viernes, junio 23, 2006

PENSAMIENTO CRÍTICO VIRTUAL
No. 7. Junio 18-24 2006
“Un Espacio de la Academia crítica para Académicos sobre los Problemas del Estado, la Guerra y la Construcción de paz en Colombia”.
http://ecopais-atisbos.blogspot.com
1.- “COLOMBIA DESPUÉS DE URIBE: LA CONSOLIDACIÓN AUTORITARIA DE LA CULTURA POLÍTICA”, Oscar Mejía Quintana-Paula Rodríguez, Profesores de la Universidad Nacional, junio 15 2006, gentileza de osdelgad@urosario.edu.co,

2.- “INVENTAR LA OPOSICIÓN”, Jorge Giraldo Ramírez, jgiral10@eafit.edu.co , en, Revista Semana, junio 18 2006-06-22

3.- “ES HORA DE DESPERTAR SEÑORES DE LA OPOSICIÓN”, Rodrigo Jaramillo, Medellín, junio 18 2006, , recibido de Columnistas Libres, columnistas-libres@google.groups.com,

4.- “DULCE SUEÑO DEL MUNDIAL”, Oscar Robledo Hoyos, Profesor Universitario, Manizales, junio 2006, oro@telesat.com.co

5.- “FÚTBOL SÍ, PERO BRUTICOS NO “, Luis Fernando Afanador, junio 18 2006, gentileza de NTC, http://ntcblog.blogspot.com/

6.- “GLORIA MALDITA”, José Antonio Fernández, en, CRONOPIOS, junio 18 2006, ignacioramirez@cable.net.co,

7- “SOBRE LA UNIDAD PROGRAMÁTICA”, Alcibíades Paredes, Profesor Universidad Santiago de Cali, asisi50@hotmail.com, aparedes@telesat.vom.co, en , ATALAYA, No 134, Cali, junio 17 2006.

8.- “PALESTINA COMO SÍMBOLO”, Juan Diego García, Sociólogo colombiano en España, jgarciam@fundaciontripartita.org

9.- “EL MOVIMIENTO URIBISTA VA A DURAR MUCHOS AÑOS”, Entrevista a José Obdulio Gaviria, en El Espectador, junio 19 2006

10.- “FILOSOFAR EN SU BOUDOIR", Humberto Eco, en, El Espectador, junio 17 2006.

11.-“ LA COLOMBIA DE ALVARO URIBE” (I), José Steinleger, en Jornada México D.F. JUNIO 14 2006, gentileza, osdelgad@urosario.edu.co,

12.- “NUESTRO GRAN PRESIDENTE”, Fernando Vallejo, en Revista SOHO, junio 2006, gentileza melco_sp@hotmail.com

13.- TESTIMONIO, CARTA DE ATILIO O BORÓN A ALVARO URIBE VÉLEZ, Preocupación ante Amenazas a Centros Miembros de CLACSO en Colombia, mayo 26 de 2006, gentileza de julicesa@hotmail.com,
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1.- COLOMBIA DESPUÉS DE URIBE: LA CONSOLIDACIÓN AUTORITARIA DE LA CULTURA POLÍTICA
Oscar Mejía Quintana* y Paola Rodriguez**
Más allá de los resultados electorales de las pasadas elecciones tanto legislativas como presidenciales, es preciso considerar las implicaciones que el triunfo electoral del uribismo ha tenido para la cultura política colombiana.
De ahí la necesidad de acercarse brevemente a una caracterización de esta subdisciplina de la ciencia política y desde ella interpretar el fenómeno electoral, para no quedarse solamente ni en la ruidosa celebración de la victoria ni en la digna exaltación de la derrota y comprender que estamos asistiendo a una reconfiguración de la identidad política colombiana en términos tradicionales y carismáticos y que ello representa, más que una vuelta al pasado, un proyecto autoritario de modernidad y de nación., en contravía de la dirección contraria en América Latina.
La cultura política.
La cultura política como subdisciplina constituye una herramienta invaluable para la comprensión de los sistemas políticos y las prácticas, actitudes y representaciones individuales y colectivas ante los mismos. En ese orden de ideas, intenta determinar variables cognitivas, afectivas y evaluativas que den cuenta de los conocimientos, sentimientos y juicios del ciudadano frente al Estado, las instituciones políticas, las formas de participación y en general, frente a las relaciones de poder
[1][1].
Según Almond y Verba, precursores norteamericanos de este enfoque, pueden determinarse tres tipos de cultura política: cívica, súbdita y parroquial, ya sea que se trate de agentes participantes, pasivos o indiferentes frente a un ordenamiento político determinado.
Desde esta perspectiva funcional, el único tipo de cultura política rescatable es el primero al descansar en el trípode modernidad-ciudadanía-democracia, propio de los regímenes liberales, mientras que los dos últimos modelos serían característicos de sociedades tradicionales y por tanto “defectuosos”.
Esta visión fué rápidamente desbordada no sólo por el carácter etnocéntrico que denota, en la medida en que tipos diferentes de cultura política no son siquiera “registrados” por el modelo y, poco a poco, diferentes autores incorporan elementos provenientes de la tradición hermenéutica continental (Badie, Eckstein, Inglehart).
A partir de entonces, se abandonan las clasificaciones tipológicas basadas en formas hegemónicas de democracia o estabilidad, así como la rigidez metodológica que suponía una total coherencia en las actitudes políticas de los ciudadanos, y se acepta una variación dinámica de las actitudes, comportamientos y estructuras sociales y políticas en el examen tanto de los individuos y de las instituciones como de las manifestaciones colectivas. A esto se sumará, en el caso de América Latina, la reflexión sobre la identidad y la configuración de las significaciones sociales (imaginarios y representaciones) dando como resultado una sugestiva hermenéutica crítica de la cultura política que se atiene a la realidad, diferencias y particularidades de cada país y subcultura específicos
[2][2].

El (des)encuentro con la modernidad.
Expresión de esta tendencia son sin duda las múltiples caracterizaciones que exploran el perfil de nuestra identidad política desde una óptica situada, sirviéndose sin embargo del bagaje sociológico e interdisciplinario.
Los tipos ideales weberianos permitían considerar otras posibilidades
[3][3]: además de la legitimación legal-racional propia de la sociedad moderna, análoga a la cultura cívica funcionalista, una legitimidad tradicional-carismática fundada en el culto de elementos tradicionales (disciplina, orden, seguridad, religión, patria) y la santidad del líder (honesto, intachable, casto, parroquial), como el que representa Uribe, nos acercaban a un perfil más cercano a nuestra idiosincrasia y nuestros imaginarios político-culturales.
Del desencuentro con el liberalismo
[4][4] hasta la modernidad postergada[5][5], pasando por una cultura de viñeta[6][6], sin identidad ni proyecto democrático, el implacable juicio de la academia siempre puso el énfasis en una sociedad excluyente y una democracia inacabada y restringida que contrastaba con el ideal de una sociedad liberal, moderna y democrática que pareció concretarse con la Constitución del 91.
Pero la modernidad, como lo ha señalado Beriain
[7][7] retomando a Beck[8][8], trae consigo no solo un proyecto contramoderno sino llega a implicar, afinando el concepto, un proyecto autoritario de modernidad, bonapartista y excluyente políticamente[9][9], socialmente tradicional y conservador y que puede posar incluso de “postmoderno” y global cultural y económicamente.

El uribismo representa, en esa línea, no solo la cara contramoderna de un proyecto moderno jamás consolidado en Colombia, sino además, un proyecto autoritario de modernidad, íntimamente comprometido con una globalización angloamericana y neoliberal
[10][10].

Proyecto y cultura política autoritarios.
La inercia de un proyecto de nación autoritario como fue el de la Regeneración, el cual apenas fue retocado por el frustrado proyecto liberal de los treinta y finalmente encumbrado por el bipartidismo excluyente que se inaugura con el Frente Nacional, no pudo desmontarse completamente con la nueva constitución política.
Las tensiones internas de la Carta Política (estado social de derecho vs régimen económico), sus permanentes detractores externos (los “nostálgicos de la Constitución del 86) y unas condiciones políticas inestables (guerrilla, paramilitarismo, intervención) terminaron ambientando su lectura autoritaria por parte de Uribe y el uribismo
[11][11].
Lectura autoritaria que cataliza los elementos más conservadores de nuestra cultura política, articulándolos con lo que ya puede caracterizarse como una subcultura narcoparamilitar de arraigambre rural, que va desde el culto a los caballos, las cirugías plásticas y los corrillos prohibidos hasta la exaltación del Niño Jesús y el Sagrado Corazón, la estigmatización del aborto y el homosexualismo y la estigmatización de la disidencia política.
Lo cual ya se evidencia en preocupantes fenómenos de “traquetización” de la vida urbana, la proliferación injustificada de bienes suntuarios, la defensa intransigente de valores frívolos y ligeros disfrazados de tradicionalismo, y una actitud política mayoritaria y excluyente que acude a los meros formalismos democráticos sin rescatar mínimos de tolerancia, pluralismo y justicia social efectivos.
El triunfo de Uribe retoma, pues, la inercia autoritaria que ha caracterizado al país desde el triunfo de la Constitución del 86 y que, desafortunadamente, la Constitución del 91, por sus propias contradicciones internas, no ha logrado todavía reencausar hacia horizontes modernos de carácter democrático, tolerante y pluralista
[12][12].
En ese orden, la aplastante victoria electoral permite a las viejas y nuevas elites colombianas (fusionadas ahora gracias a la inserción social, económica y política del paramilitarismo) catalizar los sentimientos más arcaicos y tradicionales de nuestra identidad político-cultural en una peligrosa etitización autoritaria del país, insertandolo en un proyecto de nación que mantiene el carácter excluyente que caracterizó todo nuestro siglo XX, esta vez con un sustancial apoyo popular que le permite imponerse de manera hegemónica.

