jueves, julio 06, 2006


PENSAMIENTO CRÍTICO VIRTUAL (PCV)

No. 9. Julio 2 a 7, 2.006


LAS NUEVAS IZQUIERDAS,

INVITACIÓN A LA REFLEXIÓN – DEBATE SOBRE ELLAS

EN AMÉRICA LATINA, EN GENERAL,

Y EN COLOMBIA, EN PARTICULAR.

“¿Qué es ser de izquierda en el mundo actual?”.

NOTA INTRODUCTORIA Y PROPUESTA.

Por Humberto Vélez Ramírez, Director de ECO PAIS – ATISBOS ANALITICOS (E P-A.A.)

Como miembro del EQUIPO de PCV, sugiero el contenido básico de PCV 9:

Dolcey Casas Rodríguez ( dolca1@andinet.com ) , nuestro común amigo, nos ha enviado dos importantes Ensayos sobre lo que podría llamarse el presente y el futuro de la nueva izquierda latinoamericana. En mi concepto, constituye ésta la más propicia coyuntura de oportunidad para impulsar y animar un debate sobre lo que viene aconteciendo en América latina donde la reacción de casi todos sus gobiernos, excepción hecha de Colombia, contra las consecuencias socialmente perversas del “Consenso de Washington” y de las políticas públicas neoliberales ha dado base para caracterizarlos como de “nueva y democrática izquierda”. En Colombia, en donde el recalcitrante e histórico centrismo de su régimen político- un centrismo de modo paradójico alimentado siempre por la más funcional y efectiva violencia-, la apreciable votación obtenida por el Polo Democrático Alternativo en las últimas elecciones presidenciales, ha colocado sobre el tapete la pregunta, “¿Qué es ser de izquierda en el mundo actual?”.

Para el caso de América latina, en mi concepto, los dos términos polares de sus nuevos regímenes políticos los están constituyendo Uribe Vélez en Colombia y Chávez en Venezuela. De un lado, un neoliberalismo “babiado” de democracia comunitaria en el caso del colombiano y, del otro, un esbozo de nuevo socialismo democrático en el caso del gran admirador de Bolívar. Uribe impuesto por Bush y Chávez por un una utilización imaginativa de los excedentes generados por la robusta economía exportadora venezolana.

Propongo, entonces, meter de lleno a Ecopaís- Atisbos Analíticos, así como a su sección semanal PCV, en esta reflexión-debate. Que a PCV No. 9 lo encabecen los dos Ensayos recomendados por Dolcey. En seguida, para confrontar posiciones, propongo re-publicar el Atisbos 39, ya editado, y retomar el Atisbos 67 en lo que respecta al acápite sobre el Polo Democrático Alternativo (PDA).

CONTENIDO

1.- PARA QUÉ LE SIRVE LA IZQUIERDA A WASHINGTON EN AMÉRICA LATINA Como funciona la construcción de "presidentes progresistas". Por Manuel Freytas

2.- LA GUERRA DE LOS JÍBAROS. Cómo la CIA te formatea el disco y te carga software "terrorista" con licencia gratuita. Por Manuel Freytas

3.- ATISBOS ANALÍTICOS No. 39. LA IZQUIERDA DESARMADA, ¿FENÓMENO NUEVO, INÉDITO Y TRASCENDENTE EN EL RÉGIMEN POLÍTICO COLOMBIANO? Por Humberto Vélez Ramírez de Eco País

4.- ATISBOS ANALÍTICOS No. 67 (FRAGMENTO) LA NUEVA POLÍTICA: LA TELEVISIÓN Y LA CALLE “RIAL”. Por Humberto Vélez Ramírez de Eco País

5.- CITAS DE DE PIERRE BOURDIEU & GÜNTER GRASS

6.- La Batalla de las Ideas en internet
TRES PÁGINAS WEB PARA LA INTEGRACIÓN DE NUESTRA AMÉRICA
www.alternativabolivariana.org (Portal ALBA)
www.congresobolivariano.org (Congreso Bolivariano de los Pueblos)
www.emancipacion.org (Socialismo del Siglo XXI)
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1.- Para qué le sirve la izquierda a Washington en América Latina

Como funciona la construcción de "presidentes progresistas".

Por Manuel Freytas* - manuelfreytas@iarnoticias.com

(IAR-Noticias) 06-Feb-06 Fuente en IAR (Allí interesantes imágenes y subrayados)

Una imagen

La funcionalidad opresiva del sistema capitalista de la era informática va por caminos sinuosos y retorcidos, y quiebra la lógica de comprensión basada en la realidad y en la práctica estadística de lo que hasta ahora conocimos como estrategia de dominación del hombre por el hombre.

¿Cómo entender que el Imperio norteamericano -potencia regente unipolar del sistema cappitalista- se haya apoderado del discurso del enemigo para construir una alternativa a su decadencia económica, política, social y cultural?

Esto es, aprovechar políticamente el discurso revolucionario de la izquierda, vaciado de contenidos, para crear una nueva alternativa de "gobernabilidad" con el antiguo enemigo convertido en gerente "por izquierda" del Estado burgués.

Hay un principio estratégico proveniente del campo militar que el sistema capitalista aplica en todos los niveles: al enemigo hay que destruirlo, controlarlo o asimilarlo.

Por lo tanto, a una izquierda solo "revolucionaria" en el plano del discurso, sin referencias organizativas, doctrinarias y operativas de "toma del poder para cambiar el sistema", ya no hay que destruirla sino reciclarla, asimilarla, y convertirla en alternativa de poder dentro de las reglas y los contenidos del sistema capitalista.

El imperio capitalista se asimiló al discurso de la izquierda, lo vació de contenidos transformadores y revolucionarios , y lo convirtió en marketing electoral alternativo a su propio engendro político: el neoliberalismo.

Despojada de todo contenido revolucionario la "nueva izquierda" (solo preocupada por el "poder formal" ejecutivo y parlamentarista del Estado burgués) se convirtió en útil y funcional al sistema que antes combatió con la idea de trasformarlo y cambiarlo de raíz.

El sistema capitalista tomó el discurso "antiimperialista y revolucionario" de la izquierda y lo adaptó a sus propias necesidades de sustituir a la derecha por la izquierda manteniendo la "gobernabilidad" del sistema.

La nueva estrategia de dominio

Pero para apreciar en toda su dimensión este nuevo proceso de control social y político con izquierda, urnas y elecciones, es preciso contar con un marco referencial de la nueva estrategia que Washington comenzó a implementar tras la derrota de los movimientos revolucionarios armados en América Latina.

Con la desaparición de la guerra por áreas de influencia con la URSS, las viejas consignas "anticomunistas" de las dictaduras militares formadas en la Escuela de las Américas fueron sustituídas gradualmente por las banderas de la lucha contra el terrorismo, las drogas y el crimen organizado con las que hoy EEUU justifica su injerencia intervencionista militar en la región latinoamericana.

Ya desaparecido el "peligro rojo" con la URSS, y sin movimientos armados abocados a la toma del poder en América Latina, la "guerra contraterrorista" sustituyó en el tiempo a la "guerra antisubversiva" aplicada por las dictaduras militares de la década del setenta.

Las nuevas hipótesis de conflicto regional y las coordenadas de control militar-estratégico se trazaron a partir de la "guerra contra el terrorismo", que reemplaza en la lógica doctrinaria de dominio a la "guerra contra el comunismo" de la década del setenta en Latinoamérica.

Paralelamente, y en el plano político, en la década del 80 los gobiernos "democráticos" fueron sustituyendo a los viejos y gastados gobiernos militares mediante elecciones, procesos constitucionales, y banderas de defensa de los derechos humanos.

Por supuesto -y como está demostrado hasta el hartazgo- que no se trata de una democracia entendida en el sentido histórico del término, sino de una cáscara vacía con simulacro de participación popular, donde las minorías siguen conservando el poder real y los accesos a cargos ejecutivos y parlamentarios por medio de la financiación de los candidatos y sus campañas.

En otras palabras, la estrategia del control político y social por medios militares, fue sustituida gradualmente por administraciones civiles, poderes ejecutivos, parlamentos y cortes de justicia totalmente maleables a los intereses y objetivos de Washington y las trasnacionales capitalistas en la región.

En los 80, salvo en Colombia, los militares de la "seguridad nacional" ya habían terminado con la izquierda revolucionaria y la resistencia armada en América Latina, había desaparecido la URSS como punto de referencia logística y organizativa de los movimientos revolucionarios, y Washington resolvió imponer un orden regional basado en el pacifismo, la democracia y los derechos humanos.

El nuevo sistema de control político y social se situaba en las antípodas del anterior (basado en gobiernos y dictaduras represivas), y explotaba el consenso masivo que despertaba la apertura de procesos constitucionales después de largos años de dictaduras militares con supresión de elecciones y parlamentos.

Pero fuera del maquillaje democrático (del formalismo del estado de derecho y del régimen electivo-parlamentario), Washington y las transnacionales capitalistas siguieron ejerciendo el control sobre los recursos estratégicos y el sistema económico-productivo de los países mediante la asociación con las elites de poder y las clases políticas locales, quienes se reservan para sí los controles ejecutivos, parlamentarios y judiciales del Estado.

De tal manera, que del gerenciamiento militar del dominio se pasó al gerenciamiento civil del mismo, sin alterar para nada el proceso de control económico por medio del cual los bancos y empresas transnacionales continuaron transfiriendo recursos y ganancias a EEUU y a las metrópolis capitalistas.

En ese nuevo escenario de poder geopolítico-estratégico, legitimado por gobiernos satélites elegidos en elecciones populares, Washington consolidó su dominio regional en un teatro latinoamericano sin lucha armada, sin estallidos revolucionarios, y con las organizaciones populares y de izquierda participando como "opción de gobierno" en los países dependientes.

En ese contexto (y más allá de la voluntad de las facciones reaccionarias y conservadoras), desde hace más de veinte años la estrategia de dominio de Washington y del Departamento de Estado en América Latina consiste en impulsar los regímenes y gobiernos electos en las urnas, más allá de que asuman o ganen elecciones con discursos de "izquierda", "progresistas" o "neoliberales".

El Imperio, Bush, el capitalismo de Wall Street que se beneficia tanto de las invasiones militares como de los sistemas de dominio con democracia y elecciones, se mueren de risa con las cumbres o los "foros social mundial" pacifistas que no plantean acciones concretas contra los bancos, trasnacionales y embajadas imperialistas.

El Imperio y sus establishment de poder locales, como ya se demostró en Bolivia, no temen a la "revolución democrática y con elecciones" de Evo Morales, sino a las masas organizadas de la COB cortando rutas y enfrentándose a la policía y al ejercito del régimen.

El Imperio y sus transnacionales saqueadoras no temen a los pacifistas democráticos con sus carteles de "Bush asesino", sino a los cuadros y mayorías organizadas que les arruinan (con tomas de fábrica, huelgas, cortes de ruta, y violencia callejera) el funcionamiento ordenado de sus negocios en las colonias del patio trasero.

Los "revolucionarios pacifistas", inventados en la década del 80 por la nueva estrategia "democrática" del Imperio, cumplen el papel de "falsa oposición" en el escenario de dominio con democracia y elecciones que hoy rige en el universo latinoamericano.

