollo del proceso". No se podrá olvidar, por otra parte, que la ausencia de la presencia internacional formal en el Caguán, hace parte de la historia de las grandes dificultades de esta experiencia. Tampoco se le podrá hacer una evaluación minusválida al reconocimiento que se hizo en Suiza a la necesidad de la zona de Encuentro y de Convención nacional- desde el primer día ya estaba prácticamente acordada para el final del año -, así como a la urgencia de plasmar, lo más pronto posible, Acuerdos humanitarios.
Pero, no obstante la señalada polarización, no siempre explícita, en la que se desenvolvió el evento, no faltaron las estampas humanas que nos distribuyeron. Habría que comenzar con la cascada de sonrisa optimista permanente con la que Marco Alberto Romero nos bañó donde quiera que fuera; divertidísima resultó, por otra parte, la escena semántica en la que Víctor Manuel Moncayo le solicitó al más gago del encuentro, el siempre recursivo Antonio Navarro, que le deletreara esa palabreja poco castiza( des-es-ca-la-mien-to ), que algunos analistas poco ortodoxos en el manejo del idioma, habían puesto de moda; finalmente, el país podrá respirar tranquilo porque parece que, por fin, la sociedad civil tiene jefe “nacional”: así se lo dijo Luis Eduardo Garzón al siempre ponderado y tesonero Procurador General de la República, Doctor Jaime Bernal, cuando éste reclamó para sí la condición de representante de la tan teórica sociedad civil. De reojo pudimos observar cómo, ante la feliz nueva, Carlos Ossa Escobar apenas si logró inhibir el aplauso. También nos desconcertamos, en un momento dado del encuentro, cuando el Padre Gabriel Izquierdo se preguntó a sí mismo sobre la metamorfosis que se estaba produciendo al escuchar a Antonio García hablar de confesonarios. Finalmente, quién no se preocupó cuando el primero en levantar la mano fue Francisco Galán cuando, para efectos de la organización del viaje de regreso, Wilson Borja preguntó por los que "no nos acompañarían, dado que iban a permanecer en Europa".
Es indudable que las dinámicas de guerra desatadas en el país por las Auc incidieron muy negativamente en el producto político final de un evento en el que todos nos habíamos forjado muchas ilusiones. He ahí otra gran lección dejada por el encuentro de Suiza. En una pregunta resumo la consideración final de esta crónica-reflexión: Un poco al margen del carácter que se le asigne al grupo de Carlos Castaño, sobre si son o no un actor político autónomo o una simple expresión instrumental del Estado, ¿qué tratamiento político será el más adecuado para una fuerza de agudización de la guerra que, en lo organizativo y militar, ha demostrado capacidad de entrabar y hasta de bloquear los procesos de negociación del conflicto armado?
Eran las 10.30 de la noche del miércoles 25 de julio cuando el Boing de la FAC abrió sus puertas para que la colección de "diversos" se desparramara y fuera a contar al país, a sus amigos, así como a las organizaciones que los habían enviado, la experiencia vital y política vivida en Suiza.
En lo que a mi respecta, con este escrito parcialmente cumplo mi compromiso con el país y con REDUNIPAZ, La Red de Universidades por la Paz y Convivencia
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PreAtisbos Analíticos 01, Cali, agosto 2000
8.“UNA APROXIMACIÓN ‘CIENTÍFICA’ AL FENÓMENO DEL INFIERNO”
Para todos aquellos que no creen en el cielo ni en el infierno.... Lástima no descubrirlo junto a Teresa....
Salud y Libertad...

TEORÍA DEL INFIERNO...