Reelección y cultura política.
Frente al panorama descrito resulta imperativo indagar en los patrones de la cultura política colombiana que llevaron al triunfo del uribismo.
Estos tienen que ver, en primer lugar, con el enraizamiento de un ethos autoritario en la población colombiana que se refleja en una predisposición defensiva de los votantes a conformarse acríticamente con las normas y mandatos del poder investidos por el sujeto de autoridad.
El discurso de Uribe caló entre sus electores como una suerte de ideología capaz de definir el marco cognitivo de su acción, eliminando drásticamente la aleatoriedad de su conducta y reduciendo al mínimo las posibilidades alternativas.
La sumisión a la autoridad, el deseo de un líder fuerte, la subordinación del individuo al Estado, se deben así a la situación de un electorado que, agotado por las promesas del bipartidismo y minado en su posibilidad de autogestión, encontró en Uribe una respuesta a su incapacidad para dar forma a un tipo de poder político independiente.
Un segundo aspecto a considerar tiene que ver con las particularidades del sistema político colombiano que favorecen el surgimiento y apoyo popular a tendencias autoritarias.
Por esta vía, es posible explicar el fenómeno reeleccionista a partir de una extendida frustración social frente al sistema político y las instituciones democráticas, que vio en el candidato- presidente la posibilidad de generar una ruptura con respecto a las dinámicas que le precedieron y operar un cambio profundo en las estructuras políticas.
En este orden de ideas, la primera administración de Uribe supuso para muchos el control por parte del Estado de situaciones que se creyeron insolubles gracias a un aumento en la reglamentación formal y en las estructuras de poder sujetas a la política de seguridad democrática.
La elección para un segundo periodo es entonces producto del sentimiento de aceptación de los electores frente a un supuesto “nuevo” estado de cosas, patente en cuestiones superficiales como la seguridad en las carreteras o la “microgestión” presidencial en los consejos comunitarios.
Finalmente, el encumbramiento del proyecto uribista puede explicarse en la rigidez y centralización del poder político en los últimos cuatro años.
El hecho de que Uribe tuviera a su alcance todos los instrumentos mediáticos, económicos y burocráticos fue sin duda un factor importante en el momento de garantizar su acceso a un segundo periodo presidencial.
A este respecto, la evidente parcialidad de casi todos los medios de comunicación puso de manifiesto la inequidad de la contienda no solo al contribuir en la fabricación y reforzamiento de la imagen carismática y emprendedora del presidente ante el electorado, no obstante los múltiples episodios de corrupción y desgreño institucional acaecidos en las últimas semanas de campaña, sino fundamentalmente al reducir al mínimo la visibilidad de los otros candidatos.

Abstención e izquierda democrática.
Dos fenómenos merecen especial atención en este diagnóstico de la cultura política colombiana: de una parte, el ascenso de la izquierda democrática como segunda fuerza política del país, y de otra, el mantenimiento de un alto índice de abstencionismo.

En el primero de los casos, el apoyo al PDI muestra la posibilidad de consolidar un esquema real gobierno–oposición, aunque las garantías de su ejercicio sean muy limitadas.
Más allá de la tan mentada derrota del bipartidismo, el lugar ocupado por el Polo en las elecciones legislativas y presidenciales denota los primeros visos de una oposición alternativa y crítica a las “mayorías” uribistas, que si logra afianzarse contribuirá en la conformación de un sistema político más plural, democrático e incluyente.
El abstencionismo por su parte, constituye un rasgo endémico de nuestra cultura política que pone en cuestión la legitimidad del apoyo mayoritario a la actual administración pero que, además, genera un fuerte interrogante alrededor de las posibilidades de consolidación de una cultura democrática.
Esta se ve amenazada no solo por los proyectos autoritarios provenientes de dentro y fuera de la institucionalidad, sino fundamentalmente, por la apatía y la marginalidad de la participación de los colombianos.
La transparencia de la gestión estatal y imparcialidad de los medios de comunicación no existen cuando la conformación de un pretendido foro público democrático solo depende de quienes detentan el poder.
Podemos concluir, parafraseando a Adorno, que un régimen autoritario solo puede fructificar si un terreno fertilizado por el miedo y la inseguridad de los individuos lo sustenta.
Falta comprobar si en Colombia, como en la Alemania nazi, nos encontramos en una situación histórica en la que, frente a la urgencia de la población por salir de la angustia y la contingencia, el país insiste en aceptar el autoritarismo como única vía posible.
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2.- INVENTAR LA OPOSICIÓN
Por Jorge Giraldo Ramírez , Profesor Universidad Eafit
Revista Semana, 18 DE JUNIO DE 2006
http://semana.terra.com.co/wf_InfoArticuloNormal.aspx?IdArt=95269
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NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntc@andinet.com, ntcgra@gmail.com ,
gracias a la red de OSCAR DELGADO,
osdelgad@urosario.edu.co de la U. del Rosario
Si cumpliendo los rituales democráticos la ciudadanía acaba de darle gobierno y gobernabilidad al país, la tarea que viene ahora es la de inventar la oposición. Tarea monumental, en todo caso. Entre otras cosas porque no se hace con votos. Esos cuatro millones de votos entre el liberalismo y el Polo ya son historia, para causar tristezas o ardores juveniles, pero si no se le agregan otros elementos, será terreno estéril.
Si digo inventar la oposición es porque parto de la idea de que no existe. Y no existe porque no hay los partidos, ni los líderes, ni las ideas, aún, para el tipo de oposición que un país como el que queremos hacer merece. Parto de considerar a liberales y “polistas” (¿?), aunque no descartemos que la oposición exitosa surja de las propias huestes gobiernistas.
El Partido Liberal ha sido conducido a las tinieblas por la obcecación de Serpa y los errores de César Gaviria. Serpa creyó que entre su ascendiente popular y el trapo rojo bastaba para realizar una faena. Se equivocó y provocó la desbandada electoral de los liberales. El 28 de mayo corroboró la afirmación de varios de que el ganador de la consulta liberal había sido Uribe. Gaviria, por su parte, perdió la brújula al no encontrarle un lugar claro al liberalismo en el centro político y al sucumbir a las tentaciones izquierdizantes de los viejos caciques reciclados. ¿Creyó Gaviria que alguien le iba a creer su pose de opositor al TLC? ¿Cree Gaviria que puede predicar verosímilmente por todo el país que él no es neoliberal?
El liberalismo perdió su lugar en el espectro político. Es como esas emisoras que no logramos sintonizar en el parque de jardín, simplemente porque su sitio en el dial ha sido ocupado por otras. Hoy el liberalismo necesita inventar el centro para acomodarse allí, pero también necesita que algunos partidos de gobierno, como el Partido de la U, lo abandonen, o que el Polo ceda a los cantos de sirena radicales y abandone la lucha por el centro. Se supone que el liberalismo tiene figuras, pero cuando se necesita hacer una larga lista de nombres es que finalmente no existe LA figura, el conductor que se pueda proyectar con certeza hoy a 2010. Aún está por verse si los precandidatos derrotados en la consulta tienen el talante necesario.
El Polo Democrático ha cumplido una tarea brillante el 28 de mayo, pero eso no puede ocultar la mala oposición que hicieron durante los cuatro años pasados, ni el hecho de que el Polo es sólo un nombre y todavía no un partido (como lo reconoció Carlos Gaviria ante la televisión alemana). Aunque suene raro, el Polo tampoco ha definido su personalidad política, ¿debe ser chavista como Petro? ¿debe seguir el extraño maoísmo de Jorge Robledo? ¿el absurdo stalinismo de Wilson Borja? ¿la serenidad lulista de Lucho Garzón? ¿o las penurias ideológicas de Samuel Moreno? Lo que está claro es que el programa político de la campaña electoral sólo le restará votos al Polo en el futuro: a estas alturas de la vida, no tiene presentación abanderarse del proteccionismo económico y, menos, proponer un manual de convivencia para jardín infantil como programa de seguridad.
El Polo Democrático está en alerta naranja, entre otras cosas, porque sólo tiene un año para resolver sus asuntos fundamentales. Si no pasa con éxito la prueba de las elecciones regionales de 2007, esos dos y medio millones de votos se evaporarán más rápidamente que la cauda que llevó a la Alianza Democrática M-19 a la Asamblea Constituyente.
Tanto el liberalismo como el Polo tienen dos llaves maestras. El Partido Liberal puede ser la bancada de oposición más importante y debería reclamar para sí la dirección de los organismos de control del Estado. El Polo tiene una contribución importante que hacer a la paz: enviar a las Farc el claro mensaje de de que su lucha es ilegítima y antipopular, y que no hay izquierda posible por fuera de la democracia.
La responsabilidad, obviamente, está en la dirigencia política. Le cabe, también, a la intelectualidad y a todos aquellos que están llamados a hacer la crítica y a construir los acuerdos. El panorama es crítico por una razón. Colombia necesita urgentemente una oposición fuerte, madura, moderna e inteligente. Es decir, organizada en partidos, construida alrededor de opciones ideológicas claras y de líderes nuevos. Una oposición como aquella de la que hemos carecido. Sólo así habrá democracia vigorosa y conflictos productivos.


3.- ES HORA DE DESPERTAR SEÑORES DE LA OPOSICIÓN
EMPECEMOS A DESURIBIZAR EL AMBIENTE Y A
GENERAR UNA REAL FUERZA OPOSITORA
Una
nota de Rodrigo Jaramillo V para Columnistas Libres
http://groups.google.com/group/columnistas-libres Medellín junio 18 del 2006.
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osdelgad@urosario.edu.co de la U. del Rosario


Que el gobierno haga su faena, con los resultados que a bien tenga, pero la opinión de oposición tiene que empezar a crear estructuras de poder, a todos los niveles de la sociedad, para lanzarse a alcanzar la conformación de una fuerza capaz de enfrentar la reforma neoliberal y derechista que tiende a consolidarse, como lo acabamos de ver en la elección del decimonónico Pinilla para la Corte Constitucional.
El censo nos ha indicado que la lucha por el poder tiene que darse fundamentalmente en las barriadas de las ciudades, donde se concentra la mayor parte de la sociedad. Allí hace falta mucha labor callada y lenta, de conformación de grupos de defensa de los débiles frente al régimen oprobioso de derecha que nos rige y amenaza con mas acciones antipopulares.
Análisis de lo ocurrido en las elecciones han llovido, pero no se ha visto por qué ciudades como la capital del país, en manos del Polo Democrático Alternativo, no ha credo estructuras barriales solidarias con el gobierno urbano y que proyecten al Polo hacia una estructura partidaria capaz de movilizar a la opinión, no solo en elecciones, sino en defensa de sus legítimos derechos constitucionales.
El Partido Liberal nunca ha manejado una organización popular clásica y se ha limitado a estructuras de comité, ya perdidas en el olvido de la organización política. Es hora de que se movilice a generar estructuras en los centros donde se debe organizar la clase media de la sociedad. Se debe empezar a movilizar asociaciones de pequeños industriales, comerciantes, empresarios del común, que son vejados día a día por las estructuras de poder de las minorías que usufructúan el aparato del régimen uribista.
Diría lo mismo del Polo Democrático Alternativo, que tiene ahora la perentoria necesidad de utilizar la imagen de Carlos Gaviria, con él a la cabeza, para consolidar una estructura partidaria en el ámbito nacional, organizando sus simpatizantes en todo el territorio del país.
Dormirnos sobre un avance coyuntural, como el del Polo, o en un retroceso como el liberal poco ayuda al frente opositor. Es hora de crear estructuras auténticamente democráticas y no asociaciones de grupúsculos como lo que ocurre en el Polo.
El poder establecido tiene uñas, garras, medios de comunicación y ya es tarde para empezar a crear las estructuras del futuro para los más desfavorecidos de la sociedad. A los ancianos de la Tribu no nos queda mas remedio que apoyar marginalmente, con opinión y actividad intelectual, lo que los jóvenes hagan. El futuro es ya muchachos de la oposición y es hora de estar permanentemente en el barrio, en la vereda y en las calles portando el estandarte de los débiles que somos la mayoría. Pero es necesario empezar a ganarse los corazones de la gente, que se siente aislada y sin confianza en nadie.