Por eso la "izquierda rosada", la "izquierda democrática", esa que estuvo en la "Contracumbre de los Pueblos" en Mar del Plata, o la que hace "turismo" para hablar en las distintas versiones del "Foro Social Mundial", financiado por las multinacionales a través de las ONG, es tan funcional como la derecha para el sistema de dominio capitalista con urnas y elecciones.

En ese marco, la estrategia de dominio capitalista estadounidense, cuando impuso las democracias y las urnas en sustitución del dominio con las dictaduras militares setentistas, ya no tuvo necesidad de utilizar ejércitos militares represores en Latinoamérica.

El Imperio y sus usinas mediáticas-culturales habían desarmado con el "pacifismo" las conciencias de la resistencia, y por lo tanto ingresaron otros actores en el esquema del control político y social para la dominación.

Con la sociedad pacificada y sin armas, nivelada y colonizada mentalmente por la ideología globalizadora, sin huelgas ni tomas de empresas, con sindicatos asimilados y sin resistencia popular colectiva, ingresaron al teatro de operaciones los medios de comunicación como los nuevos ejércitos represivos y de control social.

Los gobiernos "de izquierda"

De esta manera, se ingresó en la era de las "revoluciones políticas" (o discursivas) de los gobiernos "progresistas", sin cambiar el sistema económico basado en la propiedad privada capitalista, la explotación del hombre por el hombre, y sin producir ningún vuelco estratégico sobre el control del orden económico, político y social establecido por los bancos y las trasnacionales, protegidos bajo la bandera del Imperio norteamericano.

De esta manera, el destino de la revolución de izquierda ya no está en manos de líderes y organizaciones guerrilleras que luchan en la clandestinidad por la toma del poder armado, sino en manos de gobernantes de estados burgueses legitimados por elecciones como Chávez, Lula, Kirchner, Tabaré Vázquez y la reciente incorporación de Evo Morales

El Departamento de Estado acuñó un término para definir a esta nueva corriente: "izquierda políticamente correcta".

Al no plantear el "cambio del sistema" sino la "reforma del sistema", al no cuestionar la esencia genocida y explotadora del hombre por el hombre del sistema capitalista, la "nueva izquierda" se convierte en un necesario "rostro progresista" del capitalismo cuya función es corregir lo que funciona mal, principalmente en el campo social y económico.

En lo ideológico la "nueva izquierda" no se se opone al capitalismo como sistema de dominio totalizado (económico, político, militar, social-cultural y mediático), sino al rostro "derechista" del capitalismo expresado por los grupos políticos y/o personas identificadas con pensamientos e ideologías "conservadoras".

Por lo tanto, y sin salirse de los marcos del sistema burgués-capitalista, la "nueva izquierda" se plantea como alternativa "revolucionaria" al "neoliberalismo" de la derecha conservadora sin quebrar las estructuras de poder del sistema capitalista.

Lo que hoy se conoce como "izquierda democrática", "izquierda civilizada", o "nueva izquierda", es solo la expresión de un discurso formal, sin posibilidad de ser implementado en la práctica.

¿Y porqué no puede ser implementado en la práctica?

Sencillamente por que la izquierda (asimilada al sistema mediante las prácticas electoralistas), cuando accede al gobierno, lo hace en el marco de un Estado burgués (Ejecutivo, Parlamentario y Judicial) controlado en todos sus niveles por el poder económico del sistema capitalista.

Por lo tanto, es absurdo pensar que un gobierno de izquierda que accede por elecciones (sin destruir las estructuras económicas y políticas del capitalismo) pueda hacer otra cosa que gerenciar el Estado burgués para los intereses de los grupos económicos que controlan (y se reparten) el sistema económico-productivo y los recursos naturales de los países dominados.

Si Chávez, por ejemplo, quisiera llevar a la práctica real su discurso revolucionario tendría que sustituir al Estado burgués venezolano y a las estructuras del poder capitalista que lo sostienen.

Concretamente, Chávez, para salirse del discurso vacío y concretar la revolución socialista y transformadora en Venezuela, tendría que expropiar (y sustituir con otro poder) al poder capitalista que controla el Estado burgués y las estructuras económicas, políticas y mediáticas en Venezuela.

¿Cuántos seguirían en ese objetivo a Chávez?. Nadie.

La estructura burocrática que acompaña a Chávez (léase funcionarios, partido, etc,) no es revolucionaria sino capitalista, y el Estado que gerencia Chávez no es un "Estado revolucionario" sino un "Estado burgués" de los bancos, petroleras y empresas trasnacionales que controlan (cualquiera lo puede verificar estadísticamente) el sistema económico productivo y el principal recurso estratégico del país: el petróleo.

Chávez, aunque quisiera, no podría llevar a la práctica su discurso revolucionario sin expropiar la propiedad capitalista y tomar por la fuerza al "Estado burgués", y los primeros que lo impedirían y terminarían con Chávez serían los que lo rodean y se valen del Estado burgués para concretar sus ambiciones políticas y económicas.

Chávez, y él lo sabe, no puede traspasar los límites del "discurso antiimperialista" para consumo mediático: el día que intente hacerlo el sistema se lo deglute como una mariposa.

Todo lo que sostiene a Chávez (fuerzas armadas, policía, servicios de inteligencia, y/o estructuras burocráticas del Estado) no es de Chávez sino del sistema capitalista que se vale de él para controlar Venezuela dentro de los márgenes de la "gobernabilidad democrática".

Así como el Departamento de Estado y la CIA lo sacaron (golpe de abril del 2002) y lo restituyeron en el gobierno ante la "impresentabilidad" de los golpistas en el plano internacional, en el momento que Chávez intente otra cosa que no sea hablar, tiene los segundos contados en el gobierno.

Los márgenes de Chávez para cosechar rentabilidad, fama mediática y poder político con el discurso de "izquierda antiimperialista" tienen un límite preciso: el día que lo trasgreda "Chávez fue".

El lector va a tener oportunidad de comprobarlo: todo se comprueba con el desarrollo y el salto cualitativo de los procesos. Es una ley inexorable.

Las "gerencias de enclave"

Cuando el sistema capitalista trasnacional con EEUU a la cabeza (mediante la introducción del "libre mercado" y las privatizaciones de empresas estatales en la década del 90) convirtió a los "Estados nacionales" en "Estados trasnacionales", se revirtió la funcionalidad y la misión de la herramienta "Estado" en los países dependientes.

El viejo "Estado nacional" controlado por las oligarquías locales, fue sustituido por el "Estado trasnacional" controlado por las empresas trasnacionales que utilizan a los países como "satélites" (o terminales de mercado) de sus políticas de expansión y de acumulación capitalista, con las oligarquías locales asimiladas como socias en el nuevo sistema.

En este contexto, lo que antes era "nacional" se convierte en "trasnacional": se rompen los marcos localistas, se nivela un mismo discurso, una misma moda, una misma forma de consumir, una misma forma de elegir gobierno para todo el planeta, incluido el mundo subdesarrollado y dependiente.

Asimilada dentro de la nueva estrategia de dominio "democrático" y del "Estado trasnacional" exportados por Washington, la "izquierda civilizada", sigue los parámetros de la lucha contra el "militarismo" y la "derecha" de la década del 70, sin los objetivos concretos de toma del poder que guiaban a la izquierda armada revolucionaria de entonces.

Y se produjo una situación paradojal:

La izquierda, pacificada y sin objetivos revolucionarios, alienada por la lucha contra un enemigo en extinción (los golpes de Estado y las dictaduras militares que fueron sustituidas por el dominio con democracia y elecciones) convirtió en nueva bandera revolucionaria la "guerra electoral" contra la derecha política en los marcos de la democracia parlamentaria burguesa.

Al abandonar sus postulados setentistas de "toma del poder" y adoptar los esquemas de la democracia burguesa y el parlamentarismo como única opción para acceder a posiciones de gobierno, la "nueva izquierda" se convirtió en una opción válida para gerenciar el "Estado trasnacional" del capitalismo en cualquier país de América Latina.

La asociación beneficiosa entre la "izquierda civilizada" y el establishment del poder capitalista es obvia: el sistema (por medio de la izquierda) crea una "alternativa de gobernabilidad" a la "derecha neoliberal", y la izquierda (y los izquierdistas) pueden acceder al control administrativo del Estado burgués sin haber hecho ninguna revolución.

Y nació el distintivo axiomático que guía a los gobiernos "progresistas" en la región: hacer discursos con la izquierda y gobernar (con y) para los intereses de la derecha.

Los presidentes "progresistas"

Los presidentes "progresistas", que hablan por izquierda y ejecutan los programas económicos y la estrategia regional de Washington por derecha, son el nuevo producto del marketing imperial vendido con urnas y elecciones. De esta manera, la izquierda, se ha convertido en la "cara alternativa" de dominio del Imperio en América Latina.

¿Se puede pensar que Washington fabrique candidatos y/o presidentes funcionales a su estrategia presentándolos como "enemigos de EEUU"?

Para quien quiera verlas, las pruebas están a la vista: Chávez, Kirchner, Lula, Evo Morales, fueron (y son) presentados como elementos discordantes o enfrentados (caso de Chávez) a la estrategia de Washington en la región.

Al margen de su discurso "antiimperialista", o de "izquierda", ninguno de esos presidentes rompió (ni va romper) con la lógica de la dependencia al capitalismo transnacional: Brasil, Argentina, Venezuela, por ejemplo, tienen sus sistemas económico-productivos y recursos naturales atados y controlados por los bancos y corporaciones multinacionales que, a su vez, conforman el núcleo estratégico de negocios del denominado "Mercosur".

Al margen de su "soberanía formal", esos Estados burgueses funcionan en la práctica como "economías de enclave" con los grupos oligárquicos locales asociados a las redes financieras, comerciales e industriales del capitalismo transnacional.

Y sus presidentes -como emergente de la realidad- pasan a cumplir el papel de "gerentes de enclave" dentro del "Estado trasnacional" compuesto por una fachada formal de "Estado Nacional" (Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial).

En este contexto de formalidad controlado por la trasnacionales capitalistas y su poder policía en la región (el Imperio norteamericano) da lo mismo que un presidente hable con discurso de "izquierda" o de "derecha", no importando lo que diga sino lo que haga.

Esto permite, por ejemplo, que Chávez se erija (discursivamente) en el principal enemigo de EEUU (el Imperio yanqui) mientras el sistema económico productivo de Venezuela se encuentra en manos de los bancos y multinacionales capitalistas que hegemonizan, junto a las petroleras multinacionales, la explotación de los recursos venezolanos y de su estructura de servicios.

Paradojalmente, y como lo demuestran las estadísticas y la historia reciente, estos "presidentes de izquierda" que cumplen funciones de "gerentes de enclave" de las trasnacionales y sus socios locales, siempre son lanzados al mercado electoral en carácter de "enemigos a muerte de EEUU y las trasnacionales".

¿Esquizofrenia? Nada de eso: estrategia de doble discurso y asimilación del enemigo en un marco de aprovechamiento político imperial.