La siguiente pregunta fue hecha en un examen trimestral de Química en la Universidad de Toronto. La respuesta de uno de los estudiantes fue tan "profunda" que el profesor quiso compartirla.
Pregunta: ¿Es el Infierno Exotérmico (desprende calor) o Endotérmico (lo absorbe)?
La mayoría de estudiantes escribieron sus comentarios sobre la Ley de Boyle (un gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime).
Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente:
"En primer lugar, necesitamos saber en qué medida la masa del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de él. Por lo tanto, no se producen salidas." "En cuanto a cuántas almas entran, veamos lo que dicen las diferentes religiones. La mayoría de ellas declaran que si no perteneces a ellas, irás al Infierno. Dado que hay más de una religión que así se expresa y dado que la gente no pertenece a más de una, podemos concluir que todas las almas van al Infierno. Con las tasas de nacimientos y muertes existentes, podemos deducir que el número de almas en el Infierno crece de forma exponencial. Veamos ahora cómo varía el volumen del Infierno. Según la Ley de Boyle, para que la temperatura y la presión del Infierno se mantengan estables, el volumen debe expandirse en proporción a la entrada de almas." "Hay dos posibilidades:
1. Si el Infierno se expande a una velocidad menor que la de entrada de almas, la temperatura y la presión en el Infierno se incrementarán hasta que éste se desintegre.
2. Si el Infierno se expande a una velocidad mayor que la de la entrada de almas, la temperatura y la presión desminuirán hasta que el Infierno se congele. ¿Qué posibilidad es la verdadera?: Si aceptamos lo que me dijo Teresa en mi primer año de carrera ("Se congelará el Infierno antes de que me acueste contigo"), y teniendo en cuenta que me acosté con ella ayer noche, la posibilidad número 2 es la verdadera. Doy por tanto como cierto que el Infierno es Exotérmico y que ya está congelado."
"El corolario de esta teoría es que, dado que el Infierno ya está congelado, ya no acepta más almas y está, por tanto, extinguido… dejando al Cielo como única prueba de la existencia de un ser divino, lo que explica por qué, anoche, Teresa no paraba de gritar: "¡Oh, Dios mío!"
9.¿OTRA VEZ EN LA ENCRUCIJADA?
por Alcibíades Paredes, aparedes@telesat.com.co
Hace algún tiempo, en Atalaya 68, ante la inevitable candidatura del presidente Uribe a la reelección, planteamos la necesidad de unirse en una Gran Coalición en torno a un candidato acordado por todos, para derrotarlo. Veíamos, entonces, los riegos que esa política unitaria implicaba. Ante todo, poner a los sectores de izquierda a votar por un liberal ¿no era un retroceso político de graves consecuencias? Entonces escribimos: “Compleja encrucijada: vamos a cerrarle el paso a la derecha uribista, con una Gran Coalición liderada por la derecha liberal. Todo queda, pues, reducido a matices de derecha.Para detenerla extrema derecha de Uribe, nos unimos con la derecha moderada del Partido Liberal.” .Entonces, la Gran Coalición con candidato liberal no cuajó, y con Carlos Gaviria tuvimos un notable avance electoral. No valorar este acontecimiento sería una tremenda torpeza política.
¿Será que la fatal encrucijada se repite? A los sectores democráticos se les plantea, ahora, la misma tarea: unirse en torno a un nombre, para derrotar al candidato uribista. Pero hay circunstancias nuevas, que deben ser tenidas en cuenta en la construcción de una política unitaria de las izquierdas. La más importante – ya lo señalamos - es la de que ha aparecido en el escenario político una izquierda masiva. Más de dos millones seiscientos mil votos por Carlos Gaviria es algo insólito en nuestra historia. Que la votación del Polo haya superado a la del Partido Liberal es todo un acontecimiento histórico. Casi el inicio de una nuieva etapa política.
Por otra parte, ¿qué podemos decir de las tendencias ideológicas liberales? Ante todo, tengamos en cuenta que los sectores más derechistas del partido liberal emigraron hacia el uribismo. Los Vargas Lleras, los Santos, los Uribe Vélez y muchas aves de corral se marcharon espontáneamente, dando lugar a un proceso de depuración ideológica en el Partido Liberal. Desde luego, no todos los que se quedaron tienen convicciones de izquierda, o siquiera, democráticas. De modo que la emigración sí debilitó la derecha liberal, pero no la liquidó. Es más, el sector derechista – liderado por César Gaviria – sigue con las riendas del Partido. Otra cosa es que colocados en oposición a la política del presidente Uribe, se ven obligados a asumir posiciones democráticas. César Gaviria, por ejemplo, ahora hace declaraciones en defensa de los derechos sociales, cuando es sabido que fue el promotor del neoliberalismo en el país. Así las cosas, el Polo, en relación con el Partido Liberal, no puede pecar de sectarismo, pero tampoco de impudicia. . No puede decir: “nada de alianzas con los liberales, que son pura derecha”, pero tampoco puede cerrar los ojos y abrir de piernas, en acto de entrega total. Lo justo es pensar muy bien los pasos que se den en dirección a un acuerdo electoral con el Partido Liberal y otros grupos de la oposición. Digamos, la unión de todas las fuerzas democráticas es lo más importante, pero no a cualquier precio.