4.- EL DULCE SUEÑO DEL MUNDIAL.
Oscar Robledo Hoyos
oro@telesat.com.co


Este mundial como talvez todos los anteriores representa un pasar de lado el arte y la poesía como protagonistas para vivirlos de manera vicaria, en una silla. Como en las viejas practicas de iglesia de pueblo se va a misa con trípode y se deja que el ministro oficie desde el altar de espaldas al pueblo de Dios.
Muy pocas columnas inspiradas; se le agotó la pluma a Eduardo Escobar y Jota Mario, No dicen nada los nadaístas. Esto es un indicador del espacio que se toma irreverentemente el mundial. “Todo el mundo a las pantallas” pareciera que fuera el eslogan. Desde las ocho hasta las cuatro de la tarde todos embelesados. ¡Adiós a la literatura!, week end a la crítica, vacaciones a la búsqueda del paraíso. Nos quedamos peligrosa y exclusivamente con las piernas de los muchachos, sus barbas apenas emergiendo entre el sudor de algunos de sus protagonistas pues hay que decirlo, es la juventud la que canta y baila con el balón y todo el mundo en la silleta es como el anciano del inicio.
Es relajante vivir el arte de manera vicaria. Que los otros pongan el texto que nosotros nos limitaremos a decir: ¡¡¡¡¡Gooooolllll!!!!. Que otros salten como volatineros, se encabriten como demonios en las redomas de los estadios alemanes que nosotros estaremos prestos a consumir sus piruetas o a beber de manera instantánea sus pócimas - o, para algunos - la cicuta anestesiante del brío a distancia. De éste lado del planeta, frescura, a la sombra, provistos de la calma y calzando los guayos de la expectación ilimite. En una palabra que los otros se inspiren y pujen hasta el tuétano que nosotros hacemos su lectura como los monjes con las disertaciones y disputaciones de los monasterios medievales.
Todos los rostros se dan cita en la fiesta, Ronaldiño, Jirasi, Lahm, Klose, Sami al-Jaber. Los varoniles de la Italia creativa, los austeros de Arabia Saudita que como un resorte manejado desde el más allá dan contra la grama en señal de agradecimiento al gran Profeta y Señor Alá; los casi infantiles y magros de Alemania. Y, obviamente, las contorneadas piernas de Ronaldo, Crespo y Zidane.
Como muchos he traído el televisor al sitio de trabajo. Los ecuatorianos se brincaron con una gambeta que dio la vuelta al mundo el llamado del ministro a atender el publico desde tempranas horas éste martes que jugó su selección y lo convirtieron en un símbolo de la resistencia social y gritaron como locos y ganaron, y tan tranquilos los servidores públicos y el publico desatendido dándose besitos en las mejillas y palmadas y empujones de felicidad. No se perdió el país ni hubo una conmoción desestabilizadora del gobierno sino al contrario, el fútbol cimentó con patadas y golpes contra el palo su identidad como pueblo digno y combativo.
Claro, en lo mediático, pues al final de cuentas este mundial como otros que en la historia han sido es un cuento de hadas en donde los poderosos bailan con Cenicienta y se dejan meter goles para que reine, así sea por algunas semanas, la paz universal de Fourier, Owen, Campanella y Thomas Moro. Cómo será de fuerte y convincente el mundial que se sueñan idénticos y de la misma familia el Amo y el Esclavo de la Política de Aristóteles; las empleadas domésticas pegan tremenda palmada a la frágil espalda de la señora diciendo: ¡Hurra, Hurra! Los obreros colocan con la complicidad del jefe la pantalla en medio de máquinas en movimiento y todo el mundo, desde Alaska a la Patagona, abre un espacio para el reencuentro de todas las razas en un mismo lugar, los guayos de los muchachos.

Andan, pues, de asueto el arte, la literatura, la obra filosófica y “la normalidad” con toda razón, pues la gambeta, el quiebre de cintura y la media chalaca tienen una plasticidad y una belleza que son una poética diferente a la academia de los sabios o la a veces triste cotidianidad.
Si la chalaca es como aquella de Diego Rodallega con certero gol deja de ser arte pues desborda la copa del paraíso y se derrite en frenesí, belleza atropellada y loca..

Manizales, junio 16 de 2006.


5.- FÚTBOL SÍ, PERO BRUTICOS NO

Por Luis Fernando Afanador . BLOG del autor PUBLICADO 07/06/2006
http://semana.terra.com.co/wf_InfoBlog.aspx?IdBlg=13 pág. 2
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Empieza el mundial y desde luego voy a ver todos los partidos que pueda. No me gustó mucho el Mundial de Japón-Corea y espero que este sea mejor. O sea: que haya partidos emocionantes, muchos goles, que a Ecuador y Costa de Marfil les vaya muy bien, que haya un equipo sorprendente y revelación que le gane a los de siempre, que "a la Argentina" la eliminen prontico, que Brasil no sea campeón -fui hincha furibundo de Brasil hasta el mundial de España- y que ojalá Holanda sea el campeón.

¡52 partidos! Para los que la pasión del fútbol es suficiente y les llena la vida, magnífico. Pero, para los que necesitamos "más vida", esa que siempre nos da la literatura a borbotones, ¿qué hacemos? Hay un problema real de tiempo. Por eso, me parece que la solución ideal es la poesía, literatura condensada y químicamente pura. Buena idea leer un poema diario durante este mes. Empecemos con Francisco Urondo, poeta argentino -hay que compensar los odios- fallecido un 17 de junio hace 30 años:

La pura verdad
Si ustedes lo permiten,
prefiero seguir viviendo.
Después de todo y de pensarlo bien, no tengo
motivos para quejarme o protestar:
siempre he vivido en la gloria: nada
importante me ha faltado.
Es cierto que nunca quise imposibles; enamorado
de las cosas de este mundo con inconciencia y dolor y miedo y apremio.
Muy de cerca he conocido la imperdonable alegría; tuve
sueños espantosos y buenos amores, ligeros y culpables.
Me avergüenza verme cubierto de pretensiones; una gallina torpe,
melancólica, débil, poco interesante,
un abanico de plumas que el viento desprecia,
caminito que el tiempo ha borrado.
Los impulsos mordieron mi juventud y ahora, sin darme cuenta, voy
iniciando
una madurez equilibrada, capaz de enloquecer a cualquiera o aburrir
de golpe.
Mis errores han sido olvidados definitivamente; mi memoria ha muerto
y se queja
con otros dioses varados en el sueño y los malos sentimientos.
El perecedero, el sucio, el futuro, supo acobardarme,
pero lo he derrotado para siempre; sé que futuro y memoria se vengarán algún día.
Pasaré desapercibido, con falsa humildad, como la Cenicienta,
aunque algunos
me recuerdan con cariño o descubran mi zapatito y también vayan muriendo.
No descarto la posibilidad
de la fama y del dinero; las bajas pasiones y la inclemencia.
La crueldad no me asusta y siempre viví
deslumbrado por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta.
Suelo confiar en mis fuerzas y en mi salud
y en mi destino y en la buena suerte:
sé que llegaré a ver la revolución, el salto temido
y acariciado, golpeando a la puerta de nuestra desidia.
Estoy seguro de llegar a vivir en el corazón de una palabra;
compartir este calor, esta fatalidad que quieta no sirve y se corrompe.
Puedo hablar y escuchar la luz
y el color de la piel amada y enemiga y cercana.
Tocar el sueño y la limpieza,
nacer con cada temblor gastado, en la huida.
Tropiezos heridos de muerte;
esperanza y dolor y cansancio y ganas.
Estar hablando, sostener
esta victoria, este puño; saludar, despedirme.
Sin jactancias puedo decir
que la vida es lo mejor que conozco.



6.- CUENTOS DE FÚTBOL.

POR ESTOS TIEMPOS DE HORDAS Y PATADAS,
CRONOPIOS ANOTA ALGUNOS GOLES LITERARIOS
PARA AMORTIGUAR LA GRITERÍA.
GLORIA MALDITA

José Antonio Fernández

El estadio quedó vacío tras el partido, aunque los focos aún iluminaban el césped. Meditabundo, Oldrych Nejedly contemplaba el escenario con las manos en los bolsillos del pantalón, con ese mal sabor de boca que imprime la derrota; para él era aún peor, había fallado una pena máxima en el último suspiro del encuentro. Todos confiaban en él; sin embargo erró el disparo y la luz se convirtió en tinieblas, ése es el precio que tiene pagar el lanzador, que en las botas tiene por un momento la gloria y el fracaso, en un segundo que parece eterno.
Italia, 1934. Llegó con la esperanza de ganar el campeonato, como todos, pero su equipo comenzó a ganarse el respeto de los demás en el primer partido cuando ganaron a Rumania por 2 goles a 1, marcados por él mismo y por su compañero Puc.
Así comenzó Checoslovaquia su andadura por el mundial de ese año, pero además del poder futbolístico de los azzurri tendrían en contra el poder del Duce. Mussolini, amén de organizar el torneo superando obstáculos burocráticos de forma polémica, quería ganarlo a toda costa, por lo que utilizó todo ese poder.
Mientras tanto el equipo checoslovaco seguía avanzando y se encontraba ya en cuartos de final. Enfrentándose a Suiza y venciendo por 3 goles a 2 pasaron a la siguiente ronda donde les esperaba Alemania. En ese momento pensó Nejedly que el sueño había llegado a su fin, pues era de esperar que los alemanes ganaran el partido, pero su espíritu era fuerte y no se dio por vencido, al igual que sus compañeros, la gran final estaba ahí, a la vuelta de la esquina, el sueño de todo jugador: abrazar la gloria por un momento, escribir una página en la historia.
Nejedly lo sabía, infundió ánimos a su equipo y Alemania sucumbió; tres goles suyos catapultaron a su equipo a la gran final, el momento soñado.
Y llegó el gran día, sólo tenían que salvar un escollo más y el trofeo más preciado sería para ellos, pero se enfrentaban al país anfitrión: Italia. Combi, Alemandi, Bertolini, Meazza, Orsi,... la squadra azzurra.
En el Olímpico de Roma no cabía un alfiler. Mussolini presidía el encuentro como un emperador romano que espera en el Coliseo la salida de los gladiadores para levantar o bajar el pulgar según le plazca.
Mientras, en el vestuario, el seleccionador checo se sube en uno de los bancos y se dirige a los jugadores. Parece que les va a dar las órdenes pertinentes e infundirles ánimo para ganar el encuentro, pero no, se saca un papel del bolsillo y lo lee. Abatidos, algunos lloran, otros se sientan cabizbajos, pero deben salir al terreno y afrontar el partido.
Nejedly mira alrededor cuando salta al terreno, el ruido es ensordecedor, una banda de música se prepara, los equipos se sitúan y suenan los himnos. Cuando suena el de Italia la multitud lo entona al unísono y estalla en un clamor cuando éste acaba.
El partido comienza, los checos no parecen los mismos de encuentros anteriores; Nejedly pierde el balón con facilidad y falla ocasiones inexplicablemente.
A pocos minutos del final, Puc marca para Checoslovaquia pero extrañamente apenas lo celebran, el Olímpico de Roma enmudece, los jugadores se miran unos a otros, se reanuda el juego y en poco tiempo marca Orsi para Italia y poco después Schiavio, en una gran jugada, le da la vuelta al marcador.
Pero a un minuto del final Nejedly se interna en el área y Allemandi le derriba, el árbitro decreta pena máxima. El estadio vuelve a enmudecer. Nejedly coloca el balón en el punto de penalti, mira detenidamente al portero; luego gira la cabeza y contempla la tribuna donde Mussolini aguanta la respiración debajo de su rostro pétreo -en realidad parece que todo el mundo aguanta la respiración-. Vuelve a mirar a la portería, toma carrerilla y lanza: el balón roza el poste izquierdo y sale por la línea de fondo. El Olímpico vuelve a estallar, Mussolini se levanta como un resorte, el árbitro pita el final del partido y todo es un clamor. Italia es campeón del mundo.
Cincuenta años más tarde, Nejedly, sentado en un butacón de su casa el día de Navidad, el día de su cumpleaños, observa el recorte de periódico donde puede verse su foto después del partido mirando hacia la portería donde erró el penalti, cabizbajo, con las manos en los bolsillos. Extrajo un papel semiarrugado del interior de un libro y volvió a leerlo:
«Les recuerdo con esta misiva que si ganan este partido, los jugadores de la selección italiana serán fusilados al amanecer dentro del terreno de juego.
B. Mussolini.»
Ese mismo año el escritor checo Milan Kundera publica su obra La insoportable levedad del ser. En ese libro Nejedly guardaba el papel entre unas páginas donde había subrayado este texto:
«La carga más pesada nos destroza, somos derribados por ella, nos aplasta contra la tierra. La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida. Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será. Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.»