Como dijimos, en su lógica pragmática de dominio EEUU y el sistema capitalista trasnacional utilizan un principio estratégico: destruir, controlar, o asimilar al enemigo.

Y como la izquierda ya no representa al "enemigo", se ha convertido en lo que es: la nueva cara de "gobernabilidad" del Imperio.

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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica

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2.- La guerra de los jíbaros . Cómo la CIA te formatea el disco y te carga software "terrorista" con licencia gratuita

Por: Manuel Freytas (*) manuelfreytas@iarnoticias.com

http://www.aporrea.org/tecno/a23182.html Fecha de publicación: 01/07/06

MATRIZ: http://www.aporrea.org/

La "connotación informática" de Al Qaeda y el uso mediático del "terrorismo": algunas consideraciones útiles para trasmitir a nuestros semejantes después del Mundial de Alemania 2006 .

Todo el proceso de "terrorismo mediático" con Al Qaeda y Bin Laden, desde el 11-S en adelante, se desarrolló en los medios de comunicación, principalmente en las cadenas televisivas, que trasmiten en vivo las imágenes de destrucción que a través de un ida y vuelta -feed baack- generan masivamente la psicosis terrorista a escala planetaria.

Sin la "globalización de la imagen" a Washington y a la CIA les hubiera sido imposible crear la figura de Bin Laden como el mítico "enemigo número uno de la humanidad" tras la voladura de las Torres Gemelas, iniciando así la era de la utilización del terrorismo mediatizado como estrategia y sistema avanzado de manipulación y control social.

Pero otro costado del "terrorismo con Al Qaeda" tiene su base de operaciones en Internet desde donde las agencias y cadenas controladas por la CIA recogen los célebres "comunicados" de Bin Laden y la red Al Qaeda y los distribuyen por todo el planeta.

"Al Qaeda" es la palabra árabe que se usa para designar las bases de datos de las computadoras: así se la empezó a utilizar, y así ingresó en la mitología del "terrorismo" creado por la CIA para controlar y manipular el cerebro alienado y masificado de lo que hoy se denomina "humanidad".

Cuando se decía, "tal persona pertenece a Al Qaeda", en realidad lo que se decía era que estaba en la base de datos de los que la CIA mandaba a combatir a Afganistán contra los soviéticos, de los cuales Bin Laden, por ser el representante de la dinastía Saudí que financiaba la operación, tenía una cierta jerarquía superior.

Las grandes empresas de computación de USA: Microsoft, Intel, Hewlett-Packard, Google están íntimamente vinculadas y controladas por la CIA y el Departamento de Defensa que las contrata y financia todos sus desarrollos de tecnología de punta.

Todos los recursos humanos y tecnológicos de estas empresas, además de los propios de la CIA y las otras gigantescas agencias de inteligencia de USA están, como es lógico, a disposición de la administración de turno en Washington, para ser utilizados dónde y cuándo lo necesite el Imperio.

Como se sabe, el modus operandi en Internet siempre es el mismo: "Al Qaeda" cuelga un comunicado en la red y "avisa" a las agencias y cadenas para que lo publiquen, luego la CIA y los expertos en Washington "certifican" su autenticidad.

De esta manera, el "mensaje" (estúpido y fundamentalista como todos los mensajes de Al Qaeda) colgado en una web desconocida se multiplica y repite infinitamente por todo el planeta dando "credibilidad" a su contenido y haciendo realidad el axioma de Mac Luhan: el medio es el mensaje.

La prueba de la complicidad de las grandes cadenas con las operaciones de la CIA con "Al Qaeda" es precisamente la difusión de esos mensajes como si fuera "información objetiva", otorgándoles de esa manera verosimilitud y credibilidad.

Los especialistas saben que cuando el sistema quiere anular y/o neutralizar a un enemigo real, lo primero que hace es "silenciarlo" en los medios de comunicación. Lo que no existe en los medios, no existe en la vida real ("el medio es el mensaje", Mac Luhan).

Por lo tanto, Bin Laden, un producto "terrorista" salido de los laboratorios de la CIA tomó consistencia a partir de su difusión masiva y planetaria repetida desde el 11-S hasta aquí.

En casos de atentados reales (11-S, 11-M, 7-J, etc) el proceso de "miedo al terrorismo" es alimentado a su vez por las grandes agencias y cadenas internacionales que se encargan de difundir por todo el planeta, y como si fuera una novela de espionaje, versiones, trascendidos, comunicados, cartas, videos con nuevas amenazas, "información secreta" sobre grupos terroristas, pistas "árabes", etc., etc., cuya usina matriz, en la mayoría de los casos, se encuentra en los sótanos de planificación de la CIA.

La cuestión del "uso mediático del terrorismo", por lo cíclica y repetitiva revela por sí sola la manipulación, burda y ridícula, para los expertos, y que se ha convertido en una tarea burocrática para los periodistas y "analistas" descerebrados que la difunden por todo el mundo.

En realidad, si la mayoría promedio estadístico de los periodistas del sistema son alienados e ignorantes, no sucede lo mismo con los gerenciadores top de las grandes agencias y cadenas, quienes generalmente son agentes encubiertos captados y utilizados por la CIA.

No son pocos los expertos y los estudiosos que sostienen que los grandes holding mundiales de prensa utilizan una "cara negra de la información" subvencionada por el Pentágono y la CIA, y que es sólo conocida y negociada por los grandes ejecutivos y responsables de esos consorcios.

O sea que esa operatoria de contratar información encubierta de la CIA y el Pentágono, forma parte de la "política de mercado" de esos consorcios comunicacionales, que no están para decir la verdad sino para expandir ganancias por medio del comercio de la información.

Por supuesto que en estas transacciones con los grandes pulpos de de la información mundial no intervienen representantes de la CIA o del Pentágono en forma directa, sino que se realizan con intermediación de las "empresas pantalla" contratadas para ese fin.

Esa operatoria se da tanto con la "información" de los atentados reales (como os del 11-S, 11-M, 7-J, etc) como con los comunicados y asesinatos virtuales, como sucede a menudo con los secuestrados en Irak.

La más célebre de estas operaciones "cruzadas" en la red fue el video con la escenificación de la supuesta decapitación de Nicholas Berg, un ciudadano estadounidense, a manos de un grupo islámico, que se difundió originalmente por las cadenas televisivas Fox News, CNN y BBC, norteamericanas las dos primeras e inglesa la tercera.

El documento se conoció el día 12 de mayo de 2004 causando conmoción mundial, y al día siguiente su "autenticidad" fue confirmada por la CIA quien señaló que el autor de la decapitación era el "terrorista" jordano Abu Musab al-Zarqawi.

En una metodología calcada de su propio accionar, cada vez que sucede un caso de "terrorismo", y que se viene repitiendo desde el 11-S hasta acá, la Central de Inteligencia Americana (CIA) confirmó que Abu Musab al-Zarqawi, un jordano acusado de tener vínculos con la red Al-Qaeda, fue quien decapitó al estadounidense Nicholas Berg.

Tras el análisis de la voz y el video, los funcionarios de la CIA "llegaron a la conclusión" de que fue Zarqawi el que hablaba y que "la persona que habla en el video es la misma que empuña el cuchillo", según lo informaron varias agencias en las últimas horas del jueves 13.

La existencia de este video -según varias fuentes- fue dada a conocer por los corresponsales de la agencia de prensa Reuters,en Dubai, el día 12 de mayo de 2004.

Supuestamente, y sin saber quien les avisó, las cadenas Fox, CNN, y BBC tomaron, una hora más tarde, las imágenes del sitio Web http://www.al-ansar.biz/, y comenzaron su difusión masiva por todo el planeta.

Misteriosamente, y después de ser tomadas sus imágenes por las tres grandes cadenas, el video "desapareció" del servidor donde se encontraba alojado, por lo que el resto de las cadenas -incluidas las árabes- no pudieron difundir dicho documento.

Esta situación generó que el monopolio de la difusión del video con la supuesta decapitación quedara centralizado en Fox News, CNN y BBC, identificadas por los expertos como tradicionales usinas mediáticas de la CIA.

El sitio de Internet donde originalmente se publicó el video estaba albergado en el hosting de una sociedad ubicada en Malasia. Ante la avalancha de internautas y el enorme flujo de conexiones, esta última lo retiró del sitio de Internet de manera que en la actualidad este video no existe más.

El nombre de dominio, o sea la propiedad de la dirección de Internet pertenecía a la Arab Press House, una respetada sociedad de prensa con sede en Londres y sin vínculo alguno con los islamistas.

Posteriormente en el sitio Web árabe La Voz de Aztlan http://www.aztlan.net/berg_abu_ghraib_video.htm se publicaron estudios y evidencias que demostraron, a través de un análisis de las tomas, que el video que exhibía la decapitación del rehén estadounidense Nicholas Berg era una falsificación.

Si bien a través del proceso posterior a la invasión de Irak, las operaciones de la CIA con el "terrorismo mediático" y el "terrorismo informático" fueron habituales, el caso de la "decapitación" de Nicholas Berg fue el único en que se demostró (a través de investigaciones en la red) la falsedad de la ejecución.

Pero, y a pesar del "descrédito" sembrado por los especialistas y estudiosos, estas operaciones se siguen repitiendo con cíclica regularidad, tanto en los medios de comunicación como en la red.

Y esto se explica únicamente por la complicidad de las grandes agencias y cadenas que las publican y titulan burocráticamente como si fuera "información objetiva" y sin ningún análisis o comparación histórica.

La leyenda "Bin Laden y Al Qaeda" fue construida en laboratorios encubiertos de comunicación estratégica de la inteligencia norteamericana desde donde se diseñan los planes de Guerra Psicológica a ser ejecutados por las grandes estructuras mediáticas de comunicación masiva, infiltradas por la inteligencia de las operaciones psicológicas (OPS).

El nuevo soldado, y su vez blanco táctico de las operaciones psicológicas, es el individuo-masa (las mayorías planetarias) modelado a partir de la ideología consumista y nivelado planetariamente como estrategia de mercado por las trasnacionales capitalistas.

El alienado programado (AP) no está programado para pensar (desarrollo reflexivo) sino para consumir productos capitalistas por medio de consignas (eslóganes) y de imágenes mediáticas sin ninguna relación entre sí.

Así como el AP (universalizado y nivelado como un sólo modelo para todo el mundo) compra elecciones, jabones, mundiales de fútbol, telemarketing, teléfonos celulares, espectáculos, moda fashion, musica "latina", así también compró -y sigue comprando- "terrorismo" y adrenalina inducidos por televisión.

Y como "el medio es el mensaje" (el que certifica la credibilidad en la mente alienada del AP) Bin Laden y Al Qaeda tienen cuerda para rato.

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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica, y entre sus últimos trabajos publicados se cuentan, entre otros: (Para ir a los textos clic aquí: http://www.aporrea.org/tecno/a23182.html )

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3.- ATISBOS ANALÍTICOS NO 39. Cali, Enero de 2004.

LA IZQUIERDA DESARMADA, ¿FENÓMENO NUEVO, INÉDITO Y TRASCENDENTE EN EL RÉGIMEN POLÍTICO COLOMBIANO?

Por Humberto Vélez Ramírez* humbertovelez@andinet.com

Presente y Futuro.