¿Cuál será, entonces, ese precio? En primer lugar, está la cuestión de la persona candidata por la alianza a la Presidencia de la República. Tiene que ser alguien de una comprobada trayectoria democrática. Por ejemplo, podríamos considerar los nombres de Cecilia López y de Piedad Córdoba, pero no los de Rafael Pardo o el de Benjamín Rivera. Igualmente, Horacio Serpa, César Gaviria y Ernesto Samper son nombres para remembranzas, pero no para construir el futuro. No se trata de establecer caprichosos o arbitrarios vetos, sino de acertar en el nombre del más apto dirigente para lo que se viene. Lo que está en juego es la democracia colombiana, no el destino personal de nadie. Se trata de hacer una escogencia esencialmente política. Y, por lo mismo, los únicos criterios válidos son los políticos. Sería retórica irresponsable que los liberales nos salieran a decir: “el Partido cuenta con más de cien eventuales candidatos a la presidencia”. Decir esto, significa no entender que ahora no se trata de montar el viejo espectáculo ilusionista de siempre, sino de construir una democracia avanzada.
La otra cuestión básica del acuerdo electoral con los liberales y otros sectores tiene que ver con un programa electoral. Algunos querrán un programa radical. . Nosotros consideramos que debe responder a nuestra realidad política. En Colombia impera una cultura reaccionaria. Los curas sacan a la calle a miles de fanáticos a protestar contra el aborto. Esto no lo vemos en los demás países de nuestra América, donde los pueblos libran batallas, pero por su emancipación. . ¿Cabrá una comparación con Venezuela, con Brasil, con Bolivia, Ecuador y otros? En Colombia el candidato de la derecha sacó más de 6 millones en los comicios presidenciales pasados, el de la izquierda, 2.6000.000 votos. En Mexico la derecha tuvo que acudir al fraude electoral para ganarle al candidato de la izquierda. Y aún así, la diferencia fue mínima. El tremendo atraso político de nuestro pueblo es una realidad que no podemos ni debemos ignorar.
¿Será que somos presa del pesimismo? Nada de esto, pero tampoco nos casamos con un irresponsable optimismo. Lo justo es que seamos realistas. Que fundemos nuestra política en la realidad colombiana. Ya en nuestra época, las posiciones extremistas – “queremos lo imposible” – no pasan de ser un romanticismo anacrónico. . Pero tampoco sería una posición justa renunciar a la lucha por transformaciones democráticas. El atraso político existe, pero también hay grandes potencialidades de cambio. La realidad siempre es contradictoria. Y el proceso histórico no siempre discurre de manera gradual. Hay períodos evolutivos; pero también etapas revolucionarias. Como decía Marx, siglos que equivalen a días, y días que equivalen a siglos. En nuestra América soplan por doquier vientos huracanados. La Revolución Cubana ya no está sola. La lucha contra el imperialismo yanqui tiene la fuerza de un katrina. Y lo evidente es que no tiende a desvanecerse, sino que, por el contrario, cada vez adquiere más fuerza y expansión. Chávez ha dicho que en Venezuela se está construyendo “el socialismo del siglo XXI”. ¿Será que Bush está en posibilidad de detener ese proceso con la ayuda del presidente Uribe? Cuando ni siquiera ha podido doblegar la resistencia del pueblo iraquí!
Así, pues, el Programa electoral de una Gran Coalición debe resultar de un completo análisis de la compleja realidad colombiana. Pero,¿qué contendría ese programa ? En primer lugar, una propuesta para ponerle fin a nuestro crónico conflicto armado. . Aquí está el punto neurálgico de la política colombiana. En el Polo se plantea que hay que construir democracia. Esto es más que justo. Empero,la cuestión es esta: ¿se puede construir democracia en medio del conflicto armado? La respuesta nos la da la propia realidad histórica. Durante estos 50 años de luchas armadas, ¿cómo se ha desarrollado la democracia colombiana?¿En un sentido progresivo, alcanzando nuevos niveles, o por el contrario, se ha convertido en una democracia restringida y deformada? El gobierno de Uribe acuñó la expresión “seguridad democrática”, con la que se pretende indicar que es posible combatir las guerrillas sin deteriorar la democracia. Sin embargo, sabemos que del dicho al hecho hay mucho trecho. Esa supuesta “seguridad democrática” puso en el orden del día las razzias ( detenciones masivas) que la fuerza pública realiza en las barriadas de las ciudades. Estas detenciones arbitrarias ¿serán expresión de democracia? ¿No es antidemocrático pisotear la libertad de los pobres? Será que ellos no tienen derechos? Y masacrar una familia campesina en La Línea – presentando el crimen como combate con los guerrilleros, y no caso único - ¿será que tiene algo de democrático? Y ¿la simulación de atentados “terroristas” en la capital de la república, y en otras ciudades? ¿Y los asesinatos selectivos de sindicalistas? Cuándo algunos dirigentes del Polo Democrático “reconocen” que ha habido “avances” en la política de “seguridad democrática”, ¿será que ignoran todos estos desafueros? O tal vez comparten el criterio oficial de que “los pobres no cuentan”?