7.- SOBRE LA UNIDAD PROGRAMÁTICA
Atalaya 134

Ya enunciamos que presupuesto para mantener la unidad del Polo lo es el que tenga un programa común Esto es apenas obvio: si cada sector del Polo tuviera su propio programa político, el P:D:A. no tendría una real existencia. Pero, precisamente, aquí radica un obstáculo básico para la política unitaria. ¿Si cada organización del Polo es portadora de una tendencia ideológica propia, como convertir esa diversidad en compacta unidad programática? ¿No será este un problema como el de la cuadratura del círculo? No negamos que lograr la unidad en este campo no es fácil. Sin embargo, tampoco es una misión imposible. . Existen ciertas condiciones sobre las cuales se puede construir la unidad programática. La primera a considerar es el carácter democrático de los integrantes del Polo. Si todo son portadores de políticas democráticas , es evidente que sobre esta base es posible levantar la unidad.
Desde luego, en la práctica política, la democracia no es un término unívoco. Unos le dan cierto significado, para otros, tiene una connotación diferente, y hasta opuesta. Por ejemplo, el presidente Uribe denomina “seguridad democrática” su “guerra total”. Para defender su “democracia”, propuso un “estatuto antiterrorista” de perfil fascista, que la Corte Constitucional tuvo el acierto de tumbar. También hace parte de la “democracia” uribista, arrebatarle a los asalariados derechos sociales conquistados en pasadas épocas, v.g. suprimió el pago de las horas extras. Para un demócrata de izquierda, todas esas medidas son profundamente antidemocráticas. Podemos, por tanto, afirmar que el concepto democracia tiene un sentido, según se le mire desde la izquierda o de la derecha.
Ahora bien, si partimos del supuesto de que todos los partidos y movimientos que integran el Polo son de izquierda, ello implica que comparten un determinado concepto de democracia. Y, consecuentemente, podrían sellar la unidad política en torno a un programa democrático. La dificultad surge cuando en el Polo aparecen políticas de centro. Es sabido que esta es una tendencia que podemos calificar de conciliadora, como que busca llegar a acuerdos con la derecha para mantener el statu quo. ¿Qué hacer, en este caso? Sacarlos del Polo para que se sumen al uribismo, no sería inteligente. Lo procedente es incorporar a sus bases a la oposición al gobierno de Uribe, para que a través de su propia experiencia comprendan que la política de centro, lejos de ser democrática, es de esencia, antidemocrática. La posición del Polo frente al gobierno de Uribe – con meridiana claridad la plantea Carlos Gaviria – es de firme oposición. La denominada “oposición constructiva” o “patriótica” es la que hacen los liberales, a cambio de puestos y otras prebendas. Nosotros, en el Polo, no le apostamos a la oposición de mentiras. Y está claro que no nos limitamos a proclamar que somos la oposición auténtica, sino que lo vamos a demostrar participando en todas las luchas de los trabajadores contra la política patronal del gobierno.
Desde luego, el Polo debe presentarle al pueblo colombiano un programa político, que contenga los objetivos que nos proponemos lograr, en la actual etapa de lucha. Este programa debe ser la plataforma unitaria de todo el movimiento. Sin embargo, la cosa no es tan sencilla, que digamos. ¿Qué cuestiones debe comprender el programa? ¿a qué sectores sociales pretende reivindicar? Sin duda, encontrar respuestas a estos interrogantes no es nada fácil. En la izquierda tradicional, un programa debe ser – fundamentalmente – obrerista. Pero la estructura social del capitalismo contemporáneo no se la puede reducir a la dicotomía burguesía/proletariado, como en los tiempos del Manifiesto. Desde luego, en teoría, la clase obrera, si bien no es vanguardia del movimiento anticapitalista, sí ocupa allí lugar central. Si el vanguardismo obrerista es ahora un anacronismo político, el antiobrerismo es siempre reaccionario. Lo justo es considerar que en la lucha por más democracia, el proletariado es básico. Una democracia sin participación de los obreros no tiene sentido.
Empero, no nos parece adecuado proceder a determinar, por así decirlo a priori, los sujetos sociales del Polo. Mejor sería establecer, primero, cuáles son los objetivos fundamentales del movimiento democrático. Esto nos permitirá colocar la cuestión de la unidad programática sobre una base concreta. En este orden, no dudamos que el problema prioritario a resolver es el del conflicto armado. Sabemos que la derecha uribista pretende resolverlo mediante la “guerra total”. El presidente Uribe suele hacer declaraciones sobre su disposición a entablar negociaciones políticas para alcanzar un acuerdo de paz. Pero lo evidente es que se trata solo de retórica, pues toda su política está encaminada a buscar la derrota militar de las guerrillas. Por supuesto, por este camino estamos condenados a padecer no cien años de soledad, sino cien y más años de guerra. Los liberales acolitan el belicismo uribista, con un cínico aditamento: que se debe incrementar el gasto social. . Se hacen los ciegos para no ver que a medida que los gastos de guerra se incrementan, en esa misma proporción se reduce el gasto social. Y para colmo de males, los centristas del Polo también le jalan a la política de guerra, solo que de modo vergonzante. Pero también en el Polo hay cierta izquierda que se pliega a la política de las FARC, pues comparten con los “Comandantes” la ilusión de una “toma del poder”. Es la versión izquierdista de la “guerra total”.
¿Cuál la posición del Polo frente al conflicto armado? Ante todo, lo democrático es que sea discutida y decidida por las bases de los partidos y movimientos que lo integran. A ningún jefe le reconocemos el derecho de trazar, arbitraria y personalmente nuestra posición frente al conflicto armado. Desde luego, el que tenga iniciativas al respecto, está en su derecho plantearlas, que sean discutidas, y, finalmente, a que las bases decidan si las acogen o no. En esto consiste la democracia interna. Pero además de este aspecto procesal, está la cuestión sustancial: ¿cuál será el contenido político del acuerdo de paz? Porque la paz con las guerrillas, ni de lejos tendrá alguna similitud con los “acuerdos” de El Ralito. Con los paracos las negociaciones no giran en torno a reformas políticas, pues aunque una “ley” los califique de delincuentes políticos (“sediciosos”), lo evidente es que en las “negociaciones” con ellos, jamás se planteó reforma política alguna. Todo se reduce a asegurarles impunidad por sus crímenes, seguridad para el disfrute de los bienes arrebatados a los campesinos, y que no sean extraditados. El que espere que sobre la “ley de justicia y paz” es posible un acuerdo de paz con las guerrillas, definitivamente tiene seco el cerebro.
Las negociaciones de paz con las guerrillas son otra casa. La experiencia de El Caguán es valiosa, y pensamos que puede ser retomada, naturalmente con ciertas necesarias modificaciones. La Agenda común de 12 Puntos puede ser punto de partida en la discusión de las reformas políticas a considerar en el acuerdo de paz. Está claro que la Agenda Común no se debe convertir en una camisa de fuerza en las negociaciones. No olvidemos que fue un acuerdo entre el gobierno de Pastrana y los Comandantes guerrilleros. El pueblo colombiano no participó en ese evento. Y nosotros, como demócratas, no aprobamos lo que se haga a sus espaldas. La experiencia del gobierno de Uribe – marcada por un exasperado autoritarismo – puso de manifiesto que este antidemocrático rasgo constituye aspecto esencial de la Carta del 91. Los sectores de la izquierda no pueden levantar la “defensa de la Constitución del 91”, sin hacerse cómplices políticos del despotismo constitucional implantado. Tengamos presente que el presidencialismo autoritario no está consagrado en uno o dos artículos de la Carta del 91, sino que invade todo el cuerpo constitucional, como un cáncer generalizado. Pues bien, este desmesurado poder presidencial , en la Agenda común fue un tabú que los Comandantes de las FARC respetaron. Y todo indica que en el PDA el tabú sigue. Nosotros, por nuestra parte, sostenemos que la tesis de construir democracia es incompatible con la “defensa de la Carta del 91”. Una sociedad democrática no se puede levantar sobre la autocracia presidencial consagrada en nuestra actual Carta. Manes de Stalin!!
En consecuencia, el Polo Democrático debe proponerse realizar un debate interno, con participación real de sus bases, para elaborar un proyecto de reformas políticas constitucionales, que sea parte fundamental de su programa electoral. Para facilitar una discusión democrática, sería conveniente que apareciera un órgano de prensa en el que se pudiera discutir las distintas iniciativas de reforma. Desde luego, la dirección del Polo no debe elaborar un “material de discusión”. con la pretensión de canalizar la discusión, pues hay experiencias que enseñan que el resultado de esto es el de ponerle una camisa de fuerza a la controversia de tesis, y abrirle paso a la manipulación burocrática.
Sin duda, el programa del Polo no se puede reducir a presentar un proyecto de reformas políticas. Hay toda una serie de problemas sociales que reclaman apremiante solución. La izquierda debe, desde ya, impulsar las luchas necesarias para enfrentar estas situaciones. Según nuestro criterio, el problema social más apremiante que tiene el país, es la pobreza que padece más del 66% de su población. Muchos de estos pobres viven en condiciones de vida inhumanas, marginados del mundo moderno. Están por fuera de las relaciones de producción capitalista, del trabajo productivo, de los derechos derivados de la relación laboral. Son auténticos parias. Pero son producto del capitalismo colombiano. En esto no nos equivoquemos. Por tanto, nuestro programa tiene que ser anticapitalista. He aquí un tema fundamental a discutir. Miremos algunos ejemplos ilustrativos. En Colombia hay más de 4 millones de campesinos desplazados.¿Viven como ciudadanos de una república liberal? Es obvio que no, pues ni siquiera tienen asegurada la más precaria comida. Sus condiciones de existencia son peores que la de los esclavos. Pues bien, ante esta verdadera catástrofe social, el Polo que va a proponer en su programa? ¿Con qué medidas concretas piensa enfrentar esta inhumana situación? Por otra parte, hay 2 millones y medio de menores sometidos a despiadada explotación laboral. Y acaso los desplazados y los menores explotados, ¿no son problemas de la democracia? Interrogante crucial que requiere clara y categórica respuesta.¿ Como los liberales, también nosotros vamos a reducir la democracia a “elecciones libres”? Hay aquí un debate al que no le podemos sacar el cuerpo en el Polo. ¿Qué entendemos por democracia? ¿Solo será una categoría estatal, que se reduce a la división de los poderes, y a la representación política? ¿Será una cuestión de procedimientos para elegir la leadership política? ¿O también será una categoría social que tiene que ver con los desplazados, los niños explotados, los bajos salarios, con la concentración de la riqueza, la desocupación, con la miseria generalizada? El programa del Polo debe dar respuesta a estos interrogantes. Lo que presupone un gran debate interno, no solo entre sus dirigentes, sino – fundamentalmente – en sus bases. Los sectores dominantes mantienen al pueblo alejado de las discusiones políticas, para evitar el desarrollo de su conciencia política.. Las izquierdas, por el contrario, tienen interés en que los de abajo aprendan a pensar con su cabeza, por esto estimula el debate ideológico entre ellos.