“Puede que nos encontremos en un momento lleno de volatilidad e incertidumbre pero eso también implica que estamos en un momento lleno de inesperado potencial evolucionario”. ( David Harvey, “Espacios de Esperanza”, Ediciones Akal, 2003).

Introducción

En el régimen político colombiano, los sujetos políticos llamados partidos institucionales, históricamente se han movido entre la “derecha” y el “centro”, dispuestos siempre a apelar, de directo o indirecto modo, a distintas formas de violencia como estrategia de contención de la izquierda. Al decir de Alvaro Camacho, Hobsbawn nos lo acaba de recordar: “Colombia era y continúa siendo, ha escrito el historiador inglés, la prueba de que la reforma gradual del marco de la democracia liberal no es la única alternativa, ni siquiera la más plausible, a los problemas sociales y políticos…Descubrí un país en el que la evitación de una revolución social había hecho de la violencia el meollo central, universal y omnipresente de la vida política”.(1) En condiciones tales, la izquierda propiamente tal, históricamente ha sido en Colombia un fenómeno armado, extra-régimen político, extra-institucional

Es por esto por lo que la aparición en el régimen político colombiano de un emergente movimiento de nueva izquierda, institucional y desarmado, que busca remontar los límites históricos del tradicional centro-derecha y que, en las condiciones actuales, rompe con las armas asumiendo como metodología de lucha la construcción de democracia, constituye un fenómeno inédito en la historia política del país. De acentuarse y consolidarse un fenómeno así, estaríamos asistiendo a una transformación estructural del nuestro régimen político.

La anterior es una razón más que suficiente para realizar una primera aproximación al fenómeno.

En las últimas décadas la reflexión y discusión sobre la New Left, la llamada “nueva izquierda, izquierda democrática o izquierda alternativa”, ha ocupado un lugar importante en los análisis de numerosos teóricos europeos. En el caso colombiano, la reflexión sobre el asunto ha sido, más bien, escasa, como casi inexistentes han sido los esfuerzos de construcción práctica de una izquierda dentro de la institucionalidad. El intento más serio al respecto, lo constituyó la convergencia de fuerzas que dio origen a la Unión Patriótica, pero esta emergente organización se vio destrozada: Un auténtico “partidicidio” ejecutado por actores cercanos al establecimiento, es decir, a la actual institucionalidad, palabrita a la que hay que perderle el miedo, pues a lo que debe aspirar al izquierda es la construcción de una nueva institucionalidad democrática en la que quepamos todos

. Cuando apenas estaba ingresando a la institucionalidad democrática, la violencia se llevó a 3.000 militantes de la Unión patriótica sin que ésta todavía hubiese alcanzado a afianzar la opción democrática sobre la armada. Ahora en el 2003, el Polo Democrático independiente al lado de pequeñas fuerzas agrupadas en el Frente social y político, han estado accediendo a la institucionalidad democrática con posturas de más clara ruptura con las armas como metodología de acción política. El estudio de este fenómeno apenas si se ha iniciado sin que haya ido más allá de un largo listado de artículos periodísticos, algunos de ellos escritos por importantes investigadores sociales.

En lo metodológico expositivo, en este primer Ensayo sobre la materia se procedió así: sobre la base de una ligera presentación de algunos hechos claves de la última coyuntura electoral definimos unas primeras generalizaciones empíricas que, alimentadas con una reflexión conceptual básica sobre “Qué sería ser de Izquierda en Colombia y en el Mundo en los inicios del siglo XXI”, posibilitaron levantar una hipótesis más explicativa acerca del carácter histórico del régimen político colombiano. En un marco así, aventuramos unas primeras consideraciones sobre el presente y el futuro de la nueva izquierda en la vida política del país.

1. Lo aparentemente nuevo en el régimen político colombiano.

Primero, algunos hechos importantes. Comencemos por uno central: por vez primera en la historia política colombiana personajes, que se reclamaban de una nueva izquierda, funcionaron como referente central en una coyuntura política electoral. El inédito suceso tuvo lugar en unas elecciones claves, en las de la lucha por el segundo cargo político del país, la alcaldía de Bogotá, así como en las de la elección del gobernador de uno de los tres más importantes departamentos, el del Valle del Cauca. Y estos personajes gravitaron tanto en la circunstancia que arrastraron y hasta conmovieron y conmocionaron el tradicional bipartidismo, como fue el caso del partido oficial liberal en la capital del país. En la ya inexplicable “Atenas suramericana”, el liberalismo fue quizás decisivo para el triunfo de Lucho Garzón, pero se movió a última hora, a la zaga de éste, sin que el candidato del Polo Democrático Independiente aceptase condicionamientos al apoyo y atraído, sobre todo, por el perfil social del programa de la emergente fuerza. En el Valle del Cauca, por su parte, un bipartidismo disperso, así como sectores independientes imprecisos fueron claves en la histórica elección de Angelino Garzón. Pero, fue éste quien, no obstante el imaginario montado sobre sus hombros de izquierdista y de sindicalista tenaz y hasta de pro-guerrillero, los cohesionó y movilizó.

Hasta ese 26 de octubre del 2003, en lo que a la izquierda respecta, la constante histórica electoral se había movido siempre en sentido contrario: Habían sido fracciones democráticas disidentes del partido liberal, sobre todo, las que habían arrastrado detrás de su causa a una izquierda electoralmente precaria, oscilante y vacilante casi siempre entre el fusil y los votos.

Constituyó éste el nuevo marco político de otro hecho central: Tanto Lucho Garzón en Bogotá como Angelino Garzón en el Valle, cada uno con sus particulares énfasis dentro de un todavía embrionario programa de nueva izquierda, se casaron con un proyecto político de clara ruptura con la estrategia de las armas como método de hacer política y oposición en la vida nacional. Hasta entonces la izquierda, cuando se había decidido a participar en la precaria democracia electoral institucional colombiana, lo había hecho o postulando su adhesión a todas las formas de lucha o reprimiendo in pectore alguna forma de ilusión armada o desdoblada de modo táctico o amenazando con la oposición guerrillera si no le abrían espacios. Pero, en la coyuntura de octubre del 2003, una emergente nueva izquierda rompió con la “guerrerización” de la política; reiteró la posibilidad del final del conflicto armado por la vía de una negociación política democrática; dio lecciones de respeto a la diferencia política; y se casó con una línea metodológica de acción política asociada a la ampliación, profundización y cualificación de la democracia como Estrategia central de acción política, alternativa a toda dictadura, la del proletariado incluida.

Otros hechos centrales del régimen político, dignos de especial mención, los encontramos vinculados a la coyuntura Uribe Vélez, fervoroso impulsador de una nueva derecha. Este, como uribismo, salió debilitado si se considera que el 75% de pregonadas simpatías sociales no se tradujo en votos, no obstante que un amplio sector de la sociedad colombiana continuaba y continúa confiando en él como en el gran líder antiguerrilla. Pero, en términos de régimen político, se clausuró una propuesta legislativa para su reelección y no obstante que, como ideología, una nueva derecha está emergiendo entre sectores del establecimiento, se frustró la posibilidad de creación actual de un partido neo-derechista empeñado, en lo programático, en el diseño de una nueva institucionalidad eficientista enhebrada alrededor del mercado como ordenador central de la vida social. Entonces, los esfuerzos sabatinos de los Consejos comunitarios no se tradujeron en los diez millones de emocionales e incondicionales votos soñados por el Mininterior Londoño en procura de procurarle a Uribe la discrecionalidad y legitimidad políticas necesarias para reorientar el país ”por donde le viniese en gana”.

Otro importante conjunto de hechos estuvo ligado al bipartidismo en cuanto base institucional partidista del establecimiento. En algunas regiones del país, se destacaron al respecto Caldas y Quindío, la nueva derecha uribista fue derrotada por la vieja derecha. Pero, en general, en esta coyuntura electoral los partidos tradicionales, sin que nadie todavía posea un diagnóstico empíricamente rotundo como para registrar su defunción, evidenciaron un claro retroceso al ritmo del predominio de un independentismo, como tal, amorfo, asexuado y amalgamado, desafecto, por otra parte, por variadas razones, de los partidos liberal y conservador oficiales. Estos, como tales, sólo accedieron a una tercera parte del poder local: de 1200 alcaldías alcanzaron 392, 233 liberales y 159 conservadoras. Los independientes, por su parte, se plurifurcaron en varias direcciones. Sobresalió, en primer lugar, una amplia masa de ciudadanos que, en definitiva, está rompiendo con las viejas y sólidas identidades partidarias y mucho más abierta, por lo tanto, al examen crítico de la racionalidad e instrumentalizad de la programática ofrecida. Un perfil así fue el que evidenció, por ejemplo, el electorado que votó por Sergio Fajardo para la alcaldía de Medellín. También caben dentro de esa categoría un conjunto de experiencias de poder local autónomo que, cercanas a distintas dinámicas sociales, se han venido desarrollando en diferentes sitios del país. De todas maneras, en numerosos. Departamentos y Municipios hubo una masa de candidatos liberales y conservadores que, por fuera de las definiciones centralizadas institucionales de sus partidos, fueron apoyados por independientes de todos los tamaños y móviles electorales.

Al hablar de régimen político, una dimensión importante de éste lo constituye el aparato institucional, es decir, las reglas de juego, que regulan el quehacer político y organizativo cotidiano de los partidos y movimientos políticos. En esa línea el gobierno de Uribe se jugó por dos proyectos de reingeniería institucional, enredados, truncos y parcialmente frustrados tanto el uno como el otro el impulsado por la vía legislativa como el recogido en el referendo. De todas maneras, aunque el neo-intitucionalismo pretende agotar en los diseños y rediseños institucionales y, por lo tanto, en las instituciones, lo “más central y sustantivo” de la vida social, sin embargo, se empobrece al olvidar la esencia más íntima de los partidos. Estos, en lo básico, son organizaciones políticas que, en un espacio dado de la vida social, de modo selectivo recogen, articulan y organizan los intereses, necesidades y demandas de las clases, las fuerzas sociales y la ciudadanía, en el contexto de los conflictos, contradicciones y problemas de la sociedad. En la actualidad el gran reto teórico de los neo-marxismos es el de de su capacidad para imbricar una sociedad de clases con el enfoque de una sociedad de ciudadanos. Estudiar las instituciones, las viejas y las nuevas, por fuera de su historia social, en nada contribuye a su desciframiento y ni siquiera a la evaluación de su eficacia social. Como ha señalado Marco Romero, “sin duda, la ingeniería institucional afecta las condiciones de desarrollo de las expresiones políticas, especialmente porque lo que está en juego es el problema de las garantías democráticas, pero ella por sí sola no construye partidos políticos, pues éstos son producto de las estructuras de conflicto que permean el régimen político, así como de la decisión y los procesos sociales de formación de expresiones organizadas”. (2)

2. Algunas Hipótesis empíricas.

La exposición, todavía ligera, del anterior cuadro de hechos centrales permite fijar un primer nivel de generalizaciones empíricas asociadas a los cambios, tendenciales por cierto, por cierto, que se han venido prefigurando en el régimen político colombiano:

***Aunque todavía presentan arrestos y voluntad de supervivencia, más el liberal que el conservador, sin embargo, la crisis de los partidos tradicionales se ha profundizado haciéndose más visible su progresivo debilitamiento, sobre todo a partir del sacudón y conmoción que les produjo Uribe como fenómeno de imagen y de opinión. Pero, eso no significa que su defunción se encuentre a la vuelta de la esquina.