No nos digamos mentiras. Los derechos y libertades en Colombia son hoy un asunto bajo control castrense. Vivimos en una sociedad en la que el poder militar se incrementa todos los días. Que los constitucionalistas liberales no lo vean, es cuestión de ceguera política. Por tanto, si queremos construir una sociedad más democrática,el presupuesto político es ponerle fin al conflicto armado, esto es, lograr un acuerdo de paz. Desde luego, esto no lo vamos a lograr extendiendo la “Ley de justicia y paz” a las guerrillas. Los que eso piensan, es mejor que se bajen de esa nube. Una cosa son los paracos, y otra muy distinta son los guerrilleros. Meterlos a unos y otros en el mismo saco es un ardid de la derecha, pero no tiene sentido. La paz con las guerrillas no es para salir al mismo llanito. Esto es, a una sociedad en la que las riquezas se concentran cada vez más, mientras la pobreza se expande más y más. Desde luego, no pretendemos que esta situación social desaparezca mágicamente con un acuerdo de paz. No somos ilusos. Pero si aspiramos a una paz que ponga en movimiento un proceso democrático de profundas transformaciones, que nos conduzca a una sociedad con más democracia y menos desigualdades. .
En consecuencia, el Polo Democrático no solo debe propender por un acuerdo de paz, que también por una paz democrática. Para lograr este propósito debe presentar una propuesta en este sentido. . Lo que supone un amplio y democrático debate interno. ¿O será que, como siempre sucede, la cuestión de deja en manos de unos expertos? Y, entonces, la democracia del Polo solo queda para la exportación? Este debate interno sobre la problemática de la paz es tanto más necesario, cuanto en el mismo Polo encontramos destacados dirigentes que rechazan todo acuerdo con las FARC, lo que los coloca ahora a la derecha del presidente Uribe. Estas tendencias reaccionarias que se expresan dentro del Polo con cierta frecuencia, deben ser erradicadas, pero no con procedimientos estalinistas definitivamente superados, sino a través del debate democrático con argumentos políticos. Así, a la justa posición de convocar una Constituyente para rematar un acuerdo de paz entre gobierno y guerrillas, el senador Petro opone el “argumento” de que con tal convocatoria lo que se busca es otra reelección de Uribe. Es evidente que estamos ante una pobre estulticia política que, en realidad, busca perpetuar la Carta del 91. La “Regeneración” conservadora se casó con la Constitución de 1886, los dirigentes de antiguo M19 se han casado con la de 1991. La izquierda busca más democracia, y espera encontrarla en una nueva Constituyente.
La cuestión social sería otro punto básico de nuestro Programa electoral. . ¿Qué podríamos proponerle, al respecto, a los liberales? No podemos olvidar que fueron los gobiernos liberales, a partir del de César Gaviria, los que lanzaron la ofensiva neoliberal que liquidó la casi totalidad de los derechos laborales conquistados a lo largo del siglo XX, ofensiva que aún continua el gobierno de Uribe. Si el Partido Liberal quiere desandar este patronal camino, para presentarse ante los asalariados a pedirles, con otra cara, su voto, lo justo es que realice una autocrítica pública de su proceder antiobrero. El expresidente Gaviria ha reconocido que se cometieron errores. Sin embargo, esto no basta. Es preciso reconocer que el neoliberalismo adoptado por los últimos presidentes liberales desembocó – y no podía ser de otra manera – en una política patronal liquidadora de los derechos sociales. Por esto, la unión antiuribista debe tener como presupuesto ideológico el repudio expreso de las políticas neoliberales. El elector asalariado debe estar seguro de que el presidente electo por la Gran Coalición democrática va a recuperar para los asalariados los derechos sociales perdidos en el período neoliberal. Este tiene que ser punto básico del Programa electoral de la alianza antiuribista. Por esto, insistimos en que la cuestión del nombre del candidato es básica. ¿Qué tal César Gaviria abanderando la política de la reconquista de los derechos sociales barridos por el huracán neoliberal? ¿No sería algo así como el diablo haciendo hostias? La lucha de clases exige categóricas definiciones. La política social del presidente Uribe es sin tapujos antiobrera. La política social del candidato de la Gran Coalición debe ser antioligárquica. La reforma tributaria del gobierno de Uribe consiste en bajarle los impuestos “a los de arriba”, y compensar el faltante con más IVA para “los de abajo”. ¿Qué responderá la bancada liberal? ¿O dejará la decisión al libre albedrío de cada congresista liberal? La política de salud del Gobierno radica en promover el sisbén, para liquidar los Seguros Sociales. Es la conocida política neoliberal: zanahoria para los más pobres, y garrote para los pobres (obreros). ¿Cuál la posición oficial del Partido Liberal, ante esta política?