8.- PALESTINA COMO SÍMBOLO
(por Juan Diego García)

Israel y las potencias occidentales pueden considerar que su estrategia en relación a Palestina ha sido un éxito. En efecto, han conseguido casi todos sus objetivos, menos uno: someter a los palestinos, que era precisamente la finalidad principal de un operativo político y militar que comienza con la creación misma del estado de Israel. Si, muchos objetivos se han conseguido pero han fallado en el principal de ellos.

En efecto, los palestinos han logrado resistir a una de las maquinarias bélicas más poderosa del planeta. Aunque nunca han conseguido tener una fuerza armada propia que consiga doblegar al ejército sionista, de una forma u otra el agresor se ha visto sometido a la impotencia ocupando el territorio pero sin poder controlarlo. De hecho, dentro de Israel mantienen a los árabes y otras minorías en una especie de Apartheid; se han tenido que retirar del sur de Líbano sin conseguir doblegar la resistencia de Hezbolá ni la resistencia de los refugiados palestinos, perdiendo soldados, recursos y sobre todo, prestigio. Después han abandonado Gaza, dejando tras de sí una enorme destrucción pero deteriorando aún más la imagen de estado democrático con el que Israel intenta convencer a la opinión pública mundial y sin lograr someter a los palestinos. Ahora, se proponen hacer lo mismo en Cisjordania, con resultados similares.
Sin duda, los costes para el pueblo palestino han sido enormes. Miles de muertes, hogares arrasados, millones de refugiados, casi todas sus bases económicas destruidas, los recursos del agua contaminados intencionadamente, las infraestructuras dinamitadas, en fin, que la política de “tierra arrasada” de Israel ha sido aplicada de una manera tan ordenada y sistemática que solo recuerda las tácticas del ejército nazi en el este de Europa. ¡Cómo evocan las imágenes de Gaza y Cisjordania aquellas del ghetto de Varsovia!.
En medio de las ruinas, el hambre y la desolación física los palestinos resisten. Nadie se explica cómo, pero ellos y ellas siguen allí, resistiendo.
También puede considerarse un éxito de Israel y las potencias capitalistas que los gobiernos árabes apenas hayan dado muestras reales de solidaridad con el pueblo palestino. Fuera de pequeñas ayudas materiales, en realidad los países árabes actúan siempre sin arriesgar sus vínculos básicos con Occidente, que de todas maneras es la fuente principal de su misma supervivencia. Sin el apoyo occidental, la mayoría de estas satrapías árabes habrían sido engullidas hace tiempo por el descontento popular. Por contradictorio que parezca, Estados Unidos y sus aliados han preferido siempre a estos sátrapas que a los movimientos laicos y democráticos, mucho más cercanos al ideal de las sociedades occidentales. Hasta ahora, la estrategia ha sido fructífera, pero el precio muy alto. La alternativa real a los gobiernos corruptos aliados de Occidente es el fundamentalismo islámico, o en todo caso, gobiernos nacionalistas que no estarían dispuestos a entregar el recurso petrolero a precio de ganga. Y más importante aún, la causa palestina está profundamente arraigada entre la población de estos países islámicos, identificando sus propias reivindicaciones con la solución del problema palestino. El mundo árabe es una bomba de tiempo y Occidente aparece como el enemigo principal.
Israel y sus aliados han tenido también mucho éxito en demoler sistemáticamente las bases mismas de la existencia del pueblo palestino. Talleres dinamitados, olivares talados, huertas arrasadas y negocios cerrados, además de la criminal demolición de las viviendas (al tiempo que nunca han cesado de construir nuevas colonias judías) son las medidas con las cuales se busca dejar sin sustento material la existencia de un pueblo. De hecho, en los planes sionistas a los palestinos se les asigna un “estado” sin continuidad física, sin soberanía sobre tierra, mar y aire, sin fuerzas armadas, sin control de sus relaciones exteriores y, en todo caso, con una policía títere que mantenga el orden que impongan los sionistas. Y su economía será la que determinen los ocupantes. Seguramente, servir de reserva de mano de obra barata para la economía israelí.
Pero toda esta estrategia de destrucción no ha conseguido doblegar a los palestinos. Inclusive, las más recientes medidas de Israel y Occidente, buscando doblegar al gobierno legítimo de Hamás llevarán a muchos palestinos a plantearse la utilidad de los acuerdos de Oslo, el reconocimiento del estado de Israel sin contrapartida alguna, el mantenimiento de una Autoridad Nacional Palestina que ni siquiera puede cobrar impuestos ni explotar libremente los pocos recursos de que dispone (el mar, por ejemplo) y que solo puede aspirar a convertirse en una administración títere de los ocupantes.
La mayor victoria de Israel y las potencias occidentales ha sido, sin duda, conseguir que la OPL reconociese al estado sionista. Pero haciendo un balance objetivo, los palestinos pueden llegar a pensar que si han logrado superar tanto obstáculo y han hecho tantos sacrificios para conseguir tal “estado”, mejor es que el ocupante siga siendo ocupante y asuma todas las responsabilidades y también todos los riesgos.
Los estrategas del sionismo y sus aliados occidentales cantan victoria. Y tienen razones para ello, solo que olvidan un detalle: los palestinos siguen allí y continúan resistiendo. Palestina es un símbolo que inspira a otros que, como los habitantes de Faluya, saben que siempre es posible volver a comenzar su resistencia desde las ruinas que dejan los bombardeos, los aviones sin piloto, los cercos y los asedios.
La resistencia popular, esta vez en forma de intifada, ha demostrado ser más poderosa que toda la tecnología junta. Existe además un factor que los estrategas del sionismo olvidan. Cuando los soldados de Israel que ejecutan el genocidio hagan conciencia del papel indigno que se les asigna, Israel y sus aliados habrán perdido la guerra que creen ganada. A la resistencia de los agredidos se sumará la resistencia de sus propias tropas.
La estrategia de “destrucción total del medio físico” es ciertamente un complemento del genocidio. No es una táctica nueva pero los sionistas la han perfeccionado mucho. Hoy, su tecnología sofisticada para el crimen, sus sistemas de limpieza étnica, de asesinato “selectivo” (que no por selectivos deja de ser asesinatos) y de manipulación extrema de la propaganda (ellos son víctimas, los palestinos, “terroristas”) son el primer producto de exportación del que un día se presentó como la tierra prometida para un pueblo perseguido. ¡Qué lejos están los días en que cualquiera identificaba a este pueblo con figuras estelares de la ciencia, la filosofía y el arte!. Hoy Israel solo evoca las escenas de la agresión, la injusticia, la prepotencia y el racismo. Por fortuna, cada día son más los ciudadanos de Israel que no desean que se les identifique de esta manera. Esa es también otra de las grandes derrotas de la estrategia bélica del sionismo y sus aliados. Probablemente la mayor: su incapacidad para extirpar la necesaria cuota de dignidad personal que necesita cualquier palestino o cualquier judío para seguir sintiéndose un ser humano.