***En ambos partidos, también más en el liberal que en el conservador, subsiste, reaflorada ahora, la coexistencia entre las fuerzas de la tradición y del progreso, de la pre-modernidad y de la modernidad.

***En el régimen político han empezado a hacer presencia, ideológica y práctica, fuerzas, factores y dinámicas capaces de dar forma a la que podría denominarse una nueva derecha, así como una nueva izquierda.

***En los últimos dos años, Uribe Vélez, de un lado, y los Garzones, del otro, han iniciado acciones orientadas a poner en acción dos movimientos políticos, contrarios y distintos, que no antagónicos, inscritos en la relación amigos-adversarios, que no en la relación amigo- enemigos, el primero de nueva derecha siendo el segundo de nueva izquierda.

***Con los resultados del referendo se frenó y congeló el proceso de reagrupamiento y de conformación institucional partidista de la nueva derecha. Emergió, en cambio, en el régimen político un movimiento de nueva izquierda, alternativa o democrática, embrionario en lo político, lo programático y lo organizativo. Angelino Garzón, en su discurso de posesión como Gobernador del Valle ubicó así la aparición institucional de este proyecto político de izquierda democrática: “Mi historia está ligada a la izquierda. Por cosas de la vida siempre he militado en la izquierda, soy una persona que respeto el pluralismo político ideológico, que estoy por el fortalecimiento de los partidos y de los movimientos políticos…pero también estoy porque en el país se consolide un proyecto de izquierda democrática”. (3)

***En lo que a la emergente y embrionaria nueva izquierda respecta, su futuro dependerá: primero, de los resultados sociales globales de Lucho en Bogotá, de Angelino en el Valle, así como de otras apuestas similares en varias regiones y localidades del país; segundo, de su capacidad de generar, a partir de esas experiencias, organización comunitaria y ciudadana, autónoma y emancipada; tercero, de su persistencia en la línea de la ampliación y profundización de la democracia como Estrategia central de acción política; y cuarto, de su voluntad y realidad de construirse, en democracia interna, como alternativa de poder al calor de las luchas y dinámicas sociales.

Al ser ésta última la hipótesis que más interesa en este Ensayo, importa confrontarla con algún parámetro de “izquierda como deber ser”. De todas maneras, la reflexión que se formula en este Atisbos apenas tiene un carácter de esbozo indicativo.

3. ¿Qué sería ser de Izquierda en el Mundo y en la Colombia actuales?

Algunos meses antes de su fallecimiento, declaró Pierre Bourdieu: “Necesitamos inventar un nuevo utopismo enraizado en las fuerzas sociales contemporáneas, lo cual, aún a riesgo de parecer estar avivando el retorno de visiones políticas anticuadas, será necesario para crear nuevas formas de movimiento. Los sindicatos, por ejemplo, si quieren cumplir con sus fines, en su forma actual resultan organizaciones arcaicas, deben reformarse, transformarse, redefinirse, internacionalizarse y racionalizarse y basarse en los nuevos descubrimientos de las ciencias sociales”. (4)

Entonces, la nueva izquierda es la nueva utopía del pensamiento y la práctica políticas contemporáneas. Vale decir, es el nuevo sujeto partidista de fuerzas sociales (Sociedad de clases) y ciudadanas (Sociedad de de ciudadanos) empeñadas en tratar, manejar y trascender las actuales formas de explotación, opresión y de alienación de las sociedades capitalistas y, por qué no, también de las socialistas. Esto no obstante, al reinstalarse en el pensamiento contemporáneo la ideología pero también el imaginario colectivo de la “eternización” del capitalismo, en la práctica constituyen legión los intelectuales que funcionan con la idea de que la nueva izquierda en definitiva ha renunciado a la lucha por “alguna forma de socialismo” teniendo como única tarea histórica la de la modernización y democratización de las sociedades capitalistas.

He ahí un todavía eje irresoluto de las reflexiones sobre la nueva izquierda: o una nueva sociedad o la modernización y democratización del capitalismo.

En abstracto, los principios de la nueva izquierda pueden ser los de toda organización partidista moderna, es decir, libertad, igualdad, justicia, solidaridad etc. Pero, en su programa y práctica cotidiana la nueva izquierda organiza y jerarquiza sus principios subordinándolos al predominio jerárquico de la igualdad social, la solidaridad y la cooperación como condición previa de la libertad real y de la realización de los otros valores. Desde esta condición precisa, las organizaciones de izquierda alternativa son distintas de todos los otros partidos de derecha o de centro, aunque éstos también hablen y se preocupen por los problemas de la injusticia social. He ahí la primera y más definitoria nota de la nueva izquierda. Pero, por otra parte, para ésta el ser “distinta de...”, necesariamente no la hace “enemiga de...”. Para ella, la derecha clásica, la neo-derecha, el centro y la izquierda clásica no son sus enemigas, sino, más bien sus adversarias. Se tiene así, una segunda nota definitoria de la izquierda alternativa en el mundo actual: no funciona en el marco de la relación amigo-enemigos si no, más bien, en la de amigo-adversarios.

Es así como, jerarquizados, los principios de la nueva izquierda pueden condensarse así: en la época del neo-institucionalismo y del neoliberalismo, el primero como forma única de pensamiento teórico y el segundo, de práctica estatal, la nueva izquierda no debe avergonzarse nunca de la opción de socialismo como democracia. Constituye ésta la única manera de mantener viva la indignación frente a la inequidad social y las formas de opresión y de alienación propias del mundo contemporáneo, pues la pobreza, nunca sobrará recalcarlo, no es una condición natural del ser humano si no, ante todo y sobre, una aberrante creación política de muy poderosos intereses humanos. Una postura así, no constituye una posición abstracta, si no que se encuentra ligada a precisos referentes objetivos, alrededor de los cuales el pensamiento único ha vetado toda forma de reflexión: En un mundo donde una alta proporción de la humanidad no ha recibido aún los beneficios del más extraordinario despliegue histórico de la tecnología y de las fuerzas productivas; en un mundo donde 2.8 de los 6 mil millones de humanos sobrevive con menos de dos dólares diarios; en una etapa del desarrollo humano en la que la “eternización” de las relaciones sociales capitalistas se ha constituido en una poderosa y eficaz máquina de reproducción ideológica, ante todo, de la inequidad social, inmoral resulta la defensa de la eternidad del capitalismo, siendo, además, su eternización un asunto ilógico y sin prueba histórica..

Por todo eso, y por muchas razones más, el ser de izquierda continúa siendo en la actualidad una opción política válida de modo claro.

Que las nociones de izquierda y de derecha no habían perdido vigencia teórica ni validez operativa, fue una hipótesis que defendimos desde 1992 en un Ensayo titulado “Cuando han caducado todas las Ideologías menos la Propia. Las Derechas y las Izquierdas están vigentes”.(5) Insinuamos entonces que, aunque sobre la base de tres pilares ( la renuncia a los golpes de Estado y a la lucha armada como método de hacer política; el desmonte de ideologías cerradas y la valorización positiva de la diferencia) en el país doctrinariamente se estaban prefigurando una nueva derecha y una nueva izquierda, sin embargo, no se había borrado una distancia definitoria “asociada a la actitud de los actores frente a la permanencia o al cambio de la estructura social y de poder”, siendo allí, por lo tanto, donde se fundaba la validez teórica y operativa de las nociones de izquierda y de derecha. La actitud y la conducta de las personas y grupos frente a estructuras sociales e instituciones generadoras de inequidad, de desigualdad y de exclusión sociales, continuaban siendo, se dijo entonces, la más importante base de diferenciación doctrinaria entre la derecha y la izquierda. Aún Giddens, quien le restó significación a esa distinción, en general e implícitamente se ajustó a ella.(6). En su polemizado libro “Derecha e Izquierda. Razones y Significado de una Distinción política”, Norberto Bobbio, fallecido la semana pasada, señaló que si bien el deber de la izquierda era la continua invención y reinvención de instituciones, siendo el de la derecha su permanente defensa, sin embargo, esa distinción, en un nivel más general y definitorio, se expresaba en las posiciones de la una y la otra de cara a la desigualdad social. “La derecha es, escribió, ese conjunto de opiniones y estados de ánimo para la que desigualdad no es un mal”; aún más, en el fondo es un bien, pues ayuda al desarrollo de la humanidad “. Citó, por ejemplo, a Stephen Colmes: la derecha nunca considera la desigualdad de riqueza como un mal social, pues es una consecuencia de los distintos talentos: los superiores merecen compensaciones superiores. Es eso lo que hace funcionar la Economía de mercado. (7). Dentro de esa lógica, al postular la tesis sobre la no planeabilidad de la realidad, el radical Hayeck habló, con más coherencia teórico doctrinaria que cinismo político, del “espejismo” que encerraba toda lucha contra la injusticia social, pues éste también era un asunto que, en últimas, sería resuelto por el mercado libre. (8)

Pero, avancemos para afirmar que a la nueva izquierda no sólo le interesa la lucha contra la miseria material si no que, unida a ella, impulsa la lucha contra todas las formas de miseria simbólica. Al ir más allá de la izquierda clásica, ha propiciado una ruptura con un enfoque meramente economicista-laboralista-instrumentalista de su proyecto político. Claro que la miseria material, las condiciones laborales de los trabajadores y la profundización permanente de la democracia en todos los espacios de la vida social continúan siendo, sobre todo en países como el nuestro, asuntos centrales. Pero, en el mundo actual, al lado de todo ello, la miseria simbólica se ha constituido en un asunto grave y hasta dramático Es por esto por lo que el componente simbólico de un programa de nueva izquierda es quizás tan importante como su dimensión más estrictamente material. A este respecto, así planteó este problema en 1997 Alain Caillé en “Trente Theses pour contribuir á la émergence d’un gauche nouvelle et universalisable”: la nueva izquierda debe saber atacar no sólo las raíces materiales del mal “ sino también sus dimensiones simbólicas, lo que implique que ella misma acepte examinar, a la intemperie, los fundamentos simbólicos de su acción y de su propio pensamiento…” y esto porque quizás el primer problema de los seres humanos no es la penuria material,”no es la falta de cosas si no la falta de medios para crear sentido” (9). Como decir, que el ethos de la necesidad que entreteje la interacción social no es necesariamente más importante que el de la amistad, la philia, la sociabilidad, la solidaridad, la empatía, la amistad. Por lo tanto, dentro de la agenda de la nueva izquierda la creación y multiplicación de espacios públicos donde las personas puedan expresar lo que son y lo que quieren ser, debe ocupar un lugar privilegiado.

Podría decirse que la nueva izquierda anda en búsqueda de puentes, estrategias y dispositivos que articulen e imbriquen la Teoría de las clases sociales (los movimientos sociales en lucha contra la inequidad y la exclusión sociales) con la Teoría de la Sociedad de Ciudadanos (los movimientos ciudadanos en lucha por construir espacios públicos donde los individuos afirmen y profundicen las autonomías personales, las únicas capaces de crearle sentido liberador y emancipador a la existencia humana).