La política internacional. He aquí un punto que suele ser ignorado en los programas electorales. Sin embargo, en el actual mundo globalizado y unipolar, es aspecto básico de la política de los Estados. La cuestión asume singular importancia en nuestra América contemporánea. Como es evidente, en el Continente se enfrentan dos tendencias. Por una parte, están los Estados que, encabezados por Cuba y Venezuela, libran dura lucha contra el imperialismo yanqui. Es un frente en expansión. Cada vez son más los Estados y pueblos que se incorporan a esta gran batalla por la emancipación de nuestros pueblos. En la orilla opuesta, están los gobiernos que obran según los dictados del presidente Bush. Son unos Estados-satélites. Están liderados por el presidente Uribe, testaferro de confianza de la Casa Blanca. El enfrentamiento entre los dos sectores es evidente. Por ejemplo, actualmente está pendiente un puesto para Latinoamérica, en el Consejo de Seguridad. Los EEUU pretenden hacer elegir a Guatemala, cuyo gobierno es cipayo de los gringos. El otro candidato es el gobierno de Venezuela, que cuenta con el apoyo de los gobiernos respetables de nuestra América. El gobierno de Alvaro Uribe, como es apenas obvio, tiene comprometido su voto con Guatemala. En nuestro sistema constitucional, esta es una decisión personal del Presidente, que no está sometida a control alguno. Es el imperio de la autocracia presidencial. Los verdaderos intereses del país, aquí no cuentan. La histórica hermandad de dos pueblos, es ignorada. Simplemente, se cumple lo que el amo yanqui ordena. A esto se reduce la proclamada soberanía de la Nación. Y esta terrible ignominia está fundada en la Constitución de 1991. Compañeros del Polo: ¿esta m…..es lo que tenemos que defender? Y ¿también querrán que no la comamos? La misma historia se repite con el TLC. Los pueblos y los gobiernos democráticos no aceptan someter sus economías a los monopolios gringos, bajo el grillete de tratados de “libre comercio”. Prefieren celebrar acuerdos, como MERCOSUR, donde hay un beneficio recíproco para todos los pueblos participantes. En esta materia, es sabido, la política del presidente Uribe es, por encima de todo, firmar el TLC. Inclusive, ni siquiera se tienen en cuenta las serias objeciones de ciertos sectores de la burguesía que ven en el TLC una grave amenaza a la economía nacional. Aquí, también, no hay más ley que la voluntad del Jefe del Jefe del Estado. Y esta democracia bonapartista sustentada en la Constitución de 1991 es la que se pretende que el Polo salga a defender!
Definitivamente, no aceptamos esta claudicación. Hacemos un llamado a los luchadores del Polo Democrático a salir en defensa de una política internacional independiente, autónoma, libre de toda clase de imposiciones imperialistas, y solidaria con las luchas emancipadoras de los pueblos de nuestra América, y del resto de mundo.
La pobreza. – Cuidado con este concepto! El neoliberalismo suele utilizarlo como arma contra la clase trabajadora. Es común que los ideólogos de esa corriente atribuyan la pobreza en que viven los condenados de la tierra, a los supuestos “privilegios” de que gozarían los obreros. Los “elevados salarios” y las prestaciones laborales impiden, según ellos, el desarrollo de la producción, y, por ende, de nuevas fuentes de trabajo. En consecuencia, una justa política de empleo, encaminada a darle trabajo a los millones de miserables, implicaría bajar salarios y eliminar prestaciones sociales. El presupuesto tácito de este “argumento” neoliberal es el de que “los altos salarios” son la causa de la pobreza.
Con este grosero sofisma, los gobiernos posteriores a la Constitución de 1991 han venido liquidando derechos sociales establecidos en la legislación, con el falaz propósito de darle trabajo a los que viven en la pobreza absoluta. Veamos un ejemplo de esta falacia. El gobierno de Uribe suprimió el pago de las horas extras por trabajo nocturno. Impuso una ley que estableció que la jornada diurna terminaba a las 10 de la noche. Así, los patrones se ahorraron el pago de horas extras (dos billones de pesos, fue lo calculado). El cuento neoliberal era que con esas billonadas se abrirían frentes de trabajo para los miserables. Y la realidad, ¿cuál fue? Que la situación de los que viven en pobreza absoluta no cambió para nada, que los trabajadores asalariados, al quedar disminuidos sus ingresos, vieron deteriorada su calidad de vida y la de sus familias, y los patrones capitalistas, fueron los únicos que salieron ganando, pues multiplicaron sus ganancias. Total: los de arriba, acumularon más capital, y los de abajo, acumularon más pobreza.
Hay que desmontar la fábula neoliberal. Tanto la pobreza obrera como la pobreza absoluta son productos del capitalismo. El capitalismo colombiano ha engendrado esas zonas donde impera la indigencia. Aquí no estamos ante un mundo precapitalista, como sostenían algunos. Tampoco se trata de supuestas supervivencia de relaciones feudales. .No hay que caer en la trampa de buscar el ahogado aguas arriba. La miseria colombiana tiene un responsable único: el sistema capitalista. En consecuencia, la superación de la miseria colombiana no se logrará bajando salarios, sino liquidando el capitalismo. No es, sin duda, una tarea a realizar de la noche a la mañana. Pero sí hay que empezarla ya. ¿Será que el PDA ha pensado en esta perspectiva?