9.- "EL MOVIMIENTO URIBISTA VA A PERDURAR MUCHOS AÑOS"

El Espectador
Junio 19 de 2006
Por:Luis Carvajal


Se ha dicho que José Obdulio Gaviria, asesor presidencial, es también el ideólogo de lo que llaman “Uribismo”, la unión de una serie de movimientos que respaldaron la gestión de Álvaro Uribe Vélez y que apostaron por su reelección inmediata.
Para algunos analistas, esa coalición es 'flor de un día' y no tiene futuro. Dicen que está basada en los intereses y las ansias de poder de cada uno de sus integrantes. Pero no cabe duda de que se trata de la más importante novedad política en los últimos 50 años en Colombia. Quisimos saber que piensa José Obdulio Gaviria sobre eso y sobre otros temas de la actualidad nacional.
--EE: Usted ha dicho que los referentes clásicos perdieron vigencia. Si la derecha fuera “muchas utilidades para los empresarios y libertad de mercado, a todo costo” y la izquierda “exceso de asistencialismo e intervención del Estado, a todo costo”, ¿donde se ubica?
--JOG: Son excesos, y en el exceso esta siempre el vicio. La derecha si es una derecha razonable debe ser “ortodoxia económica, cierta quietud en las instituciones, lentitud en las reformas, pero también respeto a todas las formas democráticas” y la izquierda podría ser perfectamente lo contrario, “cierta capacidad revolucionaria en temas económicos”.
Pongo un caso: en mi opinión, un godo como Keynes fue el gran revolucionario de la economía en el siglo XX; y un revolucionario como Stalin fue uno de los grandes caníbales de la historia del siglo XX. Así, se identifica un godo, como fue Hitler. La metáfora de ubicación espacial -mitad para izquierda o mitad para derecha- a mí me parece hoy una ridiculez.
--Pero, ¿finalmente, usted es de derecha o de izquierda o se ubica en el centro, como muchos ahora?
--En Colombia, todos los que seamos razonables, somos de centro, del sentido común, partidarios de la toma de decisiones basadas en el interés nacional. Por ejemplo, lo más derechista en Colombia es ser comunista, aunque a eso lo llaman aquí en Colombia, ser de izquierda. Por eso me abstengo de andar por los caminos de la derecha y por los de la izquierda. Me parece más cómodo se de extremo centro.
En la política moderna se camina formando en escuadra, y el que va adelante, y en el centro, es el líder.
--Hablando de eso, a usted lo han postulado para ser el director del Partido de la U. ¿Usted cree que el partido de la U perdure después del segundo gobierno del presidente Uribe?
--La palabra ‘efímera’ nace de una figura zoomórfica, una mariposa que vive apenas 24 horas de vida. Históricamente, los partidos en Colombia -distintos al conservador, al liberal y al comunista-, no han tenido vida perdurable, han sido efímeros. La figura adecuada para comparar con partidos históricos, es la de las Galápagos. Son seres que van caminado con toda tranquilidad y con mucha conciencia, durante 150 años. Que van viendo pasar a muchas efímeras. Yo creo que el partido de la U y el movimiento uribista, a pesar de la mirada irónica de ciertos intelectuales y de cierta academia colombiana, va a perdurar muchos años.
--Bueno, ¿eso significa que estamos en el fin del bipartidismo o, existen unos sentimientos Liberales o Conservadores, todavía?
--Puede comenzar, más bien, otro bipartidismo. El que quiera creer que bipartidismo no es sino conservatismo y liberalismo, no conoce la historia. En Inglaterra, el liberalismo prácticamente desapareció en el 23, y le dio paso al laborismo.
El conservatismo si pervivió. Los países de la posguerra europea, casi todos, tienen bipartidismo o un número pequeño de partidos que nacieron en la posguerra, que no son de los nacidos en el siglo 19, como los dos nuestros.
--Hablando de partidos, ¿usted por qué cree que el Presidente ha preferido gobernar con una alianza que no incluye a sus copartidarios, a los cuales se dirigió hace cuatro años, en el Congreso del Partido liberal?

--Por decisión de sus copartidarios. Ellos cerraron todos los mecanismos de libre competencia por la candidatura liberal y, en consecuencia, lo volvieron disidente.
--Pero algunos de ellos , como el doctor Horacio Serpa,entonces Jefe de la oposición , aceptaron trabajar con el gobierno . ¿Eso no era una señal?
--Pero el Congreso del partido y, sobretodo, el Instituto de Pensamiento Liberal, trazaron una línea imposible. Se estableció entre Uribe y la Dirección del liberalismo una distancia enorme.
--¿Se refiere a la declaratoria de oposición constructiva?
--De la propia oposición depende ser constructiva, destructiva, enemistosa, amistosa, respetuosa, cortés o vulgar. El Presidente Uribe ha llamado a la formación de consensos y yo creo que a elevar el nivel del debate político, y eso ya depende del partido liberal no del presidente Uribe, que nunca se ha salido del cause del debate fraterno y del respeto al contrario.
--Esta coalición de gobierno es bastante heterogénea. ¿Usted cree que dure?
--Es heterogénea dentro de unos principios. El presidente Uribe ha llamado a que se abran mil flores y que puntos de vista contrarios, convivan buscando una verdad relativa.
--Hay cosas en el ambiente, luego de los acontecimientos ocurridos en varias entidades del Estado que revelaron casos de corrupción que fueron interpretados como apoyo e infiltración de grupos ilegales en el primer Gobierno del Presidente Uribe, ¿Usted como se siente con eso?
Pues sé que es una calumnia. ¿Entonces, ahora que van a decir, cuando abran esa plantilla de Claudia López, y digan "coincidencia de paramilitarismo y resultados electorales? El 70% de los municipios se volvió paramilitar? Hacer política con una oposición sorda, ciega y muda, es muy difícil.
--Hay quien dice que el presidente en el 2002, ganó las elecciones pero pagó las consecuencias de no tener un partido sólido que lo respaldara. Que al no tener unos cuadros, digámoslo así, curtidos, formados en Gestión pública, colocó a personas que respaldaron a su candidatura, pero que no estaban debidamente probadas en el ejercicio de Gobernar. ¿Eso incidió en los problemas que el país conoce?
--Pues el gran líder de casi todos los ministerios fue el presidente Uribe. Y es evidente que era una falencia no tener un partido o un grupo de partidos, precisamente para no quedarse en esa simple quejumbre que tanto gusta a los viejos políticos colombianos. El presidente transformó la realidad política: de 58 partiditos que había en el congreso, pasamos a 9 partidos. Cinco de ellos acompañan al gobierno, dos son independientes, y dos son de oposición. Es una nueva realidad política creada por el presidente Uribe.
Él, en vez de quejarse, transformó la realidad con la reforma política y ahora, a partir del 20 de julio, viene otra realidad política a la que nos vamos a tener que acostumbrar todos: que ya no habrá individuos haciendo de Llaneros Solitarios en el Congreso.
--Hablemos de algunos temas actuales. De impacto en la opinión. Si usted fuera juez , ¿que haría con los soldados que encontraron la guaca?
--Más bien escribiría una gran novela sobre Colombia. Ellos, los soldados, son mas que victimarios que victimas.
--Usted no los condenaría?
--No sé, porque no conozco el tipo penal por el que los juzgan. Para condenar a alguien hay que conocer al tipo penal preexistente. Pero el que una guerrilla que adujo alzarse en armas por razones políticas, tenga como caja menor seis canecas llenas de dólares, la cifra insólita de 40 mil millones de pesos, muestra que aquí en Colombia no se estaba tomando en serio el problema.
--¿Los condenaría?
--Yo vería el tipo penal. Hasta donde sé, nadie conoce bien el tipo penal y, como soy jurista... Es que un hecho puede parecer un delito pero no serlo. Por ejemplo el homosexualismo fue delito, el concubinato, ya no.
--Bueno. Esta semana ocurrieron en el país dos hechos que podrían calificarse como inverosímiles. Tienen alguna similitud. Un magistrado del más alto tribunal dice que sus colegas le cambiaron un fallo. De otra parte, expertos negociadores encabezados por el Ministro del Ramo "cerraron " el TLC con USA y ahora dicen que lo acordado no vale. En el primer caso, con consecuencias delicadas para el proceso de paz, y en el segundo, los sectores empresariales también se sienten afectados con que no se haya cerrado, como se anuncio, el TLC con Estados Unidos. ¿Porque cree que pasan esas cosas?
--Pues no que encajan muy bien las dos cosas. Primero, sobre los magistrados. Hay dos verbos: callar y mentir. Un magistrado dice que sus compañeros mintieron. Pero todos los colombianos sabemos que, simplemente, que el presidente de la Corte erró en la explicación de una sentencia. Yo le creo, absolutamente, al conjunto de magistrados. Le creo, absolutamente a su presidente cuando dice que cometió un error, que enmendó rápidamente. A esa información me acojo. En el TLC hay un error en la traducción. Esperemos que de buena fe.
--Colombia vive un periodo crítico. Algunos empiezan a pensar en dar reversa a la descentralización que asignó competencias y recursos mas cerca de la gente pero también mas cerca de los grupos armados que terminan incidiendo en el uso de los presupuestos regionales. ¿Usted que opina?
--Colombia no tiene una guerra que amerite eso. El que dice que estamos en guerra miente adrede. Entre otras cosas para que tengamos que pagar intereses más altos de la deuda externa; para que no haya inversión extranjera; para que los turistas busquen otros destinos distintos a Colombia.
Ahora, que hay bandidos que tengan influencia sobre pequeños municipios, eso sí ocurre; pero, simplemente, por la ausencia del poder estatal central. La mala conducción de la política central, generó cosas como, por ejemplo, que Uribe encontrara más de 300 alcaldes por fuera de su sede de gobierno y que mas de 220 cascos urbanos estuviera sin policía, sin seguridad.
La recuperación de la presencia de la policía y de los alcaldes, ha puesto nuevamente la administración en manos de quien la debía tener. Otra cosa es que tengamos una mala división política de los departamentos. La Asociación geográfica muestra que Colombia tiene 21 regiones naturales y 5 distritos capitales. Con esa división, la administración publica sería mucho mas eficiente.
Los municipios están refortaleciéndose, en buena parte por los Concejos comunales de gobierno, y los concejos de competitividad. Yo creo que en ese campo vamos a avanzar muchísimo en esos cuatro años, y espero que nos convenzamos de que la nueva división responda a una estructura real.
--Como y donde se ubica dentro de cuatro Años?
--En la U. Dictando clases.