Hace más de 200 años, concretamente en la Asamblea Constituyente de Paris en mayo de 1789, los jacobinos, acérrimos partidarios de la democracia política y de las fuerzas sociales a ella ligadas durante la revolución francesa, se ubicaron a la ‘izquierda” en la sala de sesiones; los monárquicos, en cambio, defensores cerrados de la Monarquía, se instalaron a la “derecha”.Fue así como las palabras ‘derecha e izquierda” nacieron asociadas a una emergente representación colectiva sobre la actitud de las personas, grupos y asambleas frente a la democracia liberal. En el siglo XIX, con su larga cadena de revoluciones sociales ligadas a la miseria social generada por la sobreexplotación de la fuerza de trabajo durante la primera etapa del capitalismo competitivo, el uso social de estas palabras se fue afianzando en las Asambleas de trabajadores, sobre todo. Se afirmaron así muy ligadas a los imaginarios colectivos sobre la actitud de cada grupo, organización o persona frente a la miseria generada por la naciente sociedad capitalista. Luego, durante un largo período histórico, que cubrió la segunda parte del siglo XIX pero, sobre todo, las grandes revoluciones proletarias del siglo XX inspiradas en una u otra versión del marxismo, “de izquierda” fueron considerados los partidarios del capitalismo y “de derecha” sus enemigos y opositores. Una profunda autoconciencia de izquierdismo, así como de la necesidad categórica de combatir, por las vías que fuesen, al derechismo enemigo, se afirmó entonces en generaciones y generaciones de seres humanos. Por su parte, inscritos todos en la relación amigo-enemigos, en la derecha se desarrolló un proceso similar pero a la inversa. También en este caso, una profunda conciencia de derechismo, así como de la necesidad de combatir, por las vías que fuesen, al izquierdismo enemigo, se afirmó también en generaciones y generaciones de seres humanos. El anti-burguesismo y el anticomunismo, entonces, como ideologías y prácticas, fueron alimento cotidiano de izquierdistas y derechistas. Pero tal como se señaló, la nueva izquierda conceptualmente alimentada por dos teorías de todavía dificultosa compatibilización, la de la sociedad de clases al lado de una sociedad de ciudadanos, se reinscribió en la relación amigo-adversarios que culturalmente posibilita el diálogo, así como la formación no de consensos si no de acuerdos. A lo largo del siglo XX, por otra parte, reventado el Marx científico de “El Capital” en un archipiélago de “ismos”, los marxismos, como ideologías políticas, se desdoblaron en izquierda-izquierda, izquierda-centro e izquierda derecha.(10) En los finales del siglo XX, por su parte, a partir de la caída del Muro de Berlín en 1989; del desplome del más importante socialismo burocrático de Estado; de la “des-academización” de la teoría marxista; del auge de los individualismos como ideología y como práctica social; de la entronización del individualismo metodológico como academia; y de la progresiva imposición de la uni-polaridad norteamericana en el mundo, afianzado, se universalizó el imaginario de “eternización” de la sociedad capitalista. Fue así como, sin enemigos en el frente y desde el imaginario colectivo del carácter eterno de la sociedad capitalista como forma definitiva de organización social, los términos de derecha y de izquierda empezaron a verse cuestionados como obsoletos. Ha sido ésta una idea propiciada por los neoliberales, sobre todo, bajo el argumento peregrino de que al ser la distribución de lo producido en una sociedad un problema eminentemente técnico llamado “asignación racional de recursos”, de cara a ella no cabían las posturas políticas.

Amplia, por otra parte, es la cobertura social de la representación que asocia, casi de modo ineludible, izquierda a Marx y Marxismos. Pero, la nueva izquierda no es una izquierda marxista en el sentido de los viejos marxismos y de los partidos que de ellos se reclaman, pues, por lo general, ha estado asociada a críticas no marxistas de las nuevas Ciencias sociales de la Sociedad capitalista. Esto no obstante, en casi todas sus más importantes versiones, ha estado ligada al empeño teórico de revalorización de Marx y no tanto de los marxismos. De Marx escribió Cornelius Castoriadis, duro crítico de los marxismos aunque respetuoso de la figura intelectual de de Marx : ”Las reservas más fuertes, las críticas más radicales a Marx no anulan su importancia como pensador, ni la grandeza de su esfuerzo. Se seguirá reflexionando sobre Marx incluso cuando se busque con dificultad los nombres de Von Hayeck y de Friedman en los diccionarios”. (11)

Arriesgados en la prognosis, la mayor parte de los grandes investigadores sociales han sido poco exitosos en sus vaticinios. En mucha medida Marx, como investigador social, tampoco lo fue. Pero, ocurre que en el mundo actual la igualdad social como realidad y como valor, ha colapsado. Pero, piénsese como realidad objetiva, que la inequidad social, aún la que riñe con unos mínimos de dignidad humana, es una realidad aún países que se auto-pregonan como el modelo del “deber ser universal en materia de derechos humanos y de eq1uidad social social”. El incremento acelerado de las desigualdades y la pauperización relativa se han tornado un verdadero drama en muchas partes del mundo. Ha sido así como la vieja temática marxista de la pauperización, que se pensaba superada, ha vuelto a colocarse sobre el tapete. Es cierto que el capitalismo actual no es el capitalismo decimonónico; es válido que los universos simbólicos tienen en el mundo actual un peso que no tuvieron en los siglos XVIII Y XIX; son empíricamente verificables las mutaciones que se han producido en las sociedades contemporáneas en sus estructuras de clases y de poder.

Todo ello ha obligado a la izquierda a replantearse en numerosos asuntos. Esto no obstante Marx, al lado de Weber y de Durkheim, es uno de los grandes clásicos de las Ciencias sociales, así como el referente central de los de los neomarxismos. Si el tiempo fuese un criterio absoluto de obsolescencia teórica, ¿por qué postular la actualidad del Adam Smith de 1774? Jorge Semprún proporciona un importante criterio al respecto: “Sé que para muchos, Marx no es más que un fantasma del pasado, pero… Marx es un pensador vivo. Así que es necesario pensar en términos contradictorios. Es decir, la muerte del marxismo y la vitalidad de algunas ideas fundamentales de Marx. Esto también puede resultar útil para adquirir una visión crítica de la sociedad actual. Así estamos hablando de este libro: Los Fundamentos de la Crítica de la economía política (que es un borrador de El capital que se publicó más tarde en circunstancias que no favorecieron su difusión entre la inteligencia de izquierdas) hoy tiene más vigencia que en la época en que Marx lo escribió”. (12)

No existen razones poderosas que fundamenten que con la llegada del capitalismo evolucionado, la humanidad haya advenido al puerto final y definitivo de desarrollo histórico. Fuertes son, por cierto, las sociedades capitalistas, aún aquellas en las que la socialdemocracia ha domesticado toda forma de socialismo. Pero, al empezar a casarse la nueva izquierda con la democracia radical como Estrategia central de acción política, se hace casi imperativo que, en una primera fase, las luchas por la modernización y la democratización de las estructuras capitalistas, de las más salvajes, sobre todo, se pongan a la orden del día. Constituye ésta una lucha que la izquierda democrática debe realizar en y desde la institucionalidad con los acumulados de democracia que en ella existan y desatando nuevos procesos democráticos orientados al rediseño institucional de la vida social.

Desmontar la institucionalidad premoderna, antidemocrática y socialmente inefectiva re-inventando una nueva institucionalidad democrática, constituye quizá el mayor reto de la izquierda alternativa en la Colombia actual.

Eso la llevaría a meterse en el asunto de la modernización y democratización del capitalismo salvaje que caracteriza esta sociedad. Constituye éste quizás uno de sus mayores retos: el de ser capaz de gobernar institucionalmente bajo parámetros de izquierda democrática, así como el de ser capaz de transformar la institucionalidad vigente por la vía de procesos democráticos renunciando, en definitiva, a la tentación, a la trampa, y, en el caso colombiano, a la dificultad cultural de la apelación a la subversión armada. Pero, como objetivo estratégico, la izquierda alternativa no puede olvidar el horizonte de las luchas anticapitalistas Entonces, dadas las grandes miserias del capitalismo, atadas a la sobreexplotación, a la opresión y a distintas formas de alienación, las luchas anticapitalistas se mantienen como actuales y vigentes y válidas. Ellas sólo han perdido vigencia en los imaginarios colectivos fijados, profundizados, reiterados y manipulados desde ese incontrolable shopping ideológico que son los Mass Media. La nueva izquierda, por lo tanto, sin equivocar los distintos tiempos y espacios de su estrategia, no puede echar en saco roto esta segunda dimensión y fase de las luchas democráticas anticapitalistas .Es así como la nueva izquierda no puede quedarse en la misión de ser un muy buen administrador del capitalismo colombiano, que lucha contra la corrupción y la politiquería y que le plañe para los pobres alguna cuota extra de su masa de ganancias.

4. El estado de la Reflexión sobre la nueva Izquierda.

Alrededor de la elección de los Garzones, los análisis, todavía ligeros, han sobreabundado. (13) Al margen de su significación y alcances, los analistas han destacado el carácter histórico del evento. “Se ha entrado en una nueva etapa en la política nacional”, destacó Fernando Giraldo. Pero ese 26 de octubre, ¿quienes fueron los perdedores, quiénes los ganadores? Entre la mayoría de los opinadores, Jorge Restrepo, Daniel Samper, por ejemplo, primó la tesis de un triunfo del “centro izquierda”.Pero, otros hicieron una evaluación distinta, así: aunque la izquierda fue importante, el triunfo fue de la oposición a Uribe ( Miguel Urbano Rodríguez); en Bogotá fue la base liberal de los estratos 1 y 2 la que decidió la elección de Lucho ( D’Artagnan); la victoria fue la de un nuevo Partido, Organización o Movimiento ( Hernando Llano); no hubo una izquierdización de la opinión sino que el triunfo de Lucho fue, más bien, un fenómeno ligado a cierta independencia y madurez política del electorado( Fernando Giraldo); “triunfaron fuerzas nuevas con vocación de servicio y capacidad organizadora” (Hernando Roa); “hubo más oposición a lo viejo que izquierdismo” ( “Semana” ); y, para rematar la ejemplificación, “alcaldías y gobernaciones muy importantes las ganaron fuerzas que no son afectas a Uribe aunque algunas de ellas no le sean antagónicas”( Jorge Robledo).

Dado su carácter inédito, importa destacar el triunfo de los Garzones, pues en Colombia la izquierda jamás había sido un referente importante en la vida política nacional a no ser para excluirla, perseguirla y satanizarla. Sin embargo, el triunfo real lo obtuvo la oposición a Uribe, oposición dentro la cual la emergente izquierda ocupó un lugar central existiendo, además, dentro de ella fuerzas sólo parcialmente desafectas a él. En esos días Uribe, que durante los últimos catorce meses se había ensimismado en la virtualidad de las encuestas, de las zalemas de los áulicos, así como en los desatinados consejos de asesores ignorantes de los límites objetivos que presenta el uso público de lo simbólico, de sopetón pasó de la realidad encantada a la realidad real. La mayoría de los colombianos lo admiraba, como el más sobresaliente líder antiguerrilla, manteniendo las esperanzas puestas en él, pero como recalcó “Semana”, aunque “gusta mucho su personalidad y su estilo…ese cariño no implica girarle un cheque en blanco para pasar por encima del sistema institucional de pesos y contrapesos del país”.