10.“Procesos de Paz”
por Juan Diego García, jgarciam@fundaciontripartita.org
El intercambio humanitario de prisioneros entre las FARC y el gobierno colombiano parece hoy más cercano que nunca, si es que algún acontecimiento desgraciado no viene a frustrarlo, como ha acontecido en otras ocasiones.

El asunto tiene trascendencia pues es la primera vez que el Estado colombiano parece dispuesto a tal intercambio. Y resulta paradójico que sea precisamente ahora, con el gobierno más autoritario de los últimos años cuando un presidente tan duro como Uribe da el brazo a torcer. Seguramente que este cambio de política oficial tiene que ver con la debilidad del segundo mandato de Uribe que empieza en medio de un caos institucional sin precedentes y con pocas perspectivas de mejora en el inmediato futuro. También juega su papel la presión nacional (e internacional) que no entiende los motivos reales para no acceder al intercambio de prisioneros, como no sea precisamente la necesidad gubernamental de negar a la guerrilla todo carácter político y presentarla a la opinión como un simple grupo de bandidos con el cual no es dado negociar más que su rendición.

Pero si Uribe empieza débil su segundo mandato, bien podría sacar fuerzas de flaqueza presentando el intercambio como una muestra de la generosidad de su gobierno. El asunto sin embargo no se ha estancado por años en razón de simples caprichos personales; tampoco los cambios que hoy se registran se pueden explicar como fruto de un mejoramiento del talante presidencial.