10.- FILOSOFÍA EN SU BOUDOIR
Umberto Eco*
El Espectador, junio 17, 2.006,
http://www.elespectador.com/historico/2006-06-18/contenido_MI-13246.htm
Reprodujo y difunde:
NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntc@andinet.com, ntcgra@gmail.com
Será que la gente ya no soporta la televisión basura? ¿Será que en el mundo suceden tantas cosas malas, que se siente la necesidad de algunos momentos de reflexión sosegada? El caso es que se están multiplicando los lugares y las ocasiones en que al gran público se le vuelve a proponer la filosofía. Sí, la filosofía de bachillerato: a veces en tertulias dominicales en un café, como en París; otras veces, mediante vulgarizaciones de fácil lectura; otras, haciendo acudir a un público increíblemente amplio a salas donde discuten filósofos de profesión.
En todo esto hay bastante moda y simplificación mediática, es verdad, pero no hay que subestimar el síntoma. Por lo tanto, se me ocurren una serie de propuestas para los que no son especialistas, inclusive los que no estudiaron filosofía en bachillerato, o los que fueron a escuchar a presuntos filósofos que hablaban en algún sitio y no entendieron nada. A todos ellos les aconsejo la vía más sencilla. Leer lo que han escrito los verdaderos filósofos.
No siempre la filosofía debe presentarse como algo fácil, a veces debe ser difícil, pero en ningún lugar está sentenciado que para filosofar haya que hablar difícil. En filosofía, la dificultad del lenguaje no es señal ni de calidad ni de perversidad, sino que a menudo depende del problema planteado. Hay obras maestras filosóficas —que han cambiado nuestra forma de ser y de pensar— que son irremediablemente difíciles, por lo que no invitaré a nadie que no esté especializado a que se lea la Metafísica o el Organón de Aristóteles, la Crítica de la razón pura o ese libro sublime pero abrupto que es la Ética de Espinoza.
Hay también filósofos que han sabido hablar de forma accesible y suelen ser los mismos que en otras obras hablaban de forma inaccesible. Por lo tanto, aconsejo sólo algunos libritos (cada uno de ellos tiene unas cien páginas) donde se ve cómo se puede filosofar sin usar demasiados términos técnicos.
Empecemos con Platón. Propondría el Critón, donde se aprende cómo y por qué un ciudadano no debe eludir la observancia de las leyes (se llame Sócrates o Berlusconi) y, pasando a Aristóteles, la Poética. Olviden que habla de la tragedia clásica. Léanlo como si nos describiera cómo se construye un policiaco o una película del Oeste. Nuestro hombre ya había entendido todo lo que más de dos mil años después entenderían Hitchcock o John Ford. A continuación, léanse el De magistro de San Agustín: habla de cómo se le habla a un hijo de temas de todos los días. Un libro genial por sencillez y agudeza.
Aun siendo un estimador de la Edad Media, encuentro difícil aconsejar un texto de la gran época escolástica, porque unas pocas páginas, leídas fuera de su contexto sistemático, pueden quedar desnaturalizadas. Saltemos el foso, el estrictamente filosófico, y orientemos a nuestro lector hacia el epistolario (ese sí, amoroso) de Abelardo y Eloísa. No se esperen demasiado sexo, pero vale la pena.
Para el Renacimiento, intentémoslo con la Oración sobre la dignidad del hombre de Pico della Mirandola. Y luego (pero sólo en antología, y las hay), algunos pasos de los Ensayos de Montaigne. Funcionan también en dosis homeopáticas.
Inmediatamente después, el Discurso del método, de Descartes, ejemplar por su claridad, y a continuación una antología de los pensamientos de Pascal. Por último, un filósofo que escribía como si estuviera en una charla de sobremesa con sus amigos, culto y juicioso, el John Locke del Ensayo sobre el intelecto humano. Toda la obra es larga, pero yo diría que pueden limitarse al tercer libro, dedicado al uso que hacemos de las palabras. Como con Aristóteles, léanlo como si Locke nos hablara de los discursos de hoy y comparen sus observaciones con las primeras páginas de los periódicos y con los debates televisivos de nuestros días.
Para la ilustración, me limitaría por ahora al Cándido de Voltaire; al fin y al cabo, se trata de una novelita, y la mar de agradable.
Ahora les hago una propuesta provocadora: visto que Kant es por definición demasiado exigente, salgamos a su encuentro allá donde, para redondear el sueldo, daba clases a los estudiantes sobre argumentos en los que no estaba especializado, y se demostraba gracioso, extravagante, capaz de contar anécdotas y de expresar opiniones incluso paradójicas; leámonos, pues, su Antropología en sentido pragmático. El título puede dar miedo pero el texto es de alta gacetilla.
El siglo XIX es una mala bestia, son todos librotes difíciles, pero sólo los italianos no consideramos el Zibaldone de pensamientos de Leopardi, una obra de alta filosofía. Recientemente, en Francia, lo han recuperado con inmenso respeto. También ahí, adoptamos un espíritu antológico, una paginita o dos antes de acostarnos.
¿Y luego? Pues luego el espacio para mi columna se ha acabado y dejo de lado a los contemporáneos. A menos que no quieran saborear, saltando de aquí a allá, bien dosificadas, algunas de las observaciones de Wittgenstein en (no se asusten por el título) Investigaciones filosóficas. De vez en cuando dirán que estaba loco. Sí, estaba loco. Pero, ¡qué loco!

* Crítico literario, semiólogo y novelista italiano.

11.- LA COLOMBIA DE ALVARO URIBE (I)

José Steinsleger/I
La Jornada-México, D.F.
14 de junio de 2006

Irreducible lucha la de Colombia y sus pueblos que, siguiendo el ejemplo de la insurrección de los comuneros de Paraguay (1717-35) preanunciaron la independencia política de América (1780), así como hoy preanuncian la emancipación económica y social de nuestros pueblos.
En el país que desde 1886 lleva el nombre del conquistador, la violencia republicana empezó el día en que un grupo de patriotas redactó en Cartagena la primera constitución liberal del mundo hispánico (un año antes que la de Cádiz, 1811), y cuando socialmente fue institucionalizada por los enemigos de la confederación bolivariana (1830).
Sin embargo, las luchas populares de Colombia se han ganado el derecho a ser entendidas con referentes más creíbles que los recurrentes anuncios de su inviabilidad o extinción: realismos mágicos de exportación, quevedos de corto alcance, diálogos tramposos de paz y sesudos debates en torno a la feroz violencia de clase que las combaten.
"Por izquierda" y "por derecha" predomina aún el enfoque positivista ajustado a conveniencia. Interpretación falaz que en la historia colombiana del siglo XIX hizo de ocho guerras civiles y medio centenar de alzamientos armados, una sucesión incomprensible de luchas entre caudillos perdidos por causas sin motivos, y hechos a los que se fue despojando de vigencia y legitimidad dialéctica.
No obstante, quien trate de entender desprejuiciadamente las guerras sociales de Colombia, se detendría en tres presidentes líderes del Partido Conservador: Mariano Ospina Rodríguez (1805-85), Pedro Nel Ospina (1858-1927) y Mariano Ospina Pérez (1891-1976).
El primer Ospina participó en el intento de asesinato de Simón Bolívar (septiembre de 1828); su sobrino Pedro intervino en la entrega de Panamá a Estados Unidos y dirigió el consejo de guerra verbal contra Pedro Prestán, mulato cartagenero que en 1885 defendió la ciudad panameña de Colón contra una invasión yanqui. Y Mariano, nieto de aquél, despojó de su carta de ciudadanía a los campesinos del Partido Liberal, indispensable para votar (1946).
Un historiador liberal sería más "objetivo": destacaría, por caso, que Pedro Nel Ospina era "progresista" y fue el primero gobernante del mundo en emplear el avión para misiones oficiales. O bien que ante las "estridencias" de la política, Ospina Pérez era muy respetado porque hablaba bajito, ya que de niño se había tragado en la hacienda de su papá una semilla de café que le rasgó las cuerdas vocales.
Empero, durante los gobiernos de Ospina Pérez (1946-50), Laureano Gómez (1950-51) y Roberto Urdaneta Arebláez (1951-53), apoyados por Estados Unidos, Colombia fue envuelta en llamas en el nombre del "corazón de Jesús" y los "filocomunistas" del Partido Liberal. Cientos de masacres de campesinos y un crimen emblemático: el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, líder y candidato presidencial del Partido Liberal (1948).
El magnicidio coincidió con el nacimiento de la OEA, cuya acta fue suscrita por los embajadores en un garage de Bogotá a causa del levantamiento popular que la historia popular llama bogotazo. En el monte, los gaitanislas liberales se enfrentaron a las "partidas de Chulavista" (paramilitares), terroristas del Partido Conservador que asolaron varios departamentos (provincias) del país: Boyacá, Santander, Cundinamarca, Huila, Tolima y Valle de Cauca.
Trescientos mil muertos después, la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-57) no fue menos dura y su derrocamiento llevó a la "alternancia" liberal-conservadora de los 12 años siguientes. Pero en 1961, una misión de Estados Unidos, encabezada por el general Yarbourough, se volcó a entrenar grupos de paramilitares en las áreas rurales, sirviendo de pruebas "piloto" en los inicios de la guerra de Vietnam.
Proceso desatendido por los movimientos democráticos de América Latina, las luchas populares de Colombia guardan experiencias sin par. En primer lugar, el ejército insurgente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC, 1964), que surgido del semillero liberal rebelde representa algo más que sus 20 mil efectivos dirigidos por Manuel Marulanda Vélez (Tirofijo), quien tiene bajo fuego más años que Mao Tse Tung y Ho Chi Minh.
Colombia es un país clave en la guerra de Washington contra los pueblos latinoamericanos. Bogotá representa, exactamente, el espacio geopolítico idóneo para reclutar a hombres como Francisco de Paula de Santander, primer presidente de Colombia y de los primeros en traicionar los ideales puestos al día por la revolución bolivariana del venezolano Hugo Chávez.
Naturalmente, si Washington decidiese la intervención abierta debería juntar soldados para pelear en un territorio dos y media y 52 veces mayor que Vietnam y El Salvador, y 11 y dos veces y media mayor que Yugoslavia e Irak.
La intervención yanqui en Colombia requiere de trabajo político y de consenso de masas. Y el presidente Alvaro Uribe, relecto en las urnas el 28 de mayo pasado, será su ejecutor.