Mención especial ameritan algunos componentes de esta reflexión nacional:

***Entre Eduardo Pizarro y Pedro Medellín se inició un debate, todavía a mitad de camino, en torno al presente y al futuro del Polo democrático Independiente. Según Pizarro las perspectivas del nuevo movimiento dependerán de la manera como se resuelva el pulso y la tensión entre sus dirigentes y sus bases, entre un partido caracterizado por un liderazgo caudillista y uno con estructuras democráticas elegidas por sus bases; y con conocimiento de causa, puso como ejemplo el triste final de la Alianza Democrática M19 que, en menos de tres años, evaporó 25 congresistas al calor de liderazgos personalistas y de pugnas entre facciones. A partir de esta lógica unidimensional de creación partidista, Medellín preguntó: ¿dónde queda el problema del trazado y de la consistencia ideológica, que deben regir la construcción de un partido? ¿ en dónde el Programa y en dónde la Agenda legislativa?” Y apuntaló sus interrogantes con una cita de Lipset que, en lo teórico, ilumina una dimensión de creación partidista pasada por alto por Pizarro: “Los partidos ayudan a cristalizar y a hacer explícitos los intereses contrapuestos y los contrastes y tensiones latentes en la estructura social existente”.

***Al referirse al futuro del PID, los analistas adelantaron prediagnósticos importantes, así: “puede ser el gérmen de organización del espacio del centro izquierda”, pero, todo dependerá de lo que hagan alcaldes y gobernadores (Alejo Vargas); “estas elecciones pueden ser interpretadas como de transición hacia un moderno sistema de partidos políticos, apenas en gestación, donde por fin los proyectos de ciudad, sociedad y modelos de desarrollo se coloquen en el centro del debate para construir así una auténtica democracia donde los ciudadanos tengan diversas alternativas para escoger” (Hernando Llano); “Habrá que ver si se deja gobernar a la oposición. En el futuro, está por definirse una recomposición, aún de lo que es centro izquierda”( Fernando Giraldo); el PID “no es una fuerza política estructurada en condiciones de actuar como un partido político democrático en el que juegan fracciones y tendencias” (Alejo Vargas); “diría que a la izquierda le va bien si logra asumir y mantener una posición sobre lo nacional, a lo local no lo arregla si no lo nacional” (Jorge Robledo); “Se trata de una nueva izquierda? Esta sí no violenta y progresista que sobrevivió al exterminio físico de la UP en los años 80 y a la caída del Muro de Berlín? ¿Hay allí, por lo menos en ciernes, un posible movimiento social en proceso de articulación o el forjamiento de un proyecto de país que vaya más allá de la coyuntura electoral polarizada por la torpeza política de Uribe Vélez? ( Federico Sarmiento); tampoco se puede hablar del Polo como “la alternativa definitiva”, pues allí han confluido “desde los exiliados del poder actual y los regañados, hasta quienes con sinceridad visualizan un albor diferente de justicia social y de dignidad para la patria sin olvidar a aquellos que han llegado allí a disputar alguna oportunidad parta manipular el poder desde cualquier oscuro rincón; tarde o temprano vendrá la crisis en el PDI”. (Alejandro García.)

***Si toda idealización es peligrosa, también lo es la del régimen político. De algún modo en ella incursiona Rubén Darío Acevedo cuando presenta los resultados de esas elecciones de manera abstracta y ahistórica y como reveladores de “la fortaleza de las instituciones democráticas, así como de la existencia de un país que se rige por las decisiones de sus asociados”. De todas maneras, importante es su advertencia: “El camino de la democracia es más promisorio que el de las armas para todas las tendencias políticas en general”.

Cuál puede ser entonces el futuro de la izquierda democrática en Colombia?

Una organización de izquierda, que programática e institucionalmente no se construya, como sujeto político colectivo, al calor de las luchas sociales y de la movilización ciudadana, es una organización, que como izquierda no tiene futuro. Es decir, en buena medida su democratización interna, aunque debe responder a una apuesta organizativa explícita, tiene como una de sus condiciones ese horizonte de construcción social. Ya se señalaron atrás las cuatro condiciones básicas para que la izquierda democrática pueda llegar a ser en Colombia una alternativa real de poder a escala nacional: un balance socialmente positivo de su experiencia de gobiernos locales y regionales; su voluntad y realidad de construirse como organización democrática al calor de las luchas sociales; su capacidad para generar organización comunitaria y ciudadana autónomas; y su definitiva adscripción a una línea de ampliación y profundización de la democracia como Estrategia central de acción política.

De todas maneras, en los balances futuros de las experiencias de gobierno de nueva izquierda no podrá oscurecerse una tozuda realidad actual: A la Alcaldía de Bogotá y a la Gobernación del Valle no han accedido partidos de nueva izquierda sino personas que se reclaman de ella en un marco de construcción apenas embrionaria de sus organizaciones políticas contando con los apoyos de independientes y de fracciones de los partidos tradicionales.

  1. La Izquierda colombiana: su Historia: entre el Centro-Derecha y las Violencias.

En materia de las necesarias reformas estructurales de la sociedad, en Colombia todo se ha hecho a medias, curando los males sistémicos con paños de aguas tibias; congelando siempre los inicios de todo proceso social innovador, excepción quizás hecha de la legislación social donde ha habido avanzadas que se han quedado en los anaqueles. Como para confirmar así la función simbólica del derecho con su colección de representaciones colectivas asociadas a la idea de que se está siendo eficaz sobre un asunto importante porque en relación a él se ha dictado una abundante legislación. Y cuando en este país, nos lo ha recordado Hobsbaws, se ha pretendido ir, en materia de reformas sociales, más allá de las medias tintas, las ubicuas violencias provenientes ya del estado para reprimir ya del establecimiento para autodefenderse ya de las insurgencias armadas para aplazar, han hecho rápida presencia.

El histórico predominio en el régimen político colombiano de las fuerzas partidistas de Centro- derecha constituye la más rica confirmación empírica del fenómeno. Excepción quizás hecha del primer gobierno de López Pumarejo cuando durante la Revolución en Marcha (1934-1938) el Partido liberal oficial tuvo una clara orientación coyuntural de Centro- izquierda, nunca ese fenómeno se reeditó en las subsiguientes cinco décadas de historia del régimen político colombiano. Conviene recordar ahora cómo cuando López Pumarejo advino a un segundo gobierno (1942-1945), el partido liberal oficial ya se había reconfigurado para retrotraer al régimen político a su casi ‘orden natural’ de Centro-derecha. Y ya, en un nivel más general, cuando Gaitán buscó llevar al liberalismo más a la izquierda bajo una estrategia de poder en la que por vez primera en la historia colombiana, el pueblo, “los de abajo”, la izquierda, digamos, eran protagónicos, “alguien” del establecimiento lo eliminó. A mediados de siglo, por otra parte, cuando Laureano Gómez intentó llevar al país a los límites de la derechización radical, una fracción de su propio partido no lo acompañó y se exasperó la violencia entre partidos y hasta hubo un golpe de Estado. Se hizo, entonces, el pacto del Frente Nacional, que durante 20 años se movió, de un lado, entre el centro y la derecha, y, del otro, entre las aguas tibias del régimen político y las promesas de la insurgencia de sacar avante las indispensables reformas estructurales por la vía de las armas. En la década del 80, una izquierda mentalmente apenas medio desarmada, pretendió alistarle desde la institucionalidad un espacio democrático a las Farc para su conversión en partido político vía las negociaciones con el gobierno de Betancurt y no hubo entonces rincón del país donde a la Unión Patriótica no le cobrasen, con el asesinato casi masivo de sus militantes, la osadía de pretender transgredir los límites del Centro- derecha sin importar que se tratase de una nueva organización institucional.

¿Podrá, entonces, ahora la emergente y embrionaria nueva izquierda sobrevivir con posibilidades de futuro democrático institucional?

  1. La nueva Izquierda en Colombia: Retos, Amenazas y Obstáculos.

De acuerdo con las lógicas de nuestra historia política, la violencia real, y también la simbólica, serán siempre una posibilidad de estrategia de contención de los procesos y dinámicas de construcción de una izquierda alternativa en Colombia. Por otra parte, dificultoso le va a resultar a ésta sacudirse de ese peso de las armas, pues aunque en definitiva haga la ruptura con ellas, el establecimiento culturalmente contrario a todo lo que huela a izquierda, buscará siempre relacionarla con ellas.

Por otra parte, el presente y el futuro del PDI, del FSP, del mismo MOIR, así como de otras organizaciones alternativas ligadas a importantes dinámicas sociales, dependerán de la capacidad de estos grupos para enfrentar y sortear un conjunto interconectado de retos, amenazas y obstáculos, que sobre ellos se ciernen tanto dentro del régimen político como por fuera de él. Ya señalamos atrás las condiciones que en lo interno deberían cumplir el PDI y el Frente social y político en su aspiración a convertirse en una organización democrática y moderna de nueva izquierda con opción de poder. Al haber sido ello así, centramos la atención en los obstáculos externos.Es casi seguro que ni la izquierda clásica ni la insurgencia armada mirarán con buenos ojos redefiniciones en esa dirección. Tampoco al neo-imperialismo de Bush, la experiencia le agradará. A la nueva derecha colombiana, en la actualidad más gobierno que partido político, en teoría interesante le puede resultar esa opción. Esto no obstante, empeñado como se halla Uribe en la re-guerra y en la creación de unanimismo en torno a su figura, con seguridad que no verá con buenos ojos la posición coherente de la izquierda alternativa de romper con las armas mientras, al mismo tiempo, mantiene en alto la causa de la negociación política y democrática del conflicto sociopolítico armado. De acuerdo con la última Encuesta GALLUP, como en la época de Pastrana el 48.5 de los colombianos ha retornado a pensar que el gobierno debe explorar algún tipo de acercamiento a las guerrillas. Pero, el mayor reto de las nuevas fuerzas estará dado por su capacidad de levantar un Programa, que trascienda los límites del centro-derecha para embarcarse en las necesarias e indispensables reformas estructurales requeridas por la nación colombiana. Ha sido ésa la frontera cuyo traspaso ha desatado violencias de todo tipo en la historia del país. Entonces, he ahí el gran dilema de la embrionaria fuerza: o supervive limitándose a levantar y prometer y poner en acción un programa de medio modernización y medio democratización de la sociedad capitalista o, con realismo y haciendo las alianzas democráticas necesarias, traspasa los límites prohibidos del centro-derecha y levanta en democracia y como democracia y al calor de las luchas sociales, comunitarias y ciudadanas un robusto Programa económico, social y cultural de nueva izquierda .