Sentarse a negociar con las FARC (en las condiciones que la habilidad de los delegados y la correlación de fuerzas determinen) significa reconocer que carece de toda realidad uno de los presupuestos básicos de la política gubernamental de “seguridad democrática” (eje de la administración Uribe), esto es, que en Colombia no existe conflicto armado sino una guerra del Estado y la población contra grupos de delincuentes comunes que se financian con el comercio de psicotrópicos. En efecto, si el Estado está en disposición de intercambiar prisioneros con la guerrilla, ¿por qué no podría estar igualmente dispuesto a entablar con ella un proceso de paz?. En este sentido el último comunicado de las FARC resulta especialmente significativo porque propone que el intercambio de prisioneros sirva para iniciar conversaciones de paz que lleven al abandono de la vía armada y la conversión de esta guerrilla en un movimiento político legal, en un proceso de cambios y reformas que erradiquen los males sociales que han generado el conflicto.

Las condiciones para el intercambio por ambas partes pueden parecer inicialmente irreconciliables; pero como ya se sabe, esto es lo normal en este tipo de procesos. En realidad, ninguna de las condiciones parece insuperable. Además, si el intercambio se vincula seriamente con un posible proceso de paz, muchas de las objeciones del gobierno estarían resueltas en la práctica. El destino futuro de los guerrilleros liberados, por ejemplo, quedaría como un asunto mucho menos traumático si a este intercambio sigue un proceso de distensión militar que reduzca o elimine la necesidad de operaciones militares ofensivas. Nadie de buena fe entendería que el gobierno no accediera a cambiar su estrategia de guerra a muerte contra los alzados en armas por otra de distensión y acercamiento si la guerrilla propone sentarse a la mesa del diálogo y hacer callar las armas, ojalá para siempre.

El comunicado de las FARC tiene sin duda muchas lecturas; tantas como las tienen las declaraciones del gobierno (a veces contradictorias). El cambio de actitud de Uribe Vélez podría ser el resultado del convencimiento tardío de la imposibilidad de un triunfo militar sobre los insurrectos. Además, el programa de reformas que los guerrilleros proponen como temas a debatir para alcanzar la paz poco tiene que ver con un programa comunista, aunque las FARC lo sean. En realidad muchas de sus propuestas podrían ser suscritas por conservadores y liberales amigos del cambio y practicantes de la sensatez.

La guerrilla ha puesto sobre la mesa un programa de reformas que para algunos puede ser irreal, desmesurado o fantástico pero al cual es preciso darle una respuesta política. Reconocer de hecho que la insurgencia armada tiene naturaleza política impone darle una respuesta política sobre todo cuando la respuesta militar ha fracasado.

En efecto, ¿Existe algún inconveniente para debatir el TLC que ya tiene detractores –así sea parciales- inclusive entre las filas de neoliberales tan destacables como el Dr. Gaviria Trujillo ex presidente del país y ex secretario general de la OEA? ¿Resulta imposible que el Estado meta en cintura al sector más lumpen de la burguesía colombiana, responsable de buena parte del problema paramilitar? ¿Por qué no es necesaria ni conveniente una reforma agraria integral? ¿Quién se opone a la erradicación efectiva del paramilitarismo y a la depuración a fondo de las fuerzas armadas y de policía? ¿Acaso es imposible que el Estado responda por los desplazados y garantice su retorno? ¿No es impostergable una reforma urbana en el país? ¿Por qué Colombia tiene que someter su política antinarcóticos y antimafias a las necesidades de una potencia extrajera? ¿Realmente sobra el ejercicio de la soberanía nacional? ¿No se están regalando el petróleo, los bosques y demás recursos? ¿Es que alguien sostiene por ventura que las multinacionales actúan de buena fe y solo buscan favorecer el país donde se asientan?

Uribe mismo ha respondido al comunicado de las FARC mencionando la posibilidad de una asamblea constituyente o al menos la necesidad de introducir cambios significativos en el ordenamiento jurídico del país, dando a entender que existe un amplio espacio para la negociación y la reforma.

Ahora bien y de momento, si los retenidos o encarcelados en ambos bandos pueden regresar pronto a sus hogares la inmensa mayoría de la población sentirá como propia esa liberación y hará suya la felicidad de tantos hogares hoy entristecidos. Mejor aún si este acontecimiento da paso a una negociación para la solución política del conflicto armado.

Si termina la actual política de extradiciones y hasta los guerrilleros presos en Estados Unidos pueden regresar a su patria se pondrá fin a una práctica muy curiosa de extradiciones que parecen dar como un hecho el enanismo y la inferioridad de los nacionales para aplicar las leyes mientras se reverencia una supuesta superioridad de la justicia gringa. Un orden jurídico este último, puesto hoy en evidencia por propios y extraños después de los ominosos acontecimientos de Abu Ghraib, las cárceles secretas, los secuestros, la masiva violación de derechos civiles a sus propios ciudadanos y, más recientemente, la aprobación de la tortura y la eliminación del habeas corpus...