12.- NUESTRO GRAN PRESIDENTE
Por: Fernando Vallejo/
Revista Soho, Junio 2006


-¡¡Ganamos! El bobo Mockus, 1; el asnito Serpa, 12; Santa Claus, 22; el presidente, ¡62! A las seis de la tarde de este domingo histórico en que hicimos patria, con la prontitud con que les ganamos la guerra a las Farc ya teníamos los datos: incontrovertibles como la Corte Constitucional y limpios como las conciencias del Congreso. Jornada de orden en que triunfó Colombia o, mejor dicho, Antioquia, pues Colombia es Antioquia.
O al revés, Antioquia es Colombia. Cosa que no nos entienden a los paisas los huilenses, los tolimenses, los santandereanos, los chocoanos... O mejor dicho los chocoanos sí, pues el Chocó es a Antioquia lo que Colombia es a los Estados Unidos: nuestro patio trasero adonde sacamos a mear al perro.
¡Ah, qué domingo! Y su culminación: el gran hombre tras el triunfo llorando por el papá. A mí también se me salían las lágrimas. Nunca me había sentido tan orgulloso de mi patria chica, Antioquia la grande. Antioquia con sus cafetales, sus platanales, sus ríos, sus montañas, su cartel de Medellín, sus paramilitares, sus sicarios... Y nuestro Primer Mandatario y nuestro Pablo Escobar que han puesto a esta tierrita amada en el mapa, en el mundial. En vida, creo que nuestros dos más grandes hombres se conocieron.
Ah, no, miento: a los que debió de haber conocido él fue a los Ochoa: don Fabio, Fabito y el gordo, amiguísimos de su papá, o sea, del papá de nuestro Primer Mandatario, que era el que era amigo de ellos y les acolitaba sus rejoneos. O sea el hijo, no el papá. Ah no, al revés: el papá, no el hijo.
El hijo no tenía nada que ver con el rejoneo, él estaba estudiando. En la Plaza de Toros de la Macarena dieron una corrida memorable en favor de la Fundación "Medellín Sin Tugurios" de Pablo, a la que asistió Santofimio Botero. Que no hay que confundir con el pintor de gordas, que es otro Botero, el papá de un Ministro de Defensa muy honesto que tuvimos. Sí, de defensa, pero de su patrimonio familiar que él quería aumentar. ¡Pendejo yo que me perdí esa corrida por andar en Nueva York limpiando inodoros para mandar remesas para comprar conciencias para salvar a Colombia y amarrar reelecciones y hacer patria un domingo. ¡Qué importa! Si es por Colombia,
¡qué importa! No fui a la corrida y ya. Otras habrá. Les salió tan bonita, tan bien organizadita, como unas reelecciones... ¡Claro, con la ayuda del papá!
¡Cómo no voy a entender que tras el triunfo, el Primer Mandatario llore por el papá! Yo también lloraría. ¡Y que le pida al Espíritu Santo por él! Yo también le pediría. ¡Y que le mande a decir misa en Santa Teresita por su eterno descanso! Yo también se la mandaría. ¡Y que vaya a esa misa! Yo también iría. ¡Que si qué! ¡Cuántas veces no fui a esa iglesita de mi barrio de Laureles a conseguir bellezas. Del sexo fuerte, ¿eh? No esas viejas en pelota tan escandalosas de esa revista pornográfica que se llama ¿cómo? SoHo, con una hache mayúscula en la mitad. ¿Y por qué mayúscula y por qué en la mitad? Por joder. También el río Cauca tiene una "u" en medio. De esa "u" se alimentaban los caimanes, cuando había. ¿Y cómo era que se llamaba ese señor del retrato que era como yo, el que no envejecía? Empieza por "d" o por "g". Ah sí, ¡Dorian Gay! ¡Qué memoria la mía! Me acuerdo de todo: de los papás, de los hijos, de los amigos de los papás, de las corridas, de los organizadores de las corridas, de Santofimio Botero el asesor de Pablo, instalado en la contrabarrera. Y el papá del Presidente y el Presidente y los Ochoa. Ah, no, el Presidente no, creo que él no fue, él estaba estudiando. Antioquia hermosa con tus caballos de paso, tus plazas de toros particulares en tus fincas particulares como La Loma y La Carolina, aquella con la plaza de toros, ésta con ganadería de toros de lidia; una de los unos, otra de los otros; tus ochuvas, tus Ochoas, polvo blanco, hostia blanca, rejoneo...
¡Qué bueno que le mandó a decir su misa en Santa Teresita! Las bellezas que me saqué de ese templo con el permiso del Espíritu Santo! Divinos. De tenis, jeans ajustados, delicatessen, de la high. Como para que se le hiciera agua la boca al padre Marcial Maciel a quien hoy persigue el papa Ratzinger porque era amigo de Wojtyla, al que le tiene envidia. ¡Malagradecido! ¿Quién fue el que te puso ahí, inquisidor, nazi, impostor? Y ahora no lo querés canonizar dizque por protector de maricas. Es porque le tenés envidia. Decís que sí querés, pero no. ¡Qué vas a querer! Más falsito éste...
Y bueno, no más tristezas, limpiate esos mocos, culicagado llorón, secate esas lágrimas y despertá, envirilá que la cosa se está poniendo verraca. Las Farc con las que no acabaste: alebrestados. El Tirofijo que no mataste: alebrestado. El desempleo: aumentando. La pobreza: aumentando. La coca: aumentando. ¡Y el rejoneo! ¡Qué va a pensar Bush del rejoneo! Y ahí viene el zambo Chávez con sus huestes. Oíme lo que te voy a decir, prestá atención, culicagado voluntarioso, terco: armate con lo que te estamos mandando de afuera. Total, ya no tenés que comprar más Congresos. Gastá bien lo poco que hay. Por todo lo que te ayudé a amarrar tu reelección desde estas páginas no te voy a pedir nada: ni un ministerio, ni una embajada, ni un iPod. Eso sí,lo que sí te voy a pedir, pero no para mí sino para Colombia, es una cosa: armate que ahí viene ese zambo alzado. Le pedís a tu amigo Bush lo siguiente, anotá: tanques, ametralladoras, aviones de combate, papel higiénico, inodoros portátiles, sándwiches... Y ante todo (no se te vaya a olvidar), unos buenos torpedos rompeculos para hundirles el acorazado que le compraron a España y recuperar lo que nos pertenece por continuidad geográfica, derecho propio y laudo arbitral del Espíritu Santo: el mal llamado Golfo de Maracaibo que lo que en justicia debe ser es Mar de Colombia. Y si no podés con la tarea, culicagado llorón, inútil, trotón, te me volvés a estudiar a la escuela o te me vas a la finca a echar azadón con los peones. En cuanto a Mockus, Serpa y Papá Noel, no me gusta que andés abusando de esos pelados. Respetalos ¿eh?, que te me estás poniendo muy alzado. Y no más misas. No me mandés a decir más misas, que se pierden. Yo ya estoy en el cielo.


13.- PREOCUPACIÓN ANTE AMENAZAS A CENTROS
MIEMBROS DE COLOMBIA

CONSEJO LATINOAMERICANO DE CIENCIAS SOCIALES
Buenos Aires,
26 de Mayo de 2006.
Dr. Álvaro Uribe Vélez, Presidencia de la República
Cra. 8 No..7-26, Palacio de Nariño
Bogotá, Colombia
Señor Presidente:
En mi calidad de Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y en nombre de los 175 centros de investigaciones e instituciones académicas de saber superior en ciencias sociales de 21 países de América Latina y el Caribe me dirijo a Ud. a los efectos de manifestarle nuestra más profunda preocupación ante las reiteradas amenazas de que fueran objeto varias de nuestras instituciones afiliadas: la Escuela Nacional Sindical, el Instituto Popular de Capacitación y la Corporación Región, todas localizadas en la ciudad de Medellín.
La razón de esta sinrazón por la cual estas instituciones han sido declaradas como un "objetivo militar" por el brazo armado de las Ex-AUC, ardientes defensores de su candidatura presidencial, radica en su noble y valerosa "búsqueda de una alternativa democrática diferente a la de la propuesta política de nuestro actual Presidente," como declaran los violentos en un ignominioso libelo. Como Ud. seguramente sabrá, las instituciones arriba mencionadas son asociaciones de bien público que trabajan por la defensa y promoción de los derechos humanos, la libertad y la justicia dentro de los marcos legales y pacíficos que supuestamente la Constitución de Colombia garantiza para todos sus ciudadanos.Creemos, Sr. Presidente, que es ocioso argumentar acerca de la extrema gravedad que configura una situación como esta que vulnera los más elementales derechos civiles y políticos que consagra la Constitución de Colombia, que Ud. ha jurado defender, y que deteriora aún más la imagen de Colombia en todo el mundo. Nos preocupa, Sr. Presidente, que pese a los reclamos de nuestros colegas de Medellín, no se conozca todavía de su parte un repudio público y enérgico a estas bárbaras amenazas que creíamos definitivamente erradicadas en nuestros países. Sabemos por experiencia que el accionar de esos grupos de psicópatas violentos y autoritarios sólo es posible con el silencio oficial, cuando no del aliento de las principales autoridades. La indiferencia de la primera magistratura del Esado colombiano ante tamañas afrentas a la convivencia pacífica y civilizada no puede sino ser interpretada, por cualquier observador independiente, como complicidad con una conducta criminal que daña irreparablemente las credenciales democráticas con las cuales Ud. pretende presentarse ante la ciudadanía y alimenta el espiral irracional de la violencia política que desde hace largas décadas desgarra la noble tierra colombiana.
Exigimos, por lo tanto, que Ud. emita una inmediata y pública condena de estas amenazas; que asegure, con todos los poderes del Estado, la efectiva protección para las sede de nuestras instituciones afiliadas, sus autoridades y funcionarios; que ordene una meticulosa investigación sobre el origen de estas amenazas, y de sus autores materiales e intelectuales; y que adopte las medidas indispensables para erradicar definitivamente hechos como los que estamos denunciando y que degradan dolorosamente las condiciones de vida de todos los colombianos. Por nuestra parte, la totalidad de los centros adheridos a CLACSO trabajaremos conjuntamente con nuestros colegas de Colombia para que los distintos organismos dedicados a la protección de los Derechos Humanos en ese país, América Latina y en el sistema internacional tomen cartas en el asunto y contribuyan a poner fin a una situación que nos averguenza ante el mundo. Atentamente,
Dr. Atilio A. Boron
Secretario Ejecutivo
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales / CLACSO
* Profesor Titular, Departamento de Ciencia Política, Director del Centro de Investigaciones, UNIJUS, de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales. Líder del Grupo de Investigación Cultura Política, Instituciones y Globalización.
** Politóloga (UNC), profesora ocasional del Departamento de Ciencia Política. Coordinadora del Grupo de Investigación Cultura Política, Instituciones y Globalización.
[1][1] Mariano Torcal. “Cultura Política” en Rafael del Águila (comp.), Manual de Ciencia Política, Madrid: Editorial Trotta, 1997, pp. 231- 250.

[2][2] Grupo de Investigación Cultura Política, Instituciones y Globalización, Cultura Política, Ciudadanía y Democracia (Cuadernos de Ciencia Política Nº 3), Bogotá: Universidad Nacional de Colombia (Departamento de Ciencia Política), 2005
[3][3] Enrique Serrano, "La legitimidad en un mundo desencantando" en Legitimación y Racionalización, Barcelona: Antropos, 1994, pp. 39-96.
[4][4] Marco Palacios, "El (des)encuentro de los colombianos con el liberalismo" en Parábola del Liberalismo, Bogotá: Norma, 1999, pp. 143-236.
[5][5] Rubén Jaramillo Vélez, Colombia: la Modernidad Postergada, Bogotá: Argumentos/Temis, 1994, pp. 3-50.
[6][6] Rafael Gutiérrez Girardot, “La literatura colombiana en el siglo XX” (Apartados Cultura de viñeta y La historia universal desde la Sabana) en Manual de Historia de Colombia (T. III), Bogotá, D.C., Colcultura, 1980, pp. 447-536.
[7][7] Josetxo Beriain, “La noción de modernidades múltiples” en Modernidades en Disputa, Barcelona: Anthropos, 2005, pp. 12-29.
[8][8] Ulrich Beck, “El lado oscuro de la modernidad está planteado: la contramodernización” en La Invención de lo Político, México: F.C.E., 1999, pp. 86-128.
[9][9] Ricardo Sánchez, El Bonapartismo Presidencial en Colombia, Bogotá: Uniediciones, 2005.
[10][10] Jairo Estrada Álvarez, “La construcción del modelo neoliberal en Colombia” en Construcción del Modelo Neoliberal en Colombia, Bogota: Aurora, 2004, pp. 65-93.
[11][11] Álvaro Camacho, et al., “¿Crisis colombiana? Elementos de Debate” en Documentos CESO (No. 59), Bogotá: Facultad de Ciencias Sociales (U. de Los Andes), 2003.

[12][12] Víctor Moncayo, "Un régimen autoritario sirviente de la nueva fase del capital" en El Leviatán Derrotado, Bogota: Norma, 2004, pp. 331-372.