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1. Citado por Alvaro Camacho, en, “Hobsbawn y Colombia”, El Espectador, 28 de diciembre de 2003.
2. Romero, Marco, “Sentido y Perspectivas de la Reforma política”, Bogotá, noviembre 21 de 2003, en, www.espaciocritico.com
3. Discurso de Angelino Garzón en su posesión como Gobernador del Valle en la Plazoleta de San Francisco el 1 de enero del 2004.
4. Dialogo de la New Left Review con Pierre Bourdieu, www.newleftreview.net/NLR23501.shtml
5. Vélez Ramírez, Humberto,”Lo constitucional, lo real y lo imaginario del Estado”, Editorial Universidad del Valle, 1992, pgs.45-54
6. Giddens, Anthony,”Beyond Right and Left”, Polity Press, Cambridge, 1994
7. Bobio, Norberto, “Derecha e Izquierda. Razones y Significado de una Distinción política”,
8. Hayeck, Fredric, tomo 2, “El Espejismo de la Justicia social, Unión Editorial, 1998.
9. Caillé, Alain, “Comment Peut on etre anticapitalista?, en: Revieu du Mauss Semestrielle. No. 9, 1997.
10. Vélez, Humberto,”Economía neoinstitucional, Marx sin Marxismos e Imaginarios teóricos”, CID, Universidad nacional DE Colombia, Bogotá, 2001.
11. Castoriadis, Cornelius, “El Ascenso de la Insignificancia”, Cátedra, Universidad de Valencia, pgs.41-52.
12. . Semprún, Jorge, La Mundialización como Proceso histórico”, en: Humanizar la Globalización, op.cit.pgs.59-61.
13. Restrepo, Javier Darío,”Entre Desertores y Usurpadores”, El Colombiano, 13 de noviembre de 2003; Restrepo Potes, Jorge,”Jab de Izquierda”, El Pais , 13 de diciembre de 2003; Uribe, Alfonso,”Catorce Meses perdidos”, El Mundo, noviembre de 2003; Ramírez Martinez, Evelio, “La reciente Experiencia electoral”, El Colombiano, 10 de noviembre de 2003; Buendía Gómez, Hernando, Semana, 9 de noviembre de 2003; Urbano Rodríguez, Miguel,”Una Reflexión sobre las dos Derrotas”, noviembre de 2003, osdelgad@calustro.urosario.edu.co ; Vargas Alejo, “Las Fuerzss políticas: se reconfiguran?, noviembre de 2003, osdelgad@claustro.urosario.edu.co ; D’Artagnan,”El bipartidismo:Presente y Futuro”, El Tiempo, 26 de noviembre de 2003; Medellín, Pedro,”El Futuro de los Partidos”, El Tiempo,25 de noviembre de 2003; Pizarro, Eduardo,”El Dilema del PDI,¿Partido moderno o Liderazgo caudillista? “, El Tiempo, 23 de noviembre de 2003; “Lección de Humildad”, Semana, 27 de octubre de 2003; Llano Angel, Hernando,”Atisbos políticos sobre el Referendo”,octubre de 2003, osdelgad@cluastro.urosario.edu.co ; Acevedo, Rubén Darío,”Unas son de Cal y otras de Arena”, 28 de octubre de 2003; Garzón, Luis,”El inmediato Futuro político”, El Tiempo,28 de noviembre de 2002; Giraldo, Fernando, Entrevista de COLPRENSA, 2 de noviembre de 2003; Rueda, Maria Isabel,”Las Culpas de Uribe”, Semana, 2 de noviembre de 2003; Roa, Hernando, “Análisis político”, El Mundo,2 de noviembre de 2003; Círculo Caribe,”El Voto de Opinión y las Gentes”, El Voto de Opinión a la Luz de Barranquilla, 2 de noviembre de 2003; Gaviria, José Obdulio, Entrevista de COLPRENSA, El Colombiano,2 de noviembre de 2003; Gòmez, Sonia, “La nueva Era de la Política”, El Colombiano, 3 de noviembre de 2003; Mira Fernández, Hernán,”Unreward”, El Colombiano, 4 de noviembre de 2004; Restrepo, Juan Camilo, “Para clausurar el Tema del Referendo”, El Colombiano, 5 de noviembre de 2003; Sarmiento, Federico,”La Colombia de Uribe: Sorpresas electorales y Coyuntura politica”, 6 de noviembre de 2002, osdelgad@clustro.urosario.edu.co ; López de la Roche, Fabio,”La Fractura del Unanimismo y sus Posibilidades”, El Espectador, 6 de noviembre de 2003; García, Alejandro,”Sobre la Crisis de los Partidos y movimientos”, El Mundo, 10 de diciembre de 2003; Medellín, Pedro, “El gran Dilema”, El Tiempo,9 de diciembre de 2003; Vargas, Alejo,”Partidos políticos y Liderazgo”, El Universal, 14 de diciembre de 200

    • *Profesor del Programa de Estudios Políticos, Universidad del Valle. Director de ECO PAIS.

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4.- ATISBOS ANALÍTICOS No. 67 (Fragmento) Cali, Junio 2006

LA NUEVA POLÍTICA: LA TELEVISIÓN Y LA CALLE “RIAL”.

Por Humberto Vélez Ramírez* , humbertovelez@andinet.com

Texto completo: Clic aquí

El futuro del Polo Alternativo Democrático (PDA) dependerá de que sobre él no se cierna la amenaza violenta de un establecimiento con sectores, fuerzas y personas históricamente siempre dispuestas a no dejar ir al régimen político colombiano más allá de las posiciones de “Centro”. Aceptada esta dificultosa posibilidad, el futuro de la nueva izquierda dependerá de las maneras como combine estas cinco condiciones centrales, vale decir, estas cinco capacidades o competencias básicas:

1. De su capacidad de dotarse de un horizonte estratégico cruzado por la imbricación dialéctica democracia-socialismo. Ahora es más claro que nunca que sólo en el socialismo la democracia podrá encontrar su forma superior de evolución histórica en la medida que ese socialismo se instaure y desarrolle en el marco de la democracia radical.

2. De su capacidad de construir su programa táctico al calor de las luchas sociales y de los movimientos sociales que las jalonan.

3. De su capacidad de construirse como Organización partidista mediante la más amplia participación de sus militantes y simpatizantes en sus decisiones centrales.

4. De su capacidad de dotarse de autonomía para que sea a partir de sus propios criterios e intereses, y no de los de los columnistas del establecimiento o de los de El Tiempo, como se construya como izquierda democrática.

5. Y finalmente, de su capacidad de racionalizar y modernizar los viejos espacios de la política “fáctica”- la plaza pública, las calles “riales”- en combinación con una voluntad vigorosa de ingresar a la política simbólica. Lo acaba de proponer Alfredo Molano: más emisoras, más televisión; que ante la aplanadora uribista en el Congreso y en la institucionalidad en general, se use el Congreso para el debate y para hacer Cátedra ideológica y política, pero que se haga un gran esfuerzo por acceder a Medios propios. (5)

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5.- DE PIERRE BOURDIEU*

“ …

En el trabajo de reinvención de los servicios publicos, los intelectuales, escritores, artistas, científicos, etc., tienen un papel importante que jugar. Primeramente, pueden contribuir a quebrar el monopolio de la ortodoxia tecnocrática sobre los medios de difusión. Pero pueden también comprometerse, de manera organizada y permanente, y no solamente en los encuentros ocasionales de una coyuntura de crisis, al lado de aquellos que están en condiciones de orientar eficazmente el futuro de la sociedad: asociaciones y sindicatos principalmente, y trabajar en la elaboración de análisis rigurosos y de proposiciones inventivas sobre las grandes cuestiones que la ortodoxia mediático-política impide plantear. Pienso en particular en el tema de la unificación del campo económico mundial y los efectos de la nueva división mundial del trabajo o de la cuestión de las pretendidas leyes de bronce de los mercados financieros, en nombre de las cuales son sacrificadas tantas iniciativas políticas; en la cuestión de las funciones de la educación y de la cultura en las economías adonde el capital informático se ha convertido en una de las fuerzas productivas determinantes, etc. …”

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Texto completo en http://cariari.ucr.ac.cr/~oscarf/bourdie2.html Pierre Bourdieu* : Combatir a la tecnocracia en su propio terreno (El presente discurso fue pronunciado por Pierre Bourdieu, quien es quizás el más prestigioso sociólogo francés de la actualidad, ante los trabajadores en huelga, reunidos en la Gare de Lyon en París, el día 12 de diciembre de 1995)

* Algo sobre Pierre Bourdieu http://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Bourdieu y http://www.infoamerica.org/teoria/bourdieu1.htm

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En otra entrevista: http://www.fractal.com.mx/F4bourdi.html (fragmento)

LEICK y WILD: Hasta la fecha, la izquierda no ha encontrado una receta en contra del neoliberalismo. ¿Ha muerto el socialismo en Europa?

BOURDIEU: Depende si se refiere al socialismo real o al socialismo ideal. El socialismo real que existió en Europa está muerto, gracias a Dios. En Suecia y Alemania, la socialdemocracia anda con pies de plomo. A mi parecer, el socialismo francés también ha muerto. Necesitamos una nueva manera de ver el mundo, una visión colectiva que trascienda las ideas tradicionales. Una democracia verdadera es impensable sin un mínimo de democracia económica.

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DE PIERRE BOURDIEU & GÜNTER GRASS

“…

Creo que (los intelectuales) tenemos una responsabilidad enorme en la constitución de un movimiento (crítico, una posición de izquierda … capaz de influir verdaderamente.), porque la fuerza de los dominantes no es sólo económica. También es intelectual. Y es por eso que, en mi opinión, hay que "abrir la boca", para restaurar la utopía. Porque una de las fuerzas de estos gobiernos neoliberales es matar la utopía.

Para poder combatir el discurso dominante es necesario difundir, hacer público, el discurso crítico. Nos vemos invadidos por el discurso dominante. Los periodistas, en su gran mayoría, suelen ser cómplices, inconscientemente, de este discurso y resulta muy difícil intentar romper esta unanimidad. Ante todo porque, en el caso de Francia, más allá de las personalidades consagradas, muy reconocidas, es difícil acceder al espacio público. Cuando al principio decía que esperaba que usted "abriera la boca" es porque pienso que la gente consagrada es la única que, en un sentido, puede romper el círculo.” (PIERRE BOURDIEU)

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“… hace falta un esfuerzo de los sindicatos para encontrar una forma de acción que trascienda lo nacional. Hay que crear un contrapeso para el neoliberalismo mundial. Pero poco a poco, muchos intelectuales avalan todo y, sin embargo, no se consigue nada, salvo úlceras. Hay que decir las cosas. Es por eso que dudo de que se pueda contar exclusivamente con los intelectuales. Mientras que en Francia, me da la impresión, se habla sin duda "de los intelectuales", mis experiencias alemanas me demuestran que es un malentendido creer que ser intelectual equivale a ser de izquierda. Se pueden encontrar pruebas de lo contrario a lo largo de toda la historia del siglo XX. ( GÜNTER GRASS )

---- Fragmentos de: BOURDIEU, EL INTELECTUAL FARO. Invitados a "abrir la boca". GÜNTER GRASS & PIERRE BOURDIEU Clarín (Argentina). Traducción de Claudia Martínez. Texto completo

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