Solo una visión muy estrecha de los acontecimientos podría a estas alturas alentar conspiraciones contra el intercambio humanitario de prisioneros e incitar al sabotaje del proceso de negociación del conflicto armado; solo quienes abrigan aviesas intenciones y defienden espurios intereses se opondrían a un proceso de paz que permita realizar las muchas reformas pendientes sin las cuales Colombia no pasa de ser una nación premoderna.

12. “DEL DEMONIO, SUS DOMINIOS Y VICARIOS”
por Hernando Llano, ellano@puj.edu.co
Con su estilo pintoresco, entre chabacano y cursi, prosaico y trascendental, Hugo Chávez representó en la reciente Asamblea General de las Naciones Unidas una nueva escena, en tono luciferino, de la famosa película “Su Excelencia”, de Cantinflas. Y, una vez más, la realidad superó la ficción, pues arrancó sonoros aplausos entre los numerosos asistentes, convirtiendo la Asamblea en una especie de aquelarre antiimperialista. La verdad es que el mundo en que vivimos se ha convertido en un infierno, no tanto por el recalentamiento global y la inminencia del fenómeno del “niño”, como por quienes están al mando del mismo. Salvo contadas excepciones, la mayoría de Jefes de Estado están endemoniados, pues para lograr sus objetivos de poder y permanecer en su ejercicio han pactado con el diablo. Se han convertido en sus vicarios, sellando pactos solemnes y clandestinos con la mentira, la violencia y el odio, divisas inconfundibles y distintivas del bando luciferino.

Dicen, por ejemplo, que gobiernan en función del interés público, la seguridad democrática y la justicia, pero los hechos demuestran todo lo contrario. Favorecen los intereses de los grandes grupos financieros y el apetito insaciable de los mercaderes, para ello convierten el Estado en una especie de Supermercado que subastan al mejor postor sin ningún pudor. Declaran guerras en nombre de la paz, la seguridad y la democracia. Diseñan políticas y estrategias de inteligencia tan sofisticadas, que los propios agentes oficiales terminan estimulando y encubriendo a los terroristas, para luego dar parte de uno que otro “positivo”, sin importar los daños colaterales de las bombas que no logran desactivar. Es inevitable que mueran ciudadanos anónimos, desechables y superfluos, pues el terror no discrimina, como al parecer sí sucede con la política de seguridad democrática, tan eficiente en proteger la caravana turística y tan impotente para salvar la vida de un trabajador. Por ello todos los vicarios del demonio inventan un nuevo lenguaje, que les permite entenderse a la perfección. Así, por ejemplo, llaman Patria a la defensa de sus privilegios y Seguridad al goce de sus propiedades. Reestructuración y salvación, a la liquidación y venta de las empresas estatales, como el Seguro Social. En el punto 60 del “Manifiesto Democrático” Uribista, se lee: “Necesitamos salvar al Seguro Social porque la opción pública es esencial en el esquema de empresas promotoras de salud”. Por la misma razón, este Gobierno llama ley de justicia y paz, al reino de la impunidad y la humillación. Desarrollo y crecimiento, a la concentración del ingreso y el aumento de la inanición. También, por ello, un brillante psiquiatra, como Luís Carlos Restrepo, confunde el error de las “convivir” con el horror del paramilitarismo, y de paso produce una catarsis tan exitosa en sus pacientes, que los transforma de criminales de lesa humanidad y narcotraficantes en actores políticos y empresarios de la paz.

Ese nuevo lenguaje tiende a ser universal, trasciende fronteras y credos ideológicos, por eso se entienden fácilmente todos aquellos que dominan sus códigos básicos: la mentira, la violencia y el odio. Así, llaman, ajusticiamiento al asesinato. Retención al secuestro. Intercambio humanitario al chantaje del contrario. Educación al adoctrinamiento. Fe al fanatismo. Pedagogía a la pederastia. Verdad revelada a la mentira institucionalizada. En fin, por todo lo anterior, es que vivimos en esta torre de Babel tan parecida al infierno. Bien lo expreso Umberto Eco, “El diablo no es el príncipe de la materia, es la soberbia del espíritu, la verdad sin sombra de duda y la fe sin sonrisa”. Por eso sus dominios son tan vastos y numerosos sus vicarios.